martes, 7 de octubre de 2025

Vivir en tiempos interesantes

 


Es una antigua maldición China, pues vivir en tiempos interesantes implica abandonar terrenos conocidos y adentrarse en la novedad; para los orientales, como para otras culturas, romper con la cotidianidad implica incursionar en la incertidumbre de lo que va a pasar; en nuestro nicho de rutinas y confort vivimos en la ilusión de que tenemos todo bajo control, y el precio a pagar es la monotonía; pero cuando surge “lo interesante”, lo conocido cambia de pronto y nos adentramos en las sorpresas, en las transformaciones tumultuarias, en construcciones y deconstrucciones que asombran y muchas veces dan miedo.

Pertenezco a una generación que afortunadamente ha vivido en una vorágine de cambios; desde que tenemos uso de razón, hemos asimilado grandes transformaciones políticas, tecnológicas, sociales, culturales… en muy corto tiempo y estos cambios nos han obligado a una adaptación mucho más acelerada. Por supuesto, muchos de nosotros preferimos estilos de vida más pausados y tranquilos y nos hemos impuesto estilos de vida “conservadores” que de alguna manera nos convierten más en espectadores de los acontecimientos que en sus protagonistas, aunque al final a todos nos arropan esas olas de cambios.

Nos sucedió con el chavismo, ese nuevo estilo de socialismo criminal, que une la política tradicional con la voracidad de las mafias internacionales por ganancias abundantes y rápidas; y fueron las drogas, la prostitución, la extorsión, el sicariato, el robo y la falsificación, las actividades que un grupo de supuestos “revolucionarios”, disfrazados de pueblo y poder popular, los que se dieron a la tarea de corromper los valores tradicionales de las sociedades para levantar en su lugar estructuras del crimen organizado.

Una tarea que solo fue posible alienando a gente de bien para que no actuara en contra de ellos, prometiéndoles que todo seguiría normal, que nada cambiaría, que podrían continuar con sus vidas y que la “revolución” sólo traería una mayor igualdad, progreso, justicia y paz social, ¿Quién en su sano juicio podría rechazar tal oferta? Los militares se encargarían de todo, los hijos de Bolívar prometían una democracia participativa y bajo los principios de la Constitución.

Por supuesto, las primeras víctimas de la llamada Revolución Bolivariana fueron la verdad, la libertad y la moral.  De manera sibilina, utilizando los medios de comunicación masiva y con una chequera que parecía no tener fondo ni límites, desde el primer día se dedicaron a internacionalizar este nuevo paradigma humanista, y empezó la verdadera campaña de estos sujetos, que no era otra que ir levantando el imperio del narcoterrorismo mundial. De esta manera Chávez, durante su presidencia, viajó los lugares más recónditos del planeta para establecer alianzas, no solo con dictadores y revolucionarios de otros países, sino con organizaciones terroristas y fundamentalistas, cortejando de manera especial a los líderes de Rusia, China y el régimen cubano, el más antiguo y experimentado exportador de revoluciones socialistas en nuestro continente, y uno de los operadores más eficientes de esa red mundial.

Con la llegada de Nicolás Maduro al poder, el interés de consolidar la red de narcotráfico y el financiamiento de elecciones en otros países aumentó, al mismo tiempo que consolidaba el poder político, una llave que le abría nuevas rutas de distribución y mercados no sólo a la droga, sino a la trata de blancas, la guerrilla, a terroristas islámicos, al lavado de dinero, al tráfico de armas y para ello puso a disposición de estos grupos el sistema de identificación de Venezuela, repartiendo pasaportes y cartas de residencia, nombramientos a cargos diplomáticos e, incluso, nuevas identidades a los agentes y operadores que trabajaban para derrotar al capitalismo mundial.

Es importante aclarar que, desde los inicios de Maduro como agente cubano en La Habana, Estados Unidos ya era el enemigo a derrotar, y qué mejor manera que negociando con la droga, que destruía a la juventud y minaba la moral pública, al mismo tiempo que ganaba toneladas de dinero con el narco tráfico, dinero que lavaba en las principales metrópolis de la Unión Norteamericana y Europa por medio de terceros, construyendo frentes empresariales e inversiones legítimas, fachadas detrás de las cuales se creía intocable.

Debemos recalcar, la fuente principal del conflicto entre el comunismo y el capitalismo es ideológica, las dictaduras totalitarias se oponen a los gobiernos democráticos, porque la libertad y el individualismo son pecados mortales para los regímenes colectivistas y autoritarios, de allí que Maduro fue entrenado, junto a otros muchos dirigentes Latinoamericanos, para odiar a Estados Unidos y a todo gobierno liberal, y en su fanatismo jurara destruirlos utilizando todos los medios a su disposición.

Es por ello que el chavismo no puede sobrevivir luego de esta confrontación en Venezuela, debe ser totalmente obliterado, borrado del mapa y ya sabemos que existen cepas virulentas en Cuba, Nicaragua, México y Colombia.

Nicolás Maduro se dedicó, durante su carrera política, a hacerle daño a los norteamericanos, los cargamentos de drogas que enviaba el Cartel de los Soles a Estados Unidos eran tan mortales y peligrosos como lo serían misiles y bombas, porque destruían vidas y descalabraban el orden en la sociedad, también estaba el lavado de dinero sucio que hacían en sus bancos, las inversiones, las compras de bienes raíces, que son ataques alternativos para sembrar la corrupción y distorsionar los mercados; las expresiones artísticas y culturales, en forma de figuras públicas, que envían para ser admirados, los profesores e intelectuales que los defendían y falsificaban sus verdaderas intenciones, todos eran parte de esta guerra asimétrica que libraban en el seno de las sociedades occidentales, su intención era hacer el mayor daño posible y sembrar una ideología basura en las mentes de sus ciudadanos.

Me he dedicado a denunciarlo desde hace ya varios años, advirtiendo el ataque silencioso y artero de estos emisarios del peor de los gobiernos, que en unión de aquellos partidos políticos y gente ya ideologizada que ha estaba viviendo en estos países, conforma una tenebrosa quinta columna que actúa desde las sombras y a mampuesto.

Es fascinante ver como ahora Nicolás Maduro y su organización criminal El Cartel de los Soles y el PSUV recurren a los argumentos que siempre atacaron, como la paz, el respeto mutuo, la consideración humana, el humanismo, el cristianismo, el imperio de la ley, para salvar su propio pellejo ante el inminente momento de la verdad; la vida de Maduro pende de un hilo y ahora pretende el perdón y la conmiseración que él nunca tuvo con sus contrarios, los miles de presos políticos a los que aún hoy está torturando en sus mazmorras, los gritos de sus víctimas implorando esa clemencia que él nunca tuvo.

Estados Unidos, el país al que durante tanto tiempo dirigió sus burlas, engañifas e insultos, está reclamando su derecho a vivir en un mundo distinto al que el chavismo convenientemente predicaba en los foros internacionales. Durante 26 largos años, no cejaron un momento en hacerles maldades, llegó el momento de ajuste de cuentas, y ya el papel del verdugo pidiendo clemencia se ve hasta ridículo en el hombre que se vendía a sí mismo como un héroe revolucionario; es el mismo cobarde, que trata de rodearse de mujeres, niños y ancianos como escudos humanos, apelando a la magnanimidad del contrario, e intenta inspirar la lástima de sus coterráneos mientras espera su inminente final, pues hay algunos venezolanos que de manera enfermiza se ponen del lado del perdedor, de la víctima, aunque se trate de solo un show.

Todo lo anteriormente expuesto indica claramente que fueron Maduro y sus aliados extremistas quienes propiciaron una situación de conflicto contra USA, fueron ellos quienes atacaron y construyeron una “causa bellis” que con los años terminarían en una confrontación abierta y muy peligrosa, por supuesto, arrastrando a las Fuerzas Armadas venezolanas en esta malhadada aventura.

Y ahora mientras buques de guerra de la armada de Estados Unidos, aeronaves de última generación movilizadas para el enfrentamiento, y tropas de asalto listas para entrar en acción, justo frente a nuestras costas, ahora, en su peor momento de apresto y resolución de las fuerzas venezolanas, se les requiere a nuestros soldados y a la población entera el máximo sacrificio por la Patria, se les hace un llamado para la defensa del honor, para proteger al supuesto líder de la revolución que trata desesperado, escondido en algún bunker, de enmendar una situación ya de por sí desesperada, tratando de hablar con alguien para detener un enfrentamiento.

En estos momentos cruciales, cuando el enfrentamiento es inevitable y el Alto Mando Militar apelan a la historia gloriosa de nuestro ejército, a los valores sagrados de nuestra independencia se les olvida a los generales que fueron ellos quienes hincaron la cerviz ante el gobierno de Cuba, que permitieron que la bandera cubana ondeara en nuestros cuarteles y academias, que hicieron de Rusia y China los ejemplos a seguir, y a los combatientes de Irán, Siria, Palestina, Afganistán y Vietnam los modelos de lucha armada… no hay peor forma de morir que luchando para proteger a unos criminales que se han pasado buena parte de sus vida burlándose, saqueando y sometiendo al pueblo de Venezuela, eso no es patriotismo, es complicidad, y en ello no hay honor.

Que ahora hablen los cañones y que gane el justo.

 

 

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