jueves, 16 de octubre de 2025

Del Nobel, la Paz y la extracción.

 


El Premio Nobel de la Paz tiene un contenido político innegable, tanto el gobierno de Noruega como las instituciones que lo hacen posible lo saben, pues ponen a una persona, a una causa o a una situación en el mundo en el foco de atención internacional, y eso, no es poca cosa.

Yo ignoro las intenciones del jurado, aunque siempre lo explican, y en esta ocasión, al otorgárselo a María Corina Machado a quien consideraron con suficiente mérito para ser galardonada con esta distinción, nadie sabe con certeza que fue lo que más pesó para que esas personas del jurado dieran su veredicto.

Quienes son postulados para tal premio, no dudo, cada uno tenía méritos suficientes para lograrlo, entre ellos figuraba el Presidente de USA, el señor Donald Trump, quien viene trabajando con denuedo por lograr la paz mundial, al menos por tratar de controlar los focos de conflictos que más vidas han costado y que tienen la posibilidad de desestabilizar el orden mundial, pero aparentemente ese no era el objetivo del jurado, y se decidieron por una mujer valiente que estaba arriesgando su vida por darle a un país y a una región, una oportunidad para la libertad y la democracia.

Coincidencialmente, era un problema que involucraba al presidente Trump y una parte importante de su componente militar quienes están en una dura batalla contra el más poderoso cartel de las drogas en este continente, y cuyos tentáculos abarcaban el territorio de USA, Europa, África y el Medio Oriente, una mortal red de grupos terroristas, narcotraficantes cuyas actividades no solo dañan la salud de los jóvenes sino que contaminan el orden de las naciones donde hacen sus turbios negocios, sino que fomentan el crimen y la corrupción.

El presidente Trump tiene el músculo y los medios para derrotar a este peligroso enemigo, no hay otro que pueda hacer la tarea, y en esta lucha se ha encontrado con esta mujer, que ha sacrificado todo por darle una esperanza a Venezuela en medio de una de las campañas de terror más cobardes e injustas de que se tenga memoria en occidente.

María Corina ha resultado una formidable contendora para esta mafia que se ha enquistado en el estado y se ha hecho gobierno, el Cartel de los Soles, una organización paramilitar revolucionaria con una fachada democrática y un discurso humanista, durante 26 años ha convertido a Venezuela en el campo de concentración más grande del mudo.

Algo muy interesante ocurrió apenas se produjo la noticia que el premio había sido otorgado a la venezolana, la reacción por parte de la dictadura de Nicolás Maduro, el jefe del Cartel de Los Soles no se hizo esperar, censura absoluta sobre la información, la persecución en contra de la oposición recrudeció, se desató una campaña de desinformación y odio en contra de la oposición, las amenazas e insultos poblaron el espectro de la opinión progubernamental, se iniciaron operaciones de propaganda negra para intentar mal poner a la líder democrática y al presidente Trump, las burlas y el descrédito fueron acompañadas por redadas y desapariciones de personas opuestas al régimen, el gobierno de Maduro llegó al extremo irracional de cerrar la embajada de Venezuela en Noruega, que se convirtió en el gesto más rotundo del Cartel aceptando su verdadera naturaleza.

Pero también ocurrió una reacción notable por parte de la izquierda internacional, haciendo notorio el disgusto y rechazo a la designación de María Corina Machado como ganadora del premio, gobiernos cuya posición ante el descalabro institucional de Venezuela era de preocupación, de pronto la designación del premio de la Paz fue casi que un insulto, en el mejor de los casos se guardó un silencio cómplice a favor de la dictadura evitando mal ponerse con la mafia narcoterrorista, María Corina parecía representar lo más odiado de la derecha mundial, incluso dentro de gobiernos amigos, el silencio fue ensordecedor.

La matríz de opinión sembrada en algunos foros internacionales era que Venezuela estaba en puertas de una invasión por parte del ejército más poderoso del planeta, con fines de un cambio de régimen, en vez de una operación antinarcóticos de gran escala, donde se están descubriendo conexiones y tapaderas que asombran por su vileza, donde serán apresados, extraídos y puestos a la orden de la justicia a sus jefes y colaboradores, una operación que no está ausente de riesgos peligrosos pues el enemigo tiene también ejército, y asociados, como guerrillas foráneas y grupos terroristas internacionales.

Por primera vez en largos años nuestra lideresa, la mujer que nunca se doblegó ante la brutalidad y el crimen del Cartel de los Soles, de las fuerzas revolucionarias, de grupos de delincuentes como El Tren de Aragua, del Partido Socialista Unido de Venezuela, una estructura política calcada del nazismo, por primera vez repito, cuenta con el apoyo del gobierno norteamericano pues han coincidido el interés de Trump de proteger a su pueblo del infierno que generan las drogas en la sociedad, y el desorden que produce una emigración ilegal provocada por una masiva violación de los derechos humanos.

Nicolás Maduro pretende, ilegítimamente seguir siendo un gobierno de facto impuesto por las armas, algo que María Corina ha demostrado fehacientemente y de manera brillante que se ha robado las elecciones, consiguiendo las pruebas y depositándolas a buen resguardo en el exterior.

No pasará mucho tiempo antes de que se haga patente la importancia de esta jugada maestra hecha por el Comité del Premio Nobel, y que dejó muy en claro, como un sindicato del crimen puede convertirse en estado, despojando a sus ciudadanos de la libertad y tratando de convertir a sus vecinos en cómplices.



No hay comentarios:

Publicar un comentario