domingo, 17 de febrero de 2019

Pensar con la cabeza y no con los pies



Hay países que le han apostado duro a una salida lo menos traumática posible y por una democracia en paz para nuestro futuro, en especial los EEUU, cuyo gobierno, en manos del presidente Donald Trump, se la jugado por nosotros de manera magistral, en una estratagema que incluía proteger su imagen de socio y amigo de Latinoamérica, tratando de no incurrir en el estereotipo de país imperialista e interventor en los asuntos internos de las naciones vecinas, convenientemente cultivado por el comunismo.
También tuvo la delicadeza de guardar hasta el último instante la carta militar, ese recurso esperado por muchos resentidos del progreso y la fuerza que acumulan los países exitosos y con los que defienden sus intereses. Igualmente, permitió que las instituciones regionales y  el apoyo de algunos países de la región ejercieran sus políticas de construcción del consenso y los soportes necesarios, para ir desnudando al chavismo y al comunismo internacional, manejado desde Cuba, que se sumaran los apoyos y se dieran los contenidos en sendas resoluciones y acciones diplomáticas, que fueron empujando a la región en la toma de posiciones legítimas y en defensa de los DDHH.
A medida que el gobierno de Maduro era arrinconado y suavemente asfixiado de recursos y posibilidades de recibir ayudas, en la misma medida negociaba posiciones con los factores que le suministraban oxígeno al socialismo del siglo XXI, Rusia y China.
Todo esto era parte de una coreografía exquisita diseñada desde Washington por unos hombres que venían de una tradición de halcones, de guerreros, que su sola presencia intimidaba pues se sabía de lo que eran capaces de lograr con el uso de la fuerza bruta.
Este esfuerzo de paciencia y firmeza, de tiempo y desgaste, tiene su costo, y para un hombre que en lo esencial es un empresario, como en efecto lo es el Sr. Trump, se trató de una intervención que los venezolanos debemos retribuirle a los norteamericanos; en la filosofía de los grandes negociantes, de que no hay almuerzo gratis, los venezolanos debemos pagar la cuenta; afortunadamente para nosotros, tenemos como hacerlo, así como cancelar todas esas deudas que nos dejó el chavismo en su intento de crear un mundo multipolar, mantener el socialismo internacional y quedarse ellos, los chavistas, para siempre en el poder.
La cacareada noticia, que Chávez regó por el mundo entero, de que éramos el país con mayores reservas de petróleo en el mundo era verdad; somos un país asentado sobre una enorme cuenca de potencial energía que, por su especial naturaleza, necesita de ciertas tecnologías, inversiones y know how que los EEUU tienen a su disposición, no hay otro país en el mundo que garantice la rapidez, eficiencia y calidad de los trabajos que habrían de hacerse para convertir a Venezuela, a la vuelta de muy poco tiempo, en un país productor de petróleo de primera línea, y sus empresas petroleras están listas para entrar en acción.
Y volver a llevar a Venezuela a ser uno de los principales países productores de petróleo y sus derivados significaría que, en muy poco tiempo, podríamos honrar, sin ningún problema, todas las obligaciones en las que nos endeudamos durante nuestra inconsciente borrachera socialista; Venezuela podrá contar con suficiente dinero para embarcarnos en una segunda oportunidad para desarrollarnos, que no la tiene casi nadie en la historia, de apostar para un futuro promisor y dentro del primer mundo.
Para que esto suceda deberíamos estar muy claros en lo que vamos hacer con nuestro destino, deberíamos de sacar de nuestras mentes el cucarachero y las telarañas del subdesarrollo, deberíamos caer en cuenta de nuestra precaria realidad presente, aceptar que estamos arruinados, viviendo de la caridad y con la muy mala reputación de irresponsables y débiles mentales, amantes de lo fácil y del socialismo, que no fuimos capaces de proteger nuestra democracia de unos bichos de uña, que somos unos blandengues con nuestros enemigos.
Pero todavía tenemos un problema mayor, y es que tenemos una dirigencia política tan atrasada y tosca, que cree, a estas alturas, que los venezolanos somos un país soberano, que tenemos la fuerza proteica de definir y construir nuestro futuro con nuestro propio recurso humano, que somos independientes en lo económico, en lo cultural, en lo tecnológico, es decir, son políticos que creen en la leyenda de que somos parte de una raza cósmica que todo lo puede, tener negocios con todo el mundo incluyendo con mafias criminales, que todo lo podemos negociar y salir ganando.
Si todavía no hemos aprendido algo de humildad luego de la colonización cubana a la que hemos sido sometido, si no hemos desarrollado un poquito de inteligencia y sentido común, luego de estos desastrosos veinte años de chavismo embrutecedor, entonces nos merecemos unos amos imperiales que nos hagan trabajar como esclavos.
Porque nuestro futuro lo veo clarito, vamos a asociarnos con los EEUU, permitir que ellos hagan lo que saben hacer mejor, poner al día una fuente de energía estratégica para el desarrollo de sus intereses y negocios en el mundo, reconstruir en el menor tiempo posible nuestros pozos petroleros, oleoductos, gaseoductos, refinerías, patios de almacenamiento, puertos de carga, poner nuestra tecnología petrolera a la punta.
Eso va a darnos el tiempo para reeducar a nuestra población en las profesiones que nos conviertan en una potencia en ideas e innovación, para tener la infraestructura necesaria y la más moderna para realizar nuestros emprendimientos, para lograr el financiamiento y la cooperación con las economías de punta, para crecer y desarrollarnos… en algún momento podremos hacernos cargos del negocio petrolero de nuevo, pero antes debemos organizar nuestra sociedad, darle coherencia, desarrollar ideas políticas que nos permitan tomar decisiones colectivas, con participación, con mucha democracia, conscientes de nuestras responsabilidades para lo que se requiere cultura y más cultura, que podamos tener capacidad crítica para poder tener nuestro propio lugar en el mundo.
Contamos con múltiples ventajas, somos un pueblo esencialmente trabajador, nos gusta la buena vida, somos capitalistas en el alma, creemos que el esfuerzo paga, somos adaptables y sobrevivientes natos, somos cosmopolitas, el mundo es nuestra ostra y, para colmo, somos simpaticones y bailamos bien; cometimos errores y muy malos, pero ya pagamos el precio y lo seguiremos pagando hasta solventarnos y sanear nuestro país del socialismo del siglo XXI.
Seamos inteligentes, arrimémonos a una buena sombra, crezcamos en asociación con los gringos, ya los conocemos, nos gusta cómo viven, algunos de nosotros tenemos familias con ellos, muchos de nosotros hablamos inglés y muchos de ellos hablan español; mal que bien, hemos tenido buenas relaciones en el pasado, se encuentran a un tiro de piedra de nuestras costas, y Trump se las ha jugado con nosotros ¿Vamos a estar buscándole cinco patas al gato? Se trata de la primera y más poderosa potencia del mundo, ellos necesitan nuestro petróleo, y nosotros ni siquiera tenemos cómo sacarlo, refinarlo y hacerlo útil para el mundo, es la asociación perfecta.
Pero tenemos que hacerlo ya, cuando las energías alternativas todavía están en pañales y no son competitivas con el petróleo, antes de que de repente surja un descubrimiento o un adelanto que ponga a los hidrocarburos fuera de competencia. Por ahora el mundo necesita petróleo para que los países puedan crecer y ser autónomos, y estoy convencido de que pronto surgirán tecnologías que aminoren el impacto ambiental de sus afectos secundarios, pero por los próximos treinta años el petróleo seguirá siendo la llave del desarrollo mundial, y tenemos que aprovechar esa ventana de oportunidad.
Lo que vamos hacer es repetir la historia, un deja vu, los norteamericanos iniciaron nuestra modernidad como país, levantando nuestra industria petrolera en tiempos del General Gómez, ahora lo podrían hacer de nuevo, en pleno siglo XXI, volveremos a darles una fuente confiable de energía, cerquita de sus fronteras, convirtiéndonos en sus socios confiables tanto en la guerra como en la paz, ya con la amarga experiencia del comunismo militarista entre pecho y espalda, la idea de una base militar gringa en nuestro país, para garantizar sus inversiones y protegernos de nuestros enemigos no me molesta, las inversiones internacionales vendrían con confianza a nuestro país. Sería el negocio redondo para ambos; no botemos la bola por ineptos, la jugada se hace con inteligencia no con las tripas o el corazón, Europa está muy complicada y lejos de nosotros, igual Asia, apuntalemos nuestras posibilidades en casa, hagámonos fuerte en nuestro negocio, estoy seguro que cuando nos estabilicemos podremos ayudar a muchos de nuestros amigos en el mundo y expandirnos a otros mercados.
Cualquier otra fórmula es una perdedera de tiempo, retardaríamos innecesariamente nuestra recuperación, sólo para complacer un falso orgullo o unas ideologías podridas; la oportunidad la veo clarita  y, en nuestro caso, que es atípico en la historia, la suerte llama a nuestra puerta por segunda vez.   -    saulgodoy@gmail.com




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