martes, 24 de septiembre de 2024

Carta abierta de un venezolano a los votantes en USA

 



“No debe olvidar que es especialmente peligroso esclavizar al hombre en los pequeños detalles de su vida. Por mi parte me veo inclinado a pensar que la libertad es menos necesarias en los grandes asuntos que en los pequeños”.

Alexis de Toqueville, Democracia en América.



E
ste año 2024 será fundamental para la historia de EEUU, el comunismo ha conquistado un importante nicho político y económico en ese gran país, y lo ha logrado gracias a las garantías y derechos constitucionales que le permiten, a todos los ciudadanos, el derecho de la libre expresión y a la protección que el estado les brinda para que actúen y piensen libremente, mientras no violen las leyes del país y, hasta el momento, ser comunista no es un delito.

El partido demócrata ha sido históricamente el más inclinado hacia el progresismo y los movimientos de izquierda; su ideario humanista y su interés por el bienestar de la sociedad en general los llevaron a dar batallas sociales muy importantes, destaco entre ellas la enorme lucha que supuso la defensa de los derechos civiles, en las décadas de los años cincuenta y sesenta, y cuyos resultados fueron positivos, porque corrigieron una serie de taras y retrasos importantes y lograron estabilidad social, más igualdad y oportunidades para sectores sociales que venían sintiéndose oprimidos.

Pero, como toda sociedad abierta y democrática, la norteamericana corre el peligro de dejarse contaminar por ideas peligrosas, y eso fue lo que sucedió cuando en los años 30 y 40 las influencias del socialismo británico llegaron a Norteamérica y penetraron los círculos de poder de Washington; ese socialismo “Faviano”, como se le conocía, venía envuelto en un atractivo empaque de causas sociales y democráticas, pero como vino en manos de la intelectualidad y de representantes de la alta sociedad del Imperio, ya venido a menos, los políticos de aquella época no advirtieron las intenciones colonizadoras que su marxismo duro y frío tenía dentro de su núcleo.

Ese fue un socialismo muy atractivo para los políticos del momento, pues recogía muchas de las causas por la igualdad de razas, sexo, ideologías y credos que pintaban una utopía conmovedora ocultando, convenientemente, la necesidad de un estado fuerte y controlador y la disminución progresiva de los derechos individuales de los ciudadanos, en aras de un colectivismo que tenía una fuerte tendencia a ser vulgar y simplista.

Fueron ideas novedosas que tuvieron la particularidad de encender la curiosidad, sobre todo de intelectuales y académicos, y fue de esta manera que, desde muy temprano, esas ideas se fueron filtrando dentro de los colegios y universidades de la Unión, sin mayores críticas y sin oposición; el ideario liberal, entendido como el que otorgaba preponderancia al individuo y sus libertades, todavía estaba gestando una narrativa y un discurso que tuviera sentido en la mente del vulgo, pero el socialismo había nacido justamente para enamorar a las masas, principalmente de los desposeídos, de los que tuvieran algún reclamo o pretensión de mejorar su condición por medio de un estado benefactor.

El ideario faviano estaba compuesto de las ideas seminales del marxismo más duro, pero fue convenientemente disimulado por algunas características democráticas, como la discusión libre de ideas, la importancia del voto y su pasión por recurrir a los sectores más necesitados y menos ilustrados de la sociedad, los trabajadores y jornaleros, que constituían la base más amplia y sobre la que descansaba la actividad productiva de toda economía. Ésa fue la razón por la que los socialistas en Norteamérica tuvieran su debut entre las uniones de trabajadores y sindicatos, de hecho, fueron estas organizaciones las primeras y las más fervientes militantes del socialismo.

Ya Marx había explicado que el socialismo era la etapa inicial del comunismo, todo socialista tiene en su futuro desembocar obligatoriamente en el comunismo, en la toma del poder político por la clase obrera constituida, primero, como partido único, hasta llegar a la dictadura del proletariado; para ello necesitaban fortalecer el estado, centralizar todos los poderes en manos de la burocracia y crear un aparato inmenso y costoso de asistencia social, porque la idea era intercambiar ayuda social por votos.

El problema con este plan, es que el partido y sus jefes se robarían el protagonismo de las masas obreras, y obligarían a éstas a trabajar para la existencia de una clase privilegiada, de una nueva oligarquía, pero esta vez, comunista. Eso es lo que hemos visto en la historia del socialismo y el comunismo en el mundo, pueblos subyugados por regímenes totalitarios y, con el uso de la fuerza y la propaganda, la sociedad totalmente subyugada, como esclavos de sus designios, y eso ha sucedido durante los últimos gobiernos demócratas.

Ya Thomas Jefferson lo había advertido: “la mayor parte de los hombres no han nacido con sillas de montar a sus espaldas, ni tampoco unos pocos favorecidos calzados con botas y espuelas listos para montarlos legítimamente y por la Gracia de Dios.” Ésa ha sido la historia de esos regímenes en la historia, no de uno, sino de todos sin excepción, tanto el socialismo como el comunismo han sido sueños muy hermosos, utopías, que han asaltado las ilusiones de los que menos tienen, que le han prometido diferentes formas de paraísos a los desengañados, a los revolucionarios y a todo aquel que tenga un reclamo en contra del género humano… Y lo ha convertido en una pieza fundamental de uno de los aparatos de opresión y explotación más terribles en la historia del hombre, pues detrás de las bellas promesas de un mundo con justicia social y equidad, se construían los campos de concentración y gulags.

Esto se debe, entre otras cosas, a que el comunismo debe convertir a sus seguidores en militantes, en creyentes absolutos de sus principios y creencias, lavarles el cerebro e implantarles la idea de un milenarismo absoluto, de un paraíso en la tierra, donde los hombres y mujeres serían absolutamente iguales, donde todo es de todos (y por lo tanto de nadie, aunque para eso está el estado, que al final es quien distribuye y decide qué cosa le corresponde a quien). Ése es el futuro anhelado, aunque en el presente haya muchos sufrimientos. Para lograr el truco de sólo ver lo que se logrará después de tanto sacrificio, primero debe hacer una cosa, debe extirpar de la mente del hombre que él es un individuo y que tiene una dignidad, que es libre y que tiene derechos.

Y por eso se utiliza la propaganda, la guerra psicológica, la manipulación de las ideas, se le cambia el sentido a las palabras para cambiarle el sentido al mundo, se le roba conceptos a las otras ideologías y sistemas económicos, los hace suyos, cambiando su significado. Orwell lo presenta en su espeluznante novela distópica 1984, un mundo donde se hablaba un lenguaje nuevo que incluía mentiras, medias verdades, fakenews, donde existe esa extraña sensibilidad Woke que está tratando de cambiar la naturaleza humana.

Es cierto que el capitalismo y el liberalismo clásico (hasta el término “liberal” se lo robaron para designarse ellos como liberales) tiene sus fallas; se trata de un sistema en permanente transformación, que evoluciona de acuerdo a las necesidades y los avances en las innovaciones, que siempre tendrá sus perdedores y ganadores, ricos y pobres, hombres y mujeres exitosos pero también fracasados, muchos de ellos vivirán en sus vidas esos saltos entre el éxito y la derrota, pero podrán levantarse de nuevo, insistir, y posiblemente triunfar, porque donde hay libertad de emprendimiento hay posibilidad de futuro, cosa que no sucede en el comunismo.

Pues bien, como decíamos al principio, el partido demócrata de los EEUU, ha cambiado de manera radical; en aquellos principios de gobiernos de izquierda, había buenas intenciones, se daban luchas justas, se creía en los principios de libertad que los padres fundadores dejaron establecidos en la letra de la Constitución, pero con el tiempo, con la corrupción, por la avidez de poder, por no tener otra dirección de desarrollo sino hacia el comunismo; los políticos de la izquierda norteamericana se hicieron cínicos y muchos de ellos perversos, hacían de la política no una carrera para el servicio público, sino para la consecución de sus propios intereses que poco a poco se fueron pervirtiendo

Fue de esta manera como unas pocas familias fueron acaparando el poder, modificando la estructura del estado para adecuarla a sus propósitos, que ya no eran democráticos, para satisfacer sus deseos que ya no eran puros sino que empezaban a pervertirse; ya no les importaba el bien común sino la vida loca, ésa que exhibe una cúpula de oligarcas comunistas, manipulando a las minorías, y creando un hipertrofiado estado bienestar, que lograban a fuerza de exprimir “a los ricos” (en realidad, a cualquiera que pudiera ser productivo) para mantener su base de votantes, una clase parasitaria que vivía de la dádiva pública.

Por medio de impuestos pechaban a los ricos para darle a los pobres, prometían residencia rápida a los inmigrantes, crearon seguros médicos gratuitos y de bajo costo, de ayudas y bonos para los más necesitados,  de planes de vivienda populares, de vigilancia policial sobre la población para tenerlos bajo control, de olvidarse de sus deberes como líderes del mundo y comulgar con causas fundamentalistas y enemigas de la forma de vida americana, de esta manera la economía se iba sumergiendo en un hueco negro.

Una de las cosas que contribuía en ese panorama era el ideal “verde” y el cambio de patrón energético por tecnologías no contaminantes, que fueron un espectacular y costosísimo fracaso. A eso se suma que las oportunidades para emprender negocios se esfumaban y el país se empobrecía, excepto para aquellos privilegiados en el alto gobierno, que llevaban vidas de ricos y famosos, envueltos en perversiones y dados al vicio.

En unos pocos días, los norteamericanos van a tener la oportunidad de votar en las que podrían ser la últimas elecciones libres en USA; si le dan su voto al comunismo estarán perdidos y con ustedes muchos de nosotros, que vivimos en países en su área de influencia. Por eso estas palabras de advertencia, están enfrentando una encrucijada, Trump es el candidato republicano, que promete retomar la ruta democrática y constitucional, para muchos él es un hombre antipático y no les gusta porque no es un político tradicional, de esos que quiere encantar serpientes, es un empresario y tiene una visión diferente de América; su gobierno permitiría corregir el rumbo equivocado en que los demócratas han empujado al país.

El momento es delicado y muy peligroso, mi exhorto es para que piensen muy bien lo que van a hacer con su voto, y no se queden en la apariencia de un candidato. Esto es mucho más importante y delicado, si los demócratas ganan la presidencia, el modo de vida de los norteamericanos va a cambiar, va a gobernar una secta de personas que comulgan con ideal materialista e historicista; si gana Kamala Harris, los que van a gobernar son los Clinton, los Obama, todos esos marxistas “duros” que con sus políticas han llevado el país a la situación de crisis que vemos actualmente. Esto se los dice alguien que vive en un país tomado por el comunismo y en que estamos luchando por sobrevivir; un viraje de USA hacia el comunismo sería catastrófico no sólo para los norteamericanos, sino para nuestros países.

No le entregues tu país al comunismo, ustedes vinieron a este país para conquistar el sueño americano, para trabajar y cosechar con tu esfuerzo una mejor vida, para darle a tu familia un lugar que puedan llamar hogar, todo eso se puede esfumar si te dejas llevar por promesas falsas, por regalos y promesas que te van a esclavizar, dale tu voto a los republicanos y manda a los demócratas a las duchas; ya mandaron y fracasaron, ahora puede que piensen en lo que están haciendo y no destruyan el ideal americano.

saulgodoy@gmail.com

 

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