miércoles, 16 de marzo de 2016

El estado de la inteligencia en Venezuela



Una de las principales características del chavismo como ideología fue su internacionalización, siguiendo el precepto comunista leninista que la única manera de conservar el poder político era por medio de alianzas estratégicas con otros países de pensamiento similar, y que las diferentes Internacionales Socialistas promovieron como estrategia.
Por ello, el inmediato acercamiento a la Cuba de los Castro, a la Argentina populista de los Kirchtner y al Brasil del partido obrero de Lula, pero no contento con esto, una de las tareas que se derivó del nuevo gobierno socialista bolivariano, fue la exportación de la revolución.
Entre los muchos problemas que se generaron a partir de esta apertura internacional, que significaba un alejamiento de los centros capitalistas y de occidente, y establecer relaciones con regímenes anti imperialistas y de ideología de izquierda, bajo el principio, que el mundo se encontraba transitando hacia un nuevo orden mundial, caracterizado por una “pluripolaridad” en el equilibrio de fuerzas e intereses, y en una acelerada “crisis” del capitalismo como sistema económico predominante, se permitió que gobiernos extranjeros afines a la revolución venezolana, que no eran nuestros socios tradicionales ni aliados históricos, se involucraran en el negocio petrolero, nuestra principal actividad productiva y estratégica.
De esta manera estos gobiernos extranjeros, tuvieron acceso a la información más sensible del país exponiéndonos a graves riesgos de seguridad, pero lo más grave de la situación fue que ambos gobiernos chavistas (Hugo y Nicolás), consideraron al petróleo como arma estratégica y que fue usado en la conformación de políticas de cooperación y castigo en las relaciones internacionales, desnaturalizando el negocio petrolero y sobrecargando al país con obligaciones financieras producto de campañas mundiales, llevando la nueva visión estratégica de una Latinoamérica unida bajo el socialismo bolivariano, una “patria grande” que reclamaba su lugar en el nuevo juego geopolítico.
Bajo esta visión, repito, se produjo un cierre hacia occidente y una apertura hacia oriente y al subcontinente latinoamericano, y como era una visión sesgada ideológicamente, Venezuela se convirtió en el centro de convite de todas aquellas expresiones antiimperialista, anti norteamericanas, todo grupo radical, subversivo, todo gobierno antidemocrático encontró en Venezuela un santuario y muchas veces un socio.
Y porque el gobierno venezolano en estos años de chavismo no renunció a su posición en el concierto de naciones, a sus vínculos tradicionales como país democrático que era y a su pertenencia a los distintos foros en occidente, se convirtió igualmente en vocero de estos nuevos intereses radicales, incluso de aquellos perseguidos como criminales en occidente, como lo eran las expresiones del terrorismo, sobre todo del fundamentalismo islámico y el narcotráfico.
Con este cambio de paradigma político, el sistema de inteligencia del país cambió, sobre todo al permitírsele a algunas naciones, principalmente a Cuba, su intromisión en áreas sensibles de seguridad y defensa, principalmente al interior de nuestro estamento militar, el cual fue infiltrado y controlado con agendas que nada tenían que ver con el interés nacional.
El analista político del Centro para Políticas de Seguridad en Washington, J. Michael Waller, publicó un estudio titulado ¿Qué hacer con Venezuela? (2005) para el Departamento de Estado, en el que decía, en el subtítulo La Unión efectiva de los servicios de seguridad e inteligencia con Cuba:
-Aprobaron un tratado con Cuba otorgándole a jueces cubanos y miembros del aparato de seguridad cubano total jurisdicción dentro de Venezuela.
 -Colocó los servicios de inteligencia de Venezuela (DISIP) bajo el control del servicio de inteligencia cubano DGI, con oficiales del DGI ocupando puestos claves de gerencia y análisis dentro del organismo.
-Cuba trajo miles de policías y oficiales de inteligencia para entrenar a las fuerzas bolivarianas de seguridad.
-Importó miles de operativos para acciones civiles parta construir la base de soporte entre la población pobre urbana y rural.
-Estructuraron los grupos cubanos de choque, llamados Círculos Bolivarianos, para usar intimidación y violencia contra la oposición política y contrarios, tanto en la población civil como militar.
-Montaron Comités de vecinos en los barrios para espiara miembros de la comunidad y ejercer control sobre la participación política.
Siendo esta la situación a la que se enfrenta el país 17 años después, no es descabellado pensar que en estos momentos la representantes elegidos de la bancada democrática son espiados, intervenidos, escuchados, leídos, seguidos, grabados aún dentro de los espacios de AN, o debería decir, sobre todo, dentro de la AN y sus oficinas administrativas.
Tenemos a un diputado chavista, el capitán Diosdado Cabello, que tiene su propio servicio de espionaje del cual hace alardes de manera pública en un programa de televisión llamado Con El Mazo Dando, que es a todas luces, una violación flagrante de las principales leyes de convivencia ciudadana, este personaje y su deleznable reality show lo utiliza para presentar montajes de grabaciones y seguimientos ilegales a personeros de la oposición política, con el fin de asesinarlos moralmente, haciendo uso de un repugnante catálogo de insultos y descalificaciones propios de un fascista.
Esta inversión de tiempo y recursos del aparato estatal de seguridad, para satisfacer los más bajos deseos de un criminal de su talante, indica lo desacreditado e inservible condición de nuestra inteligencia nacional que dedica su principal esfuerzo a la persecución política de la disidencia, a esto, debemos añadir los diferentes pronunciamientos de altos jerarcas del régimen de tener vigilados y espiados a los representantes de la oposición política.
La nueva Asamblea Nacional en manos de la oposición, son vistos como enemigos de la revolución, son un blanco estratégico para las fuerzas militares ideologizadas en el chavismo, son sujetos de sospecha por organismos de seguridad del estado, de sus grupos paramilitares, de la milicias y otras organizaciones mantenidas por el gobierno y que han actuado en contra de la integridad física de estos representantes del pueblo, con total impunidad.
Los diputados del bloque democrático son potencialmente “enemigos de la patria y del proceso revolucionario”, por lo que todas las instituciones de orden público y de prevención del delito del gobierno, están enfocados en hacerles seguimiento y montarles expedientes policiales a cada diputado opositor, con el fin de neutralizarlos cuando le convenga al régimen.
Hay en este punto toda una argumentación que se conecta con la política de internacionalización del proceso revolucionario venezolano, y es que la oposición venezolana, supuestamente recibe ayuda financiera, logística y apoyo político de los países que los chavistas consideran enemigos, que anda involucrados en planes golpistas y de desestabilización del gobierno.
Esta tesis es el patrón que siguen todos los cuerpos de inteligencia del estado, no se ocupan de otra cosa que probar que esta alegación es real y existe una conspiración en marcha, de esta manera, encajan perfectamente los planteamientos de una guerra económica internacional en contra de Venezuela, de que existe un interés real y presente en desalojar del gobierno al chavismo, no importa el mal desempeño del gobierno, sus errores, políticas equivocadas, hechos de corrupción, manejo irregular de los fondos públicos, asociación con el crimen organizado, que son las verdaderas causas del malestar social y la crisis económica que afectan al país.
Todo el esfuerzo de inteligencia del gobierno se va en probar que efectivamente todo lo malo que sucede, es culpa de esta gran componenda internacional en contra de la revolución venezolana, y es la razón que explica el por qué, el gobierno es incapaz de detectar amenazas y peligros reales en su entorno, principalmente aquellos creados por el mismo gobierno como son las nefasta política públicas que han acabado con el aparato productivo del país, el desorden fiscal que han promovido quitándole autonomía al BCV y propiciado la disgregación presupuestaria, promoviendo una desordenada economía de puertos, atacando a la propia política monetaria, queriendo controlar cada aspecto de la economía.
Ante este uso desleal y errado de los servicios de seguridad, se hace necesario denunciar con fuerzas e insistencia ante los gobiernos libres y democráticos del mundo aliados a nuestro país, estas acciones antidemocráticas y perversas que lo busca es la destrucción de las fuerzas democráticas en nuestro país, el país se encuentra trabajando bajo la modalidad de un estado policial donde todos los ciudadanos que no son afectos al régimen son sospechosos de crímenes contra el estado.
Para contrarrestar esta vigilancia, y abuso de poder, hay que asegurar espacios para poder trabajar sobre los cambios y estrategias políticas que el país requiere sin ser espiados, intervenidos y saboteados, se requieren cambios urgentes en la estructura de seguridad y defensa del país, ya que lo que tenemos está comprometido con los enemigos de la democracia.
Por esto es tan preocupante que tengamos un Ministro de la Defensa, que se la pasa refiriéndose al escenario artificial y creado de una conspiración internacional en contra de la revolución venezolana, que lo que indica, es que nuestra inteligencia militar ha sido engatusada por una campaña de desinformación, que trabajan no profesionalmente en busca de información clave y útil para nuestro desarrollo como nación, sino controladas por una ideología política, haciéndole el juego a factores criminales y de subversión.
Esto explicaría porque el país se encuentra en este calamitoso estado de inseguridad generalizada, donde los mismos militares y el personal de seguridad de las diferentes policías, se ven involucrados en delitos de narcotráfico, contrabando, secuestros y violaciones de derechos humanos.
El país ha iniciado una serie de cambios hacia valores republicanos, 17 años después de una feroz revolución comunista, contamos con una nueva Asamblea Nacional, en medio de una severa crisis socio-económica y todavía, con una parte importante del gobierno en manos del chavismo, las fuerzas democráticas pretenden dar los primeros pasos para revertir el inmenso daño propinado a la estructura de seguridad y defensa de la nación, pero tiene que caer en cuenta del juego que enfrenta, sus contrincantes ni son demócratas, ni deben considerarse venezolanos.
En próximos artículos, voy adelantar algunas ideas sobre lo que se requiere para proteger de inmediato la información secreta y alejarla del escrutinio de factores extranjeros, en segundo lugar y casi simultáneamente, reconstruir para nuestro país una verdadera plataforma de inteligencia con fines de seguridad externa e interna, y por último, cómo avanzar al próximo nivel de actividad de la inteligencia en el mundo de hoy, que es la inteligencia estratégica y políticas de estado, informadas alrededor de ésta.  -   saulgodoy@gmial.com



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