miércoles, 9 de diciembre de 2015

El diablo se viste en Libertador


El chavismo está descubriendo de la peor manera, que toda la estructura política del PSUV se encuentra en peligro, tengo que decir que el grueso de la militancia y la dirigencia de ese movimiento político es igualmente  víctima de los pésimos manejos que se está haciendo de esa organización política.
No fue sólo el país engañado con un manejo “bipolar” de la realidad nacional, hacia lo interno de ese partido, hay una ausencia de una gerencia de daños producto de la tremenda derrota política que sufrieron el 6D que les está impidiendo reaccionar, contener y reorganizar las fuerzas para proteger las parcelas de poder que no quedaron afectadas.
El presidente Maduro se encuentra bajo la influencia malsana del psiquiatra Jorge Rodríguez quien está actuando en plena etapa de negación del desastre, este comportamiento que usualmente se registra en personas traumadas o víctimas de una situación de desastre, consiste en negarle importancia al impacto sufrido, tratando de minimizar sus efectos, es una respuesta de defensa que trata de mantener la integridad del sujeto para que no se derrumbe y pierda el control de su situación, el problema se encuentra en que en este estado, se hace imposible manejar correctamente las posibilidades de sobrevivencia de la víctima.
Me explico, para nadie un secreto que el Dr. Rodríguez había asumido demasiada responsabilidades en su persona, más de lo que estaba dentro de sus capacidades, en los últimos meses había descuidado de manera notable sus responsabilidades como Alcalde del Municipio Libertador, uno de los más complicados del país.
Sus actividades como jefe de campaña del PSUV que lo tenían avocado a un ritmo de actividades que lo habían llevado hasta sus límites de sus posibilidades humanas, varios de sus allegados de confianza habían advertido sobre los violentos cambios de personalidad del Dr. Rodríguez quien dormía muy poco, se mal alimentaba y en varias ocasiones había perdido el control de manera notable y preocupante.
Pero en vez de bajar el ritmo de sus actividades, las aumentó, en esa ansia de control por la que siempre se ha destacado y aparte de sus otras actividades se convirtió en el vocero del gobierno con más apariciones en los medios después del presidente Maduro.
Las responsabilidades que tiene de la derrota son indudablemente gigantescas, por su cercanía al presidente le había transmitido parte de esa angustia que lo rendía inoperante en situaciones cruciales y se cometieron gravísimos errores de apreciación sobre la campaña que comprometía  el éxito de la misma.

La estrategia hacia los votantes fue sin duda un elemento de peso en que el PSUV fuera visto como una mala broma, en medio de la escases la gente era tratada como pordioseros, de nuevo el papel de Don Regalón, con un estado jugando con la necesidad del pueblo como si fueran focas en un espectáculo circense,  repartiendo dádivas y promesas huecas, los electores se daban cuenta de inmediato que el saco de regalos estaba vacío y que barrían el piso con su dignidad, fue cuando menos insultante y esta actitud fue rechazada y castigada.
El presidente y su jefe de campaña alienaron a un importante sector del chavismo que se sintieron no solo irrespetados sino agredidos, las amenazas no solo eran dirigidas a la oposición sino a los mismos chavista y aliados, por medio de la violencia verbal se trataron de forzar situaciones que comprometieron seriamente las relaciones del gobierno con las FFAA, con los actores gubernamentales y con el CNE, el estilo de Rodríguez se hizo parte del de Maduro, las responsabilidades y la culpa eran siempre delegadas a los subordinados y se convirtieron en un elemento perturbador en las campañas regionales y locales.
El comando de Campaña en vez de solucionar problemas los complicaba, los recursos eran retenidos o desviados, había retardos injustificados de recursos y logística, las órdenes y contraórdenes aumentaron de frecuencia a medida que se acercaba el día de las votaciones, el nerviosismo que se respiraba en la cúpula del poder era transmitido al resto de la cadena de mando y algunas regiones quedaron incluso aisladas como fue el caso de Amazonas y Zulia.
La sobreexposición del presidente en los medios en vez de ayudar, perjudicó la campaña, el contenido de los mensajes eran inconexos y la impresión que daba es que no tenía control sobre la situación desplegada, la presencia de Rodríguez era molesta y perturbadora, su afán de control y su sed de protagonismo copaban los escenarios fundamentales y no siempre de manera positiva.
Pero lo peor estaba por venir, a medida que los informes llegaban al CNE y debido a su experiencia en el organismo del cual fue presidente, Rodríguez abandonó sus funciones de campaña para ocuparse de la data que llegaba y su análisis, ya para ese momento el agotamiento del funcionario era visible y muchas personas temían por su derrumbe.
Los análisis de la información y la inteligencia que se desprendía de estos informes estaban altamente influenciadas por Rodríguez, quien para ese momento estaba desesperado por resultados positivos, el presidente no fue debidamente informado del curso de los eventos sino hasta que el directorio del CNE le dieron los devastadores informes preliminares.
Maduro fue uno de los últimos en enterarse de la verdadera magnitud del desastre  e influenciado por Rodríguez, trataron de implantar el plan de emergencia que tenían preparado para abortar el proceso electoral, pero debido a la presión internacional y a la firme negativa del Alto Mando militar decidieron no llevarlo a cabo.
A la vista de la derrota decidieron no asumir responsabilidades para darse tiempo de elaborar una estrategia que los salvara de los efectos posteriores, Maduro fue instruido de poner la culpa en los hombros de la militancia, en una traición al legado de Chávez y en un realineamiento de las fuerzas de la derecha internacional, lo que llevó a la elaboración de la tesis de que el pueblo no había comprendido el tema de la guerra económica contra Venezuela.
Esta estrategia de levantar muros a las críticas y al análisis de la derrota sorprendió al resto de la dirigencia de la tolda chavista y a las organizaciones afectas, muchos de estos dirigentes están siendo obligados a alinearse a este silencio bajo el pretensión de defender a toda costa la imagen de Maduro, pero ya se está preparando una purga en el partido, pero no en busca de los verdaderos responsables de la debacle electoral,  sino buscando cabezas de turco entre los funcionarios que no son afectos a Rodríguez y Maduro, los verdaderos culpables.
A estas alturas del proceso no hay manera de tener una reunión de evaluación sobre lo que pasó, no hay críticas ni análisis de la situación, excepto lo que se hace en los medios de comunicación y el partido entra en una espiral de descomposición muy peligrosa.
Estamos a las puertas de una cacería de brujas dentro del PSUV, y si no hay una respuesta coordinada y contundente de parte de los sectores que les duela el futuro del partido para aclarar las responsabilidades de la derrota, lo más probable es que el chavismo termine convertido en una especie de falange fascista y se pierda definitivamente el patrimonio político del Comandante Chávez.
Lo peor de esta situación es que al alto gobierno va a estar ocupado en esta defensa interna, descuidando sus funciones de estado en el momento más crítico de la crisis económica que arropa al país, lo más probable es que el desempeño del gobierno de Maduro siga deteriorándose rápidamente y la situación política desemboque en una crisis incontenible. -   saulgodoy@gmail.com





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