Me gusta especular sobre el futuro y quiero, en el artículo de hoy, hacer una prospección sobre las próximas elecciones presidenciales en USA dentro de escasos cuatro años, en la que imagino ya Trump no será el candidato, a pesar de sus amenazas de una tercera reelección, tampoco imagino que Barack Obama sea el candidato de los demócratas, entre otras cosas porque la gente no lo recuerda como un gran presidente, su hambre de poder es tan grande, que durante la mediocre presidencia de Baiden estuvo a su lado, dirigiendo la gestión a control remoto bajo la figura de un asesor (generosamente pagado), y en no poco momentos, como el verdadero artífice de las estrategias de la Oficina Oval y de la vicepresidencia, encarnada en la figura de Kamala Harris.
Obama debe resolver, antes de lanzarse de nuevo, muchos temas pendientes, y dejar que el electorado olvide y le perdone algunos asuntillos
de su vida personal, las políticas equivocadas que terminaron en tremendos
fracasos en su agenda ambientalista, sus programas de Medicare, su subida en el
tren de la tendencia Woke, que trajo tan malos entendidos, y la terrible
decadencia de los intereses norteamericanos en el mundo; creo que es demasiado
temprano para que Obama piense seriamente en una vuelta a la Casa Blanca, siendo
ante todo un animal político que sabe en el estado en que se encuentra su
partido y que su candidatura sería un riesgo para el futuro inmediato.
Para los republicanos, el inicio de la segunda vuelta de
Trump al poder ha sido caótica y posiblemente necesaria, difícil de asimilar
para el norteamericano común, quien solo se preocupa por la estabilidad de su
trabajo, la inflación en la economía y las oportunidades de una vida mejor; la
situación geopolítica, la repartición del mundo en bloques de influencia, las
guerras en lejanos e inhóspitos parajes, solo atañen a aquellos que tienen
hijos sirviendo en las Fuerzas Armadas.
Posiblemente, los resultados positivos para la economía
norteamericana y la seguridad del país, producto de las medidas draconianas de
Trump en asuntos de emigración, tarifas, reducción de la burocracia en el
sector público y amenazas de intervenciones a sus vecinos y aliados
tradicionales, tarden en hacerse notar y recogerá su cosecha para el final de
su presidencia, cuando ya sea un venerable anciano, sin oportunidad de levantar
nuevamente el caudal de votos que necesitarían los republicanos para volver a
repetir en el gobierno.
Por ello pienso que las próximas elecciones serán una
competencia entre dos candidatos nuevos y frescos para la carrera hacia el
poder; por un lado pienso que los republicanos tienen un buen prospecto en la
figura del actual Secretario de Estado, el señor Marco Rubio, quien está siendo
cultivado por Trump como su probable sucesor, joven, preparado y con una larga
experiencia no solo parlamentaria sino como un eficaz administrador en su
estado natal de la Florida, donde ha desarrollado una interesante carrera como
funcionario público; aunque tendrá que enfrentar la competencia del actual
vicepresidente J.D. Vance y algunos de sus compañeros de partido, como Di
Santis, Ted Cruz, Rick Scott y otros pretendientes al poder.
Y por parte de los Demócratas, le he estado siguiendo la
pista a un hombre que quizás mucha gente no lo haya considerado como candidato,
se trata del actor y productor de Hollywood George Clooney, quien a pesar de su
vida glamorosa y de ser reconocido como una personalidad del jet set
internacional, ganador de gran cantidad de reconocimientos por su obra
cinematográfica, tiene una carrera política interesante e igual de intensa
fuera de los estudios de cine y televisión. Clooney vive una vena política que
ha explotado de manera importante como defensor de derechos humanos y
representando a su país en diversos foros mundiales, desde la ONU, la Cruz Roja
Internacional y diversas organizaciones que atienden refugiados en lugares de
conflicto, como el Chad, Dafur, Líbano, Haití, contribuyendo con trabajo e
importantes donaciones.
Está inscrito en el partido Demócrata y es un activista de
primera línea, defiende los intereses de las minorías LGTBQ, es un encarnizado defensor
del control de armas en USA, lo que lo coloca en la acera de enfrente del
senador Marcos Rubio, quien recibe contribuciones de la Rifle Asociation que agrupa a los principales fabricantes de armas
en USA.
Tanto Rubio como Clooney pertenecen a las últimas
generaciones de políticos de raza
norteamericanos, Rubio tiene la experiencia de cómo funciona la política y la
burocracia en la compleja estructura de poder del gobierno norteamericano, Clooney
tiene las puertas abiertas en los principales centros de poder del mundo, sus
amigos son presidentes y primeros ministros, y él es una persona muy cercana y
influyente sobre ex mandatarios como los Clinton, Barack Obama, Baiden, a
quienes ha servido recaudando importantes fondos para sus campañas.
Rubio es abogado, de origen hispano y se ha labrado su
carrera a pulso, escalando los peldaños a fuerza de trabajo e inteligencia; se
encuentra a la cabeza del Departamento de Estado y su trabajo como canciller de
USA no ha sido nada fácil, debido principalmente por el ánimo polemista de su
jefe, el Presidente Trump; una de sus áreas de interés es precisamente el
continente Americano y especialmente la América Latina, a la que conoce
bastante bien y para la que ha expresado unas ideas claras sobre cómo lograr la
estabilidad en la subregión y desactivar sus principales focos de crisis que se
encuentran en México, Colombia, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Haití, esto
incluiría tener control sobre las opciones de uso de la fuerza militar.
Una parte importante del problema migratorio a USA desde sus
países vecinos es, precisamente, el subdesarrollo y la falta de oportunidades
en la región, que regímenes de izquierda aprovechan para fomentar gobiernos
opresivos, provocando estos masivos éxodos de personas buscando paz y una mejor
vida. Si a Rubio le fuera permitido desarrollar sus ideas y recomponer las
iniciativas en esta importante región, estratégicamente vital para la seguridad
de USA, no me cabría la menor duda de que sería un importante aval para que los
republicanos continúen en el poder, el asunto sería si el Presidente Donal
Trump le consentiría a su pupilo volar por cuenta propia, y desarrollar sus
propias iniciativas, como lo hizo Kissinger cuando fue jefe de la diplomacia su
momento.
Para Clooney hay varios obstáculos que tendría que vencer,
siendo el primero la ya mencionada ambición del presidente Obama, pero también el surgimiento de los radicales del
partido como Bernie Sanders y Alexandria Ocacio-Cortez quienes están subiendo
de popularidad en los sectores jóvenes y algunas minorías y que podría traer
serios enfrentamientos en la sociedad norteamericana. Considero que Clooney es
un moderado, su discurso político es bastante civilizado y aplomado, sin
descuidar sus metas de justicia social; Clooney además de ser uno de los artistas más premiados de Hollywood es tambien un empresario exitoso, como
productor e industrial en bebidas espirituosas, en montajes de brillantes obras tanto de cine, televisión y teatro, es un hombre de mundo con
conexiones internacionales, que sería de mucha utilidad al momento de resolver
diferencias políticas en el orbe, sus documentales en zonas de guerra y su
libro sobre los problemas en África apuntan a una especial sensibilidad por los
pueblos oprimidos.
Clooney también hizo gala de su visión realista cuando
expresó que su amigo y candidato Joe Baiden, a quien impulsó como candidato y
ganó las elecciones, después un encuentro, lo dejó convencido de que había que
buscar un sustituto en la pasada campaña por la Presidencia, y fue uno de los
primeros en expresar sus reservas sobre las capacidades del presidente, cuando
tuvo la oportunidad; Clooney incluso fue arrestado en Sudan en el 2012 por
planificar y personificar una protesta en contra del gobierno.
Utilizando la misma estrategia que le sirvió a Ronald Reagan
para el partido Republicano, Clooney pudiera tener un trampolín al poder
político dentro del partido Demócrata, con la fórmula de un actor como
candidato presidencial; la diferencia estaría en que Clooney no ha tenido la
oportunidad de ocupar anteriormente un cargo político, como si lo había hecho
Reagan como gobernador de California.
Tanto Rubio como Clooney son dos hombres de partido, fieles a sus organizaciones políticas, serían dos muy buenos candidatos para la presidencia en el 2028, una apuesta que no resulta descabellada y estoy seguro de que sería una campaña para coger palco.
Para cualquiera de ellos Latinoamérica constituirá un reto, Trump demostró como, cuando un problema tan cercano se descuida, cuando se da la espalda a dictadores y regimenes criminales tan cerca de casa, sus influencias y acciones inevitablemente contaminan, crecen y tratan de enfermar a una nación como USA.
Le hice la consulta a la I.A.
Gemini de Google sobre la posibilidad de un "match" de estas características y me respondió que, en cuanto a Rubio, era una posibilidad
abierta, pero con Clooney era más difícil e hipotético. De todas maneras, nada
es imposible dentro del juego electoral democrático norteamericano.
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