domingo, 4 de agosto de 2024

Todos somos fascistas



Leone Guinzburg nació en Rusia de padres judíos en 1909, su familia emigró a Italia siendo un niño, y como era un joven brillante, desde muy temprano acumuló una vasta cultura, a los 18 años tradujo al italiano la famosa novela de León Tolstoy, Anna Karenina. Fue docente, editor, escritor, traductor, y una de las mentes más preclaras de la Roma de su época.

Cuando Mussolini toma el poder, una de sus primeras medidas fue exigirle a los profesores, en nómina del Estado, que firmaran una declaración de lealtad al régimen y al Duce, de 1.100 profesores sólo diez se negaron a firmar, entre ellos estuvo Leone Guinzburg que prontamente había comprendido que el fascismo tenía como tarea inmediata destruir el espíritu de la civilización democrática, plan que descubrió desde el primer momento que los escuchó a sus dirigentes arengando a los obreros fabriles, y descubrió que eran unos expertos en mentir y cambiarle el sentido a las palabras.

De acuerdo a la explicación del filósofo e investigador de los Países Bajos, Rob Riemen, en su libro, La lucha contra ésta época (2018) cuyo subtítulo ilustra su intención “Sobre fascismo y humanismo”, fascismo y populismo son términos intercambiables, ambos tiene que ver con la “revuelta de las masas”, justamente cuando las democracias pierden su espíritu democrático y emerge, su opuesto, el fascismo, esa ideología autoritaria y militarista que acapara los descontentos y los reclamos de quienes no se sienten ni de la “izquierda” ni de la “derecha”.

Guinzberg fue arrestado y deportado, cuando Mussolini fue derrocado, fusilado y colgado por su pueblo, pudo retornar a Roma solo para enfrentarse a los nazi, quienes habían invadido Italia, pero fue de nuevo capturado, arrestado y torturado hasta morir, lamentablemente fallece a la temprana edad de 35 años.

Leone escribió una última carta a su esposa diciéndole:

“No te preocupes mucho por mí. Sólo imagina que soy un prisionero de guerra; somos tantos, particularmente en ésta guerra, y la gran mayoría retornará a casa. Vamos a esperar que yo sea parte de esa mayoría, ¡Ah, Natalia! Te vuelo a besar una y otra vez. Se valiente.”

Leone está considerado no solo como un infatigable enemigo del fascismo, sino un mártir de la democracia y la libertad. Federico Fellini el brillante director de cine, fue muy amigo de su viuda Natalie Ginzburg que se había convertido en una importante escritora por mérito propio, ya al final de su vida Fellini dejó por sentado su posición ante el fascismo, ya que en sus tempranos años militó en el Movimiento Fascista Juvenil, dijo el cineasta:

“El fascismo siempre nace de un espíritu provinciano, carece del conocimiento para enfrentar los problemas reales, la gente rechaza la oportunidad de darle un significado profundo a su vida por medio de la flojera, prejuicios, ambición o arrogancia. Peor aún, ellos proclaman su ignorancia y solo les interesa perseguir el éxito personal o de sus grupos valiéndose de proclamar hechos sin sustento alguno, y de un falso despliegue de condiciones personales, esto, en vez de enseñar sus verdaderas habilidades, o explicar sus experiencias personales o reflexiones culturales. Contra el fascismo no podemos luchar si no reconocemos que se trata de la estupidez, patetismo y frustraciones de nuestro propio yo, todo de lo cual deberíamos sentirnos avergonzados. Para controlar esa parte de nosotros, necesitamos algo más que activismo político, ya que hay un fascista escondido en cada uno de nosotros. Y si no nos cuidamos puede de nuevo tener voz, autoridad y confianza dentro de nosotros.”

Fellini sabía lo que decía, no solo se salvó de ser indoctrinado, sino que sufrió como creador del desprecio y la burla de estos fascistas engreídos, y obnubilados por el poder.

Pero el fascismo, como proyecto político se derrumbaba aceleradamente, las fuerzas partisanas cobraron fuerza, la guerra tenía a Hitler ocupado y ya no podía cuidar a su aliado italiano, en un interesante artículo publicado por el Diario La Tercera, y escrito por el periodista Pablo Retamal nos resume de manera sucinta:

Con los aliados ya pisando Italia, Mussolini intentó entregarse a los ingleses y estadounidenses, pero sus gestiones no prosperaron. Intentó huir a Suiza, pero fue descubierto. Luego, vino su muerte y el ensañamiento con el cadáver… El mismo líder resuelto y de oratoria flamígera, que en junio de 1940 anunció que Italia la declaraba la guerra a Gran Bretaña y Francia, ante una enfervorizada masa reunida en la Plaza Venecia de Roma, ahora parecía otra persona. Lejos de sus días de gloria, en abril de 1945 Benito Mussolini era un hombre completamente derrotado. El sueño se había terminado.

Tal como le sucedió a Benito Mussolini, el poder absoluto que había alcanzado siendo Primer Ministro de Italia lo cegaron, se creía más allá del bien y del mal, le fue imposible, borracho por su gloria y el endiosamiento de sus adeptos, al punto que ya no podía distinguir la realidad de la fantasía, no supo reconocer su fracaso político ni aceptar que el pueblo italiano había cambiado de manera radical. Un estudio más cercano de su situación demostraría, que la retórica y el aparato de propaganda de su régimen, alimentaban aquella necesidad de mantener el poder cuando ya era suicida hacerlo.

De allí la importancia del ejemplo de Leone Guinzberg, de poder mirar al ogro fascista a la cara y reconocer su monstruosidad, su maldad detrás de las buenas intenciones, la inmundicia detrás del oropel de sus discursos, el fascismo y el populismo van siempre en contra de la libertad, tratando de convertirnos en una masa homogénea e igualitaria, sumidos en la miseria y la ignorancia mientras marchamos y declaramos al mundo lo felices que somos, Leone se atrevió a decirle NO al fascismo, prefirió la muerte al silencio cómplice.

En cuanto a Fellini, admitir de la manera que lo hizo que todos tenemos un fascista dentro de nosotros, que es ese lado oscuro y primitivo de la naturaleza humana que estamos en el deber y la necesidad de tenerlo siempre a raya, que se trata de rasgos atávicos que solo podemos derrotar en libertad, cultivando las artes, la cultura, admirando la belleza y el equilibrio, viviendo en democracia y jamás sacrificando nuestra libertad, fue un acto de valentía que habla muy bien de este magnífico creador. 

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