Las constituciones se
parecen (de alguna manera) a las máquinas, esto es, a mecanismos que deben
funcionar y producir algo… no es muy probable que las constituciones funcionen
como se desea a menos que empleen… a decir de Bentham, los castigos y
recompensas.
Giovanni Sartori.
Es muy difícil hacer de adivino en cuanto a un proyecto de
reforma constitucional que se está elaborando en secreto y por un grupito
exclusivo perteneciente a la facción más radical del chavismo-madurismo. Pero
algunas cosas se saben, como por ejemplo: que es una reforma que consta de unos
80 artículos, lo cual ya deja de ser reforma y se convierte casi en una nueva
constitución.
Que su fin es institucionalizar un sexto poder, el ya manido
sueño colectivista del llamado Poder Comunal, que ya fue rechazado en aquella
primer intento de reforma constitucional de 2007, una nueva forma de la
geometría del poder diseñada expresamente para que los revolucionarios
bolivarianos se perpetúen en el poder, sin los inconvenientes de elecciones y
pasando de largo a los controles democráticos.
Parece que incluirá una nueva división del territorio en
base a las supuestas 45.000 comunas que el chavismo dice tener registradas y
bajo su control, con una red política nacional como la que pretenden, quieren
controlar las comunicaciones digitales del país, eliminar a la oposición bajo
cargos de fascismo con penas severas a quienes no estén de acuerdo con este
nuevo modelo.
Instaurar un nuevo sistema económico, que aún no se sabe
cómo funcionará pero se prevé una muy seria y definitiva intromisión de los
entes gubernamentales para controlarlo, se habla de una copia al carbón del
modelo cubano de producción, que ya todos sabemos lo único que hace es producir
pobres y miseria.
Hay quienes piensan que toda esta estrategia de poner sobre
la mesa una nueva reforma constitucional, es solo un ardid para tratar de
legitimar al gobierno de Maduro que se encuentra sin un piso de legitimidad, y
que aun perdiendo un supuesto referéndum para aprobar o no dicha reforma, le
daría ese reconocimiento que tanto necesita.
El asunto es que para el mes de Mayo se develará el proyecto
y como tienen el control de la Asamblea Nacional no les será difícil obtener
las 2/3 partes de los votos para llevar este infame proyecto esclavista a una
consulta pública.
A los chavista les importa muy poco las enormes
contradicciones que ya se notan en su reforma, van a tratar de utilizar un
modelo de estado liberal burgués que basa su soberanía en la persona, en el
individuo libre y autónomo, y lo piensan sustituir por la comuna, un modelo
colectivista con una larga lista de fracasos a nivel mundial, bajo la tesis de
que el actual modelo político económico ha fracasado y hay que modernizarlo.
Los chavistas han estado en el poder por 25 años, y en todo
ese tiempo para lo único que les ha servido las comunas es para distribuir las
bolsas de comida CLAP, para fiscalizar la entrega de bonos, becas y premios a
través del sistema Patria, y para espiar sobre los vecinos, detectando y
denunciando a quienes no están de acuerdo con el sistema, porque en todas sus
demás funciones que les han delegado, la administración parcial de la
distribución del gas, cupos de combustible automotor, electricidad, agua, la
funciones de seguridad, de la salud pública, de la educación, del mantenimiento
de vías y la preservación del ambiente, han fracasado estrepitosamente.
Nadie en su sano juicio quisiera entregarle el poder
político-económico a una partida de ignorantes sin iniciativas propias, que solo
dependen de una llamada por teléfono para que actúen, y que solo saben levantar
las manos para aprobar lo que les llega de sus jefes políticos, pues esa es
justamente la situación a la que el chavismo nos empuja.
La pregunta clave en todo este complicado asunto es: ¿Tiene
derecho un grupo político como el PSUV, que ha perdido unas elecciones
generales de manera tan estrepitosa y pública, que no reconoce los principios
democráticos y la constitución vigente, de avanzar en el seno de la sociedad
venezolana una reforma constitucional como la que proponen?
La respuesta es indudablemente un rotundo NO, pero en las
actuales circunstancias, donde el chavismo a derivado de ser una fuerza
política populista y se ha transformado en un fascismo degenerado y criminal,
imponiendo su voluntad sobre el pueblo venezolano por la fuerza de las armas,
el terror y la astucia para proteger a su directiva, embarrada hasta más no
poder en acusaciones criminales y delitos de lesa majestad.
La oposición política venezolana ha sido infiltrada por
elementos fascistas que están atentando en contra del trabajo de hormiguita que
ha realizado la líder democrática María Corina Machado, los días, luego de las
elecciones presidenciales donde Maduro salió derrotado, pasan sin que se vean
resultados reales que cambien el peligroso contexto en que el país se
desenvuelve, y aunque las presiones internacionales siguen vigentes, la
oposición venezolana no tiene la fuerza para enfrentar y derrotar a la hidra de
cien cabezas en que se ha convertido el chavismo.
Lo más probable es que si no hay una respuesta asertiva y
contundente por parte de nuestros aliados internacionales, el presidente
electo, el Dr. Edmundo Gonzáles Urrutia no podrá regresar al país para ejercer
su mandato y su familia en Venezuela seguirá siendo asediada por el régimen para
chantajearlo, la gran mayoría de los venezolanos que creemos en los valores y
los principios democráticos estamos bajo condena de muerte y a la espera de que
en cualquier momento seamos víctimas de los asesinos y torturadores de Maduro.
La iniciativa chavista de la reforma a la constitución es un
dilema de orden moral y ético, solo con la verdad podremos desmontarlo, si esta iniciativa triunfa, estará asegurada la inestabilidad política del continente en las décadas por venir.
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