jueves, 28 de agosto de 2014

Cállate




Es grave la situación de la libertad de expresión en Venezuela y se pondrá peor; una vez que se dan inicio a los mecanismos de opresión como la censura, los procesos judiciales en contra de los periodistas, la campaña de odio, los atentados y asesinatos, sólo termina cuando se llega al oprobioso silencio de una dictadura.
El gobierno de Maduro necesita a los periodistas de rodillas y atemorizados, no puede permitir que el pueblo conozca la verdad sobre su ineptitud como mandatario, ni los desaciertos y garrafales errores de su gobierno. Su enorme y poderoso aparato de propaganda, producto de esa hegemonía comunicacional llevada a cabo con dineros públicos y en contra de nuestra constitución, está tratando de maquillar su talante antidemocrático y su complicidad con la corrupción y el crimen.
Hemos llegado a extremos preocupantes en la relación de las instituciones con el mundo de las mafias organizadas y los hechos de corrupción, el ejemplo de los militares es patético, en algún momento en el pasado reciente la mayor parte de nuestros oficiales de las FFAA eran profesionales comprometidos con el país y de un patriotismo a toda prueba, las armas de la república resguardaban las fronteras y la soberanía del país, ahora son usadas a voluntad, por una minoría partidista, para evitar la contraloría social, para resguardar las escenas del crimen y proteger a quienes violan la ley.
Así los hemos visto custodiando a las montoneras de políticos agraristas que invaden fincas productivas, son los que alejan a manotazos y empujones a las cámaras de la prensa de instalaciones petroleras y cuarteles donde se han cometido crímenes en contra de la vida, son los que amenazan con sus equipos de guerras a las protestas pacíficas de la población civil, los que acordonan pueblos completos donde imperan el pillaje y la barbarie para proteger las ganancias sucias de algunos oficiales, son los amos del contrabando de combustible y comida hacia Colombia, son los que caen presos en aeropuertos internacionales con valijas de dinero ilegal o son sujetos de detenciones por narcotráfico...
Para ellos el periodismo libre e independiente es un problema que necesita una “solución final” y ya que exterminarnos seria una labor muy larga y sangrienta, están optando por borrar del mapa a la profesión.
No es cuento, instituciones como CONATEL, un organismo supuestamente técnico que debería estar velando por el buen funcionamiento de las transmisiones de los medios de comunicación radioeléctricos, se están prestando abiertamente como censores de los medios de comunicación.
Con excusas tan inmorales como la de proteger a los niños y adolescentes, amenazan y castigan el deber y el derecho de los medios libres e independientes a informar, en tanto que permiten a perversos funcionarios públicos, el descarnado uso de menores de edad en sus fiestas que transmiten por todo por los canales del Estado haciéndose cómplices en la prostitución de su inocencia, a ellos, ni con un pétalo los tocan. Se complacen en cerrar programas de opinión e informativos por sus críticas al gobierno, a interponer medidas administrativas y multas en contra de empresas privadas de comunicaciones para amenazarlos con cierres definitivos por que no comparten su línea editorial, pero si permiten que agentes al servicio de gobiernos extranjeros si puedan hacer propaganda de guerra y amenazar con violencia a la comunidad.
La verdad es que no se puede disfrazar con discursillos semiológicos, sintácticos y lexicales la intención salvaje y artera de distorsionar la realidad, quienes alegremente deconstruyen discursos deberían aplicar su análisis a sus propias manipulaciones y propaganda se darían cuenta de su hipocresía, juzgando y criticando a sus colegas periodistas por el único crimen de pensar diferente, cuando ellos, los “periodistas” mercenarios se han rendido al poder y hacen todo lo posible por engañar a su propio pueblo.
Lo que quieren hacer ahora con la Ley del Periodismo es un verdadero abuso de poder, quieren desprofesionalizar el ejercicio del periodismo para inundar los espacios de los medios de comunicación con una marea de ignorantes y propagandistas del comunismo, quieren saturar los espacios con más doctrina cubana-fidelista, con toda la intensión de ocultar el inmenso desastre en que han sumido al país.
Quieren proletarizar el periodismo en Venezuela, volverlo basura comunitaria tal y como ellos lo entienden, acaparando los espacios para su prédica de justicia social, perifonear logros gubernamentales y cultivar el odio de clases.
Pretenden convertir a los miles de analfabetas funcionales con que cuentan en periodistas espontáneos para decir incoherencias en nombre de lo popular y la participación, quieren inundar el éter, los cables y las antenas de “cultura popular”, una categoría que manejan los operadores cubanos, y que entienden se trata de ese folklore nacionalista de arpa, alpargatas y
La censura tiene un solo fin: la impunidad, y beneficia únicamente a la corrupción y al crimen organizado enquistado en las estructuras del Estado ¿es tan difícil darse cuenta de ello? Si los funcionarios públicos no tienen nada que ocultar ni temer ¿Por qué el miedo irracional a la crítica? Aun en los excesos de la libertad de expresión, es preferible el abuso al silencio, porque el que se complace con un periodista asustado y hostigado es justamente el enemigo de esta patria, el crimen hecho virtud y protegido por los magistrados.
No mires, no hables, no escuches, esa es la consigna de esta pobre revolución, llena de intocables, de innombrables, de vacas sagradas que han hecho de la administración pública una enorme caja negra en donde nadie sabe cómo se maneja el erario público.- saulgodoy@gmail.com


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