El estudio del caos es una de las parcela del conocimiento científico al que se le augura un importante lugar para el siglo XXI, principalmente por el impacto que tiene en las demás disciplinas científicas y en muchos otros muchos terrenos del saber que se benefician de sus descubrimientos, como en la economía, la sociología, la política, la lingüística, la historia.
Algunos
estudiosos predicen que aquellos países que dominen esta especialidad y sus
aplicaciones serán las próximas superpotencias del nuevo siglo.
Es
una ciencia muy nueva con un poco más de treinta años en desarrollo, las
ciencias de la complejidad y el caos se dan la mano al momento de entender el
funcionamiento del universo, de comprender la estructura de su organización.
Orden y caos son el Alfa y el Omega de todo lo que existe y trata de explicar
cómo los sistemas funcionan, desde su dimensión molecular, como podría ser el
caso de un sistema celular, hasta una galaxia en el espacio sideral.
Pero
aunque su florecimiento fue reciente, tuvo una prehistoria larga, tal y como lo
documenta el filósofo e historiador de la ciencia Ian Hacking en su libro La domesticación del azar, fue durante
el siglo XIX al finalizar la era napoleónica que las estadísticas tomaron un
vigoroso giro en Europa, existía la necesidad de los Estados, en ejercer mayor
control sobre sus ciudadanos, fenómenos sociales como el crimen y el suicidio
fueron objeto de seguimiento para descubrir ciertas regularidades en sus
manifestaciones, el comportamiento desviado era comparado a un estimado de la
“normalidad” y empezaron a confeccionarse tablas, que fueron usadas por los científicos
sociales para el manejo poblacional.
El
“conocimiento objetivo” se imbricó con las estadísticas y su análisis, la
causalidad se convirtió en la respuesta para todo fenómeno y apareció la noción
de las “constantes” para explicar repeticiones y patrones de comportamiento,
Poisson acuñó su “ley de los grandes números”, y las matemáticas de las
probabilidades, cobraron nuevo aliento que se vio reflejado en la popularidad
de la sociología numérica de Durkheim.
Por
un buen tiempo se desató una manía en el mundo de medirlo todo, la naturaleza
era predecible, las leyes funcionaban pero uno de los primeros aldabonazos que
se dieron para avisar que no todo era tan ordenado lo dieron primero, J.G.
Maxwell que desarrolló su teoría cinética de los gases y luego L. Bolzman que
la perfeccionó, con la misma quedó en evidencia que los átomos que componen los
gases, se comportan de forma aleatoria, es imposible determinar su volumen,
naturaleza o presión al menos que se tome el comportamiento a nivel
macroscópico, en todo el lote, que se comporta de manera diferente a sus
partes.
Posteriormente
en los años 40 se desarrollaron las teorías de la información y las
comunicaciones que dieron las bases a la cibernética, veinte años después el
físico- químico Ilya Prigogine planteó sus descubrimientos sobre los sistemas
abiertos, ya en territorios alejados del equilibrio, que se fueron complementando
con los métodos y teorías matemáticas de John von Newman, del físico Heinz von
Foster y del doctor Henri Atlan que se embarcó en la investigación sobre los
ruidos.
Otra
de las disciplinas que avanzó en la comprensión de los sistemas complejos fue
la biología, el problema de la evolución de los organismos había capturado la
atención de muchos estudiosos, el cómo la naturaleza había dado el paso de
organismos unicelulares a multicelulares y de allí, a una variada gama de
especies, era simplemente sorprendente.
Los
desarrollos que se dieron en la física cuántica fueron fundamentales en la
elaboración posterior de estudios multidisciplinarios que se pusieron en
práctica en varias instituciones, entre ellas destaca el Instituto de Santa Fe
en los EEUU a cargo del premio Nobel de física y hombre renacentista Gell Man
Murray.
A
principios de 1960 la embriología estudiaba las innumerables combinaciones
genéticas que podían darse en un grupo de células para especializarlas en un
órgano funcional, que le permitiera a un ser vivo operar con autonomía.
¿Cómo
sabían las células en qué forma combinarse para producir un par de ojos, o un
estómago o una aleta? ¿Cómo actuaban los sistemas celulares?
Del
libro Complejidad, el caos como
generador de orden, de Roger Lewin explica como existen sistemas complejos
que actúan en un nivel inteligente, en el sentido que aprenden de sus errores y
aciertos: “Los sistemas de este tipo se
conocen como redes booleanas, en honor al inglés George Boole, inventor de un
enfoque algebraico de la lógica matemática. La red procede a través de una
serie de estados donde repite combinaciones hasta llegar a lo que se llama
ciclo límite, que es en realidad un atractor del sistema y donde empieza a
repetir solamente las combinaciones más estables, habían encontrado un orden
espontáneo.”
Los
atractores son focos de patrones de comportamiento caótico, sobre los cuales se
producen cambios, algunos, hacia combinaciones estables.
Este
comportamiento de los sistemas, de combinarse hasta encontrar la estabilidad, se
daba en los modelos algebraicos y en los programas de computación que los
graficaban; los matemáticos, que fueron los primeros en elaborarlos, no se
daban cuenta que, lo que habían descubierto ocurrían en la naturaleza, fueron
los biólogos quienes tomaron esta herramienta teórica y la aplicaron en la
observación de los sistemas naturales y pudieron observar que la vida, en vez
de tener que experimentar con todas las posibilidades combinatorias entre unos
elementos dados, que le hubiera tomado demasiado tiempo y energía, al llegar al ciclo límite, simplemente
buscaban la estabilidad.
En
otros casos, los científicos que estudiaban la dinámica de los fluidos, veían
en los vórtices la representación del caos en su más impredecible forma, cada
uno de estos vórtices se le consideró como un atractor que se creaban en las
corrientes tumultuosas, o cuando el líquido desaguaba por un estrecho canal lo
hacía de manera arremolinada.
Descubrieron que cada pequeño vórtice que se formaba, creaba otros, o
crecía, para convertirse en remolino de gran tamaño, era imposible predecir su
comportamiento, pero descubrieron que había un sistema trabajando en el medio
del caos.
Los
atractores podían darle estabilidad al caos, pero a pesar de estos atajos, a la
naturaleza le tomó millones de años llegar hasta el punto donde estos sistemas
buscaran su propia estabilidad y por lo tanto permitir el desarrollo de
organismos exitosos para la vida.
Los
componentes, métodos y técnicas de la complejidad están siendo usados hoy en
día, para explicar, por ejemplo como desaparecieron las civilizaciones antiguas,
hasta determinar los patrones de contagio de un virus mortal como el ébola en
África, o afinar las maneras de hacer las predicciones climáticas mucho más
confiables o explicar cómo funcionan los sistemas ecológicos en fase de
extinción con el fin de revertirlo, este conocimiento ya es usado por firmas de
Wall Street para predecir los comportamientos del mercado de valores y la NASA
para el desarrollo de nuevos materiales.
Allí
donde las leyes de la mecánica dejan de funcionar, donde las matemáticas
desarrolladas por Newton y Leibniz se hacen inútiles, que resulta ser en una
inmensa parte del universo, donde es imposible esperar una repetición de
eventos y por lo tanto hacen imposible la predictibilidad, en esos lugares
donde entran en juego otro tipo de combinaciones y estructuras, que es el campo
de la matemática no lineal, del Efecto Mariposa, ese es el mundo del caos, y el
caos genera complejidad y en esas circunstancias, el hombre ha descubierto un
nuevo tipo de orden y herramientas especializadas para operar en esos
ambientes.
¿Se
acuerdan del Efecto Mariposa? Una mariposa bate sus alas en Japón y se produce
una tormenta sobre Brasil, eventos muy pequeños pueden producir consecuencias
catastróficas, pero también lo contrario, como cuando de un conjunto, se
producen inmanencias que afectan a cada componente individual, es el caso del
ánimo de una gran multitud en un estadio de futbol, que influye sobre cada uno
de los espectadores, esa corriente emocional que nos hace levantarnos al
unísono de nuestros asientos para celebrar o condenar una jugada, es el efecto
mariposa en acción.
Los
sistemas dinámicos no-lineales se ubican en el centro de interés de la
complejidad y el caos, pues son los únicos que ofrecen explicaciones donde en
apariencia reina el azar y el desorden, la famosa “mano invisible” del
economista Adam Smith que veía actuando en su sistema de libre mercado, es un
claro ejemplo de la complejidad actuando en sistemas complejos que tienden al
equilibrio, Smith veía claramente al sistema en acción, por un lado los
individuos vendiendo y comprando en el mercado local y esta acción reflejándose
en los mercados de la región, estabilizando precios de acuerdo a la oferta y la
demanda, y el mercado global ejerciendo sus influencias sobre cada uno de los
mercados locales generando riqueza, prosperidad y exigiendo de los individuos
mejores productos y en mayores cantidades, obligando a la eficiencia, la
competencia y castigando los excesos y las malas prácticas.
En
el mundo podemos encontrar sistemas complejos que generan caos sin ningún orden
como sería el comportamiento del aire en una habitación, encontramos igualmente
caos con orden como serían las tendencias de la moda en un determinado año en
la industria del vestido, hay sistemas complejos adaptativos como el sistema
inmunológico humano capaz de convivir con huéspedes mortales y mantenerlos bajo
control, y complejidades superficiales como la estrategia de un pitcher derecho
frente a un bateador zurdo en un juego de baseball.
Uno
de los padres del pensamiento complejo, el antropólogo Edgar Morin, desarrolló
un cumulo de ideas importantes sobre el tema, hizo algo grandioso al conjugar
todos estos adelantos de la física, la biología y las matemáticas y desarrolló
un modelo de pensamiento apto para los nuevos paradigmas, entre los principios
a los que llegó destacan, entre otras muchas consideraciones, sus tres
principios del pensamiento complejo.
Primer
principio: El orden y desorden pueden ser comprendidos en términos dialógicos,
no se contradicen ni se anulan sino colaboran y producen la complejidad, nos
permite mantener la dualidad en el seno de la unidad.
Segundo
principio: Somos a la vez producto y productores, la idea recursiva nos sitúa
en el mundo como creadores de cosas que a su vez nos recrean, es el caso de la
sociedad que crea cultura y esta cultura define a la sociedad.
Tercer
principio: No solamente la parte está en el todo, sino que el todo está en la
parte, es el principio hologramático. En
el mundo biológico, cada célula de nuestro organismo contiene la totalidad de
la información genética de ese organismo. La idea del holograma, trasciende al
reduccionismo que no ve más que las
partes, y al holismo, que no ve más que el todo.Espero
haberles planteado de manera clara estos avances sobre el pensamiento complejo,
me costó mucho trabajo ordenar estas ideas, pero vale el esfuerzo si logro
interesar a alguien sobre el tema, sé que hay unos cuantos venezolanos trabajando
sobre la complejidad y el caos desde hace algún tiempo, y creo que ha llegado
el momento de salir del closet, allá afuera hay muchas mentes jóvenes ávidas de
manejar estas nuevas herramientas del pensamiento. – saulgodoy@gmail.com


No hay comentarios:
Publicar un comentario