jueves, 20 de marzo de 2025

Llorar sobre las ruinas.

 



Es común leer en las redes sociales en estos días aciagos, a personas lamentarse de la situación en que ha desembocado el país luego de 25 años de chavismo, desde aquellos que en un “mea culpa” confiesan públicamente su cobardía por no haber salido a las calles y ofrendar sus vidas en el momento que les era requerido para detener al régimen en su avance totalitario, hasta aquellos que buscan constantemente “chivos expiatorios” a quien atribuirle la culpa por lo que a ellos le sucede, incluso, ir contra quienes lideran la oposición y son las figuras públicas que están haciendo algo concreto (aunque en opinión de estos, equivocados) por solventar el enorme problema venezolano.

No me molesta que estas personas expresen su opinión, tienen todo el derecho, lo que si no soporto es que abunden en la frustración, las acusaciones vacías, los señalamientos totalmente fuera de lugar y en esa pésima costumbre de revolcarse en la impotencia que lo que hacen es profundizarr ese clima de pesimismo tan común en algunos medios de comunicación.

La mayoría de estas personas actúan (y escriben) movidos por su limitado conocimiento de la realidad, presas de la desinformación y los “fake news” tan comunes en este ambiente de cambios impredecibles, son personas que expresan su enorme vanidad al no ser ellos los primeros en ser informados y consultados sobre lo que está sucediendo con nuestro país.

Pero para quienes han leído la historia de los pueblos, las caídas de los imperios, la conquistas de las culturas por otras superiores, la Decadencia de Occidente, el fin del capitalismo, los cambios de paradigmas, los “shocks del futuro” al decir de Toffler, de las teorías de la complejidad de Morín, las conspirativas y el Cambio del Orden Mundial, el Fin de la Historia, el aceleracionismo, la Teoría de Juegos, el realismo en las relaciones internacionales… se nos ofrecen algunas pistas y marcos de referencia para lo que en este momento nos sucede a los venezolanos, estamos en medio de una transición, de un parto difícil y que no sabemos cuál será su resultado, y hay tantas probabilidades de que desaparezcamos como nación, o que nos montemos en una etapa superior de organización social y política, con un futuro posible.

La realidad no es tan sencilla, nuestro destino depende de múltiples variables, no solo de nuestra voluntad, hay demasiados intereses gravitando a nuestro alrededor, lo que sí  está claro es que el chavismo, el militarismo y el socialismo están enterrados junto con esa peregrina idea de que somos parte de un pueblo elegido, a partir de este momento si queremos sobrevivir a este gravísimo momento que vivimos, el de un gobierno criminal e ilegítimo que se ha dado a la tarea de atacar a USA (entre otros países) para degradar su estilo de vida, arruinar su economía y desestabilizar su orden político y social, y el cual, para defenderse, nos ha declarado la guerra y nos ha convertido, a todos los venezolanos, en el enemigo.

Si bien es cierto de que fue solo una minoría de venezolanos inadaptados y peligrosos los que llevaron a cabo tal agresión, el país mayoritario y decente no pudo defenderse de esa lacra, ni estaba preparado para eventos como el chavismo-madurismo que, utilizando todas las armas del terror y la opresión convirtió al país en un inmenso campo de concentración y de experimentación comunal; los enemigos de la libertad utilizaron a las instituciones democráticas, se aprovecharon de nuestro prestigio histórico y de la debilidad de nuestro carácter para avanzar en sus planes de control de nuestro país.

Cuando el castrocomunismo se hizo gobierno, aprovechando a la izquierda más radical, se lanzaron a la conquista de una élite política que había confundido la conformidad transaccional por la política, y que prefirió negociar con el enemigo a enfrentarlo, le dimos al mundo la impresión de que Maduro contaba con una aceptación tácita de una mayoría, cosa que nunca fue verdad y que ha sido demostrado en las diversas convocatorias a elecciones, protestas, opiniones y declaratorias de los venezolanos demócratas, y de allí el lago listado de víctimas, sacrificios y presos políticos que hemos pagado en nuestra lucha por la libertad.

Pero nuestro esfuerzo era insignificante dado el apoyo que tuvo el chavismo-madurismo del socialismo internacional, incluyendo el del partido demócrata norteamericano y algunos de sus mandatarios durante las décadas en que se consolidó el poder efectivo de la izquierda en el continente americano.

El resto de los países de Occidente tampoco reaccionaron a tiempo para controlar a una fuerza tan peligrosa y letal como la de un país democrático tomado por el terrorismo y el narcotráfico, cuando lo hicieron, el daño era extensivo y profundo, primero Chávez y luego Maduro, durante 25 años financiaron y dieron todo su apoyo a la insurgencia totalitaria de izquierda en el mundo.

Yo no me atrevo a predecir que hay en la mente del presidente Trump en su intento de ponerle fin al chavismo-madurista, que es apenas una parte de una lucha aún mayor, por deshacerse de los movimientos e ideologías  fundamentalistas que tratan de dominar regiones enteras del planeta con sus herramientas del terror y la mentira, la guerra de Ucrania, el conflicto en el medio oriente, las provocaciones de China en contra de Taiwán, a esto debemos agregar esa lucha sorda y sin cuartel en contra del narcotráfico a escala mundial, y la enorme ola migratoria que producen estos escenarios de pobreza y violencia y que atentan contra la estabilidad de las naciones desarrolladas.

Estas son amenazas presentes y muy peligrosas que hacen peligrar la paz y el orden de las naciones en el mundo, son demasiados tableros de juego y múltiples estrategias en las que el presidente Trump y su gobierno han debido enfrentar a penas a 50 días de su segundo  mandato, y en este esfuerzo por no sucumbir ante las fuerzas del mal, no hay duda, se cometen muchos errores e injusticias, y a nosotros los venezolanos nos tocó ser señalados como país enemigo de USA, cortesía del chavismo-madurista, con todas las consecuencias que esta clasificación acarrea.

Cuando el presidente Biden entrega su mandato en Washington ya venía con un tiro en el ala, USA se encontraba asediada por todas sus fronteras con una emigración sin control, las medidas que tomó el presidente Trump no podían ser otras sino la cauterización de emergencia y en carne viva de tal infección, con la mala suerte que los venezolanos éramos una parte importante de esa emigración masiva y mayoritariamente ilegal de la que Maduro se estaba aprovechando, para enviar lo peor de nuestra sociedad, a sus  sicarios y narcotraficantes, para hacerle daño a los países receptores.

La reacción de los venezolanos no se hizo esperar, por solidaridad, por un sentido nato de justicia y por nuestro gran sentimentalismo, ver a nuestros conciudadanos en aquella penosa situación nos movió el piso, de pronto la mayoría de nosotros se sintió víctima de una tragedia, a quienes creíamos nuestros mejores aliados y hasta amigos, nos rechazaban como enemigos, nos excluían de sus relaciones y nos trataban como delincuentes. Aquello fue un shock, vimos como unos supuestos miembros de la temible banda del Tren de Aragua, unos carniceros sin piedad humana hechos en Venezuela, eran enviados a las peores cárceles del continente y eran tratados como animales.

Por supuesto, los enemigos del presidente Trump, esa hidra de cien cabezas que es el socialismo internacional, los aliados del tirano Maduro y la maquinaria de propaganda de la revolución bolivariana aprovecharon la situación para manejar los sentimientos y opiniones antinorteamericanas a su favor, y convertirlas en un arma para atacar a USA, que es lo que están haciendo con aquellos que reclaman clemencia y revisión de los casos que se han puesto en duda.   

Esta política represiva y general en contra de los venezolanos por parte de USA va a tener su secuela, se está sembrando el odio de manera indiscriminada propia de estados en guerra, creando una brecha para una futura relación entre USA y Latinoamérica.

Repito, no sé qué es lo que el presidente Trump tiene en mente con respecto al futuro de Venezuela, lo que si estoy seguro es que no va a seguir permitiendo que Maduro y su banda criminal, sigan cometiendo tropelías y poniendo la seguridad de USA en riesgo, y esto es algo que viene escalando y pareciera tener una pronta solución. El caso policial en contra del Cartel de Los Soles está resuelto, al punto que ya se emitieron órdenes de captura y se publicaron carteles de recompensa por la captura de sus cabecillas. Lamentablemente todas estas acciones tienen un costo que los venezolanos estamos pagando y pagaremos, precisamente por todo nuestros errores, omisiones y falsas percepciones.  

Solo si el resultado final es la liberación de Venezuela del yugo chavista y el reconocimiento de la voluntad popular expresados en las elecciones del pasado 28 de julio del 2024, todos estos sacrificios tendrían sentido, podrían ser asimilados como un precio que se pagó por el retorno de la institucionalidad y la democracia.

Para quienes no se han dado cuenta, estamos en guerra, el mundo se encuentra a punto de una conflagración mundial, y el castrocomunismo está utilizando focos de desestabilización en nuestro continente para debilitar a USA, lamentablemente no son tiempos para hilar fino y hacer distinciones de quien es amigable y quien es violento, si estoy en lo correcto nuestra suerte está a punto de cambiar y lo que viene es la inmensa labor de reconstruir al país, mientras esto ocurre las injusticias y equivocaciones con los emigrantes venezolanos deben ser investigadas por los organismos especializados en la protección de los derechos humanos, y no por los gobiernos que las han provocado.

Estamos en un momento delicado de nuestra historia, quizás en un punto de inflexión importante, y justamente en medio de un torbellino de propaganda, información manipulada, egos heridos, reputaciones venidas a menos. No podemos perder de vista, a pesar de todo lo anteriormente expuesto, que nuestra vida como nación, querámoslo o no, está íntimamente ligada al destino de USA, si USA se hunde nos hundimos con ellos, si prevalece, quizás tengamos una oportunidad de recomenzar una vez más como país democrático, por lo pronto, lo que debemos evitar es dejarnos llevar por la desesperación y la manipulación de nuestras emociones en medio de esta crisis.

 

 

 



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