miércoles, 18 de enero de 2017

¿Qué hace un crítico de arte?


La apreciación de arte es una actividad fundamental en el ser humano, forma parte de ese paquete que llamamos “felicidad” o sea, conforma uno de los fines que justifican una vida bien vivida; apreciar el buen arte, disfrutarlo, comprenderlo y hacerlo parte de nuestro entorno está considerado como uno de los placeres fundamentales que le dan justificación a nuestro esfuerzo y sacrificio de trabajar “con el sudor de nuestra frente”.
Y apreciar el arte es fundamentalmente una actividad racional, el llegar a la conclusión de que un concierto, obra de teatro, un buen libro, una película o un cuadro nos gusta, pasa por una evaluación de la experiencia, donde se conjuga una serie diversa de criterios que concluyen en un juicio de valor, pero para ello debemos primero tener un conocimiento previo de estos objetos de nuestra valoración.
Hay que adquirirlos o pagar para estar expuesto a ellos; hay que informarnos para tener una opinión educada; hay que pensarlos, discutirlos, analizarlos, lo que es precisamente una de las actividades sociales más reconfortantes; ir al cine con amigos y discutir luego sobre el film es una actividad enriquecedora y divertida, y que puede ser muy interesante, a medida que estos criterios se hacen más profundos. Hay personas que se sienten tan movidas por la experiencia estética que son capaces de invertir grandes sumas de dinero para ser parte de ellas, y así entramos en el mundo de los coleccionistas y patrones del arte.
El arte nos hace humanos y, mientras mejor formados estemos sobre lo que nos gusta, derivaremos mayor placer y satisfacciones; en este punto intervienen los críticos de arte, que son profesionales con una formación académica y que, supuestamente y debido a su continua exposición a las obras de arte y a los artistas, son personas que no sólo han desarrollado un conocimiento técnico sobre las artes sino que, quizás lo más importante, tienen buen gusto.
Para tener buen gusto hay que exponerse al arte de manera continua, sobre todo en los aspectos estéticos, hay características de una obra de arte que no son fáciles de aprehender, que son tan elusivos y dependen de una apreciación más sensible que lo intelectual, cosas como el balance, la intención, la atmósfera, el sentimiento… que trascienden el conocer de la historia de la obra, o de las técnicas empleadas.
Para el filósofo F. Sibley las características estéticas de una obra no pueden ser inferidas de su carácter no-estético, es decir, hay valores en una fuga de Bach, por ejemplo, que  trascienden la forma y la técnica de una partitura, o de la ejecución de un instrumentista o de la manera como fue dirigida, tanto en el conjunto como en los detalles hay un carácter que trasciende las formas y se eleva sobre las partes, y hay que tener cierta sensibilidad y conocimiento no sólo para captarla sino, más importante todavía, para articularlo en palabras.
Los críticos de arte, los buenos, son una guía indispensable en entender y examinar esos valores estéticos; educan al público para una mejor percepción de las obras, descubren para el neófito caminos que se deben transitar para desarrollar el buen gusto.
La apreciación estética es altamente valorada; en palabras de Matthew Kieran, en su artículo Conocimiento estético (2011): “Nos gusta la apreciación estética por sí misma porque pensamos que involucrándonos con el arte cultivaremos nuestras mentes de manera de tener una mejor comprensión de nuestro mundo. La embrujadora elegancia de una pintura o un diseño puede ser absorbente por derecho propio, pero a medida en que el trabajo se hace expresivo, profundo o nos pone a pensar, potencia nuestro entendimiento.  Las obras de Shakespeare serían mucho menos importantes si no expresaran y exploraran esos aspectos fundamentales de la naturaleza humana de la manera como lo hacen.”
Una cosa es la intención del artista con su obra, lo que quería lograr, otra el efecto real que ésta produce en el público; a veces coinciden, otras no, en ese extremo de la apreciación artística se encuentra el crítico de arte, del lado de nuestra época, intereses, tendencias; el crítico educa al público, lo orienta, le explica lo que debemos buscar, lo que está bien y lo que está mal, si una obra alcanzó sus metas o quedó corta, si un artista es un maestro o un aprendiz a brujo, el crítico inclina la balanza en los valores del arte, en sus cotizaciones, en los mercados, da fama o arruina carreras, mueve al público a las galerías y museos.
Un buen crítico es un árbitro de excepción en las competidas variantes artísticas. Los críticos son especialistas en sus áreas; como lo pudiera ser un cirujano cardiovascular, el que sabe de cine, sabe de cine, el que critica música entiende de música… no son artistas, ni productores, ni compositores, pero tienen un olfato altamente desarrollado, como los catadores de vino, saben cuando un caldo es superior a otros y porqué, detectan el genio cuando lo ven, saben cuando hay trampa y fraude, pueden explicar lo que otros no, de allí su valor.
Por supuesto, como en todas las profesiones, hay grados de excelencia y mucho farsante; no son pocas las veces que hemos leído críticas aburridas, insulsas, a veces incomprensibles debido al oscuro lenguaje en que están escritas… también nos encontramos con “snobs”, personajes  que se creen los árbitros del buen gusto y pretenden dictar pauta porque tienen buenos padrinos que los apoyan, con estos individuos la que pierde es la cultura, se hace vulgar, se retrasa.
Al final de todo este esfuerzo se encuentra el gran público, la gente, quienes son los que finalmente deciden si un crítico tenía o no la razón, y a medida que un público se cultiva, se hace más exigente y refinado, por lo que los críticos deben elevar sus estándares, que a su vez exigen más de sus artistas y gana la cultura.
Afortunadamente, en Venezuela hemos tenido, más por suerte que por designio, una serie de brillantes críticos de arte; estos terribles y oscuros años de revolución no han evitado que contemos con pocos, pero muy finos, críticos de arte, cuya oficiosidad nos afina en criterios y gusto y que, en algún momento, será reconocida.   -   saulgodoy@gmail.com




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