La izquierda radical atribuye este nuevo renacer
colonialista a raíces exclusivamente capitalistas; tome usted cualquier texto
comunista de actualidad y encontrará denuncias a la opresión y el dominio de Occidente,
utilizando sus políticas de libre mercado y democracia liberal para someter a
otros países, lo que sin duda es una opinión parcializada e interesada, en beneficio
de destacar la ideología marxista-leninista en su supuesta cruzada de
“liberación de los pueblos”.
Los comunistas se hacen los tontos en cuanto a las
manifestaciones imperialistas y colonialistas de los totalitarismos de
izquierda; de hecho, es prácticamente inevitable que un régimen comunista
renuncie a convertirse en un régimen esclavizador y explotador de los pueblos
que gobiernan, los ejemplos en la historia no se pueden ocultar: desde la Unión
Soviética, la China comunista, la Alemania Nazi, la Cuba antillana, todos estos
regímenes de izquierda han experimentado con el modelo imperialista y han
llegado a unos extremos de barbarie de aterradora magnitud.
El hecho de que los padres fundadores del comunismo
internacional hayan descubierto y descrito las bases fundamentales del
imperialismo y desarrollado su crítica implacable al sistema, no fue óbice para
que ellos mismos promovieran, estructuraran y llevaran a la práctica este
modelo de dominación disfrazado de gobiernos populares, de dictaduras del
proletariado, de modo que el imperialismo no es exclusivo del occidente
capitalista.
Donde quiera que exista la lucha por el poder, sobre todo
entre las llamadas grandes potencias, no importa su ideología, existirá la
tendencia fatal del imperialismo, que para el historiador alemán Herfried
Munkler es una lógica del poder, un comportamiento hegemónico, cíclico y que
tiende a la expansión, lo que supone una competencia con otros aspirantes
imperialistas; el imperialismo no es solo cuestión de un estado, sino que
requiere de la participación y asociación de varios otros elementos para la
construcción de una red política, económica y militar que permita la efectiva
ocupación de los espacios dentro del orden imperial.
La primera fase del imperialismo es la esclavista, la
explotación forzada y violenta del recurso humano que deviene de los pueblos bajo
sumisión; luego viene el llamado período colonial, que a pesar del desarrollo y
cierta sofisticación que le imprimieron sus agentes, no dejaba de ser un crudo
ejemplo de la dominación del hombre por el hombre, de la metrópoli sobre la
periferia; los primeros imperios, el babilónico, el egipcio… son claros ejemplos
de ello, y aún antes de la aparición de los imperios europeos existían otros
imperios en pleno funcionamiento. David K. Fieldhouse, en la introducción a su Historia de los Imperios Coloniales desde
el siglo XVIII, nos señala:
El imperio turco se extendía aún desde el Mediterráneo occidental hasta
el océano Índico. Los hindúes habían colonizado el Asia sudoriental siglos
antes, y controlaban casi todo su comercio. Partiendo del Medio Oriente, los
musulmanes se habían extendido hacia el Asia meridional, y, en el siglo XVII,
la India, así como la mayor parte del sudeste asiático, eran gobernados por
soberanos islámicos. Todavía más hacia el este aparecía el imperio chino, el
más vasto de los imperios conocidos por los europeos, y muchos estados del Asia
sudoriental reconocían aún la supremacía de Pekín.
En este apretado resumen recordemos al Imperio Macedónico,
con Alejandro El Grande a la cabeza, al imponente Imperio Romano, al Imperio Persa,
a los sucesivos imperios cristianos en Europa hasta llegar a la modernidad y,
efectivamente, notamos que la receta del imperio no sólo incluye lo
político-militar sino que era esencialmente económico, donde las colonias eran
explotadas a favor de una lejana metrópoli.
La Gran Enciclopedia Soviética Oficial (Bolshaya Sovietskaya
Entsiklopediya, Moscú 1953, págs. 30 y
siguientes) ofrece la siguiente definición:
"Las colonias son... países que, bajo el dominio de otro Estado
(metrópolis), no gozan de iguales derechos que la metrópolis, se encuentran
privados de su soberanía y gobernados sobre la base de un régimen especial...
Las colonias son países despojados de su independencia política y económica,
oprimidos y dominados..."
Guerras de independencia, movimientos de liberación
nacional, atentados, guerrillas, protestas, fueron el resultado natural de
aquellos pueblos dominados que buscaban su derecho natural a la libertad; éstas
eran las causas que fueron debilitando el orden imperial colonial en el mundo,
hasta que dichos imperios colapsaban, o se imponía reformas que regresaban a
los pueblos vasallos su autonomía y soberanía.
Los principales enemigos de todo imperio son, a lo interno,
el descontento de sus súbditos, que buscan su propia autonomía debilitándolo; a
lo externo, la presencia de otros imperios o prospectos de imperios que los
superen en fuerza y ambiciones.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos
decidió liberar a varios de sus territorios tenidos como colonias, siendo las
Filipinas uno de los más importantes bajo la idea que el Nuevo Orden
Internacional necesitaba países libres y soberanos, mercados que respondieran a
los cambios del momento y pudieran prosperar, las sociedades libres e
independientes serían los responsables de jugar en capitalismo. Inglaterra
había quedado en muy malas condiciones económicas y no podía mantener ni
ocuparse de sus numerosas colonias alrededor del mundo, y a muchas les otorgó la
independencia pero ideó una manera de sostener su influencia y poder
Los ingleses habían desarrollado el concepto del Common Wealth y lo pusieron a prueba
durante el mandato de Cronwell, donde varias provincias, aun estando en fuera
de sus límites territoriales, participaban tanto del gobierno como de la vida
económica del reinado; ese modelo, que empezó a desarrollar en 1921 les sirvió posteriormente, para configurar una
especie de liga de naciones hermanadas por el pasado colonial. Aunque cada país
fuera independiente, había una cultura, un idioma y una historia que los unía.
Dicha alianza contenía una serie de beneficios, como asistencia financiera,
militar, tecnológica y una alianza de mutua defensa y, por supuesto, la
posibilidad de viajar entre estos países con ninguna o muy pocas restricciones.
Recordemos que uno de los principales pilares del
colonialismo británico fueron sus corporaciones privadas, que en el marco de la
Commonwealth, aprovecharon para adelantar sus intereses en licitaciones, como
proveedores de bienes y servicios, y una gran parte de estas empresas eran explotadoras
de recursos naturales. De esta manera, Inglaterra pudo asociar a 56 naciones en
todos los continentes, que suman unos 2.4 billones de personas, un tercio de la
población mundial; entre las economías que más destacan por su importancia
están India ($3.737 trillones), United Kingdom ($3.124 trillones), Canadá
($1.652 trillones) y Australia ($1.379 trillones), entre los cuales practican
esta nueva forma de neocolonialismo, mucho más sofisticado e influyente que la
antigua autoridad colonial, ya que con el voto de 56 naciones se puede hacer
mucho en los órganos multilaterales como la ONU, el Banco Mundial, el FMI, la
OMS, CARICOM y, por supuesto, la Corte de Justicia Internacional, no digamos
nada del peso que tiene al momento de informar y crear opinión.
La economía de la Commonwealth es próspera, al punto que en
varias ocasiones Inglaterra la jugó en contra de La Unión Europea. Pero algo
muy extraño está sucediendo con Inglaterra, supongo que debe ser por la
globalización y el multiculturalismo, aunque creo que la población autóctona
está envejeciendo rápidamente y el alma socialista (laborista) de los Ingleses los hace propensos al
paternalismo y al comunitarismo, que sería una de las causas de que hoy ostenten
a un Primer Ministro descendiente de indios, un hijo de la colonia los está
gobernando, y nada digamos del problema musulmán que están padeciendo… esta
Inglaterra de hoy no es la misma que hace diez años, están viendo al mundo a
través de los ojos del neocolonialismo.
El analista Carlos Gómez Gil, en su interesante artículo La vigencia del factor neocolonial
(2021), apunta lo siguiente:
…la extensión y profundidad de los procesos de dominación colonial que
se llevaron a cabo han perdurado con el tiempo, manteniéndose relaciones de
subordinación duraderas con los países europeos que los dominaron hasta la
actualidad, aunque con formas nuevas y mucho más sofisticadas. Como destacan
Easterly y Levine, “los asentamientos europeos establecieron instituciones
políticas extractivas con efectos adversos duraderos en el desarrollo
económico” en sus antiguas colonias (ibíd, p. 24). Estos resultados
desfavorables perduran hasta nuestros días, al igual que muchas de las
estructuras políticas de dependencia y sumisión, aunque en la actualidad, con
un elevado grado de sofisticación técnica y jurídica.
Hoy, el neocolonialismo no sólo cuenta una sólida red de
instituciones, que atienden todo tipo de problemas de “desarrollo”,
legitimación de crímenes y trampas, medios de comunicación de carácter
hegemónico, con los que “explican” lo que no se puede justificar; hay todo un
trabajo de networking mundial que les
permite justificar, utilizar para sus fines, recursos e ideas, establecer
jurisprudencias, cambiar la historia a voluntad… perdón, y no crean que en este
punto estoy hablando de Inglaterra, me refiero a Cuba.
Cuba, un caso muy particular que hay que estudiar a fondo,
fue una colonia de la Unión Soviética que muy pronto se convirtió en un estado
neocolonizador, impregnando con su ideología castrocomunista, con rasgos
totalitarios y militaristas, y con un hambre por la expansión y el dominio
geopolítico igual o más grande que la de sus mentores en Moscú.
Y esto lo menciono porque mi país, Venezuela, fue invadido
por Cuba; tenemos un presidente y un partido político que actúan como agentes
cubanos, tenemos unas fuerzas armadas al servicio de la Habana, nuestro
precario presupuesto nacional, que no puede atender las ingentes necesidades
del país, contribuye con una buena tajada para mantener el régimen oprobioso de
Raúl Castro, y toda la violencia y la represión que se vive en país tiene la
impronta y el estilo del gobierno revolucionario que soñaba el Che Guevara.
Y ese detalle es relevante para la próxima parte de este
somero artículo de opinión, y lo es con referencia a Guyana y su ya no reclamo,
sino a la invasión a nuestro territorio, el Esequibo, afectando de manera importante nuestra
seguridad jurídica, económica y de sobrevivencia.
La visión que
sobre Venezuela se ha impuesto en el mundo es la de un paraíso de ladrones y
narcotraficantes, esos son los menos, pero los que más ruido hacen,
principalmente porque hay censura sobre la gran mayoría de la población que en
una lucha que ya sobre pasa las dos décadas, ha sacrificado lo mejor de su
juventud y una gran parte de sus ciudadanos de la tercera edad en las hogueras caudinas
de esta falsa revolución.
Nuestro vecino, la República Cooperativa de Guyana, en el
principio, ni siquiera era una posesión británica, pertenecía a los holandeses
quienes, por medio de Dutch West India Company, por el año de 1621, empezaron a
preparar las tierras para hacer siembras extensivas de caña de azúcar; era el
momento en que el azúcar mandaba en los mercados internacionales, pero aquellas
tierras al margen derecho del río Esequibo se inundaban con facilidad y se requería
un importante trabajo de canalizaciones, diques y esclusas, cosa que para los
holandeses era de lo más natural.
En medio de un clima feraz, de mucho calor y humedad, la
vida se hacía difícil, aunado esto a una gran cantidad de enfermedades
endógenas, muchas de ellas mortales. Por eso se importó una gran cantidad de
esclavos africanos, para que trabajaran en las plantaciones, y el negocio
floreció; los ingleses y los franceses intentaron, en varias ocasiones, tomar a
la fuerza aquella colonia, pero los holandeses los rechazaban con éxito.
No fue sino hasta 1814, por medio del tratado de Utrecht,
que Holanda le cedió aquellos territorios a los británicos. Para 1831, la
Guyana Británica estaba constituida por los condados de Esequibo, Berbice, y
Demerara. Pero en 1831 se abolió la esclavitud de todos los territorios
británicos, medida que trajo como consecuencia que los precios del azúcar de
Guyana resultaran demas8iado altos, en comparación con otras colonias como Cuba,
que todavía contaba con mano de obra esclava. Esta situación dio inicio a un
programa de contratación de trabajadores de China, de la India, de Portugal
(Madeira); esto duró hasta 1917.
Hay un trabajo que les voy a recomendar, para quienes
quieran ahondar en cómo se originaron los problemas limítrofes con Guyana,
publicado por la Academia Nacional de la Historia: El Reclamo de Venezuela sobre el Esequibo, del Dr. Rafael Badell
Madrid, una verdadera joya que plantea muy claramente los avances imperialistas
de los británicos a través de la historia, en detrimento de nuestro país, y los
argumentos que deberían servir como base de nuestra defensa en cualquier arena
jurídica.
Ya para 1822 se había detectado la presencia de británicos
al oeste del río Esequibo; Londres había ordenado a sus cartógrafos,
exploradores, geógrafos, amparados por la solvencia científica y el prestigio
de la Royal Geographical Society,
internarse en territorios de la Gran Colombia y elaborar nuevos mapas del
territorio, corriendo los límites territoriales que el Reino Unido nos había
reconocido en 1824.
Inglaterra nunca aceptó el fraude y la trampa que estaba elaborando
para hacerse con nuestro territorio Esequibo, hay registros de sus compras de
jueces y desaparición de expedientes, hoy sigue ignorándolo y es justamente con
estas pruebas fabricadas y puestas a la orden del dominio público que sustentan
los supuestos derechos de Guyana sobre nuestro territorio.
La pregunta que me hago ¿Cuál es el interés de los
británicos en este episodio de terrofagia? ¿Qué los anima en este robo de
territorio sostenido a mano armada? Creo que van ligadas a las fantasías de Sir
Walter Raleigh sobre las bocas del Orinoco y la existencia de El Dorado, aunque
hay un hecho indudable: se trata de un territorio enclavado en la masa
continental de América del Sur, una de las colonias más pequeñas e
insignificantes de su gran repertorio de territorios conquistados en su época
de esplendor imperial; eso sí, producía azúcar, luego arroz, se encontró en
ella minas de oro y bauxita, había una gran extensión de bosques maderables y, aunque las exploraciones por petróleo ya
tenían mucho tiempo en curso, no fue sino hasta el 2015 que se descubrió los
extensos depósitos de petróleo en las costas de nuestro territorio en
reclamación… a partir de allí la historia es otra.
Se calcula que hay allí reservas de aproximadamente 13.6
billones de barriles de petróleo y 32 trillones de pies cúbicos de gas,
cantidades sumamente importantes para que un Imperio las deje a la suerte de
una decisión judicial imparcial, y al festín están concurriendo tanto empresas
americanas, chinas, de la India, brasileñas, de Catar, de los Países Árabes
Unidos y muchas otras que se encuentran ya operando en la zona en reclamación,
o a la espera de nuevas licitaciones, razón por la cual se preparó todo el
escenario para que la narrativa de un país más grande y abusivo como Venezuela,
en manos de unos militares corruptos y un presidente impresentable como Maduro,
estuviera amenazando a un país pequeño, indefenso y virtuoso como Guyana, tanto
que, a la menor señal de amenaza, su actual presidente pidió ayuda y el Primer
Ministro británico, el Sr. Rishi Sunak le envió un barco de guerra.
Pero la verdad sigue siendo que el territorio Esequibo es
producto de un vulgar despojo, de un robo que tiene siglos perpetrándose y
Venezuela continua reclamando su legítimo derecho sobre esos territorios, de
todas las formas pacíficas y legales posibles; pero la opinión pública
internacional está siendo conducida a creer que la idea de Venezuela se
restringe a esos mafiosos que tenemos como gobierno, y que, para colmo de males,
son agentes irrestrictos del gobierno cubano, quien tiene una inmensa apuesta
en Guyana, porque de allí depende el financiamiento de la nueva etapa de su
revolución continental.
Guyana tiene una población que no supera los 800.000
habitantes, pero ya se prevé un intenso movimiento migratorio, principalmente
de África, India, Medio Oriente, Cuba y China, para fortalecer su base
poblacional, ya que el territorio que nos quitaron está básicamente despoblado.
El Gobierno de Maduro está jugando la defensa de nuestro
Esequibo con las cartas marcadas y a puerta cerrada, y nadie sabe lo que allí
ocurre; lo que sí sabemos es que nuestros más brillantes juristas,
historiadores, geógrafos, cartógrafos y naturalistas no están invitados a ese
conciliábulo, en el que, sospechamos, se
hará sólo lo que dicte La Habana, bajo el disfraz del discurso patriotero
y nacionalista de los chavistas. Estamos peleando con una mano amarrada a la
espalda, con el réferi a favor de nuestro contrincante y con el público
tirándonos frutas podridas.
Pero Guyana no es lo que parece; lo que tratan de vender en
los medios, que generan las matrices de opinión, está infiltrado por la
izquierda radical internacional, y ya influyó no solo en el actual gobierno de
Mahamed Irfaan Ali, líder del Partido Progresista del Pueblo (PPP) siguiendo la
sangrienta tradición de sus antecesores Cheddi jagan y Forbes Burnharm quienes
en décadas anteriores incendiaron al país, Alí está dispuesto a darnos a los
venezolanos lo que llamamos en lenguaje carcelario, “una redoblona” (a gang-bang) con la ayuda de sus
secuaces del Commonwealth, la Inglaterra decadente de Rey Carlos III, debe
sentirse muy contento de que por fin, será sepultado el cadáver de uno de sus
crímenes más viejos, no importa si le esté entregando Guyana, uno de los regímenes
del comunismo más extremistas de América, la próxima sentencia de la CIJ le
dará la absolución.
La historia política de Guyana está llena de violencia y
radicalismos; fue una de las últimas colonias británicas en ofrecérsele la independencia (1966), precisamente
por su volatilidad, y posteriormente, tuvo Inglaterra que anularles la
constitución que se habían dado. El Departamento de Estado, la CIA y Whitehall
tienen gruesos dossiers de casos que los deberían poner en alerta, sobre todo
porque quien está sentado en el puesto del piloto de Guyana es Cuba, y detrás
de Cuba está Rusia marcando las pautas, que de eso no quede la menos duda; esa
gran corporación de violentos de la izquierda continental, como es El Foro de
Sao Paulo, tiene un especial interés en que este complejo mosaico de relaciones
se arme cuanto antes para iniciar sus planes de desestabilización en contra del
gobierno legítimo de Argentina.
Solamente leyendo las transcripciones de los discursos de
los oficiales del PPP de Guyana en los diferentes foros internacionales, con
referencia al nacionalismo, a una vuelta a las expropiaciones, al uso de la
violencia indiscriminada sobre la población para mantenerlos en cintura, y la
desmedida hambre por recursos económicos para financiar la revolución cubana,
debería ya ponerlos nerviosos.
Lo mismo ocurre con los grupos armados terroristas como
Hammas y el Hizbolhá, asociados desde hace décadas a estos movimientos de
liberación en nuestro continente y que tienen planes de establecer un corredor
del terrorismo en América del Sur, que va desde la triple frontera en el
Iguazú, pasando por Georgetown, en Guyana, conectando con Margarita, en
Venezuela, y extendiéndose hacia el Caribe, Colombia y Nicaragua.
Las FARC y las ELN, así como los principales carteles de la
droga, tienen planes para establecer campamentos en las selvas del Esequibo
para controlar la droga y la minería ilegal, y todos están a la espera de que
se abran las compuertas del financiamiento por la recién adquirida riqueza
petrolera y que la casta corrupta de la élite política guyanesa se haga parte
de los repartos del botín. En su idea loca de ser libres y soberanos, los guyaneses
van en dirección a convertirse en un nuevo estado fallido al mejor estilo de Somalia,
y la Guyana Esequiba, uno de los últimos reductos naturales del mundo quedará
reducida a un arenal baldío
Las principales ciudades de Guyana están ahora llenas de
asesores y consejeros internacionales, tratando de organizar a toda prisa una
sociedad que tiene demasiados conflictos de clase, religiosos y de desigualdad
económica; el problema de una sociedad multirracial viviendo en armonía, como
están tratando de venderla, no es va a ser el resultado. Guyana es una sociedad
demasiado inmadura y poco cohesionada para aguantar el chorro de dinero que le
va a entrar; sin identidad propia, no resistirán la presión de Cuba entre
bastidores.
No entiendo cómo los servicios de inteligencia británicos y
americanos permitieron que se abriera esta carrera petrolera en Guyana, sin
tomar antes algunas seguridades políticas; creo que la avaricia y la
competencia de las grandes empresas energéticas angloamericanas se lanzaron en
esta ciega aventura, sin detenerse en revisar las consecuencias de orden
geopolítico; pero se trata de un claro ejemplo del neocolonialismo: ahora son
las excolonias británicas las que son usadas para expoliar los territorios
donde se encuentran, para hacerse con territorios y riquezas que no son suyos y
alimentar así al gran monstruo colonial imperial que nunca ha dejado de existir.
Inglaterra tiene ahora en Alí a un perro de ataque con el
cual ir poco a poco adueñándose de las bocas del Orinoco, un viejo sueño del
que existe abundante material, y con Cuba y Brasil por detrás, un enemigo de
cuidado.
Latinoamérica ha dejado de ser de los latinoamericanos,
ahora tendremos que compartirla con sociedades asiáticas y de otros lares, en
una actitud violenta y provocadora, tal como les ha sido instruida por sus
amos. Venezuela va a seguir siendo desmembrada y saqueada por las fuerzas
oscuras de la izquierda internacional, con el consentimiento de sus
gobernantes.
Inexplicablemente, Estados Unidos está apostando a esta
aventura, apoyando a sus “primos” ingleses sin darse cuenta (o quizás
queriendo), abriéndole un boquete a la tan mentada seguridad hemisférica, justo
en su principal zona de influencia. Con este despojo a Venezuela, Washington
perderá la buena voluntad y confianza de los venezolanos hacia su gestión como
líder del mundo libre, y recuperarla le tomará mucho tiempo y trabajo… y todo
por ganarse un nuevo dolor de cabeza.