martes, 2 de febrero de 2016

La izquierda extraviada


Todas esas ideas políticas extrañas de los gurús del Presidente fallecido Hugo Chávez Frías como eran Ramonet, Ceressole, Monedero, la Hannaker, Heinz, Giordani y Galeano, que conforma el más oscuro territorio de lo que se ha llamado La Nueva Izquierda y que ha sido la causa del cuestionamiento de nuestras tradiciones, la revisión de lo sagrado, el intento por crear un nuevo hombre y un nuevo mundo.  
El nuevo socialismo fue una ideología que se forjó en los años 60 del pasado siglo por lo más granado de la intelectualidad europea, quizás Chávez lo ignoraba, pero estos pensadores “revolucionarios” deben sus ideas, estériles por demás, a hombres como Antonio Gramsci y su idea de “hegemonía”, Herbert Marcase y su mentalidad “unidimensional”, Theodore Adorno y la ilustración como “dominación”, Jaques Derrida y la “prisión del lenguaje”, Michael Foucault con su “conocimiento es poder”, P. Deluze y la “ilusión de la lógica”, Pierre Bourdies y la “inevitabilidad de la jerarquía”, entre otros.
Todos estos autores tenían algo en común, eran los maestros de la suspicacia y la sospecha, pensadores que descubrieron toda una red de estructuras, sistemas, fuerzas, mecanismos y otros vagos y etéreos conceptos de la dominación, lo más importante, trataron de probar que las culpas del hombre postmoderno radicaban fuera de él, sus errores, crímenes omisiones y responsabilidades había que atribuírseles a un sistema oprobioso manejado por un imperio manipulador e inhumano, pero responsabilidad personal por posiciones asumidas, cero, ninguna.
Esa nueva izquierda, intoxicada de marxismo, de autoritarismo y militarismo, se dedicó a desmontar al mundo en sus componentes más básicos y como luego no pudieron volverlo a armar de acuerdo a sus pretensiones, no les quedó sino lamentar su miedo y su fracaso, denunciar el desorden y declarar al mundo como un lugar cruel e injusto.
Es muy fácil decir, revisemos la historia, cuestionemos la familia, desnudemos a la religión, fragmentemos la ley, destruyamos el mercado, la tradición y la cultura hasta verle el tuétano y luego experimentemos, inventemos nuevas formas de relaciones, de trabajo, de producción, de pensar… es simplemente despedazar a la vaca y volverla a pegar a capricho y pretender que viva y de leche.
Se trata, en pocas palabras, de un llamado a la anomia social, al suicidio colectivo por parte de una revolución irresponsable (como todas) que se jactan de tener respuestas y luego, cuando no saben que hacer, se sientan a temblar por las maldades del imperio.
¿De donde vino toda esta ideología chatarra? Probablemente de la revisión que se hizo en la Europa del siglo XIX de la moral y costumbres victorianas; el pensamiento racionalista occidental al ser llevado al extremo, socavó sus propias bases al concluir que no había manera de justificar normas universales de comportamiento.
Fue Federico Nietzche, el padre del relativismo cultural, quien primero cuestionó los valores y tradiciones de una época argumentando que estos provenían, más que de la razón, de la voluntad de los hombres.
El hombre era un animal creador de valores y debido a la infinita variedad de conceptos que había sobre el bien y el mal, no había manera de “fijar” una moral como comportamiento aceptado por toda la humanidad. – No hay hechos, sólo interpretaciones- dijo Nietzsche.
Los revolucionarios del mundo quedaron encantados, todo era cuestionable, nada era verdad, al mundo había que deconstruirlo, pero… se olvidaron de los demonios que liberaban; mayor criminalidad, desapegos de los grupos sociales fundamentales, se incrementaba la desconfianza y la violencia, entronizaban el cinismo y se perdía el sentido de lo humano, el resultado: más pobreza, menos libertad… una tragedia.
Ya Edmund Burke y otros críticos de la derecha ilustrada lo advirtieron, que al querer suplantar la tradición y la religión por la razón, inevitablemente resulta la anarquía.
Nicolás Maduro siguió con este movimiento descontructivista, más por fanatismo ideológico que por comprensión, a Maduro le lavaron el cerebro en Cuba en sus años mozos y lo que le implantaron, fue un chip fundamentalista que lo hacía un creyente de los preceptos revolucionarios del castrocomunismo, cuando hereda el poder político de su “padre” Chávez, hereda igualmente la dependencia ideológica del comunismo internacional y se pliega a los mercenarios españoles del partido “Podemos” que fue una organización financiada por Chávez y que se infiltró en el sistema democrático español con el fin de destruirlo.
Fueron entonces los radicales del comunismo ibérico que habían estado invernando en las universidades, centros de investigación, dependencias gubernamentales los que se activaron y trasladaron a Venezuela, donde dieron instrucciones a Maduro en cómo anular a las fuerzas de la oposición encarcelándola, torturándola, exterminándola utilizando el aparato represivo del estado, arruinando la economía nacional en base a repartos de capitales y bienes para fomentar la corrupción y el parasitismo, crear grupos de choque armados para sembrar el terror entre los ciudadanos, sus asesores recomendaron torcer las leyes, en el mejor espíritu fascista, para mantenerse en el poder.
La misma receta que muy pronto aplicarán en España si no les dan un parado, fuimos, para todos los efectos, un globo de ensayo de lo más perverso de la política socialista internacional, esa, que manipula a las masas con intereses colectivos y paraísos en la tierra, donde el precio por la felicidad social es la muerte de la individualidad y la libertad, donde los gobiernos doblegan y explotan al pueblo con las armas del totalitarismo.
Serrano Mancilla y Salas, los responsables de agravar la situación económica de Venezuela
Tenemos un gabinete económico productivo, integrado por puros marxistas dependientes, entre quienes destacan Luis Salas y Tony Boza quienes tienen línea directa con el asesor económico de Maduro en España Alfredo Serrano Mancilla, uno de los ideólogos del partido Podemos.
Son personas que no están ni preparados, ni tienen la disposición de enfrentar una crisis como la que afecta a Venezuela en la actuales momentos de manera profesional, al contrario, son fichas manipuladas desde Podemos en España para terminar de hundir el país en la miseria y tener un territorio de tolerancia para sus grupos afectos, que incluye otros movimientos fundamentalistas antioccidentales, grupos terroristas antisemitas, movimientos antiimperialistas y anti norteamericanos, en fin, un club global que incluye toda la viruta y el desecho de lo que quedó luego de la caída del muro de Berlín.
Maduro tiene instrucciones de perseverar hasta el mero final, oponerse a las recetas que pudieran salvar al país, su misión es profundizar la crisis para fomentar el caos social y salidas militaristas, para ello tiene al poder judicial en un puño, conformado de manera ilegal por afectos a su régimen, totalmente vendidos a la idea de sembrar el odio y la violencia, lo que viene en mi país, es un desacato absoluto a la Constitución Nacional por medio de sentencias preparadas en España y ejecutadas por unos magistrados vendidos al dictador.
Por ello creo, que la actual Asamblea Nacional, al abrir un compás de espera de seis meses, está cometiendo un error, le está dando oportunidad al enemigo en reorganizarse y lanzar su último y suicida ataque a la institucionalidad, y en las actuales condiciones es muy peligroso.
Lo que deberían hacer es convocar al pueblo para que ejerza su derecho constitucional a la protesta y de una vez por todas sacar a estos depravados, irresponsables y lunáticos del poder por medio de movilizaciones masivas del pueblo de Venezuela, el mismo que le dijo ya basta a Maduro, y que llevó a la oposición a tener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
La última palabra la tiene el soberano, el mismo que ahora muere de desahucio y hambre en cada rincón de Venezuela, es el pueblo cansado del sometimiento y la esclavitud que un régimen policial como el del partido PSUV tiene instaurado en estas tierras, basta de jugar al oprobio, rompamos las cadenas que nos quiso imponer el comunismo.  -  saulgodoy@gmail.com




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