“De modo que el
gobierno se entrampa en una extraña paradoja, decide para ser el único
indeciso, resuelve para no resolver, exige para entonces divagar, es sólido
para ser fluido, decide ser todo poderoso para ser impotente”.
Sir Winston Churchill, discurso, ‘Hansard’ 12 Noviembre
1936.
Es interesante ver al régimen de Maduro, que es la
profundización del chavismo, cambiar de piel ante las circunstancias que lo
acogotan; todo su ambiente existencial está cambiando aceleradamente, es muy
probable que no se den cuenta de estos cambios ya que se trata de un sistema
político sumamente primitivo que no tiene capacidad de prospección, es decir,
no puede imaginarse el futuro a partir de lo que vive, lo más grave es que ya
si siquiera puede hacerse una idea del presente, razón por la cual, vemos y
escuchamos a sus líderes “alucinando” una realidad que sólo está en sus
pequeñas mentes.
Y esto empezó a suceder cuando Maduro decidió imponerse
con la trampa en las elecciones de abril del 2013, cuando Capriles le dejó el
poder mansamente; luego, en las elecciones fraudulentas del 2018, aunque el
régimen ya venía construyendo una realidad paralela (la escogencia de Maduro
como candidato sucesor de Chávez, como cabeza de la revolución, las extrañas
circunstancias de la muerte de Hugo Chávez, la coronación de Maduro como líder
del Socialismo del Siglo XXI) jugadas éstas que ya dejaban ver las intenciones
del chavismo de nunca abandonar el poder en Venezuela, tal y como le gusta
recordarnos regularmente.
Pero fue, luego de esta peligrosa y obvia jugada, que el
chavismo se vio en la necesidad de mentir sobre su legitimidad y falsificar
toda su vigencia como gobierno supuestamente democrático y popular; a partir de
este momento ha tratado, por todos los medios posibles, de construir su imagen
de políticos con una gran mayoría de venezolanos a su favor, de que su poder
deviene de la decisión soberana de un pueblo, que tiene que ser inventado todos
los días, utilizando su poder mediático, su hegemonía comunicacional, del
aparato estatal para remachar la idea de que ellos son la expresión de los
votantes venezolanos.
Esta necesidad de demostrarle al mundo que Maduro es un
líder del consenso y de la voluntad popular nace, no tanto de guardar las
apariencias para occidente y el resto del mundo civilizado, sino para no perder
el apoyo del socialismo internacional, que sirvió de soporte a Chávez como el legítimo
representante del país; si Maduro perdiere el poco acompañamiento que le queda del
socialismo internacional, principalmente de Rusia, China, Turquía, Corea del
Norte, Cuba, Nicaragua, Suráfrica, la España socialista y una serie de pequeños
países que todavía lo acompañan en este engaño colectivo, si perdiese ese
apoyo, estaría perdido.
Y eso les justifica el esfuerzo que hace el chavismo de
prodigar el país con sistemas supuestamente contables de apoyo de la gente, de
allí el trabajo de las bolsas CLAP, del Carnet de la Patria, de las comunas, de
las milicias, de los diversos grupos llamados “colectivos”, de las ciudades
socialistas, de PSUV en todas sus facetas, de las universidades bolivarianas,
de las madres de la patria, del sistema de pensiones y otra innumerable cantidad
de organizaciones dedicadas a generar listados de personas que, de alguna
manera, dependen del estado, estadísticas de venezolanos cuyos nombres e
identidades se ven coleccionadas en guarismos y estadísticas empeñadas en
engrosar un número mágico de apoyo al régimen.
Esta necesidad explica la prolijidad de censos,
catastros, registros, empadronamientos… todos esos nombres y cifras alimentan
constantemente unas enormes bases de datos manejadas por tecnología china de
control social, y como conejos de una chistera de mago, aparecen listados de
ciudadanos (muertos o vivos, falsos o reales, extranjeros o nacionales, no
importa) apoyando la gestión del régimen en su labor de destrucción del país.
Bajo esa montaña de datos se esconde la realidad única
del país, el chavismo está solo, íngrimo, nadie lo apoya y mucho menos lo
quiere usurpando las funciones de gobierno; ésa es la razón por la que con
Chávez, aún en su peor momento, llenaba plazas y avenidas con seguidores y
fanáticos, que lo apoyaban a fuerza de “caña y regalos”; pero ahora, no son
capaces de convocar ni siquiera a un concierto gratuito de superestrellas, como
el roquero Paul Gilmore, el baladista Roque Valero y, por el folklore nacional,
los hermanitos Primera.
Utilizan los alimentos, la educación, el transporte, las
becas, los salarios, la medicina… para tener control sobre las personas, un
control que se traduce en una multitud que utilizan como si esos nombres les
pertenecieran, los movilizan, los ponen a votar, a mostrarse como beneficiados
de políticas de fantasía, así les asignan soluciones habitacionales, vehículos
cero kilómetros, títulos universitarios, pasajes aéreos, cuentas bancarias… lo
último, es que tienen toda la intención de manipular la vacunación en contra
del COVID19, para aumentar esos listados y probarle al mundo cuan efectivos son
en el manejo de la pandemia; utilizan esas bases de datos como prueba a los organismos
de salud internacional, que esos prospectos de vacunas cubanas que están experimentando
en venezolanos, como si fueran chinchillas de laboratorio, son efectivas y no
tienen efectos secundarios.
Pero qué sucede, que esa operación mentirita de “yo soy más popular que José Gregorio
Hernández” no se la cree nadie, ni siquiera los países que apoyan al
régimen; no estoy descubriendo el agua tibia con este artículo, pero la
tendencia es fatal en el sentido de que, una vez que tienes que mentir para
mantenerte en el poder, no puedes parar, tienes que seguir haciéndolo hasta el
día en que revientes y todo caiga por su propio peso, cosa que ya está
sucediendo y te das cuenta de ello cuando ya el régimen no mide las
consecuencias de sus actos.
Maduro se sostiene en el poder gracias a la inteligencia
que le proporcionan Rusia, China y Cuba, una inteligencia muy poco confiable,
porque está dirigida a cuidar sus propios intereses, como gobiernos
neocolonialistas que tienen a Venezuela como cabeza de playa para acceder a los
EEUU y cumplir sus objetivos contra el Imperio.
Los servicios de inteligencia de los EEUU creen tener la
situación controlada, ya que permiten que esta situación se perpetúe en el
tiempo sin intervenirla y derrotarla; esto a pesar de la evidencia de que la
situación se deteriora cada vez más y la seguridad hemisférica se ve
comprometida. Pero lo que me tiene intrigado es como las alarmas mundiales se
han encendido sobre la posibilidad de un conflicto armado de gran envergadura
en Europa, el Medio Oriente y Asia, y los EEUU están permitiendo que Venezuela
y Cuba sigan siendo su talón de Aquiles dentro de la región.
Con un escenario de tres frentes simultáneos, las fuerzas
militares de los EEUU se van a ver copadas en cuanto a recursos, energía,
comando y control, de modo que un cuarto frente de combate y tan cerca de sus
fronteras sería fatal; repito, no sé cuáles son las cuentas que están sacando
los norteamericanos, pero me preocupa que dejen abierta esa puerta trasera para
que sus enemigos puedan hostigarlos a voluntad.
Ya hay en Venezuela personal ruso y chino ocupando
posiciones estratégicas, ya están desplegadas fuerzas subversivas en control de
una buena parte del territorio, hay focos de bandas criminales y grupos de
narcotraficantes funcionando en correspondencia con el régimen, hay células
terroristas del fundamentalismo islámico posicionadas, al igual que una
numerosa avanzada cubana… el problema es real y el peligro inminente, esta es
una información pública y que el gobierno utiliza a su favor para mostrar su
fortaleza y sus aliados.
Ya, desde hace un tiempo, el petróleo venezolano, una de
las reservas más grandes del mundo, está prácticamente sin disponibilidad,
porque el régimen lo tiene secuestrado y las sanciones internacionales lo
mantienen o almacenado o en el suelo.
De darse este terrible escenario de Rusia avanzando sobre
Europa del Este, problemas en Arabia Saudita y los Emiratos, y conflictos
graves con China en Taiwán y en el Mar de China, de manera simultánea y en una
guerra prolongada, la necesidad de reservas energéticas ilimitadas sería
urgente, y lo ideal sería tenerlas lo más cerca a los EEUU.
No quiero ser ave de mal agüero, pero la situación está
cantada. Ya la inteligencia francesa y la británica se están preparando para
ello, Japón está en alerta desde hace ya un tiempo, Australia y Nueva Zelanda
se preparan en secreto para el peor escenario posible, y el factor energético
los preocupa, a mediano y largo plazo; lo cierto es que en caso de que el
petróleo del Medio Oriente sea negado a los EEUU, el petróleo de Venezuela
pudiera convertirse en la ficha clave.
Estamos en lo que algunos analistas de las ucronías
definen como los “puntos Dumbar”, intersecciones en espacio-tiempo continuo
donde pudiera darse una bifurcación en los multiversos; Maduro y sus aliados
saben que el momento de una intervención rápida y sin condiciones en Venezuela
es ahora o nunca, saben que si Washington no toma medidas militares ya en el
Caribe, las perspectivas podrían ser catastróficas para los EEUU y el mundo
occidental, tal como lo conocemos.
Para Maduro estos tiempos que corren son peligrosos, él
lo sabe y está tratando de llamar la atención internacionalmente para que el
foco de atención esté sobre su persona, políticamente está muy debilitado, la
perdida de la izquierda en Ecuador es una tragedia, y Fernández en Argentina
está más enredado que unos fideos fríos en un bol, aunque tiene esperanzas que
Lula pueda llegar como candidato a las elecciones en Brasil, que Evo pueda
retener el poder en Bolivia, que la Fujimori pierda en el Perú y que Gustavo Petro
pueda hacer un buen papel en Colombia.
Maduro y el chavismo se saben más vulnerables que nunca,
sin un apoyo realmente popular no hay régimen que resista un hachazo como el
que están esperando de los EEUU, sin aviso y sin protesto de China o Rusia, con
un rápido despliegue de fuerzas para la toma de las instalaciones petroleras,
una acción de esta naturaleza no sólo sería desastroso para el plan que a todas
luces está en pleno desarrollo, sino que serviría de contención para que los
escenarios anteriormente descritos no se cumplieran a cabalidad.
La aparición de este artículo tiene varios propósitos, el
primero advertirle al régimen de Maduro que tiene que recular en su plan de
prestar nuestro territorio para una jugada tan peligrosa como la planteada, y
que debe aceptar la salida de unas elecciones libres y democráticas, única
manera en la que el chavismo puede sobrevivir.
Segundo, insistir con los EEUU que lo que está sucediendo
en Venezuela no es simplemente una república bananera con una comezón por
ladillas, sino algo mucho más ominoso y feo; Venezuela y Cuba sí participaron
en la derrota electoral por trampas de la presidencia del Sr. Trump, eso está
en las pruebas que nadie quiere ver en los tribunales, sí hubo injerencia, y
muy peligrosa.
Tercero, decirle a los cubanos que les llegó su hora; que
deben abandonar a Venezuela, regresar a Cuba, que enfrenta graves problemas políticos
y probablemente emprenda un proceso libertario que no van a querer perderse.
Cuarto, explicarle a toda Latinoamérica que lo que está
en juego en la región va mucho más allá que simples elecciones de candidatos de
la izquierda contra la derecha; esa avalancha de venezolanos debería hacerlos
caer en cuenta que lo que viene, porque si no hay participación de todos para
corregir la inestabilidad, tendremos un desastre colectivo.
Quinto, alertar a los venezolanos sobre el juego en que
nos metieron, y eso sin preguntarnos si queríamos ser los peones. -
saulgodoy@gmail.com
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