jueves, 8 de septiembre de 2016

La humillación


La humillación es un elemento de la violencia política importante pero poco entendido, principalmente porque está imbricada en el tejido cultural de los diferentes pueblos, en su carácter y tradiciones, que lo hace tener características particulares en cada situación, no hay una norma general que la explique.
Pero ya los expertos están afinando sus instrumentos de observación y evaluación y surgen cada día elementos que nos hacen entender sus mecanismos y respuestas, uno de los principios que han surgido en estos estudios, es que cuando alguien humilla a otro, éste, en algún momento, devolverá el golpe.
Uno de los investigadores más destacados es la Doctora en Psicología, Evelin Gerda Lindner, de la Universidad de Oslo, quien ha estudiado muy de cerca casos de humillaciones tan emblemáticos como los surgidos en los conflictos bélicos de Somalia, Ruanda y Burundi.
Y el tema lo traigo a colación porque uno de los instrumentos de dominio que utiliza el régimen chavista en contra de la población venezolana es la humillación, que es el resultado de aplicar políticas de control biológico, que tienen que ver con la alimentación, la salud, la aplicación de la pena de muerte por parte de sus grupos de exterminio, el suministro de agua potable y energía eléctrica, la recolección de desechos sólidos y otras medidas para degradar el ambiente en los cuales viven las personas a doblegar.
Todas estas medidas afectan de manera importante la calidad de vida del ser humano, su concepto de dignidad, y llegan al punto, de terminar con la vida biológica de las víctimas como se han dado los casos de exterminio de neonatos en hospitales por medio de infecciones hospitalarias, personas de la tercera edad en los ancianatos, que fallecen por desnutrición, o la de enfermos terminales a quienes le son negado los tratamientos por una falta provocada de los medicamentos.
¿Qué tipo de gobierno podría hacer esto?, convertir el exterminio de una parte de la población en una política pública y utilizar las instituciones del estado para el exterminio de la población.
Sólo el fascismo es capaz de hacerlo, el fascismo es una política que puede ser de izquierda o de derecha, la ideología que los arropa es lo de menos, lo que importa es el totalitarismo en el que funda su poder, la violencia de la que se vale para lograr el sometimiento de la población de un país.
El Dr. Wilhem Reich, en su obra La Revolución Biosocial (1946) dice sobre el fascismo lo siguiente: “Si, por ser revolucionario, se quiere decir la rebelión racional contra condiciones sociales intolerables; si, por ser radical, se quiere decir “ir a la raíz de las cosas”, la voluntad 
racional de mejorarlas, entonces el fascismo nunca es revolucionario. Es cierto, puede tener el aspecto de las emociones revolucionarias. Pero uno no llamaría a ese médico revolucionario que procede contra una enfermedad con violentos insultos, sino al otro que, calladamente, con valentía y conscientemente, estudia y combate las causas de la enfermedad. La rebeldía fascista siempre ocurre donde el miedo a la verdad convierte una emoción revolucionaria en ilusiones.”
El chavismo es definitivamente fascismo en su expresión más pura y peligrosa, y como se encuentra en su fase terminal, ha desplegado una serie de herramientas biopolíticas que efectivamente están produciendo una gran cantidad de víctimas, el experto de la teoría del poder político, el filósofo e historiador francés Michel Foucault nos refiere sobre el origen de las mismas: “El poder soberano es una forma de poder que históricamente estaba fundado en la violencia- en el derecho a matar. Su privilegio característico, desde las leyes Romanas, era el derecho de decidir sobre la muerte o la vida. En su forma moderna, más limitada, como en su forma antigua y absoluta, era asimétrico: El soberano ejercía su derecho a matar o permitir vivir, en otras palabras, demostraba su poder en la capacidad que tenía de ejercer este derecho. Del poder soberano, por vía deductiva, nace la necesidad de control a la sociedad apropiándose de una parte de la riqueza de la nación, del acumulado de sus impuestos, de sus productos y servicios, de su tiempo, cuerpos y ultimadamente de la vida misma. Culminó en su privilegio de sostener la vida para luego suprimirla. La obligación de declarar la guerra en nombre de la soberanía y la imposición de la pena de muerte por ir en contra de su voluntad, fueron las formas de este poder”.
Asesinar, eliminar a opositores, exterminar a la población que no acepte las imposiciones del gobierno fascista lo que pretende es asegurarse su permanencia en el poder, la orden del General Carlos Mata Figueroa, gobernador del Estado Nueva Esparta, (a raíz de los incidentes que sucedieron en la isla de Margarita con el cacerolazo y el repudio de la población al jefe del régimen, el indocumentado Nicolás Maduro), de suspender el suministro de alimentos a la población donde ocurrieron los hechos, habla muy claro del fascismo que ya es inocultable.
Pero volvamos a nuestro tema fundamental, la humillación ha sido un instrumento de política que ha traído consecuencias desastrosas, tomemos el caso del pueblo alemán luego de la derrota de sus ejércitos en la Primera Guerra Mundial, le fue aplicado el Tratado de Versalles y su infamante cláusula donde acusa a los alemanes de ser totalmente responsables de las causas de la guerra y obligarlos a reparar todas las perdidas y daños resultantes, fue una humillación innecesaria que trajo como consecuencia a un Adolfo Hitler y su promesa de devolverle su orgullo al pueblo alemán y la venganza hacia sus enemigos.
En Ruanda, mientras gobernó la minoría Tutsi impuso una serie de humillaciones sobre los Hutu y cuando cambiaron las circunstancias y los Hutus se hicieron con el poder, exterminaron a medio millón de Tutsis en menos de ocho semanas (1994), o las humillaciones perpetradas por las diferentes minorías que componían la ex Yugoslavia que se hicieron gobierno luego del desmantelamiento de la unión, y que resultó en una guerra de exterminio, para lavar con sangre y horror las ofensas sufridas en contra del honor de muchos de estos grupos étnicos y religiosos.
Los chavistas (y en su defecto, los cubanos castristas) en su ignorancia, no se dan cuenta que están sembrando tormentas en el país, que son ellos los responsables de imponerle tantas humillaciones continuas al pueblo de Venezuela y que en algún momento, que parece estar próximo a llegar, se les va a exigir responsabilidades, y a muchos de ellos, el pago del ojo por el ojo.
El país es ya inseguro para los chavistas, especialmente para quienes gobiernan, no pueden salir sin una fuerte escolta para proteger su seguridad, dependen de la aquiescencia de las FFAA que ya están sintiendo el rechazo del pueblo por su complicidad en las tareas de humillar a los venezolanos, Nicolás Maduro lo experimenta en carne propia todos los días.
A medida que la crisis se profundiza, que la escasez y la inflación aumentan, y que el gobierno no hace nada por solucionarlas, las humillaciones irán incrementándose en número e intensidad, habrá más víctimas, hasta alcanzar el punto de quiebre, y vendrán los días de la venganza.
La solución a esta crisis está o en la renuncia inmediata de Maduro o en la puesta en marcha del revocatorio y que el pueblo decida, pero esto tiene que hacerse ya, las señales de que el país no aguanta más tiempo están escritas en todos lados, bien brutos y malintencionados, por no decir suicidas serían los responsables del chavismo si permiten que esta situación continúe deteriorándose.
La humillación es una violación primaria de los derechos humanos, una violación a los más profundos sentimientos de dignidad que tiene una persona humana, es una afrenta al valor del honor en una cultura; las colas inhumanas a las que el gobierno de Maduro obligan a la gente para conseguir alimentos de la canasta básica, el maltrato que reciben los usuarios del sistema de salud pública y las condiciones paupérrimas de sus instalaciones y equipamiento, el obligar a los ciudadanos a encerrarse en sus casas después de cierta hora, porque el hampa es dueña de las calles, la vida de ricos y famosos que exhiben los privilegiados del régimen y las mentiras con que el gobierno chavista trata de justificar sus desmanes, han acumulado en el pueblo un rencor que ya no están en capacidad de manejar razonablemente.
¿Qué pasará después de que el chavismo decida entregar el gobierno? Eso no lo sabe nadie, no hay manera de medir la humillación acumulada por estos años de insensateces y crímenes del chavismo, como en el caso Alemán, puede tardar años en que se cuaje la venganza.
El gobierno de Suráfrica aparentemente encontró una solución en las comisiones de la verdad, donde víctimas y perpetradores se enfrentaron cara a cara, los perpetradores tenían que escuchar a sus víctimas relatando sus acusaciones y los hechos en su contra, para al final pedir el perdón, la idea detrás de este careo víctima-victimario era que hubiera una catarsis en la víctima, que al abrirse y hablar sobre su sufrimiento, pudiera llegar a términos con su conciencia y así perdonar.
¿Eso va a suceder en Venezuela? ¿O caeremos en el ciclo vicioso de humillaciones y venganzas hasta el exterminio?, repito, no lo sé, lo que sí sé, es que cada día que pasa el chavismo deja un rastro inaceptable de violencia y muerte, se sigue acumulando la humillación.
Yo tengo la impresión de que el chavismo es una fuerza ciega y asesina que no tiene consigo los elementos necesarios para su propia sobrevivencia, aparentemente no hay nadie dentro del chavismo que le pueda aplicar el freno a esta situación de acelerada entropía, por lo que vamos directos a una confrontación de consecuencias incalculables, los venezolanos no nos vamos a dejar someter por unos criminales y ellos no quieren dejar de humillarnos y exterminarnos, en estas circunstancias, ya la decisión fue tomada.
Termino con unas palabras de la investigadora Evelin Gerda Lindner, a manera de advertencia: “La humillación no es asunto solamente de sentimientos o emociones. Es un proceso social o, quizás, un mecanismo social. Para comprenderlo cabalmente, la humillación debe ser vista en su contexto más amplio, su aspecto central es la interacción de los seres humanos con su ambiente social y natural… el potencial de genocidios es grande particularmente en sociedades que están en transición entre sociedades donde la humillación es considerada normal y es aceptada y las sociedades donde está considerado una violación de los derechos humanos… cuando las condiciones de quienes humillan se debilitan o empiezan a desmoronarse, se esparce por el sistema miedo y resentimiento que es sentido por grandes grupos más que por individuos… lo que han aceptado los actos de humillación no los ven como la imposición de un orden jerárquico, sino como la destrucción deliberada de la esencia de la humanidad de las víctimas”.   -   saulgodoy@gmail.com       


     


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