viernes, 19 de septiembre de 2014

Justicia social se escribe con sangre



El filósofo Karl Popper advertía sobre la importancia que había que darle al "significado de los términos" cuando se enfrentaba a un enemigo tan formidable como el totalitarismo y todas esas otras derivaciones del historicismo entre las que incluía al comunismo.
Son todas corrientes políticas que se valen en gran medida de la confusión del adversario producida por una excesiva verborrea que tiene sus raíces en el escolasticismo, una corriente del pensamiento de la Edad Media donde se recurría a un parloteo intensivo y sin ningún sentido, con el fin expreso de agotar y doblegar la voluntad del contrario para que aceptara argumentos sin valor, mentiras ungidas como verdades valiéndose de palabras multívocas y mucha retórica.
El resultado era que aquellos razonamientos abstrusos se hacían ley y condenaban a hombres y mujeres a la desgracia y en muchos casos a torturas y muerte.
F. P. Ramsay lo precisó de la siguiente manera: "tratar lo vago como si fuera preciso", el arte de hacer creer que se tienen la razón.
Justicia social es un término tan vago, que a cada momento surgen interpretaciones y significados tan distintos que tiene la gran ventaja (o desventaja) que si no lo definen, nadie sabe de qué están hablando; en un buscador de internet existen registradas más de tres millones de entradas para este concepto, y es un mal augurio que esté mencionada (sin mayores explicaciones) en el preámbulo de nuestra Constitución (la de 1999).
Nuestros socialistas endógenos les encanta usarla y la meten en sus discursos a cada momento para justificar una nueva prohibición, para anunciar un nuevo castigo, para arrebatarnos nuestras propiedades o un achique a nuestras libertades, si la imposición se asume como justicia social entonces no hay nada que se le oponga.
Hay autores que opinan que la justicia social ha sido la causante de las mayores injusticias, incluso de guerras.
He ojeado una veintena de publicaciones que llevan justicia social en su título y todas quieren decir algo diferente pero con un mismo resultado: quitarle a unos (minoría productiva) para darle a otros (mayoría dependiente); la acepción más popular es aquella que señala una justicia conmutativa (dar a cada quien según sus méritos) y otra distributiva (a cada quien según sus necesidades).
Otros explican que se trata de una equitativa redistribución de lo público entre los ciudadanos sin manera de saber que es una redistribución equitativa y para quienes, otros hablan de repartir las cargas sociales, incluyendo las impositivas, con el mismo problema, no hay método, todo queda sujeto a la interpretación de quien distribuye, lo que no es muy justo.
Todo parece indicar que la justicia social tiene algo que ver con las clases sociales, o económicas, en algunos autores sólo se refiere a los pobres cuando se habla de justicia social, otros a los servicios públicos, su libre acceso, a su calidad y oportunidad.
Para los neoestructuralistas, opuestos a la globalización, la justicia social se logra sólo en el "desarrollo desde adentro", una cosa es "hacer" justicia social y otra es "tenerla", su falta siempre significa la oportunidad de prometerla, hay autores que la emplean para indicar la existencia de un Estado de Derecho, y aun otros que la ven como el ingrediente necesario del Estado Benefactor; otros autores vinculan la Justicia Social a las masas, pareciera que para los individuos no hay justicia social.
La Iglesia la incorpora en su Nuevo Catecismo para tratar el espinoso asunto del deber del cristiano en la liberación de los oprimidos, en la defensa de los derechos fundamentales de la persona, y aunque se refiere en algunas instancias a la persona, individualizándola, con la misma facilidad pasa a las clases necesitadas, colectivizando el deber del cristiano.
En el documento del Sínodo Episcopal de 1971 el concepto de justicia es restringido en su eficacia únicamente que a los pobres y necesitados, condenando supuestos comportamientos colectivos, muchos de ellos ilegales e injustos en su naturaleza en contra de ciertas clases sociales, y por parte de ciertas instituciones.
¿Puede la justicia ser imparcial? De acuerdo al concepto de Justicia Social elaborado por la Iglesia, no, la justicia social está parcializada hacia el más menesteroso, pero también esta parcializada en la asignación de responsabilidades, ya que quien más tiene, hay implícita la obligación de dar más, por lo que deja de ser justa.
El problema de estos documentos y exhortos es que nunca se menciona el problema, que pocas injusticia puede ser corregida sin crear una nueva injusticia, siempre queda alguien afectado en sus derechos y propiedades, o pagando un precio excesivo (injusto) por llegar a la Justicia Social,  por cierto, esta doctrina social de la iglesia ha traído consecuencias negativas debido a su similitud con la ideología socialista (comunista), que igualmente se parcializa con la(s) víctima(s) que corresponden a clases sociales menos favorecidas, lo que ha generado abusos y consecuencias que deben ser revisados.
Filósofos laicos de la talla de Rawls, Habbermas y Nozik han discutido en profundidad lo que el término denota sin llegar a ningún acuerdo, y si eso pasa con los filósofos mas lucidos del mundo académico, que nos espera a nosotros, simples mortales.
Hayek afirmaba que cualquier intento de introducir criterios de Justicia Social en una economía de mercado, invariablemente conduciría al totalitarismo y la pérdida de las libertades.
Hasta golpes de Estado, linchamientos, pobladas e invasiones se pueden ver como formas de justicia social en acción, situaciones tan disímiles como el resultado de las elecciones o el cierre de un canal de televisión, todo, aparentemente tiene que ver con la justicia social.
Quizás sea por el uso compuesto de dos palabras con significados tan amplios como “Justicia” y “Social” lo que lleve a tanto equívoco; cuando aparecen las palabritas, se le iluminan los ojos a todo aquel que tenga algún agravio o necesidad, cuando la utiliza un político está seguro de que alguna fibra toca, sobre todo si es para ponerle la mano a lo que no es suyo.
Los comunistas usan la justicia social como instrumento de intimidación ideológica con el objetivo de conseguir el poder de coerción legal, hacen creer a los incautos que designan una virtud moral cuando en realidad, es una ruin manera de despojarnos de la libertad.
Y con la justicia social en la boca, los chavistas han estado destruyendo al país y construyendo algo que ni huele bien ni se parece a lo que pensamos pudiera ser justicia social, sucede lo mismo con otras palabras como libertad, democracia, igualdad, verdad...
El problema de entendernos al usar estas palabras, radica en el conocimiento concreto de las mismas, cosa que les tienen sin cuidado a los revolucionarios socialistas del siglo XXI, pues para ellos "todo es relativo", las palabras significan lo que las masas, la circunstancia histórica y las clases dominantes del momento decidan, y como "todo" se reduce a ellos (ellos representan a las masas, son los creadores de las circunstancias históricas y son la clase dominante), entonces si dicen justicia social, es lo que ellos creen que es, aunque no lo puedan explicar o cada vez que lo expliquen quieran decir una cosa distinta.
Estamos a merced de las palabras, y quienes operan las palabras son personas con intereses, preferencias y gustos muy diversos, caeríamos fácilmente en la confusión de Babel si no fuera por hay personas que exigen precisiones, sobre todo en los acuerdos y negociaciones, las palabras tienen que tener significados comunes, conocidos y limitados, de otra manera reinarían los malos entendidos, los conflictos y los engaños.
La Justicia Social es uno de esos términos que sacan sangre, de modo que la próxima vez que la escuche, póngase en alerta, pueden estar hablando de su sangre. – saulgodoy@gmail.com


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