He tratado en los últimos tiempo de enfrentar nuestra
realidad política y de aproximarme a su esencia, descifrar sus componentes, ver
sus implicaciones y hacer un análisis del fenómeno, pero cada vez que lo he
intentado se caen mis argumentos debido principalmente, a la enorme cantidad de
desinformación que existe en el ambiente, mucha de ella ataques deliberados de
partes interesadas en crear zozobra e incertidumbre, pero también por la
existencia de elementos emocionales y muchos globos de ensayo que las facciones
en conflicto introducen en este melange,
que simplemente resulta en algo caótico y amorfo.
He tratado de empezar éste artículo no menos de cuatro veces
y he tenido que desistir entre otras cosas porque la información sobre la que
trabajaba era falsa, o no contaba con el suficiente respaldo sobre algún
aspecto de nuestra compleja realidad, o las decisiones políticas del momento se
evaporaban o cambiaban de sentido al momento de producirse, o simplemente no
existía coherencia entre anuncio, acto y consecuencia de parte de los actores
políticos del drama venezolano.
Hay factores políticos, militares, financieros
internacionales que afectan de manera importante lo que acaece en nuestro
devenir, muchos de ellos vienen de organismos multilaterales que apoyan ciertos
intereses, de gobiernos que están a favor de nuestra lucha por la libertad y la
democracia, o de instituciones que prefieren esperar y no pronunciarse por
miedo a encontrarse en el bando perdedor, hay una cantidad de gobiernos que
están alineados con el gobierno de Maduro pues están a favor del populismo
totalitario, es claro una fiera lucha geopolítica por territorio y recursos que
afectan de manera importante nuestra necesidad por recuperar al país y su institucionalidad.
Y en medio de los disparos entre los bandos involucrados, a
nivel global, continental, nacional y local, se mueven unas fuerzas armadas,
regulares o no, que toman territorios, que permiten que sindicatos del crimen
produzcan y distribuyan drogas, que se laven ingentes cantidades de dinero
proveniente de actividades ilícitas, que se aterrorice a la gente o se les de
esperanza, se aprovechan los líderes espontáneos del caos, se despliegan las
falsas banderas pues todo es un juego de estrategias, de cómo hacerle costosa
la permanencia en el poder a unos, y de cómo favorecer a los aliados en sus pretensiones
políticas.
En este momento una buena parte de los países de
Latinoamérica están bailando un apretado tango que va entre formas socialistas
de gobierno, reconstrucción del tejido capitalista y productivo y fórmulas
caudillistas de liderazgo, esto sucede mientras USA se embarca en la
recuperación de la conducción de la región luego de largos años de abandono.
En esta realidad tan inestable es mucha la emotividad que
aflora, al final del día son seres humanos los que sufren las deportaciones,
los desalojos, el miedo, los éxodos de una frontera a otra, los maltratos xenófobos
de las distintas autoridades, los acosos de los delincuentes, y en no pocos
casos la muerte.
Hay una necesidad perentoria por entender lo que sucede,
porque creemos que si entendemos nuestras circunstancias podremos o tendremos
la oportunidad de accionar evitando los peligros, podremos protegernos, atacar
o huir de las amenazas que se nos vienen encima… pero nuestro país, Venezuela,
lamentablemente tomó una serie de malas decisiones políticas, puso en el
gobierno a personas incapaces y con otras agendas, contrarias al interés
nacional, y ahora estamos metidos en un vórtice de criminalidad y conflictos
que nos sumergió en un mundo de contradicciones y mentiras, de un pavoroso
vacío de información veraz que nos ha llevado por la senda de más errores y
sacrificios inútiles.
Pero tuvimos la suerte de contar con un liderazgo de
emergencia que en el último momento logró hacer reaccionar al país, y por medio
de unas elecciones democráticas y generales, pudimos manifestar el deseo y la
decisión de la mayoría del pueblo de cambiar el curso de nuestro devenir
político, lamentablemente esa voluntad soberana y constitucional no fue
aceptada por Maduro y el chavismo, incrementando la entropía en nuestro sistema
político, luego de romper con la continuidad democrática, el gobierno está
siendo conducido por personas y actos que se encuentra fuera de la ley y el
orden.
Pero esas elecciones tuvieron tal repercusión ante la
opinión mundial que un importante sector de los países occidentales repudiaron
públicamente la intensión del chavismo revolucionario de perpetuarse en el
poder, con el agravante que muchos de las acciones criminales, conspiraciones y
mentiras de esa izquierda fundamentalista, fueron develados y publicitados, al
punto, de hacer de los líderes del chavismo una caterva de delincuentes
buscados internacionalmente para que comparezcan ante la justicia.
En esta situación nos encontramos, un país secuestrado por
una mafia de narcotraficantes que, a la espera de mejores circunstancias para
su sobrevivencia, siguen en su empeño de desestabilizar el continente americano
por medio de sus tentáculos de bandas armadas y alianzas con terroristas,
llegando incluso a la afectación el orden interno de USA, en sus principales
ciudades, mientras promueven conflictos armados en países vecinos.
Gobiernos totalitarios como el de Cuba y Nicaragua tienen en
Venezuela un aliado incondicional en su plan de prenderle fuego a la pradera,
en internacionalizar distintos conflictos armados, desestabilización social,
alimentar crisis políticas para mantener en zozobra el orden continental y de
esta manera distraer la atención de Washington y de los países democráticos del
área, sin que tengan una clara idea de cómo actuar ante la creciente amenaza.
Los gobiernos americanos han favorecido la vía del diálogo y
la negociación en los últimos diez años sin obtener resultados, nuestros
líderes del momento han preferido la lucha pacífica, han activado todos los
recursos legales e institucionales para tratar de contener el derrame de una
ideología mortal para la democracia como lo es el populismo de izquierda y su
resultado natural que son gobiernos militaristas y totalitarios. USA, aunque ha
podido contener policialmente dentro de sus fronteras las acciones hostiles de
grupos de infiltrados, se enfrenta al inmenso problema de un estado paralelo,
enterrado profundo en las entrañas del gobierno y que el partido demócrata ha
incubado por años para desestabilizar la sociedad de ese gran país, y
realizarlo como la gran utopía de la izquierda internacional.
El continente americano está convulsionando ante una nueva ofensiva
de la izquierda internacional lideradas por Rusia y China, volvieron al plan
guevarista de múltiples focos de insurgencia simultáneos, con el apoyo de los
grupos fundamentalistas islámicos que están mudando sus fuerzas del Medio
Oriente hacia Latinoamérica, con una iglesia católica radical imbuida en la
teología de la liberación y un Papa comunista sin pudor alguno, con referencias
racistas, nacionalistas, impregnados de ideología WOKE, con una mentalidad de
control social y el uso de tecnologías para el manejo de Big Data e
Inteligencia Artificial para el seguimiento y vigilancia de los ciudadanos, con
un ecofascismo duro tratando de cambiar los patrones energéticos del mundo a
favor de energías alternativas.
Venezuela fue un experimento, un laboratorio de técnicas,
discursos, estrategias y políticas que tuvo un éxito limitado, justamente
debido a la resistencia de los venezolanos a la opresión y la esclavitud, a una
lucha constante, muy desordenada y aleatoria pero nunca derrotista, que sigue
hoy a pesar del terror, las muertes, los presos políticos, la censura y la
miseria que el gobierno de Maduro, bajo la tutela del castrocomunismo, ha
instaurado y pretende exportar a otras naciones.
El gobierno del presidente Trump tiene en su poder las
pruebas suficientes que avalan este escenario en pleno desarrollo, pero creo
que sería un gran error pensar que el gobierno de Maduro puede ser llevado y
controlado por sanciones y amenazas, ya no es él quien decide sobre sus
movimientos o destino, el país es dirigido a control remoto como si se tratara
de un dron no solo por poderosos carteles de drogas, frentes revolucionarios y grandes
grupos financieros, que se reúnen
entorno a los verdaderos enemigos de USA, ahora la revolución chavista cuenta
con fuerzas multinacionales en nuestro territorio (sirios, iraníes, cubanos,
rusos norcoreanos, palestinos) aumentando la amenaza.
Y no podemos desestimar las dos circunstancias que hacen de
nuestro país, una plataforma codiciada en todo el continente americano, sus
riquezas energéticas y su ubicación geoestratégica, que en caso de una
conflagración mundial será sin dudas una cabeza de playa importante desde la
cual se le negará a los norteamericanos el acceso a nuestro petróleo y
aprovecharán la cercanía a su territorio para preparar misiones en su contra,
pero lo más notable es que con una vecindad en contra de USA, estos países, que
una vez fueron aliados, se pudieran convertir en una distracción innecesaria y
peligrosa.
Debo hacer notar que en caso de un escenario como el
planteado, la gran mayoría de los venezolanos preferimos mil veces ser parte de
la Doctrina Monroe, de América para los americanos, que convertirnos en colonia
de algún poder hegemónico que no tenga nada que ver con nuestra cultura e
historia.
Con el gobierno revolucionario chavista solo hay un curso de
acción efectivo y definitivo, lo más similar en la historia reciente sería la
toma y la liberación de los campos de concentración nazi en Europa por parte
del ejército aliado, los chavistas han convertido a Venezuela en un enorme
campo de concentración, y estoy seguro que una vez liberados, los venezolanos
honraremos esa deuda histórica con USA, de más está decir que Venezuela es de
los pocos países en el mundo que pudiera pagar los costos de su reconstrucción
gracias a su riqueza petrolera, y que esta reconstrucción daría trabajo y
recursos a muchos migrantes de nuestros países vecinos, aliviando en gran
medida la presión sobre las fronteras al norte del Río Grande.
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