Es común leer en las redes sociales en estos días aciagos, a personas lamentarse de la situación en que ha desembocado el país luego de 25 años de chavismo, desde aquellos que en un “mea culpa” confiesan públicamente su cobardía por no haber salido a las calles y ofrendar sus vidas en el momento que les era requerido para detener al régimen en su avance totalitario, hasta aquellos que buscan constantemente “chivos expiatorios” a quien atribuirle la culpa por lo que a ellos le sucede, incluso, ir contra quienes lideran la oposición y son las figuras públicas que están haciendo algo concreto (aunque en opinión de estos, equivocados) por solventar el enorme problema venezolano.
No me molesta que estas personas expresen su opinión, tienen
todo el derecho, lo que si no soporto es que abunden en la frustración, las
acusaciones vacías, los señalamientos totalmente fuera de lugar y en esa pésima
costumbre de revolcarse en la impotencia que lo que hacen es profundizarr ese
clima de pesimismo tan común en algunos medios de comunicación.
La mayoría de estas personas actúan (y escriben) movidos por
su limitado conocimiento de la realidad, presas de la desinformación y los
“fake news” tan comunes en este ambiente de cambios impredecibles, son personas
que expresan su enorme vanidad al no ser ellos los primeros en ser informados y
consultados sobre lo que está sucediendo con nuestro país.
Pero para quienes han leído la historia de los pueblos, las
caídas de los imperios, la conquistas de las culturas por otras superiores, la
Decadencia de Occidente, el fin del capitalismo, los cambios de paradigmas, los
“shocks del futuro” al decir de Toffler, de las teorías de la complejidad de
Morín, las conspirativas y el Cambio del Orden Mundial, el Fin de la Historia,
el aceleracionismo, la Teoría de Juegos, el realismo en las relaciones internacionales…
se nos ofrecen algunas pistas y marcos de referencia para lo que en este
momento nos sucede a los venezolanos, estamos en medio de una transición, de un
parto difícil y que no sabemos cuál será su resultado, y hay tantas
probabilidades de que desaparezcamos como nación, o que nos montemos en una
etapa superior de organización social y política, con un futuro posible.
La realidad no es tan sencilla, nuestro destino depende de
múltiples variables, no solo de nuestra voluntad, hay demasiados intereses
gravitando a nuestro alrededor, lo que sí está claro es que el chavismo, el militarismo
y el socialismo están enterrados junto con esa peregrina idea de que somos
parte de un pueblo elegido, a partir de este momento si queremos sobrevivir a
este gravísimo momento que vivimos, el de un gobierno criminal e ilegítimo que
se ha dado a la tarea de atacar a USA (entre otros países) para degradar su
estilo de vida, arruinar su economía y desestabilizar su orden político y
social, y el cual, para defenderse, nos ha declarado la guerra y nos ha
convertido, a todos los venezolanos, en el enemigo.
Si bien es cierto de que fue solo una minoría de venezolanos
inadaptados y peligrosos los que llevaron a cabo tal agresión, el país mayoritario
y decente no pudo defenderse de esa lacra, ni estaba preparado para eventos
como el chavismo-madurismo que, utilizando todas las armas del terror y la
opresión convirtió al país en un inmenso campo de concentración y de
experimentación comunal; los enemigos de la libertad utilizaron a las
instituciones democráticas, se aprovecharon de nuestro prestigio histórico y de
la debilidad de nuestro carácter para avanzar en sus planes de control de
nuestro país.
Cuando el castrocomunismo se hizo gobierno, aprovechando a
la izquierda más radical, se lanzaron a la conquista de una élite política que
había confundido la conformidad transaccional por la política, y que prefirió
negociar con el enemigo a enfrentarlo, le dimos al mundo la impresión de que
Maduro contaba con una aceptación tácita de una mayoría, cosa que nunca fue
verdad y que ha sido demostrado en las diversas convocatorias a elecciones,
protestas, opiniones y declaratorias de los venezolanos demócratas, y de allí
el lago listado de víctimas, sacrificios y presos políticos que hemos pagado en
nuestra lucha por la libertad.
Pero nuestro esfuerzo era insignificante dado el apoyo que
tuvo el chavismo-madurismo del socialismo internacional, incluyendo el del
partido demócrata norteamericano y algunos de sus mandatarios durante las
décadas en que se consolidó el poder efectivo de la izquierda en el continente
americano.
El resto de los países de Occidente tampoco reaccionaron a
tiempo para controlar a una fuerza tan peligrosa y letal como la de un país
democrático tomado por el terrorismo y el narcotráfico, cuando lo hicieron, el
daño era extensivo y profundo, primero Chávez y luego Maduro, durante 25 años financiaron
y dieron todo su apoyo a la insurgencia totalitaria de izquierda en el mundo.
Yo no me atrevo a predecir que hay en la mente del
presidente Trump en su intento de ponerle fin al chavismo-madurista, que es apenas
una parte de una lucha aún mayor, por deshacerse de los movimientos e
ideologías fundamentalistas que tratan
de dominar regiones enteras del planeta con sus herramientas del terror y la
mentira, la guerra de Ucrania, el conflicto en el medio oriente, las
provocaciones de China en contra de Taiwán, a esto debemos agregar esa lucha
sorda y sin cuartel en contra del narcotráfico a escala mundial, y la enorme
ola migratoria que producen estos escenarios de pobreza y violencia y que
atentan contra la estabilidad de las naciones desarrolladas.
Estas son amenazas presentes y muy peligrosas que hacen
peligrar la paz y el orden de las naciones en el mundo, son demasiados tableros
de juego y múltiples estrategias en las que el presidente Trump y su gobierno
han debido enfrentar a penas a 50 días de su segundo mandato, y en este esfuerzo por no sucumbir
ante las fuerzas del mal, no hay duda, se cometen muchos errores e injusticias,
y a nosotros los venezolanos nos tocó ser señalados como país enemigo de USA,
cortesía del chavismo-madurista, con todas las consecuencias que esta
clasificación acarrea.
Cuando el presidente Biden entrega su mandato en Washington
ya venía con un tiro en el ala, USA se encontraba asediada por todas sus
fronteras con una emigración sin control, las medidas que tomó el presidente
Trump no podían ser otras sino la cauterización de emergencia y en carne viva
de tal infección, con la mala suerte que los venezolanos éramos una parte
importante de esa emigración masiva y mayoritariamente ilegal de la que Maduro se
estaba aprovechando, para enviar lo peor de nuestra sociedad, a sus sicarios y narcotraficantes, para hacerle daño
a los países receptores.
La reacción de los venezolanos no se hizo esperar, por
solidaridad, por un sentido nato de justicia y por nuestro gran
sentimentalismo, ver a nuestros conciudadanos en aquella penosa situación nos
movió el piso, de pronto la mayoría de nosotros se sintió víctima de una tragedia,
a quienes creíamos nuestros mejores aliados y hasta amigos, nos rechazaban como
enemigos, nos excluían de sus relaciones y nos trataban como delincuentes.
Aquello fue un shock, vimos como unos supuestos miembros de la temible banda
del Tren de Aragua, unos carniceros sin piedad humana hechos en Venezuela, eran
enviados a las peores cárceles del continente y eran tratados como animales.
Por supuesto, los enemigos del presidente Trump, esa hidra
de cien cabezas que es el socialismo internacional, los aliados del tirano
Maduro y la maquinaria de propaganda de la revolución bolivariana aprovecharon
la situación para manejar los sentimientos y opiniones antinorteamericanas a su
favor, y convertirlas en un arma para atacar a USA, que es lo que están
haciendo con aquellos que reclaman clemencia y revisión de los casos que se han
puesto en duda.
Esta política represiva y general en contra de los
venezolanos por parte de USA va a tener su secuela, se está sembrando el odio
de manera indiscriminada propia de estados en guerra, creando una brecha para
una futura relación entre USA y Latinoamérica.
Repito, no sé qué es lo que el presidente Trump tiene en
mente con respecto al futuro de Venezuela, lo que si estoy seguro es que no va
a seguir permitiendo que Maduro y su banda criminal, sigan cometiendo tropelías
y poniendo la seguridad de USA en riesgo, y esto es algo que viene escalando y
pareciera tener una pronta solución. El caso policial en contra del Cartel de
Los Soles está resuelto, al punto que ya se emitieron órdenes de captura y se
publicaron carteles de recompensa por la captura de sus cabecillas. Lamentablemente
todas estas acciones tienen un costo que los venezolanos estamos pagando y
pagaremos, precisamente por todo nuestros errores, omisiones y falsas
percepciones.
Solo si el resultado final es la liberación de Venezuela del
yugo chavista y el reconocimiento de la voluntad popular expresados en las
elecciones del pasado 28 de julio del 2024, todos estos sacrificios tendrían
sentido, podrían ser asimilados como un precio que se pagó por el retorno de la
institucionalidad y la democracia.
Para quienes no se han dado cuenta, estamos en guerra, el
mundo se encuentra a punto de una conflagración mundial, y el castrocomunismo
está utilizando focos de desestabilización en nuestro continente para debilitar
a USA, lamentablemente no son tiempos para hilar fino y hacer distinciones de
quien es amigable y quien es violento, si estoy en lo correcto nuestra suerte
está a punto de cambiar y lo que viene es la inmensa labor de reconstruir al
país, mientras esto ocurre las injusticias y equivocaciones con los emigrantes
venezolanos deben ser investigadas por los organismos especializados en la
protección de los derechos humanos, y no por los gobiernos que las han provocado.
Estamos en un momento delicado de nuestra historia, quizás
en un punto de inflexión importante, y justamente en medio de un torbellino de
propaganda, información manipulada, egos heridos, reputaciones venidas a menos.
No podemos perder de vista, a pesar de todo lo anteriormente expuesto, que
nuestra vida como nación, querámoslo o no, está íntimamente ligada al destino
de USA, si USA se hunde nos hundimos con ellos, si prevalece, quizás tengamos
una oportunidad de recomenzar una vez más como país democrático, por lo pronto,
lo que debemos evitar es dejarnos llevar por la desesperación y la manipulación
de nuestras emociones en medio de esta crisis.
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