viernes, 25 de abril de 2025

Una nueva apuesta

 

Me gusta especular sobre el futuro y quiero, en el artículo de hoy, hacer una prospección sobre las próximas elecciones presidenciales en USA dentro de escasos cuatro años, en la que imagino ya  Trump no será el candidato, a pesar de sus amenazas de una tercera reelección, tampoco imagino que Barack Obama sea el candidato de los demócratas, entre otras cosas porque la gente no lo recuerda como un gran presidente, su hambre de poder es tan grande, que durante la mediocre presidencia de Baiden estuvo a su lado, dirigiendo la gestión a control remoto bajo la figura de un asesor (generosamente pagado), y en no poco momentos, como el verdadero artífice de las estrategias de la Oficina Oval y de la vicepresidencia, encarnada en la figura de Kamala Harris.

Obama debe resolver, antes de lanzarse de nuevo, muchos temas pendientes, y dejar que el electorado olvide y le perdone algunos asuntillos de su vida personal, las políticas equivocadas que terminaron en tremendos fracasos en su agenda ambientalista, sus programas de Medicare, su subida en el tren de la tendencia Woke, que trajo tan malos entendidos, y la terrible decadencia de los intereses norteamericanos en el mundo; creo que es demasiado temprano para que Obama piense seriamente en una vuelta a la Casa Blanca, siendo ante todo un animal político que sabe en el estado en que se encuentra su partido y que su candidatura sería un riesgo para el futuro inmediato.

Para los republicanos, el inicio de la segunda vuelta de Trump al poder ha sido caótica y posiblemente necesaria, difícil de asimilar para el norteamericano común, quien solo se preocupa por la estabilidad de su trabajo, la inflación en la economía y las oportunidades de una vida mejor; la situación geopolítica, la repartición del mundo en bloques de influencia, las guerras en lejanos e inhóspitos parajes, solo atañen a aquellos que tienen hijos sirviendo en las Fuerzas Armadas.

Posiblemente, los resultados positivos para la economía norteamericana y la seguridad del país, producto de las medidas draconianas de Trump en asuntos de emigración, tarifas, reducción de la burocracia en el sector público y amenazas de intervenciones a sus vecinos y aliados tradicionales, tarden en hacerse notar y recogerá su cosecha para el final de su presidencia, cuando ya sea un venerable anciano, sin oportunidad de levantar nuevamente el caudal de votos que necesitarían los republicanos para volver a repetir en el gobierno.

Por ello pienso que las próximas elecciones serán una competencia entre dos candidatos nuevos y frescos para la carrera hacia el poder; por un lado pienso que los republicanos tienen un buen prospecto en la figura del actual Secretario de Estado, el señor Marco Rubio, quien está siendo cultivado por Trump como su probable sucesor, joven, preparado y con una larga experiencia no solo parlamentaria sino como un eficaz administrador en su estado natal de la Florida, donde ha desarrollado una interesante carrera como funcionario público; aunque tendrá que enfrentar la competencia del actual vicepresidente J.D. Vance y algunos de sus compañeros de partido, como Di Santis, Ted Cruz, Rick Scott y otros pretendientes al poder.

Y por parte de los Demócratas, le he estado siguiendo la pista a un hombre que quizás mucha gente no lo haya considerado como candidato, se trata del actor y productor de Hollywood George Clooney, quien a pesar de su vida glamorosa y de ser reconocido como una personalidad del jet set internacional, ganador de gran cantidad de reconocimientos por su obra cinematográfica, tiene una carrera política interesante e igual de intensa fuera de los estudios de cine y televisión. Clooney vive una vena política que ha explotado de manera importante como defensor de derechos humanos y representando a su país en diversos foros mundiales, desde la ONU, la Cruz Roja Internacional y diversas organizaciones que atienden refugiados en lugares de conflicto, como el Chad, Dafur, Líbano, Haití, contribuyendo con trabajo e importantes donaciones.

Está inscrito en el partido Demócrata y es un activista de primera línea, defiende los intereses de las minorías LGTBQ, es un encarnizado defensor del control de armas en USA, lo que lo coloca en la acera de enfrente del senador Marcos Rubio, quien recibe contribuciones de la Rifle Asociation que agrupa a los principales fabricantes de armas en USA.

Tanto Rubio como Clooney pertenecen a las últimas generaciones de políticos de raza norteamericanos, Rubio tiene la experiencia de cómo funciona la política y la burocracia en la compleja estructura de poder del gobierno norteamericano, Clooney tiene las puertas abiertas en los principales centros de poder del mundo, sus amigos son presidentes y primeros ministros, y él es una persona muy cercana y influyente sobre ex mandatarios como los Clinton, Barack Obama, Baiden, a quienes ha servido recaudando importantes fondos para sus campañas.

Rubio es abogado, de origen hispano y se ha labrado su carrera a pulso, escalando los peldaños a fuerza de trabajo e inteligencia; se encuentra a la cabeza del Departamento de Estado y su trabajo como canciller de USA no ha sido nada fácil, debido principalmente por el ánimo polemista de su jefe, el Presidente Trump; una de sus áreas de interés es precisamente el continente Americano y especialmente la América Latina, a la que conoce bastante bien y para la que ha expresado unas ideas claras sobre cómo lograr la estabilidad en la subregión y desactivar sus principales focos de crisis que se encuentran en México, Colombia, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Haití, esto incluiría tener control sobre las opciones de uso de la fuerza militar.

Una parte importante del problema migratorio a USA desde sus países vecinos es, precisamente, el subdesarrollo y la falta de oportunidades en la región, que regímenes de izquierda aprovechan para fomentar gobiernos opresivos, provocando estos masivos éxodos de personas buscando paz y una mejor vida. Si a Rubio le fuera permitido desarrollar sus ideas y recomponer las iniciativas en esta importante región, estratégicamente vital para la seguridad de USA, no me cabría la menor duda de que sería un importante aval para que los republicanos continúen en el poder, el asunto sería si el Presidente Donal Trump le consentiría a su pupilo volar por cuenta propia, y desarrollar sus propias iniciativas, como lo hizo Kissinger cuando fue jefe de la diplomacia su momento.

Para Clooney hay varios obstáculos que tendría que vencer, siendo el primero la ya mencionada ambición del presidente Obama, pero  también el surgimiento de los radicales del partido como Bernie Sanders y Alexandria Ocacio-Cortez quienes están subiendo de popularidad en los sectores jóvenes y algunas minorías y que podría traer serios enfrentamientos en la sociedad norteamericana. Considero que Clooney es un moderado, su discurso político es bastante civilizado y aplomado, sin descuidar sus metas de justicia social; Clooney además de ser uno de los artistas más premiados de Hollywood es tambien un empresario exitoso, como productor e industrial en bebidas espirituosas, en montajes de brillantes obras tanto de cine, televisión y teatro, es un hombre de mundo con conexiones internacionales, que sería de mucha utilidad al momento de resolver diferencias políticas en el orbe, sus documentales en zonas de guerra y su libro sobre los problemas en África apuntan a una especial sensibilidad por los pueblos oprimidos.

Clooney también hizo gala de su visión realista cuando expresó que su amigo y candidato Joe Baiden, a quien impulsó como candidato y ganó las elecciones, después un encuentro, lo dejó convencido de que había que buscar un sustituto en la pasada campaña por la Presidencia, y fue uno de los primeros en expresar sus reservas sobre las capacidades del presidente, cuando tuvo la oportunidad; Clooney incluso fue arrestado en Sudan en el 2012 por planificar y personificar una protesta en contra del gobierno.

Utilizando la misma estrategia que le sirvió a Ronald Reagan para el partido Republicano, Clooney pudiera tener un trampolín al poder político dentro del partido Demócrata, con la fórmula de un actor como candidato presidencial; la diferencia estaría en que Clooney no ha tenido la oportunidad de ocupar anteriormente un cargo político, como si lo había hecho Reagan como gobernador de California.

Tanto Rubio como Clooney son dos hombres de partido, fieles a sus organizaciones políticas, serían dos muy buenos candidatos para la presidencia en el 2028, una apuesta que no resulta descabellada y estoy seguro de que sería una campaña para coger palco. 

Para cualquiera de ellos Latinoamérica constituirá un reto, Trump demostró como, cuando un problema tan cercano se descuida, cuando se da la espalda a dictadores y regimenes criminales tan cerca de casa, sus influencias y acciones inevitablemente contaminan, crecen y tratan de enfermar a una nación como USA.

Le hice la consulta a la I.A. Gemini de Google sobre la posibilidad de un "match" de estas características y me respondió que, en cuanto a Rubio, era una posibilidad abierta, pero con Clooney era más difícil e hipotético. De todas maneras, nada es imposible dentro del juego electoral democrático norteamericano.

 




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