martes, 25 de agosto de 2015

La otra cara de Karl Marx.


 Joseph Proudhon, el socialista utópico, dijo de la obra de Karl Marx en 1847: "Es un tejido de groserías, calumnias, falsificaciones y plagios. Marx es un parásito del socialismo".
Algunos autores que han estudiado a profundidad su obra se han dado cuenta de que efectivamente a Marx no le temblaba el pulso al momento de incorporar a sus trabajos bloques completos de otros autores sin ni siquiera citarlos, de sus investigaciones realizadas en la Biblioteca del Museo Británico se han descubierto adulteraciones de estadísticas que le sirvieron para justificar sus opiniones, sobre todo las usadas en los capítulos XIII y XV de El Capital.
Una de las tesis fundamentales de esta obra es que las condiciones del trabajador en Inglaterra habían empeorado con el capitalismo, para ello refirió las informaciones recogidas en los Blue Books, que eran los reportes anuales del Parlamento inglés donde se decía todo lo contrario, los trabajadores vivían más y mejor, pero para probar su tesis tomó datos de reportes treinta años antes, con lo que estaba haciendo un fraude histórico.
Ejemplos de esta mala costumbre se repite en su discurso a la Internacional de Trabajadores en 1864 donde de nuevo cambia los números de los discursos del primer ministro inglés Gladstone sobre el estado de la economía, el desempleo y los salarios de los trabajadores.
Su actividad como plagiador se refleja en muchas de las frases famosas que se le atribuyen, de Marat se apropió de la máxima "El proletariado nada tiene que perder, excepto sus cadenas".
De Heine "La religión es el opio de los pueblos".
De Louis Blanc tomó la fórmula "A cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades".
De Shapper "Trabajadores de todo el mundo, uníos", y de Blanqui la expresión "Dictadura del proletariado".
Para quienes tengan la curiosidad, tome una copia del Manifiesto de la Democracia de Víctor Considérant, escrito cinco años antes del Manifiesto Comunista y se darán cuenta del enorme fraude de Marx.
Karl tenía un carácter endemoniado, intolerante, era un racista a ultranza, sus referencias a los pueblos inferiores es constante, despreciaba a los razas aborígenes, a las mujeres y a los negros, le tenía una especial rabia a los rusos, es ya conocida su desestimación por la figura de Simón Bolívar a quien dejó muy mal parado en su nota biográfica.
Dejemos que Ángel Vivas nos ilustre sobre el punto: Karl Marx también ofendió la memoria de nuestro Libertador y por ende al pueblo venezolano en su obra “SIMON BOLIVAR” elaborada en 1857, la cual reposa en los archivos del Instituto Marx-Engels- Lenin de Moscú. En 1857 Charles Anderson Dana que era Director del New York Tribune solicitó a Marx y a Engels unas biografías para incluirlas en la New American Encyclopedia. Las biografías fueron escritas, y Marx elaboró la de Simón Bolívar, al tiempo, Charles Dana la devuelve con una gran cantidad de observaciones por el tono prejuiciado y ofensivo en contra de Simón Bolívar con el que había sido escrita exigiéndole que se documentara más sobre nuestro Libertador.
Marx escribe una carta a su amigo intimo Engels fechada en Londres el 14 de Febrero de 1858 en la que le comenta sobre los reclamos de Dana diciéndole lo siguiente: “En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico, pero hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón Primero al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque” la sola comparación con el llamado “Emperador” negro Souluque, dictador haitiano que surgió de entre los esclavos para cometer fechorías contra su propia gente, pone a nuestro Libertador, desde el envidioso y retorcido punto de vista de Marx en la posición de un dictadorzuelo oportunista y demagogo.
En palabras de Zé Ninguém Marx tenía graves problemas de comportamiento: "Era un burgués intelectual judío que odiaba a los judíos, a los intelectuales y a los burgueses. En fin, un sociópata que se odiaba a sí mismo. Hasta ahí todo bien. El problema era cuando hacía escuela, cuando se convertía en mentor de una multitud de gusanos igual a él".
El ruso Mikhail Bakunin, a quien Marx denunció falsamente como agente secreto de la policía zarista, lo tenía como una "pila de estiércol", Karl Heinzen, su compañero en la redacción de la Gazeta Renana lo describió como "Espíritu perverso, capaz de todo, menos de un gesto noble".
Su familia fue la que más sufrió las consecuencias de su perversidad nata, de los seis hijos que tuvo de su matrimonio, tres murieron de niños, en la carestía más absoluta y tres cometieron suicidio (sus hijas Jenny, Laura y Leonor).
Su esposa Jenny envejeció prematuramente y murió sin perdonarle su adulterio con una empleada doméstica de la que nació su único sobreviviente, un hijo al que nunca reconoció y expulsó de la casa.
Fue mal amigo y ofendía a quienes pagaban sus cuentas como fue el caso de Henriette y Engels con quienes tuvo amargos desencuentros por dinero.
Marx murió de mala manera, a los 65 años, solo, de balneario en balneario, buscando aliviar sus terribles dolores, lleno de tumores, con los pulmones hechos un trapo, sufriendo de fiebres, insomnio y terribles jaquecas.
En palabras del nunca bien ponderado filósofo brasileño Olavo de Caravalho, uno de los expertos latinoamericanos en la obra de Marx, "Marx nos miente con sus presupuestos filosóficos, miente con su apreciación de la historia, miente con sus teorías económicas, y miente con sus datos estadísticos que finge son comprobables. De su obra nada se aprovecha, excepto el método dialéctico que lo usan los astutos y mentirosos para ganar debates".
Por todas estas notas de su carácter y vida, es la razón por la que sus ideas están impregnadas de una pulsión hacia la violencia que no tienen parangón en el pensamiento occidental, sus ideas quedan claramente establecidas en la necesidad del uso de la violencia para el logro de sus fines, el sociólogo comunista francés Alain Badiuo nos recuerda: “Así, la palabra «comunismo» implicaba la palabra «revolución», en el sentido de una legitimación política e ideológica de la insurrección o de la guerra del pueblo, y, por tanto, de una violencia colectiva dirigida contra los explotadores y sus aparatos policiales y militares.
En segunda instancia, una vez ganada la revolución, con la represión desplegada por el nuevo poder popular contra los intentos contrarrevolucionarios encabezados por las antiguas clases dirigentes (La dictadura del proletariado).
Había igualmente una violencia en un tercer nivel, ya instaurado el nuevo régimen comunista, y trataba sobre esos ajustes revolucionarios necesarios para lograr el predominio total, por lo que había que aceptar grandes dosis de violencia, bajo la forma de coacciones ejercidas en masa, a menudo parecidas a auténticas guerras civiles, sobre todo en el mundo rural. 
Por último, Marx preveía la violencia interna por la lucha por el poder dentro del partido único e implicaba una violencia vinculada al control del poder por parte de un grupo estable y unido y, en consecuencia, la liquidación incesante —es decir, las purgas— de los adversarios reales o imaginarios.
Y no es para menos, el advenimiento de una sociedad igualitaria no es un hecho natural y espontáneo, tiene que ser forzado y su resistencia ahogada en sangre, el comunismo es un empresa absolutamente anti natura, va en dirección contraria al instinto animal en el hombre, a su esencia como persona e individuo, solo con la violencia más atroz se puede imponer un régimen de estas características.
Marx experimentó en vida muchas de estas formas de violencia que nacían de su doctrina y escribió con detalle sobre las mismas, para un hombre de su catadura, el parto revolucionario era un hecho violento, la historia le daría la razón plenamente.  -    saulgodoy@gmail.com





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