Cercados
como están los seguidores de Chávez en Venezuela, perdida la opción de Cuba
como último refugio para sus fortunas y personas, mal vistos en China y Rusia
por embaucadores y con el implacable seguimiento que tienen por parte de los
EEUU, a estos bandoleros rojos rojitos no les queda sino encerrarse en su país
a cal y canto, y aspirar que su situación cambie favorablemente, en algún
momento.
Pero
como en Venezuela “el caldo se les está poniendo morao”, debido a la situación
económica que ellos mismos han provocado, y temiendo un estallido social, los
revolucionarios devaluados ya están recurriendo a medidas desesperadas que hacen
aún más crítica su situación.
Las
amenazas de un Ministro de la Defensa contra el pueblo, si se atreve a
manifestar su descontento, los nombramientos anticonstitucionales de los
representantes del llamado Poder Ciudadano, de los magistrados del Tribunal
Supremo, sin consulta y de facto, el monopolio que tiene el partido de gobierno
de las decisiones que deberían ser consultadas con el soberano, el aumento del
poder del estado en el control de los alimentos y combustibles para la población, el “paquetazo” económico
por entregas, cuyo fin es esclavizar a los venezolanos y hacer que trabajen
para mantener al gobierno, sin contraprestación alguna, la ausencia de
representatividad de otras posiciones políticas y con el aparato judicial al
servicio del terrorismo de estado contra los ciudadanos, todo eso nos habla
claramente sobre el desespero del gobierno.
Actúan
como una secta fundamentalista, sólo ellos tienen el control, sólo ellos
deciden por el resto de la población, sin importar el padecimiento y los
problemas que su modelo económico y su primitiva ideología provocan, el simple
hecho de prohibir que se tomen imágenes de las colas frente a los supermercados
y de los anaqueles vacíos hablan por sí solos..
A
punta de pistola y amenazas, el chavismo pretende aguantar las plagas que han
conjurado contra el país; como ya no tienen margen de maniobra y, lo peor, se
les acabaron las ideas, sólo les queda la inmolación del fanático, sin importarle
un pepino el país y su gente… estos yihadistas de la nada y el absurdo,
pretenden llevarnos al infierno con ellos.
Que a
estas alturas de la crisis que azota a nuestro país, donde los alimentos básicos
de nuestra dieta escasean, todavía sigan regalándole nuestro petróleo a Cuba y
al resto de los países del Caribe y Centroamérica, que aún sigan endeudando al
país con la compra de armas y sosteniendo una inmensa burocracia al servicio
del comunismo internacional, provoca un profundo malestar.
Claramente,
lo que les queda es la censura, la propaganda y la mentira, las megafiestas
populares para hacer creer que todo anda
‘’excesivamente normal”, los saqueos controlados de tiendas del sector
privado, la impresión loca de dinero inorgánico, los planes productivos de comunas
que, todos sabemos, no son más que fracaso tras fracaso, la felicidad impuesta
a todo funcionario y político que de declaraciones y hable sobre el país, y ese
pesado silencio sobre la realidad que padecemos en medio de peligros,
desamparos y escasez.
Venezuela
ha sido secuestrada por unos dementes armados, no hay manera de razonar con
ellos, su ambición, arrogancia y avaricia, su hambre por dinero, propiedades y
reconocimiento, los han llevado a un callejón sin salida, pues ahora son
buscados internacionalmente como ladrones, corruptos, narcotraficantes,
torturadores, asesinos y terroristas… perdieron el apoyo popular y ya la gente
no les cree.
Recorrieron
un largo camino, donde advertimos cómo se iban degenerando como seres humanos, partiendo
de unos principios éticos y morales que los autodefinían como demócratas,
igualitarios, obreros, pacifistas, ecologistas, cristianos, socialistas… para
terminar revolcándose en un fango de sangre, destrucción, miseria y traición.
Para
lograr la quiebra de un país petrolero, cuando el precio del petróleo estaba en
su máximo histórico, se requiere de una particular malevolencia y
desquiciamiento; hay que hacerlo con mucha saña, para dejar en la oscuridad al
país con las riquezas energéticas más importantes del mundo, y llevarlo a ser
el más violento, el más corrupto, el más enfermo, el más improductivo en apenas
tres lustros… eso, predicando el amor y la prosperidad que sólo el socialismo supuestamente
otorga.
Nuestros
antiimperialistas endógenos, que desde el día uno empezaron a predicar la
crisis definitiva del capitalismo, el hundimiento del libre mercado, que se
dedicaron a profetizarle la quiebra a Wall Street, sin darse cuenta que su idolatrada
Cuba, el Santo Grial de la Revolución Latinoamericana que “se los chuleaba” sin
contemplación, poco a poco se estaba abriendo de piernas al poder del dólar
para finalmente transar su rendición incondicional al reino de Disneylandia y
McDonald’s (de paso sea dicho que el sueño húmedo de todo chavista es retirarse
en la Florida, USA, con una gruesa cuenta bancaria y un lujoso condominio, cosa
que quedó demostrada con las cuentas y bienes congelados a los 50 facinerosos
que aparecieron en la primera lista de venezolanos indeseables, todos jefes de
esta fallida revolución cívico-militar, emitida por el Departamento de Estado).
Tamaña
hipocresía y doble discurso queda ahora en evidencia: chavistas “arrechos”
porque ya no pueden hacer negocios en el imperio, líderes revolucionarios
tratando de hacerse los locos con cuentas multimillonarias en euros y dólares congeladas
en las principales capitales de occidente, denuncias de corrupción que llueven
si parar contra los principales del PSUV, renuncias y divisiones en el chavismo
como respuestas ante tanta vagabundería.
Pero
ahora, cuando ya no tienen a dónde ir, y con el país prácticamente arrasado, ahora
sí prometen la austeridad; se trata de una austeridad muy particular, que no aplica
para la plana mayor de las FFAA, ni para los grandes jefes del PSUV, ni para
los delfines del gobierno, ni para los clanes Maduro y Cabello, es austeridad
para el pueblo y por ello nos acusan a los venezolanos de ser consumistas irresponsables,
nos proponen compartir las vacas flacas, pero no tocan su principal fuente de
ingresos mal habidos, el perverso sistema cambiario que montaron para
administrar los dólares del país, fuente principal de la corrupción.
Un
ejemplo patético de esta doble moral es la reciente gira de Maduro y su familia
a China y el medio oriente, con una lista de acompañantes que tratan de que sea
un secreto, a todo lujo, sin recortes, supuestamente buscando financiamiento y
apoyo para restablecer los valores “justos” del petróleo, cuando aquí en el
país mantienen un control de precios salvaje sobre los productos de consumo,
gastándose nuestros pocos dólares en negociaciones “chimbas” que dejan muy mal
parado al país, todo en secreto, sin revelar condiciones y garantías de estos
acuerdos, como si el país fuera de él.
El
gobierno, atrapado en sus contradicciones y mentiras se embarca ahora en una
estrategia de silenciar a la gente, encarcelamientos al por mayor a quien
proteste, más represión en contra de los sectores estudiantiles y obreros,
procesos judiciales para periodistas y editores, agresivas acciones contra del
empresariado a quienes culpa por la situación de desabastecimiento, insultos
renovados a los representantes de la iglesia a quienes tacha de políticos… el
síntoma ineludible del hundimiento del régimen.
Venezuela
se parece cada día más a Somalia, con sus señores de la guerra mandando en
porciones del territorio, bandas de piratas asaltando embarcaciones y playas,
con guerras intestinas por el poder en las aldeas, con una población inerme y
en manos del terror, con cada vez más jóvenes militarizados y niños soldados,
con un desabastecimiento crónico principalmente de agua, alimentos y energía
eléctrica, con enormes colas frente a los mercados… el país pronto entrará en
la etapa de tener que recurrir a las organizaciones humanitarias
internacionales para no perecer por inanición, mientras los príncipes y
reyezuelos en el poder no paran de exhibir al mundo sus abultadas riquezas, alimentadas
por el sufrimiento de un pueblo, dirigidos por lideres que pareciera tener la lúgubre
vocación de esclavos.- saulgodoy@gmail.com



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