jueves, 18 de diciembre de 2025

La enorme deuda con China

 



Soy un estudioso de la cultura China y reconozco en la minoría china que hoy convive con nosotros en Venezuela su gran vocación para el trabajo y su atinado olfato para hacer negocios, razón por la que me extraña que los gobiernos de esa gran nación se hayan dejado embaucar por unos narcoterroristas y ladrones de siete suelas, que sólo eso son los chavistas, en unos proyectos que eran pura fachada para robarles su dinero.

Los gobiernos de Chávez y Maduro barajaron y iniciaron mega-proyectos en las áreas de ferrocarriles, fábricas automotrices, satélites de comunicaciones y observación remota, desarrollos agrícolas y petroleros, instalaciones militares, puertos y aeropuertos… hasta se habló de proyectos espaciales conjuntos, la agenda era variada, ambiciosa y extensa.

China siempre ha contado con muy buenos planificadores, capaces de realizar enormes trabajos que requieren mano de obra intensiva, tecnología de avanzada y tiempos ajustados, resultando en su gran mayoría la terminación de las obras a tiempo y dentro de los presupuestos asignados. Por otro lado, siempre ha contado con un aparato de inteligencia, en lo político, económico y militar, tan bien afinado y previsivo, que le permitió apropiarse sin mayores problemas de los adelantos tecnológicos de punta de occidente durante la segunda mitad del pasado siglo, sobre los que descansan sus altos índices de desarrollo actual.

Es por ello que no entiendo cómo pudieron pasárseles por debajo de la mesa todas estas negociaciones con los chavistas, que se convertirían en uno de los mayores desfalcos a China, realizado por unos supuestos revolucionarios que ni siquiera tenían la capacidad de sostenerse por su propio trabajo ni siquiera a sus familias. Estaban tratando con ladrones y ustedes lo sabían, esos chavistas que ahora anda buscando indultos a sus delitos para poder huir de Venezuela y vivir de sus botines robados (entre ellos los dineros de esos convenios) en exilios dorados.

La verdadera deuda con China todavía es incierta, hay demasiadas cuentas que no están claras, para algunos la deuda asciende a cinco billones de dólares, para otros sobrepasan los seis billones, una ingente fortuna, echados a un pote sin fondo, y que lamentablemente, una vez que esa deuda sea revisada y reconocida por el nuevo gobierno, la tendremos que pagar cada uno de nosotros sin el beneficio de las obras contratadas, pues nunca se construyeron. Estos dineros fueron otorgados como si estuvieran tratando con gente “normal” y responsable; y me pregunto, ¿Cómo fue que los chinos no se enteraron de que estaban siendo esquilmados por unos traficantes de drogas y delincuentes de la peor ralea? ¿Dónde quedaron los seguimientos y controles de estos proyectos? ¿Cómo fue posible que el gobierno chino persistiera en otorgar créditos a esa banda de ladrones sabiendo que las ejecuciones y garantías eran inservibles?

Pero hay algo todavía más comprometedor, los chinos sabían que estaban tratando con un gobierno ilegítimo, que hizo trampa en las elecciones, que se sostenía en el poder por la fuerza del miedo y la mentira, sabían que los chavistas no contaban con la voluntad popular, tal como lo exige nuestra Constitución, para realizar negocios con gobiernos extranjeros… parece que hubiera prevalecido el factor ideológico sobre la prudencia que debería tener un inversionista responsable.

Pareciera que los gobiernos chinos tenían otros planes con esos volúmenes de dinero que apostaron en nuestro país y que, en vez de invertirlo en las obras contratadas, se pretendían para otros fines mucho más viles… eso se llama corrupción ¿Cómo no se dieron cuenta, luego de invertir ese primer billón de dólares, que jamás iban a recuperar ese dinero puesto en obras fantasmas o inconclusas, y a pesar de las evidencias de malos manejos e incumplimientos siguieron otorgando abundantes líneas de crédito? ¿No hicieron contraloría? ¿No sabían de su historial de mala paga? Y llama la atención que ningún chavista haya propuesto a China como su refugio final, entre otras cosas porque sabían que en China hay pena de muerte para los delitos de corrupción.

Muchas de esas contrataciones se hicieron a la carrera, sin llenar los requisitos de ley y obviando los controles y las seguridades que la prudencia dictaban, pareciera que lo importante eran satisfacer el hambre por las jugosas comisiones pues no existen los informes de adelantos de obras, en muchos casos estos proyectos carecen de expedientes que pareciera, fueron robados o destruidos para no dejar evidencias de las enormes irregularidades que se cometieron, nadie sacó una bandera roja para advertir de estas irregularidades hasta que ya fue demasiado tarde.

Yo tengo una teoría, y es que los gobiernos chinos trabajaron sobre la tesis de que el petróleo y las muchas riquezas minerales y naturales de Venezuela eran suficiente aval para esas inversiones, que en realidad se trataba de una compra-venta oculta de nuestros recursos, porque llevar la deuda hasta límites impagables les garantizaba de por vida la canibalización de nuestras riquezas… Eso creyeron, pero no contaban con los gringos que, al caer en cuenta de tales operaciones, que socavaban sus intereses y seguridad hemisférica, se adelantaron a la jugada y descubrieron a los negociadores chavistas como lo que eran, unas fichas del comunismo internacional y narcoterroristas, enemigos declarados de Estados Unidos.

Si esto fuera así, China se convertiría en un financista y socio de uno de los carteles de droga más peligrosos de occidente y enemigo del pueblo de Venezuela, que además reclaman impunidad para disfrutar un exilio dorado con esas fortunas mal habidas, que incluyen el aprovechamiento de los fondos aportados por los chinos. Mostrarse de acuerdo con esa deuda sería reconocer su participación en este entramado; pero yo no creo que éste es el caso, yo creo que China actuó de buena fe y lo seguiría haciendo en un futuro con un nuevo gobierno democrático y legítimo.

Yo confío que esa vieja y sólida diplomacia China aceptará de manera natural compartir una mesa de negociación de la deuda venezolana con el ministro designado para tal tarea, que según rumores sería el Dr. Miguel Rodríguez, un economista de talla mundial con quien, de seguro, encontrarán la fórmula más conveniente para ambas partes en este delicado asunto, en aras de que China continue participando en el desarrollo económico y social de nuestro país. De manera que pongo mi apuesta en el buen criterio de los chinos.



 

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