Su
argumentación me dejó en silencio, pero inmediatamente remató: “Los recursos y los medios de un país, si se
quisiera actuar con inteligencia y construir futuro, deberían estar en manos de
los mejores, de los más capaces, no de los inútiles. Eso es desperdiciarlos!”
El
pensamiento de mi amiga sería rechazado por los socialistas como imperialista y
por querer imponer un sistema de meritocracia que va en contra de la igualdad
de los seres humanos, mi amiga estaría señalada como burguesa y escuálida, los
revolucionarios la catalogarían como enemiga del proletariado, como objetivo
militar de la revolución ya que es un factor antidemocrático y que transgrede
la integridad del llamado poder popular.
Gracias
al socialismo, la ineptitud y la ignorancia tienen un partido político conocido
como el PSUV y que nos ha estado gobernando casi por dos décadas, lo que han
logrado con Venezuela es el paraíso de su utopía, el producto más acabado y
puro de su pensamiento y acción, y lo que no han podido destruir todavía, es
por culpa de la guerra económica que el mundo capitalista le tiene dedicado en
exclusiva a Venezuela y al gobierno chavista, pero no han acabado con todo, por
el odio que “la derecha” le tienen al primer presidente obrero de la historia
de nuestro país, al indocumentado colombiano Nicolás Maduro, un agente cubano
al servicio del castrocomunismo.
Este
ha sido el resultado de un largo camino, que nuestro país empezó a transitar
con los primeros partidos socialistas que armaron el juego democrático en
nuestro país, primero con Acción Democrática y Copey, con toda la pléyade de
partidos, igualmente socialistas, que se prestaron para educar a un pueblo a su
imagen y semejanza, eran una serie de organizaciones políticas nacidas de la
Guerra Fría y la confrontación entre la URSS y los EUA.
En Latinoamérica
la derecha tuvo poca fortuna en esta competencia, los partidos liberales y
conservadores jugaban siempre banco durante las justas electorales, donde la izquierda
y sus partidos, que iban desde los más moderados hasta los revolucionarios,
ofrecían la promesa electoral más favorecida, que era siempre darle poder al
pueblo ignorante, y no estoy diciendo una barbaridad, está a la vista que la
situación que hoy sufrimos como nación, solo ha sido posible por el inmenso fracaso
educativo que pusieron los gobiernos socialistas durante sus gestiones de
gobierno, fracasaron de manera rotunda al ideologizar a generaciones completas
con sus ideas.
Las
ideas populistas de la izquierda latinoamericana que nacieron de esos
insondables complejos y resentimientos coloniales primero, se fueron estructurando
en contra la ilustración y los doctores, en contra de los que sabían leer y
escribir, de quienes obtenía éxito por su propio esfuerzo, pero había un
elemento adicional involucrado, el aparato educativo venezolano, tanto público
como privado dejó por fuera lo principal, la educación cívica y republicana de
sus ciudadanos.
El
socialismo no solo es un sentimiento, es un modelo, es decir, que tiene una
teoría y supuestamente está soportado por datos empíricos recogidos de la
realidad, nació como una aspiración romántica y utópica pero Marx lo reconoció
como el principio, la idea, que mueve la acción de los comunistas, y esto lo
dejó por escrito muy claramente en su obra La
ideología Alemana (1846), de la que surgió la necesidad de fundar un
partido comunista para avanzar hacia el logro del ideal socialista.
El
modelo socialista pide eliminar la propiedad privada, la división del trabajo y
la producción mercantil, esto, para evitar la alienación en el hombre, la idea
del humanismo socialista fue desarrollada por Lenin y luego por el Che Guevara,
y su fin principal era sustituir las relaciones del hombre con el dinero, es
decir, para alcanzar la verdadera “liberación” del hombre se debería sustituir
la relación social en vez del sistema monetario, pues la economía socialista
funciona diferente a la economía capitalista ya que el concepto de “valor” se
desplaza de la moneda hacia la necesidad social sin intermediaciones, pero para
alcanzar este fin hay que sustituir la mentalidad adquisitiva de los individuos
como móvil principal del desarrollo económico.
El
nuevo orden socialista en el mundo debería ser uno que erradique de manera
definitiva la explotación del hombre por el hombre, que supere el concepto de
clases dominantes que es lo que hace que perduren los distingos de clase, y que
se cambie el sistema económico por uno que le dé suprema importancia a
satisfacer las necesidades colectivas, que el hombre trabaje sólo lo necesario
y lo que se produzca sea distribuido equitativamente.
Este
sueño socialista, muy parecido al ideal de las comunidades cristianas
primitivas que vivían en comunismo, ha contagiado las mentes de muchos hombres
y mujeres idealistas que de alguna manera desprecian la realidad humana, este
ideal ha sido transformado en mil versiones de fantasías personales sobre lo
que la gente entiende como Justicia Social, que llegó a su concreción con el
concepto de Justicia Social de la iglesia católica, y de la que nacen los
nuevos principios socialistas que conforman la ideología de innumerables
partidos políticos.
El Latinoamérica
este ideal fue distorsionado por las luchas de liberación e independencia de
nuestros pueblos, el colonialismo y vasallaje que se dieron en nuestras tierras,
creó una enorme carga de odio y venganza en el pueblo llano en contra de las
clases privilegiadas, que hasta el día de hoy nos ha impedido pensar con
claridad sobre nuestro destino.
Al
pueblo le gustan los militares o en su lugar, aquellos hombres machos que saben
darse su sitio en el mundo, con don de mando y armados, entre ellos los
revolucionarios, los guerrilleros que se van a luchar en la montaña y se ganan
el poder a tiros, pero también se sienten bien con aquellos políticos que saben
que el pueblo ignorante tiene unos atributos mágicos o más bien teológicos,
porque fue el cristianismo el que promovió la idea que el hombre de a pie, el
que nada tiene, el que menos sabe, será el primero en la mesa de Dios.
Como
religión de esclavos, acusó Nietzsche a la iglesia, de ser promotora del
carácter populista de sus creencias, ya que su labor de catequización la hacía
entre quienes eran, por muchas razones, inferiores al hombre de conocimiento;
el hombre común tenía quien lo alabara, y cuando surgió el socialismo en las
fábricas europeas se sabían legión, se sabían hermanos, se constituyeron en
clase social y lanzaron su grito: Juntos somos poderosos, unidos indetenibles!
Habían
nacido los políticos socialistas, entre ellos, los populistas, los que le
atribuían poderes mágicos a las masas, sapiencia inconmensurable, virtudes
insospechadas, posibilidades infinitas.
“Déjennos gobernar en su nombre y
vuestros intereses estarán por siempre protegidos, o mejor, serán aumentados,
todo es y será de ustedes, no solo las haciendas, las fábricas, los bancos y
las mansiones, de ustedes será el gobierno, el petróleo, la soberanía, las
mujeres bellas que los otros tienen como suyas, sus autos, sus joyas, cavas de
licores y neveras repletas de manjares, de ustedes es el futuro y el mundo, de
ustedes soy yo, su servidor, yo soy el pueblo.”
Y de
esta intoxicación socialista, de creer en estos cuentos de caminos, pasamos de
los socialistas moderados, medianamente libertarios e ilustrados que lograron,
mal que bien construir la democracia en nuestro país, al extremo de la
izquierda, los que conseguirían el paraíso socialista a sangre y fuego, los
verdaderos justicieros que desenfundaron la espada para liberar al pueblo.
¿Y quiénes
eran estos libertadores revolucionarios? Pues justamente las personas de las
que se quejaba mi amiga, que no era socialista, que creía en el trabajo y el
esfuerzo, que estaba educada y sabía cómo funcionaba el mundo real, no ese
mundo de promesas y vagos sueños de esos flautistas de Hammelin que con su
música se llevaron a todas las ratas del pueblo y las ahogaron en el río, en
nuestro caso, las están matando de hambre, no sé que es peor.
Los
venezolanos estamos atrapados en el perverso juego de los socialistas, estamos
a punto de patearle el trasero a uno de estos bichos de uña socialistas que han
arruinado el país, pero la opción que tenemos por delante es entregarle el
poder de nuevo a los socialistas moderados, a los sucesores de quienes nos
trajeron hasta estas playas del horror, a los que insisten en que la economía
capitalista es inhumana e injusta.
Y
nada ha cambiado dentro del cerebro vacío de esta gente, siguen creyendo, y lo
dicen, en las cualidades mágicas de un pueblo ignorante, siguen queriendo
gobernar en su nombre y darle todo lo que otros les han negado, insisten en los
beneficios de tener un estado gigante, poderoso, paternalista, en privilegiar
al pobre, al que nada sabe, al que nada tiene, prefieren un gobierno que
reparte a uno que ayuda a la gente a producir, siguen prefiriendo a un pueblo
ignorante, dependiente, esclavo, que a uno dueño de su destino, propietario,
culto y que decide su destino.
Los
venezolanos tenemos que decirle basta al socialismo, en cualquiera de sus
presentaciones. –
saulgodoy@gmail.com
Creo estar de acuerdo con "su amiga". Señor Godoy.
ResponderEliminartres interessant je leve mon chapeau !
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