viernes, 15 de septiembre de 2017

Venezuela, ¿país o negocio?


Somos un negocio, siempre lo hemos sido, hemos tenido momentos en que estuvimos cerca de evolucionar como país, lo suficiente para que nuestra gente pudiera ocuparse de gobernarlo, dirigirlo, pero precisamente por no haber puesto en orden el modelo de negocio, por persistir en esa malhadada idea del ideal socialista, donde todo es de todos, se exacerban las ambiciones, prevalece la avaricia y dan al traste con la opción de ser un país.
Desde hace mucho tiempo hemos confundido adrede la política con el negocio, tal y como está planteado en la constitución, prevalece la visión del negocio que la de país, no nos hemos podido quitar la venda de los ojos para darnos cuenta que nunca tendremos una verdadera nación hasta que no separemos los negocios de la política, eso de que el gobierno es el administrador de las riquezas (del subsuelo, atmósfera, océanos, superficie terrestre) en nuestro nombre, es un cheque en blanco para que vengan los más insensibles depredadores a tomar el poder, de lo que para muchos, es el mejor forma de enriquecerse del mundo.
En los tiempos de Guzmán Blanco había una conseja que decía, el mejor negocio del mundo es ser presidente de Venezuela, y lamentándolo mucho, sigue siéndolo, el chavismo lo ha demostrado, y en el espíritu de esa descerebrada llamada Delsi Rodríguez, actual presidenta de la truculenta Constituyente comunal, a pesar del desfalco histórico a la nación realizado por el binomio Chávez-Maduro, tenemos suficientes riquezas para que vengan tres chavismos más, nos quiebren y todavía nos quede algo de cambio.
El problema es que todo está debajo de la tierra, hay que sacarlo, refinarlo y colocarlo, lo que implica trabajo e inversiones que algunos de estos empresarios-políticos (los chavistas pertenecen a la rama del capitalismo salvaje) ni quieren trabajar ni invertir, lo que buscan es generar renta lo más fácil y rápido posible, no importa el costo, o pegarse a la teta del gobierno para que los mantenga.
Chávez fue el principal vocero de nuestra particular situación, donde quiera que iba se la pasaba diciendo lo rico que éramos y los pendejos que somos los venezolanos, la combinación perfecta para que vinieran cualquier cantidad de buitres del extranjero para hacer negocios con los amos del país.
Cuando llegó la plaga del chavismo, lo hizo en un momento histórico en que podía arrancarle la chupeta a los decadentes políticos de los 40 años de democracia, utilizando sus propias reglas del juego que llamaban democracia, estos nuevos caníbales disfrazados de militares, estaban por imponer un nuevo estilo de hacer negocios en el país, arruinar a todo el mundo, asustar a la población con el comunismo para que se fueran, y a los que se quedaran y protestaran, caerles a palos hasta matarlos, el resto, anularlos con el hambre y las enfermedades.
El chavismo fue muy hábil en construir su fachada democrática, sus discursos y puestas en escenas eran formidables, dueños de los medios de comunicación masiva dieron esa ilusión construida en un estudio de televisión, sus programas sociales a la cubana, los hicieron unos héroes de la Justicia Social, pero puertas adentro jamás invirtieron un centavo en el país, todo el dinero que robaban y que obtenían de los negocios, se iban para cuentas en el extranjero, eran los nuevos dioses.
Esta fórmula empleada para hacer negocios con el país era suicida, mataron a la gallina que ponía los huevos de oro, quebraron a la industria petrolera, pero en el camino habían descubierto los suculentos negocios del narcotráfico, del contrabando, de la importación de comida, de las medicinas, de las armas, de la exportación de la revolución, del terrorismo, de la extorción… Venezuela era un banquete de pordioseros y no se la iban dejar quitar, nunca.
Pero convirtieron al país en una amenaza regional y hasta mundial, la impunidad que otorga a los criminales ser gobierno, los enloqueció y empezaron a hacerle daño al orden internacional creyéndose intocables y “soberanos”; un poco tarde los países del orbe empezaron a caer en cuenta que la fachada democrática era de cartón piedra, que todo era escenografía, y que el país había sido convertido en un campo de concentración, donde la gente moría o sufría tortura por pensar diferente.
Venezuela se había convertido en un centro mundial de distribución de drogas ilegales, de lavado de dinero, de corrupción, que alcanzaba a los más altos niveles del gobierno y que tenían unas FFAA absolutamente corrompidas y al servicio de los carteles del crimen, el país era un aliviadero de fuerzas insurgentes comunistas y centro de descanso y planificación de grupos terroristas internacionales desde la ETA y el IRA hasta el Hezbolá, Al Qaeda y grupos iraníes y sirios, la cantidad de armamento ofensivo chino y ruso que se acumulaba en el país con control de militares cubanos, era para poner nervioso a cualquiera, menos al gobierno de Obama que inexplicablemente permitía tal desbalance armamentista en la región.
Pero la resistencia civil empezó a crecer y a inquietarse, oportunidad que aprovechó la oposición política representados por los partidos, para tratar de recuperar su monopolio sobre los negocios del país, porque vamos a hablar con claridad, una buena parte de nuestros partidos políticos no son sino organizaciones cuyo único propósito en convertirse en administradores de esa fabulosa riqueza energética, mineral, de agua, de biodiversidad, no la de gobernar un país, y como prueba, no tienen sino que leerse la Constitución de 1999, que no es otra cosa que el documento constitutivo de una empresa explotadora del país en nombre de un pueblo que recibe dádivas del gobierno.
Y créanme, hasta que no le saquemos a los gobiernos, esa posibilidad de administrar las riquezas del país de las manos, otra de la que se obtiene por el pago de los impuestos, vamos a seguir teniendo Borges, Allups, Zambranos, Rosales, Falcones y tantos otros, que se dicen políticos y estar interesados por nuestro bienestar como sociedad, pero lo que en realidad ambicionan es el negocio, no la política, pero peor aún, ya con la experiencia de Nicolás Maduro, debemos estar muy atentos a que otros extranjeros, al servicio de gobiernos foráneos, no incursionen en nuestras elecciones para hacerse con el poder y explotarnos como ganado.
La resistencia civil en Venezuela debe tuvo un papel clave en que el mundo volviera sus ojos y oídos hacia nuestro país, fuimos nosotros los que pusimos los muertos, los que llevaron el mensaje de que todo no estaba perdido en Venezuela, nuestra vena democrática permitió que a los líderes de los partidos políticos se pusieran al frente de este gran movimiento de masas, pero fuimos defraudados una y otra vez, lamentablemente no es gente para el momento histórico que estamos viviendo.
Es por esta terrible experiencia de traiciones, debilidades, dobles discursos, que debemos tener sumo cuidado con las intenciones y manejos secretos de unas negociaciones con el régimen de Maduro, deberíamos desligarnos de tales iniciativas, hacer varios comunicados, movilizarnos, manifestar nuestra inconformidad con la manera y las intensiones de tales reuniones en República Dominicana donde lamentablemente, Francia fue burlada en su buena fe.
Quienes están allí reunidos, en aquella apartada isla bajo los auspicios del señor Zapatero, el principal agente del gobierno de Maduro, quieren replantear un negocio fallido, buscarle la vuelta para que todos esos oscuros intereses puedan seguir disfrutando del botín, ahora incluyendo a los que habían quedado por fuera; para que les quede claro, nos están negociando a cada uno de nosotros.
El gobierno del presidente Trump no va a aceptar que una organización de narcotraficantes continúe haciendo estragos entre la juventud del mundo, el gobierno de Maduro se ha encargado de envenenarle la vida incluso a muchos jóvenes norteamericanos asumiendo la sociedad los costos de sus recuperaciones, la droga rompe con el orden social, crea violencia y caos, alienta el crimen, los dineros de la corrupción le han hecho gran daño a las economías locales y a las formas de vida de trabajo honesto, la corrupción en Venezuela ha alcanzado a empresarios de ese país que han tenido que ser arrestados por cooperar con el narcotráfico y el lavado de dinero.
Esa es la gente que se encuentra reunida en Santo Domingo, buscando desesperadamente una alianza con la oposición política de Venezuela que les garantice su permanencia en el país para continuar con su labor de destrucción de las democracias de la región.
El gobierno de Maduro se tiene que ir, debe hacerse responsable del desastre cometido y pagar las consecuencias, no es momento para errores ni debilidades, la comunidad internacional no aguanta tanta irresponsabilidad por parte de nuestros políticos, si la intención es una cohabitación con el chavismo, van a actuar con o sin nosotros, la seguridad internacional es un asunto serio y no van a permitir que unos mal vivientes les arruine, lo que ellos han sostenido con tanto esfuerzo, sudor y lágrimas, un mundo civilizado y con futuro.   -    saulgodoy@gmail.com







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