Somos
un negocio, siempre lo hemos sido, hemos tenido momentos en que estuvimos cerca
de evolucionar como país, lo suficiente para que nuestra gente pudiera ocuparse
de gobernarlo, dirigirlo, pero precisamente por no haber puesto en orden el
modelo de negocio, por persistir en esa malhadada idea del ideal socialista,
donde todo es de todos, se exacerban las ambiciones, prevalece la avaricia y
dan al traste con la opción de ser un país.
Desde
hace mucho tiempo hemos confundido adrede la política con el negocio, tal y
como está planteado en la constitución, prevalece la visión del negocio que la
de país, no nos hemos podido quitar la venda de los ojos para darnos cuenta que
nunca tendremos una verdadera nación hasta que no separemos los negocios de la
política, eso de que el gobierno es el administrador de las riquezas (del
subsuelo, atmósfera, océanos, superficie terrestre) en nuestro nombre, es un
cheque en blanco para que vengan los más insensibles depredadores a tomar el
poder, de lo que para muchos, es el mejor forma de enriquecerse del mundo.
En
los tiempos de Guzmán Blanco había una conseja que decía, el mejor negocio del
mundo es ser presidente de Venezuela, y lamentándolo mucho, sigue siéndolo, el
chavismo lo ha demostrado, y en el espíritu de esa descerebrada llamada Delsi
Rodríguez, actual presidenta de la truculenta Constituyente comunal, a pesar
del desfalco histórico a la nación realizado por el binomio Chávez-Maduro, tenemos
suficientes riquezas para que vengan tres chavismos más, nos quiebren y todavía
nos quede algo de cambio.
El
problema es que todo está debajo de la tierra, hay que sacarlo, refinarlo y
colocarlo, lo que implica trabajo e inversiones que algunos de estos
empresarios-políticos (los chavistas pertenecen a la rama del capitalismo
salvaje) ni quieren trabajar ni invertir, lo que buscan es generar renta lo más
fácil y rápido posible, no importa el costo, o pegarse a la teta del gobierno
para que los mantenga.
Chávez
fue el principal vocero de nuestra particular situación, donde quiera que iba
se la pasaba diciendo lo rico que éramos y los pendejos que somos los
venezolanos, la combinación perfecta para que vinieran cualquier cantidad de
buitres del extranjero para hacer negocios con los amos del país.
Cuando
llegó la plaga del chavismo, lo hizo en un momento histórico en que podía
arrancarle la chupeta a los decadentes políticos de los 40 años de democracia,
utilizando sus propias reglas del juego que llamaban democracia, estos nuevos
caníbales disfrazados de militares, estaban por imponer un nuevo estilo de
hacer negocios en el país, arruinar a todo el mundo, asustar a la población con
el comunismo para que se fueran, y a los que se quedaran y protestaran, caerles
a palos hasta matarlos, el resto, anularlos con el hambre y las enfermedades.
El
chavismo fue muy hábil en construir su fachada democrática, sus discursos y
puestas en escenas eran formidables, dueños de los medios de comunicación
masiva dieron esa ilusión construida en un estudio de televisión, sus programas
sociales a la cubana, los hicieron unos héroes de la Justicia Social, pero
puertas adentro jamás invirtieron un centavo en el país, todo el dinero que
robaban y que obtenían de los negocios, se iban para cuentas en el extranjero,
eran los nuevos dioses.
Esta
fórmula empleada para hacer negocios con el país era suicida, mataron a la
gallina que ponía los huevos de oro, quebraron a la industria petrolera, pero
en el camino habían descubierto los suculentos negocios del narcotráfico, del
contrabando, de la importación de comida, de las medicinas, de las armas, de la
exportación de la revolución, del terrorismo, de la extorción… Venezuela era un
banquete de pordioseros y no se la iban dejar quitar, nunca.
Pero
convirtieron al país en una amenaza regional y hasta mundial, la impunidad que
otorga a los criminales ser gobierno, los enloqueció y empezaron a hacerle daño
al orden internacional creyéndose intocables y “soberanos”; un poco tarde los
países del orbe empezaron a caer en cuenta que la fachada democrática era de
cartón piedra, que todo era escenografía, y que el país había sido convertido
en un campo de concentración, donde la gente moría o sufría tortura por pensar
diferente.
Venezuela
se había convertido en un centro mundial de distribución de drogas ilegales, de
lavado de dinero, de corrupción, que alcanzaba a los más altos niveles del
gobierno y que tenían unas FFAA absolutamente corrompidas y al servicio de los
carteles del crimen, el país era un aliviadero de fuerzas insurgentes
comunistas y centro de descanso y planificación de grupos terroristas
internacionales desde la ETA y el IRA hasta el Hezbolá, Al Qaeda y grupos
iraníes y sirios, la cantidad de armamento ofensivo chino y ruso que se
acumulaba en el país con control de militares cubanos, era para poner nervioso
a cualquiera, menos al gobierno de Obama que inexplicablemente permitía tal
desbalance armamentista en la región.
Pero
la resistencia civil empezó a crecer y a inquietarse, oportunidad que aprovechó
la oposición política representados por los partidos, para tratar de recuperar
su monopolio sobre los negocios del país, porque vamos a hablar con claridad, una
buena parte de nuestros partidos políticos no son sino organizaciones cuyo
único propósito en convertirse en administradores de esa fabulosa riqueza
energética, mineral, de agua, de biodiversidad, no la de gobernar un país, y
como prueba, no tienen sino que leerse la Constitución de 1999, que no es otra
cosa que el documento constitutivo de una empresa explotadora del país en
nombre de un pueblo que recibe dádivas del gobierno.
Y
créanme, hasta que no le saquemos a los gobiernos, esa posibilidad de
administrar las riquezas del país de las manos, otra de la que se obtiene por
el pago de los impuestos, vamos a seguir teniendo Borges, Allups, Zambranos,
Rosales, Falcones y tantos otros, que se dicen políticos y estar interesados
por nuestro bienestar como sociedad, pero lo que en realidad ambicionan es el negocio,
no la política, pero peor aún, ya con la experiencia de Nicolás Maduro, debemos
estar muy atentos a que otros extranjeros, al servicio de gobiernos foráneos,
no incursionen en nuestras elecciones para hacerse con el poder y explotarnos
como ganado.
La
resistencia civil en Venezuela debe tuvo un papel clave en que el mundo
volviera sus ojos y oídos hacia nuestro país, fuimos nosotros los que pusimos
los muertos, los que llevaron el mensaje de que todo no estaba perdido en
Venezuela, nuestra vena democrática permitió que a los líderes de los partidos
políticos se pusieran al frente de este gran movimiento de masas, pero fuimos
defraudados una y otra vez, lamentablemente no es gente para el momento
histórico que estamos viviendo.
Es
por esta terrible experiencia de traiciones, debilidades, dobles discursos, que
debemos tener sumo cuidado con las intenciones y manejos secretos de unas
negociaciones con el régimen de Maduro, deberíamos desligarnos de tales
iniciativas, hacer varios comunicados, movilizarnos, manifestar nuestra
inconformidad con la manera y las intensiones de tales reuniones en República
Dominicana donde lamentablemente, Francia fue burlada en su buena fe.
Quienes
están allí reunidos, en aquella apartada isla bajo los auspicios del señor Zapatero,
el principal agente del gobierno de Maduro, quieren replantear un negocio
fallido, buscarle la vuelta para que todos esos oscuros intereses puedan seguir
disfrutando del botín, ahora incluyendo a los que habían quedado por fuera; para
que les quede claro, nos están negociando a cada uno de nosotros.
El
gobierno del presidente Trump no va a aceptar que una organización de
narcotraficantes continúe haciendo estragos entre la juventud del mundo, el
gobierno de Maduro se ha encargado de envenenarle la vida incluso a muchos
jóvenes norteamericanos asumiendo la sociedad los costos de sus recuperaciones,
la droga rompe con el orden social, crea violencia y caos, alienta el crimen, los
dineros de la corrupción le han hecho gran daño a las economías locales y a las
formas de vida de trabajo honesto, la corrupción en Venezuela ha alcanzado a
empresarios de ese país que han tenido que ser arrestados por cooperar con el
narcotráfico y el lavado de dinero.
Esa
es la gente que se encuentra reunida en Santo Domingo, buscando
desesperadamente una alianza con la oposición política de Venezuela que les
garantice su permanencia en el país para continuar con su labor de destrucción
de las democracias de la región.
El
gobierno de Maduro se tiene que ir, debe hacerse responsable del desastre
cometido y pagar las consecuencias, no es momento para errores ni debilidades,
la comunidad internacional no aguanta tanta irresponsabilidad por parte de
nuestros políticos, si la intención es una cohabitación con el chavismo, van a
actuar con o sin nosotros, la seguridad internacional es un asunto serio y no
van a permitir que unos mal vivientes les arruine, lo que ellos han sostenido
con tanto esfuerzo, sudor y lágrimas, un mundo civilizado y con futuro. -
saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario