domingo, 18 de abril de 2021

¿Evolución o degeneración?

 


 


“De modo que el gobierno se entrampa en una extraña paradoja, decide para ser el único indeciso, resuelve para no resolver, exige para entonces divagar, es sólido para ser fluido, decide ser todo poderoso para ser impotente”.

 

Sir Winston Churchill, discurso, ‘Hansard’ 12 Noviembre 1936.

 

Es interesante ver al régimen de Maduro, que es la profundización del chavismo, cambiar de piel ante las circunstancias que lo acogotan; todo su ambiente existencial está cambiando aceleradamente, es muy probable que no se den cuenta de estos cambios ya que se trata de un sistema político sumamente primitivo que no tiene capacidad de prospección, es decir, no puede imaginarse el futuro a partir de lo que vive, lo más grave es que ya si siquiera puede hacerse una idea del presente, razón por la cual, vemos y escuchamos a sus líderes “alucinando” una realidad que sólo está en sus pequeñas mentes.

Y esto empezó a suceder cuando Maduro decidió imponerse con la trampa en las elecciones de abril del 2013, cuando Capriles le dejó el poder mansamente; luego, en las elecciones fraudulentas del 2018, aunque el régimen ya venía construyendo una realidad paralela (la escogencia de Maduro como candidato sucesor de Chávez, como cabeza de la revolución, las extrañas circunstancias de la muerte de Hugo Chávez, la coronación de Maduro como líder del Socialismo del Siglo XXI) jugadas éstas que ya dejaban ver las intenciones del chavismo de nunca abandonar el poder en Venezuela, tal y como le gusta recordarnos regularmente.

Pero fue, luego de esta peligrosa y obvia jugada, que el chavismo se vio en la necesidad de mentir sobre su legitimidad y falsificar toda su vigencia como gobierno supuestamente democrático y popular; a partir de este momento ha tratado, por todos los medios posibles, de construir su imagen de políticos con una gran mayoría de venezolanos a su favor, de que su poder deviene de la decisión soberana de un pueblo, que tiene que ser inventado todos los días, utilizando su poder mediático, su hegemonía comunicacional, del aparato estatal para remachar la idea de que ellos son la expresión de los votantes venezolanos.

Esta necesidad de demostrarle al mundo que Maduro es un líder del consenso y de la voluntad popular nace, no tanto de guardar las apariencias para occidente y el resto del mundo civilizado, sino para no perder el apoyo del socialismo internacional, que sirvió de soporte a Chávez como el legítimo representante del país; si Maduro perdiere el poco acompañamiento que le queda del socialismo internacional, principalmente de Rusia, China, Turquía, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Suráfrica, la España socialista y una serie de pequeños países que todavía lo acompañan en este engaño colectivo, si perdiese ese apoyo, estaría perdido.

Y eso les justifica el esfuerzo que hace el chavismo de prodigar el país con sistemas supuestamente contables de apoyo de la gente, de allí el trabajo de las bolsas CLAP, del Carnet de la Patria, de las comunas, de las milicias, de los diversos grupos llamados “colectivos”, de las ciudades socialistas, de PSUV en todas sus facetas, de las universidades bolivarianas, de las madres de la patria, del sistema de pensiones y otra innumerable cantidad de organizaciones dedicadas a generar listados de personas que, de alguna manera, dependen del estado, estadísticas de venezolanos cuyos nombres e identidades se ven coleccionadas en guarismos y estadísticas empeñadas en engrosar un número mágico de apoyo al régimen.

Esta necesidad explica la prolijidad de censos, catastros, registros, empadronamientos… todos esos nombres y cifras alimentan constantemente unas enormes bases de datos manejadas por tecnología china de control social, y como conejos de una chistera de mago, aparecen listados de ciudadanos (muertos o vivos, falsos o reales, extranjeros o nacionales, no importa) apoyando la gestión del régimen en su labor de destrucción del país.

Bajo esa montaña de datos se esconde la realidad única del país, el chavismo está solo, íngrimo, nadie lo apoya y mucho menos lo quiere usurpando las funciones de gobierno; ésa es la razón por la que con Chávez, aún en su peor momento, llenaba plazas y avenidas con seguidores y fanáticos, que lo apoyaban a fuerza de “caña y regalos”; pero ahora, no son capaces de convocar ni siquiera a un concierto gratuito de superestrellas, como el roquero Paul Gilmore, el baladista Roque Valero y, por el folklore nacional, los hermanitos Primera.

Utilizan los alimentos, la educación, el transporte, las becas, los salarios, la medicina… para tener control sobre las personas, un control que se traduce en una multitud que utilizan como si esos nombres les pertenecieran, los movilizan, los ponen a votar, a mostrarse como beneficiados de políticas de fantasía, así les asignan soluciones habitacionales, vehículos cero kilómetros, títulos universitarios, pasajes aéreos, cuentas bancarias… lo último, es que tienen toda la intención de manipular la vacunación en contra del COVID19, para aumentar esos listados y probarle al mundo cuan efectivos son en el manejo de la pandemia; utilizan esas bases de datos como prueba a los organismos de salud internacional, que esos prospectos de vacunas cubanas que están experimentando en venezolanos, como si fueran chinchillas de laboratorio, son efectivas y no tienen efectos secundarios.

Pero qué sucede, que esa operación mentirita de “yo soy más popular que José Gregorio Hernández” no se la cree nadie, ni siquiera los países que apoyan al régimen; no estoy descubriendo el agua tibia con este artículo, pero la tendencia es fatal en el sentido de que, una vez que tienes que mentir para mantenerte en el poder, no puedes parar, tienes que seguir haciéndolo hasta el día en que revientes y todo caiga por su propio peso, cosa que ya está sucediendo y te das cuenta de ello cuando ya el régimen no mide las consecuencias de sus actos.

Maduro se sostiene en el poder gracias a la inteligencia que le proporcionan Rusia, China y Cuba, una inteligencia muy poco confiable, porque está dirigida a cuidar sus propios intereses, como gobiernos neocolonialistas que tienen a Venezuela como cabeza de playa para acceder a los EEUU y cumplir sus objetivos contra el Imperio.

Los servicios de inteligencia de los EEUU creen tener la situación controlada, ya que permiten que esta situación se perpetúe en el tiempo sin intervenirla y derrotarla; esto a pesar de la evidencia de que la situación se deteriora cada vez más y la seguridad hemisférica se ve comprometida. Pero lo que me tiene intrigado es como las alarmas mundiales se han encendido sobre la posibilidad de un conflicto armado de gran envergadura en Europa, el Medio Oriente y Asia, y los EEUU están permitiendo que Venezuela y Cuba sigan siendo su talón de Aquiles dentro de la región.

Con un escenario de tres frentes simultáneos, las fuerzas militares de los EEUU se van a ver copadas en cuanto a recursos, energía, comando y control, de modo que un cuarto frente de combate y tan cerca de sus fronteras sería fatal; repito, no sé cuáles son las cuentas que están sacando los norteamericanos, pero me preocupa que dejen abierta esa puerta trasera para que sus enemigos puedan hostigarlos a voluntad.

Ya hay en Venezuela personal ruso y chino ocupando posiciones estratégicas, ya están desplegadas fuerzas subversivas en control de una buena parte del territorio, hay focos de bandas criminales y grupos de narcotraficantes funcionando en correspondencia con el régimen, hay células terroristas del fundamentalismo islámico posicionadas, al igual que una numerosa avanzada cubana… el problema es real y el peligro inminente, esta es una información pública y que el gobierno utiliza a su favor para mostrar su fortaleza y sus aliados.

Ya, desde hace un tiempo, el petróleo venezolano, una de las reservas más grandes del mundo, está prácticamente sin disponibilidad, porque el régimen lo tiene secuestrado y las sanciones internacionales lo mantienen o almacenado o en el suelo.

De darse este terrible escenario de Rusia avanzando sobre Europa del Este, problemas en Arabia Saudita y los Emiratos, y conflictos graves con China en Taiwán y en el Mar de China, de manera simultánea y en una guerra prolongada, la necesidad de reservas energéticas ilimitadas sería urgente, y lo ideal sería tenerlas lo más cerca a los EEUU.

No quiero ser ave de mal agüero, pero la situación está cantada. Ya la inteligencia francesa y la británica se están preparando para ello, Japón está en alerta desde hace ya un tiempo, Australia y Nueva Zelanda se preparan en secreto para el peor escenario posible, y el factor energético los preocupa, a mediano y largo plazo; lo cierto es que en caso de que el petróleo del Medio Oriente sea negado a los EEUU, el petróleo de Venezuela pudiera convertirse en la ficha clave.

Estamos en lo que algunos analistas de las ucronías definen como los “puntos Dumbar”, intersecciones en espacio-tiempo continuo donde pudiera darse una bifurcación en los multiversos; Maduro y sus aliados saben que el momento de una intervención rápida y sin condiciones en Venezuela es ahora o nunca, saben que si Washington no toma medidas militares ya en el Caribe, las perspectivas podrían ser catastróficas para los EEUU y el mundo occidental, tal como lo conocemos.

Para Maduro estos tiempos que corren son peligrosos, él lo sabe y está tratando de llamar la atención internacionalmente para que el foco de atención esté sobre su persona, políticamente está muy debilitado, la perdida de la izquierda en Ecuador es una tragedia, y Fernández en Argentina está más enredado que unos fideos fríos en un bol, aunque tiene esperanzas que Lula pueda llegar como candidato a las elecciones en Brasil, que Evo pueda retener el poder en Bolivia, que la Fujimori pierda en el Perú y que Gustavo Petro pueda hacer un buen papel en Colombia.

Maduro y el chavismo se saben más vulnerables que nunca, sin un apoyo realmente popular no hay régimen que resista un hachazo como el que están esperando de los EEUU, sin aviso y sin protesto de China o Rusia, con un rápido despliegue de fuerzas para la toma de las instalaciones petroleras, una acción de esta naturaleza no sólo sería desastroso para el plan que a todas luces está en pleno desarrollo, sino que serviría de contención para que los escenarios anteriormente descritos no se cumplieran a cabalidad.

La aparición de este artículo tiene varios propósitos, el primero advertirle al régimen de Maduro que tiene que recular en su plan de prestar nuestro territorio para una jugada tan peligrosa como la planteada, y que debe aceptar la salida de unas elecciones libres y democráticas, única manera en la que el chavismo puede sobrevivir.

Segundo, insistir con los EEUU que lo que está sucediendo en Venezuela no es simplemente una república bananera con una comezón por ladillas, sino algo mucho más ominoso y feo; Venezuela y Cuba sí participaron en la derrota electoral por trampas de la presidencia del Sr. Trump, eso está en las pruebas que nadie quiere ver en los tribunales, sí hubo injerencia, y muy peligrosa.

Tercero, decirle a los cubanos que les llegó su hora; que deben abandonar a Venezuela, regresar a Cuba, que enfrenta graves problemas políticos y probablemente emprenda un proceso libertario que no van a querer perderse.

Cuarto, explicarle a toda Latinoamérica que lo que está en juego en la región va mucho más allá que simples elecciones de candidatos de la izquierda contra la derecha; esa avalancha de venezolanos debería hacerlos caer en cuenta que lo que viene, porque si no hay participación de todos para corregir la inestabilidad, tendremos un desastre colectivo.

Quinto, alertar a los venezolanos sobre el juego en que nos metieron, y eso sin preguntarnos si queríamos ser los peones.   -    saulgodoy@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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