Es una pregunta importante si eres un demócrata y aprecias
la libertad, y en principio podríamos decir que no vale nada si no ejerces tu
derecho al sufragio, pero vale un mundo si eres consciente de lo que haces
frente a la máquina de votación y escoges el candidato de tu elección. Votar es
una acción personalísima que está firmemente sujeta al individuo, nadie puede
hacerlo por ti, pero también es un acto colectivo de fuerza, en una realidad
política donde la voluntad de la mayoría se impone, tu voto es un grano de
arena que hace parte de un alud que quita y pone gobiernos, tal es su
naturaleza, ínfima y numeraria pero de un gran poder.
La democracia es un sistema político y de organización
social muy imperfeto e inacabado, pero que entre los otros sistemas de gobierno
es el más justo y el que guarda mayor coherencia, parece una contradicción pero
no lo es, la democracia es lo que nosotros decidamos que sea, es por ello que
encontramos democracias avanzadas, que promueven ambientes de paz social,
inclusión, oportunidades, en las que se premia el esfuerzo y la inventiva,
donde existe el estado de derecho y los conflictos pueden ser resueltos sin
violencia, pero también nos encontramos otras versiones más restringidas,
autoritarias, incluso criminales manejadas por mafias que se hacen pasar por
partidos políticos, son democracias donde los derechos individuales están en su
mayor parte conculcados por el estado, donde la miseria y la pobreza son
promovidas por el estado porque a esos funcionarios les conviene.
Y son democracias porque al final, a la hora de las
chiquitas, hay que elegir, y le corresponde al ciudadano votar por seguir igual
como vienen, o cambiar y buscar algo mejor. Es por ello que los organismos
electorales, los que se encargan de organizar las elecciones y velar porque el
proceso sea lo más transparente posible y cuidar que esa voluntad popular se
respete, deben estar en manos de personas independientes, profesionales
preparados que hagan su mejor esfuerzo en llevar pulcritud y equilibrio al
proceso, que es la clave de todo sistema democrático.
Todos sabemos que los candidatos y partidos políticos harán
lo posible por influenciar la opinión de los votantes y tratar, por medio de
argumentos, promesas y obras (aunque en las democracias no desarrolladas, no se
hace diferencias cuando se trata de recurrir a otros expedientes mucho más
primitivos como serían las mentiras, las amenazas y la extorción) para ello
utilizan la propaganda, los estudios de mercados, la llamada “Big Data” que es
tu rastro digital de transacciones y contactos en el mundo del internet, y toda
la panoplia publicitaria a su disposición, gastando fortunas en el transcurso
de una campaña.
Todo este esfuerzo personal de candidatos y organizaciones
políticas tienen una meta: alcanzar el poder ganando las elecciones, controlar
las instituciones del estado para ejecutar sus planes y lograr sus propósitos,
que es justamente, donde se confunden los intereses personales con los de la
nación, que en políticos formados y educados en los principios democráticos,
siempre privarán los intereses de esa mayoría que los elevó al poder.
En el peor de los casos, tal y como ha sucedido en estos
últimas décadas en Venezuela, el poder será utilizado para beneficiar un
proyecto político en detrimento del pluralismo y la convivencia pacífica, y si
el gobierno presume de revolucionario y socialista, como es el caso del
chavismo-madurismo, será la oportunidad perfecta para beneficiar a sus grupos
de allegados y compinches, arruinando a muchos y convirtiendo a la pobreza en
un ideal.
Esta banda de criminales y traidores llegaron al poder
montados sobre la ilusión de mucha gente (ocho millones de votos, para un país
del tamaño de Venezuela, es mucha gente) de contar con un país con mejores
condiciones para el desarrollo y la prosperidad de la familia venezolana, pero
lo que hicieron, una vez instalados en el poder, fue todo lo contrario,
destruir nuestra cultura democrática y tratar de convertirnos en una comuna, a
la imagen y semejanza de Cuba, donde existe una ideología conocida como
castrocomunismo, de corte militarista y fascista, que trata por todos los
medios de esclavizar a la gente a los designios del estado, o sea, a una élite
que son los nuevos dueños del poder, y que son quienes deciden que, cuanto y
cuando, le corresponde a cada quien, suprimiendo de esta manera la propiedad
privada y la voluntad individual.
Para hacerles la historia corta, el gobierno de Nicolás
Maduro, que es por todos conocido, es un extranjero indocumentado, que ha
cometido el crimen de perjurio incontables veces para ocupar los puestos
políticos que ha ejercido, con la complicidad del partido PSUV y de algunos cabrones que se dicen demócratas y que no
son sino eso, unos proxenetas su gobierno, que estuvo construido desde la
muerte de Chávez en mentiras sobre mentiras, se dedicó a la corrupción, al
narcotráfico, a los delitos contra el ambiente, y a destruir la educación en el
país, las pruebas abundan, siempre tutelado por los cubanos.
25 años después y luego de dos períodos presidenciales a
cuestas, pretende ganar de nuevo la presidencia del país haciendo la campaña
electoral más indigna y sucia de nuestra historia, nombrado a sus secuaces más
incondicionales en los puestos claves que le garanticen su victoria electoral,
esto, a pesar del rechazo y el asco que ha provocado, y la repulsión que sigue
provocando con sus actuaciones y discursos, amenazando con guerra a nuestro
pueblo si no lo declaramos vencedor, en un país casi despoblado por la
emigración forzada que provocó, en medio de la pobreza extrema que nos trajo,
con una crisis humanitaria en pleno desarrollo y con las cuentas de la nación
en rojo, porque se robaron las riquezas del país o las malbarataron.
Pero gracias a una mujer valiente y a un señor de la tercera
edad, pensionado y muy inteligente, tuvimos la oportunidad de manejar y focalizar
esas fuerzas, ese tremendo rechazo y rabia contenida hacia los revolucionarios
socialistas, quienes son los culpables de nuestra actual situación como estado
forajido, pudimos reconstruir esa fuerza y convertirla en algo positivo, en
esperanza y en un plan, derrotar a esas huestes del mal.
El problema de Venezuela y el gran peligro que corríamos era
que los chavistas querían perpetuarse como los dueños del estado, estaban tan
atornillados al poder que pensaban que estarían allí por siempre, sin
importarles lo que pensaba y sentía el país, e hicieron de nuestras vidas una
ordalía, pero obligados por la ley y compromisos internacionales tuvieron que
llamar a elecciones y estas se convirtieron en nuestra última oportunidad de
detener el desastre, justo a las puertas del averno, y con el voto de cada uno
de nosotros, estamos ahora preparados para sacar democráticamente y en paz a
ese súcubo y su corte infernal del gobierno.
De modo, que en estas particulares circunstancias, el voto
se ha convertido en un arma y en una esperanza, una oportunidad única en
nuestras vidas, vamos a poder cambiar nuestro destino, pero debemos hacerlo
todos, o por lo menos la gran mayoría que se encuentre en el país y registrada
en los listados del CNE (y los afortunados que puedan hacerlo en el
extranjero).
Y aquí debo explicar algo muy importante, ya que el
candidato Nicolás Maduro controla todo el aparato electoral y ha anunciado
desde hace tiempo que no está dispuesto a entregar el poder, la única manera de
poder anular todas sus trampas, actas fraudulentas, números forjados, votantes
cubanos, incongruencias informáticas, es que la oposición controle de manera
disciplinada todo el proceso con los llamados “comanditos” y el apoyo de toda
la sociedad organizada, hacer guardia en los centros de votación, cuidar
nuestros votos, tener registro de todo el proceso… pero lo más importante, hay
que salir a votar, truene, llueva o relampaguee, hay que asistir a los centros
de votación y en lo posible vigilar el proceso, no darle ninguna oportunidad al
régimen de que haga la trampa.
Los venezolanos hemos tenido la pésima costumbre de no darle
importancia al voto, hay algunos compatriotas que se jactan incluso de nunca
haber votado… terrible pretensión que desdice mucho de nuestra ciudadanía, y
esto lo digo porque el voto es parte fundamental de nuestra identidad, es un
derecho que se imbrica profundamente con nuestra nacionalidad y nuestra
persona. Yo en lo personal no soy un fundamentalista del voto, he utilizado la
abstención como medio de protesta y arma en contra de los políticos que no
hacen su trabajo, pero las veces que lo hice nunca funcionó, en este caso en
específico, en esta oportunidad, la estrategia que la oposición democrática
tiene planteada, solo será efectiva si todos vamos a votar, para crear ese
efecto avalancha ante el cual no hay trampa que valga, y vamos muy bien…
Para aquellos chavistas arrepentidos, para quienes ven ahora
que sus seños se han tornado en una pesadilla, que de esa política y esos
líderes no hay nada que se pueda recoger, tratan de comprarlos con limosnas,
con sobras, por un puñado de dólares, por unos bonos para gasolina, con unas
cajas CLAP y una botella de miche para que se rasquen y no sientan la traición…
¿Cuánto vale tu voto?, vender tu voto en vender tu dignidad, hazte la pregunta,
¿Son esos chavistas dignos de confianza, les daría tu familia para que hicieran
lo que quieran con ella? No es tarde para rectificar, el 28 tenemos que ser
contundentes y decirle NO a los cubanos castristas. Si votas por Maduro le
estarás regalando seis años de poder más para que haga del país lo que le dé la
gana ¿Qué te está dando él a cambio? Más mentiras, alguna muñeca barata, comida
podrida, algún bono de miseria.
Lo que hemos visto hasta los momentos y las fuerzas del mal
pretenden obviar, es que la realidad de la calle indica que Maduro se encuentra
solo, íngrimo y sin apoyo del país nacional, el olor a corrupción y derrota que
despide es innegable, la de un político que ya no es. La gente, el pueblo, en
todas sus expresiones, ha venido peleando una guerra en contra de las trampas y
abusos de un régimen que se sabe perdido, su tiempo ha pasado; mientras
pudieron no hicieron nada sino maltratar y humillar a los venezolanos, esta es
la cosecha que recogen.
El 28 de julio van a escucha al pueblo en la calle, esto es definitivo,
ellos se van, comienza una nueva época, de reconstrucción, reparaciones y
generación de riqueza; el socialismo es cosa del pasado, lo que viene es
trabajo y más trabajo. Con dignidad y orgullo, por nuestras familias, por un
mejor país.
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