viernes, 4 de agosto de 2017

De nuevo la tentación de la negociación


Hay ocasiones en que negociar es contraproducente, sobre todo cuando se va ganando en un conflicto y el contendor está vencido ¿Qué pudiera aportar una negociación? También ocurre en la situación opuesta, que estamos en contra de la pared y con el cuchillo en la garganta ¿Qué podríamos negociar en esas circunstancias, conceder todo los que nos pida nuestro agresor?
Los términos de una rendición por lo general no son negociables, se imponen y punto.
Pero también podemos observar casos patológicos en esta actividad negociadora, que es más común de lo que uno pudiera suponer, y trata cuando una de las partes llama reiteradamente a la negociación e incumple sus compromisos, y el de una contraparte que sabiendo que el oponente no tiene palabra, no honra las obligaciones contraídas, insiste en negociar sin obtener soluciones mientras sus problemas se agravan.
La negociación muchas veces es la ruta de escape del cobarde, de quien no quiere aceptar la realidad, de quien no quiere confrontar por sus principios y está dispuesto a ceder terreno, no importa el precio; también es parte de los trucos del oponente, que sabiendo la debilidad de carácter de su contrincante, quien no quiere ni desea la victoria completa y total, decide abrirle una ruta de escape al contrario y le ofrece una negociación, que este acepta con toda la intención de un futuro cercano y en mejores condiciones, volverlo a someter en una situación que comprometa su seguridad.
La negociación es un asunto muy serio, las partes corren el riesgo de ser utilizadas para ganar tiempo, para ocultar debilidades, para quedar en evidencia de sus flaquezas dejando muy en claro sus fortalezas, que es lo importante e innegociable, de que puede prescindir, que es lo que realmente les importa y que pueden sacrificar en el curso de las negociaciones, por ello lo importante de la buena voluntad, del good will, que todos los que se sienta en una mesa de negociación presumen del otro para solucionar conflictos.
Quien negocia, cómo y porqué son factores tan importantes como lo que está en juego, si hay árbitros, garantes o mediadores en una negociación se eleva el riesgo de que las cosas salgan mal, por aquello de que demasiadas manos oscurecen el caldo, aunque indudablemente hay negociaciones complejas donde son importantes los asesores y expertos.
Desde el momento en que negociar se convirtió en una especialidad también se transformó en un mercado, por ello es que existen en el sector privado diferentes instancias de arbitraje, de mesas de diálogos y de acuerdos previos, las partes acuden a ellas para evitar los juicios que conllevan a sentencias de obligatorio cumplimiento y de decisiones que están en manos de un juez y con quien no se negocia, sino que se obedece. También la negociación es usada para evitar demandas, rebajar multas y sentencias, distribuir territorios y mercados, marcar jurisdicciones y límites.
Las negociaciones se han convertido en un lucrativo negocio, sobre todo para mediadores quienes actúan contratados por una de las partes y hacen de mandaderos y propiciadores de la negociación, por lo general son personas con un cierto renombre internacional, con algún currículo en este tipo de actividades y que puedan ser escuchados en foros internacionales a favor de la parte que representa, los hay de una mayor o menor credibilidad, y actúan mas en calidad de relacionistas públicos que de verdaderos negociantes, desconfíen de las personalidades que son nominadas como negociadores, por lo general detrás de ellos hay una bolsa de dinero, o un premio de la paz.
Cuando una persona o institución va a una negociación y se encuentra con una contraparte cuyo ánimo es obtener para ella todas las ventajas y dejar sin nada a la contraparte, el proceso de negociación se concentra en desmontar tal actitud y tratar de llegar a términos de equilibrio, aunque ya de entrada el good will o la buena voluntad están descartadas, y la negociación pierde su sentido principal que es resolver el conflicto.
Es claro que para algunas de las partes el sólo hecho de aparentar espíritu de negociación es un punto a su favor en el conflicto, aunque desde un principio no quiera negociar, es una atributo que le conviene para el momento de imponerse como ganador del conflicto, ya que ante terceros aparece como de espíritu conciliador y que efectivamente le dio una oportunidad a las salidas pacíficas, hay que cuidarse de tales estrategias que lo que indica es un escalamiento en las hostilidades.
Es importante dejar en claro que la negociación puede convertirse en herramienta para el ataque, no todas las invitaciones a negociar deben aceptarse, todas tienen su momento y circunstancias propicias, negociaciones hechas a destiempo son infructuosas y muchas veces se pueden volver en contra de los intereses de una de las partes, negociar con miedo es un error.
Las negociaciones que se hacen sin un objetivo claro pueden revertirse en contra de la sobrevivencia de la parte menos preparada, es muy probable que en algún momento de la negociación se encuentre involucrando temas e intereses que no tenía intenciones de traer a la mesa, no hay peor negociación que la que una de las partes se vea acorralada a negociar sus valores máximos por torpeza, credulidad excesiva o inexperiencia.
La negociación es tenida por una actividad en que todos somos de alguna manera expertos, y el sentimiento general es que todos somos capaces de manejar cualquier negociación con éxito ya que va involucrado nuestro prestigio personal, si pudiéramos analizar el resultado de todas las negociaciones que diariamente realizamos en nuestra cotidianidad, nos sorprenderíamos la cantidad donde terminamos cediendo o perjudicando nuestros intereses, sin darnos cuenta de lo que hemos hecho.
Los negociadores serios no se cansan en lograr sus propósitos, insisten a pesar de negociaciones fallidas y postergadas, toda negociación tiene algo de valor, y la experiencia es fundamental, por ello lo importante de contar con un equipo de negociadores que ejerzan la autocrítica, que estén preparados para evaluar las oportunidades de negociación, que aprendan de las experiencias, que conozcan lo más posible la naturaleza y condiciones del adversario.
Los políticos no son necesariamente los mejores negociadores, ni la gente simpática y tolerante, ni los que dicen sí a todo lo que se les pregunta, ni tampoco las personas que no les gusta perder, el mejor negociador es el que se prepara, que está informado de quien es su contraparte, que está claro de cuál es su situación, de cuáles son sus límites, un buen negociador habla poco, observa mucho, escucha todo y nunca, pero nunca, somete sus decisiones a la presión del momento.
Las negociaciones que se pueden llevar en secreto son aquellas que tienen el poder para hacerlas, y cuando hablo de poder es que las partes estén legítimamente autorizadas para realizarlas en el caso que se presenten, no hay peores decisiones que aquellas hechas en una mesa de negociaciones secretas a espaldas de los interesados, y que luego sean rechazadas por las partes porque no cuentan con el apoyo del cuerpo que representan, no importa que hayan obtenido el mejor resultado posible.
Enviar a una negociación una persona que no tiene el poder de tomar decisiones es una estrategia tan vieja como el hombre, lo más probable es que lo que se quiera es sabotear la negociación, retardarla, sacar inteligencia de los diálogos para enterarse de la situación del otro, medir la preparación del contrincante o simplemente burlarse de la contraparte.
Por último hay negociaciones improductivas, que nacen muertas pues no existe el ánimo ni la voluntad de llegar a acuerdos, hay negociadores que no son confiables, que no tienen palabra ni respetan los compromisos pactados, este tipo de negociaciones es mejor no tenerlas y esperar el momento adecuado, cuando las circunstancias hagan las negociaciones impostergables, y se sienten cara a cara negociadores que sí tengan que perder y ganar en la mesa.
Bien, bajo estas premisas generales sobre la negociación vamos a analizar la jugada del CNE de llamar a los partidos políticos a prepararse para unas posibles elecciones de alcaldes y gobernadores y las expectativas que esta “invitación” ha generado en el seno de nuestra oposición política.
Este llamado llega con bastante retraso de acuerdo al calendario electoral que por ley correspondía al año pasado, y llega justamente cuando el CNE ha perpetrado un mega fraude ante la mirada atónita de todo el país.
El gobierno se ha acorralado él solito en una esquina sin salida, su Constituyente comunal, que en principio obviaba de manera expresa estas elecciones, ahora las ofrece ¿A cambio de qué? ¿O es que Maduro y Tibisay se comieron anoche una Reina Pepeada (un tipo de arepa rellena con pollo aguacate y mayonesa), les cayó mal y ahora tienen conciencia de que esas elecciones son necesarias?
De entrada lo que veo es que el gobierno necesita desesperadamente un gesto democrático hacia el mundo que les alivie la presión a que en estos momentos están sintiendo, por su intento de destruir la república y convertirla en la copia cubana de un estado dictatorial, una nueva elección y con la característica de esta justa entre las regiones, les daría el aire que necesitan, y hay partidos políticos y líderes de la oposición que estarían encantados de dárselo ¿A cuenta de qué? En estas condiciones ¿Quién va a financiar esas campañas? ¿Está el país en condiciones de jugar electoralmente en unas elecciones para diciembre, a sabiendas que la inflación y el desabastecimiento se lo está comiendo? ¿Con la Constituyente comunal balanceándose sobre nuestras cabezas que tanto pueden durar esos funcionarios electos en el poder?
Yo creo que el gobierno una vez más está jugando al hambre política de algunos venezolanos que se ha convertido en un problema de seguridad para todo el país democrático, quieren hacernos ver que de nuevo, tal cual sucedió en el 2007, le vamos a dejar la vía libre al gobierno para que ponga sus gobernadores y alcaldes como les dé la gana si no competimos, pero con la Constituyente aprobada, en cualquier día y momento, y con un simple decreto, queda esos nombramientos inválidos, así haya votado a favor de la oposición todo el padrón electoral.
Tengo la impresión que hay factores de la oposición que están prestos a reconocer el poder del chavismo en toda circunstancia y terreno, simplemente porque juegan con unas reglas que creen, legitima y legaliza cualquier acto, son absolutamente normativistas y leguleyos, y si hay normas envueltas, hay que jugarlas a como dé lugar, ese es precisamente una de las ilusiones culturales que crea el poder político en una sociedad, para este tipo de personas los chavistas tienen poder porque las normas se lo dan, cuando en realidad no son las normas, somos nosotros los que le damos el poder, cayendo en el juego perverso de los normativistas.
Con que moral y con qué cara vamos a un juego electoral con un CNE al que le acabamos de decir tramposo y vendido ¿Por qué la AN no ha nombrado nuevas autoridades en el CNE? ¿Por qué continúa permitiendo que estos árbitros manejados por el gobierno, sigan actuando y organizando la vida del país, como sería el caso de estas elecciones?
Como vamos a cooperar con un gobierno reconocido por el mundo como de narcotraficantes, donde el Presidente de la República está sancionado y en una lista negra internacional, donde la misma Tibisay Lucena está comprometida con el crimen organizado y está acusada de atentar en contra de la democracia, con esas credenciales es muy difícil que una persona decente entre en competencia.
María Corina tiene razón, Antonio Ledesma tiene razón, todos los radicales de la oposición democrática venezolana que no le reconocen a este gobierno ilegítimo y totalitario ningún tipo de autoridad o legitimación, tienen razón; aquellos grupos de interesados en sostener en el tiempo al régimen de Maduro, los negociantes a ultranza (los que creen que todo es negociable), los llamados conciliadores y aguantadores, los políticos que creen que están todavía en democracia y que piensan que pueden usarnos para alcanzar sus intereses, ellos están equivocados, con los chavistas no se puede jugar porque son unos tramposos, con los chavistas no se puede negociar porque son unos mentirosos, con los chavistas no se puede convivir porque son unos asesinos.
Me bastaron 18 años de vivir bajo su yugo para darme cuenta, pero quedan todavía unos carcamales y unos cobardes, que militan en la MUD y que están dispuestos a bajarse los pantalones apenas escuchen la orden del amo, dejar que ellos manejen nuestros intereses nacionales es un error garrafal, hay que hacer una limpieza en el seno de la MUD, la unidad con estos saboteadores y terceras columnas, lo que nos ha traído son malos ratos y retrocesos, no permitamos que nos involucren en sus negociaciones con el chavismo.   -    saulgodoy@gmail.com



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