Durante sus
investigaciones sociológicas Max Weber (1864-1920), llegó a lo más profundo de
la política de su tiempo, y entendió que lo que buscaban los nuevos movimientos
de masas con sus herramientas de racionalización. burocratización,
manipulación, cálculo, competencia, consentimiento, era la administración total
de la sociedad, todas las ideologías que acompañaban a estas revoluciones y
formas de gobierno, aún las más utópicas, estaban condenadas a transitar una
vía de sistematizaciones y procedimientos que, una vez que empiezan a regular
las actividades de la comunidad, les era muy difícil trazar límites al poder.
Weber vivió en tiempos
de cambios sustanciales y profundos, la filósofa Susan B Moss, en su obra Origen
de la Dialéctica Negativa, nos recuerda a manera de ejemplo, aquellos
inicios del siglo XX en Europa:
¨El imperio
austro-húngaro se había derrumbado en 1918, y Viena en la década de los años
veinte continuaba mostrando las anomalías del imperio fenecido. Barrocas
reliquias del pasado feudal coexistían con fragmentos de modernidad. La
burguesía, que incluía a muchos judíos, no había desplazado a la aristocracia. Aunque
la estructura económica de Austria era capitalista, la predisposición feudal
por la tierra más que por la inversión subsistía, y el prestigio social de los
títulos nobiliarios aún era considerable. En Viena, el disfraz del fausto
encubría una realidad más sombría¨.
Cuando Weber se retira
de su prolífica actividad académica, sus sucesores más comprometidos fueron los
profesores de la llamada Escuela de Francfort, entre ellos Adorno, Marcuse y
Horkheimer quienes se dieron a la tarea de llevar esa crítica a niveles
rigurosos utilizando el pensamiento de Hegel y Marx, y posteriormente el de
Freud, esta crítica fue denominada como negativa y se convirtió en la más
poderosa arma en contra del positivismo y el culto a la racionalidad, con ella
se dieron a la tarea de desmontar los ideales de la ilustración y abrir la
antesala para los movimientos revolucionarios de la izquierda, entre los que
figuró el notable Mayo francés.
Estas críticas a la
sociedad y a la cultura les valió una furiosa persecución, tuvo la gran mayoría
de estos académicos que huir de Europa y exiliarse en USA, algunos trabajando
para organismos de inteligencia militar, universidades, tanques de pensamiento
y hasta en Hollywood.
Esta experiencia, de
ver, sentir y trabajar dentro de las entrañas del monstruo capitalista alimentó
de diversas maneras aquel pensamiento crítico negativo, dando como resultado
una enorme desconfianza y pesimismo sobre la manera como el sistema
nación-estado embarcado en una administración social con intenciones de
progreso y eficiencia, controlaba la vida y el pensamiento de gran parte de las
personas en aquel enorme y poderoso país., fue así como se alimentó una furiosa
campaña en contra del capitalismo y su ideario liberal.
Como bien lo expresa
el filósofo español Adolfo Vasquez Rocca, quien investigó a profundidad el
pensamiento crítico, observó que: ¨… a partir del predominio de una
racionalidad procedimental a partir de la cual el conocimiento humano no opera
según presupuestos jerárquicos-metafísicos (teoría tradicional) sino
pragmático-procedimentales (teoría crítica) al interior de las comunidades
científicas y de los contextos socioculturales del mundo. Esto significa que
todo modo de conocer es interesado y, que sólo conocemos por el interés. Con lo
que sienta las bases de la Escuela de la Sospecha¨
Vasquez Rocca en
diversos estudios, que abarcan el pensamiento europeo de la postguerra,
incluyendo la Escuela de Francfort ,en autores posteriores como Bauman, Han
Byung Chul, Sen Amartya, Wa Thiongo Ngugi, para mencionar unos pocos advierte
que ,aún los países no occidentales no son inmunes al modelo de la programación corporativa y militar de
occidente, y convierten la vida de sus ciudadanos en una gran e intensa
programación de masas , en la que los individuos lo primero que pierden es su
libertad y autonomía resultando en sociedades deshumanizadas.
El resultado
invariablemente son unas democracias cada vez más tergiversadas y débiles ante
el avance totalitario., que es la forma más descarnada del poder y sucede tanto
en comunismo como en un sistema liberal y de mercado.
Esta introducción la
hago debido a que de manera continua hay una confusión de términos que
oscurecen la discusión política y conlleva a errores conceptuales, las
personas tienden a utilizan el termino
Teoría Crítica para referirse de manera general a una capacidad de confrontar
con argumentos a un planteamiento de orden político, no importa si es de
derecha o de izquierda, el asunto principal es someter el tema, cualquier tema,
a revisión y escrutinio, una cosa es una actitud crítica y otra es militar en
los postulados de la Teoría Crítica tal como fue expresada hace un siglo por la
Escuela de Francfort.
Actualmente no es
extraño constatar que toda materia que tenga la palabra Teoría o Crítica como
designadores principales sea producto del marxismo que, durante todo el siglo
XX se ha dedicado a colonizar los principales temas que afectan el acontecer
político e impregnarlo de su ideología, de allí que Teoría Social, Teoría de la
Arquitectura, Teoría de las comunicaciones, Teoría de los Conflictos, Crítica
Cultural, o de Géneros y un largo etcétera de títulos, tengan que ver con la
intensión de adoctrinar y cazar adeptos para las ideas comunistas.
La Teoría Crítica, en
especial la teoría crítica negativa, es una herramienta ideológica de
resistencia al capitalismo llamado tardío, fraguada por el pensamiento marxista
hegeliano de la postguerra, y cuya meta es desmontar los argumentos del
pensamiento ilustrado y descalificar la razón como medida para la acción.
Si bien el pensamiento
detrás de la Teoría Crítica tiene aspectos dignos a ser considerados y puestos
a prueba, sobre todo en cuanto a la regimentación social con miras al control
absoluto de sus componentes y a disposición del estado, no es del todo cierto
que el capitalismo avala y fomenta tal horizonte de eventos, ya que un elemento
fundamental de aparato ideológico liberal es justamente la protección de la
libertad individual y los derechos de las personas, base fundamental de toda
democracia verdadera.
Para políticos sin
escrúpulos y personalidades avasallantes, el poder representa una tentación muy
grande, basta una mente criminal o una personalidad de carácter débil en una sociedad
desarticulada y sin instituciones maduras, para que se combinen los supuestos
de un totalitarismo que puede arraigar desde propuestas colectivistas y
promesas demagógicas, pasando por revolucionarios y hasta empresarios que
prometen el progreso y la eficiencia que les fue arrebatada por los enemigos
extranjeros.
La Teoría Crítica nace
en Europa bajo la égida de dos monstruosas formas políticas, el nazismo y el
fascismo, y que marcaron de manera definitiva ese particular punto de vista,
pero al querer aplicarlo a las sociedades capitalistas sus autores olvidaron la
gran capacidad de evolución y adaptación de la democracia liberal, sobre todo
de sus instituciones, encargadas de corregir y evitar desviaciones tan
devastadoras como lo son los totalitarismos, y lo que está sucediendo hoy en
USA y en Venezuela, solo por nombrar dos países de muchos, que han caído en la
celada mortal de los nuevos populismos, es una vitrina de esos mecanismos de
corrección y estabilización en pleno desarrollo.
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