miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Se encuentra Venezuela en guerra?




Chávez no dejaba de recordarnos el aforismo de Clausewitz: “La política es la continuación de la guerra por otros medios” y Chávez estuvo en guerra en contra de Venezuela desde sus inicios como golpista, no solo usó las armas en contra de sus connacionales, trató de asesinar al Presidente Carlos Andrés Pérez e hizo el intento de apoderarse del poder por medios bélicos, como esto no le resultó, prosiguió su intento de hacerse con el poder por medios políticos, usó las vías institucionales que le presentaba la democracia y por ellas llegó a la máxima magistratura.
Pero su intención de hacer la guerra nunca cejó, como soldado fue preparado, mal que bien, para la guerra, su naturaleza fue violenta y autoritaria, su discurso nunca bajó en lo más mínimo de su contenido belicoso, no hay que ser un gran analista para descubrir que su intensión desde el primer día como presidente fue alimentar el conflicto y la confrontación.
La carrera armamentista en la que se montó con los chinos y los rusos, comprándoles cantidades ingentes de armas defensivas y ofensivas, sus políticas de apoyo a la subversión continental, a la guerrilla, a grupos terroristas internacionales como la ETA, el IRA, el Hezbolá, a figuras como Carlos El Chacal, al selecto grupo de tiranos y dictadores a los que brindaba su amistad de manera pública, su relación personalísima con el dictador Fidel Castro, enemigo declarado de Venezuela, con los hombres fuertes de Irak, Irán y Siria a quienes sirve como agente de sus intereses en la región, su conato de declaración de guerra en contra del gobierno de Uribe en Colombia y el intento de movilización hacia la frontera con tanques de guerra, su constante descalificación y provocaciones en contra del gobierno Norteamericano y otras expresiones similares indican, sin lugar a dudas, que el hombre se encontraba operando en modalidad de guerra.
Leyendo las ponencias de Michel Foucault en el College de France (1975-1976) tituladas Defender la Sociedad, donde expone de manera brillante la relación entre poder y política y ultimadamente, la guerra, me encuentro con el siguiente pensamiento, esclarecedor de nuestra situación: “Por lo tanto, podríamos oponer dos grandes sistemas de análisis del poder. Uno, que sería el viejo sistema que encontramos en los filósofos del siglo XVIII, se articularía en torno del poder como derecho originario que se cede, constitutivo de la soberanía, y con el contrato como matriz del poder político… Y tendríamos el otro sistema… según el esquema guerra/represión… La represión no sería otra cosa que la puesta en acción, dentro de esa paz que no es, socavada por una guerra continua, de una relación de fuerza perpetua”.
De acuerdo a esta visión nuestro país se encuentra en guerra desde hace ya algunos años por parte del chavismo-cubano represor, que lo que vivimos es una guerra continua con nuestro listado de bajas reales al final de cada día y causadas por el hampa protegida por el gobierno, con grupos irregulares armados en territorios bajo control (el 23 de Enero en Caracas, el bajo Apure, los estados fronterizos, por mencionar algunos), el sicariato, las invasiones y los secuestros, ahora incluso, con una escalada de destrucción de nuestra infraestructura, de nuestras industrias, comercio y medios de vida por parte del gobierno, con dos bandos claramente diferenciados, los venezolanos pacíficos y democráticos, que en su mayoría no quiere aceptar el hecho contundente de que vivimos una guerra, por lo que protestamos y salimos a las calles para que nos escuchen (ya que nos tienen los medios de comunicación vedados por la censura) y por el otro, los chavistas-cubanos que quieren destruir la República.
Con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello suplantando al “Comandante Eterno” hemos podido conocer el verdadero valor de la palabra dictadura, dos voluntades que hacen y deshacen por encima de la Constitución de la República y las leyes, al punto que han convertido el asesinato a mansalva en contra de nuestros jóvenes universitarios en el nuevo deporte del chavismo, salir en manadas de motos, protegidos por la Guardia Nacional, armados hasta los dientes y disparándoles a ciudadanos indefensos en la cabeza, con tiros de gracia, de la misma forma que lo hacían en contra de los Tutsis en Ruanda durante la limpieza étnica de ese pobre país africano.
Ponen presos a quienes ellos quieren, con fiscales y tribunales con las sentencias elaboradas a golpe de una llamada de teléfono, con la policía del régimen tumbando puertas sin órdenes de allanamiento, aduciendo crímenes absurdos y aterrorizando a familias y vecinos.  Allí tienen enjaulados en sus tenebrosas cárceles no solo a gente inocente sino a valientes líderes de nuestra sociedad, y detrás de esos muros los vejan, los torturan, los dejan morir de mengua.
Maduro y Cabello se han convertido en el “coco” de muchos ciudadanos que despiertan en sus casas sitiadas por las Fuerzas Armadas Nacionales en asociación con grupos de matones a sueldo que se encargan de destruir, incendiar, aplastar, demoler, viviendas, autos, áreas residenciales en medio de una dantesca nube de gases tóxicos con que “gasean” a la población inerme y asustada, mientras ponen a todo volumen canciones revolucionarias.
Secuestran jóvenes y se los llevan para humillarlos, violarlos, golpearlos y hacerlos firmar declaraciones de culpabilidad de crímenes que no han cometido, los “desparecen” y los dejan tirados en puestos de emergencia, o peor, los esperan en los hospitales a donde acuden a recibir primeros auxilios solo para ser nuevamente golpeados y arrestados.
Una buena parte de los venezolanos, lamentablemente, incluyendo algunos de nuestros líderes tienen miedo de reconocer que vivimos en una guerra en pleno desarrollo, pero igual que sucede con pacientes que se enteran que padecen de un cáncer, primero no pueden creerlo, luego lo niegan, y cuando finalmente lo aceptan, ya es demasiado tarde.
No entiendo cómo es eso de que nosotros, los ciudadanos libres y honestos de este país, debemos renunciar a defendernos cuando somos atacados por el gobierno que supuestamente debería protegernos de todo daño a nuestras personas y propiedades. Hay una lógica muy turbia en eso de mantener una posición pacifista y tolerante ante la anomia social que las fuerzas de seguridad, supuestamente institucionales, desencadenan con sus acciones en contra de la ciudadanía desarmada ejerciendo sus derechos constitucionales como la protesta.
¿Por qué nosotros si debemos acatar la Constitución Nacional mientras los comunistas, las Fuerzas Armadas y las bandas armadas del gobierno no lo hacen? Está más que claro que al gobierno de Maduro y su lugarteniente Disodado Cabello están haciendo lo que les da la gana, ya ni siquiera guardan las apariencias y apresan, destituyen, persiguen, matan e incendian sin ningún recato.
Aquí no se respetan derechos ni garantías, los procesos judiciales están totalmente viciados de forma y fondo, los funcionarios están actuando de manera criminal, no hay protección ni amparo institucional, no hay instituciones a las que se pueda acudir buscando justicia.
Para nadie es un secreto que el país se encuentra paralizado, desabastecido, en una situación precaria en cuanto a sus servicios e infraestructura, la economía privada se derrumba en cámara lenta, lo único que aparenta funcionar es la industria petrolera y esos recursos son todos represados por el estado para pagar sus gastos de guerra en contra de la población.
Hay una dictadura en el país, han aplicado una férrea censura en todas las formas de comunicación, el ciudadano no está ni debidamente ni oportunamente enterado de lo que sucede, aumentando de esta manera sus posibilidades de verse involucrado en una situación de peligro y donde pudiera hasta perder la vida. El desabastecimiento de bienes básicos es general, no hay medicinas, la escases es crónica y el estado lo que hace es implementar métodos fascistas de control de los alimentos en un racionamiento humillante y de control biopolítico de la población.
Creo que llegó el momento de dejarnos de pendejadas y aceptar que tenemos que luchar, y vencer, en esta guerra no declarada que nadie, sino los chavistas y los cubanos desean, y si no lo creen vean por sus ventanas, a la calle, donde en medio de una escases y una inflación anormal, están movilizando sus batallones, sus cohortes, sus FFAA, su aparato de guerra psicológica, sus escuadrones de muerte volantes, todos armados, todos en son de defender la mentada revolución que no es otra cosa que robarse nuestro petróleo para sostener la revolución comunista en Latinoamérica.
Si hay intentos de conferencias de paz, si vienen observadores internacionales a promover entendimientos, si el gobierno dice que lo están tratando de tumbar, si hay militares involucrados en acciones bélicas en contra de población, si hay detenidos oficiales con cargos de rebelión, si el gobierno está comprando armas de guerra, si hay un ejército de ocupación extranjero involucrado en acciones de exterminio en contra de nosotros, entonces estamos en guerra y si eso es así, hay unas reglas mínimas que cumplir, entre ellas las del Convenio de Ginebra.
Hace ya tiempo perdimos ese país bonito, pacífico y democrático en el que vivíamos, ahora estamos sobreviviendo en un país desgarrado por una guerra planificada en el extranjero, y como nos lo pinta Foucault, para imponernos una relación de fuerza perpetua, por medio de un partido militar, de unos generales hambrientos de más saqueo y populismo, al servicio de los hermanos Castro.- saulgodoy@gmail.com


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