Al
día de hoy, la derecha venezolana está conformada por partidos y movimientos
conservadores, liberales clásicos, organizaciones y personas que creen en el
sistema capitalista (que no es una ideología) como la mejor manera de llevar
nuestra economía, preservando nuestras libertades fundamentales, grupos de
estudiantes y trabajadores que creen en la división del trabajo como la manera
más eficiente de generar riqueza y conocimiento, un núcleo grande de
inversionistas, educadores, empresarios que le han apostado a las universidades,
fundaciones, colegios y asociaciones que tienen fines de generar cultura
democrática, asociaciones de vecinos, gremios, tanques de pensamiento,
consultores, dueños de medios de comunicación, entidades financieras,
corporaciones.
No
creemos en revoluciones, pero sí en consolidar y perfeccionar las instituciones
que el pueblo ha construido en constante evolución; no creemos en experimentos
ni inventos, cuando se trata de la sociedad, la respetamos demasiado para
atrevernos a jugar con sus esperanzas y futuro, la mayoría de estas
organizaciones no están dentro de la MUD, hacen vida en el mundo de la sociedad
civil, entre otras razones, porque ven que la MUD está dominada por los
partidos de izquierda moderada que tienen una actitud complaciente y le hacen
la corte a la dictadura de Maduro.
No
creemos en la prevalencia de sentimientos, en el imperio de la necesidad, en el
culto a la personalidad, en líderes mesiánicos, en “puntadas” y premoniciones,
en la buena voluntad, en libros oraculares ni en culpas históricas; nos mueve
fundamentalmente la razón, el conocimiento, la experticia, creemos en la
experiencia, en la ciencia, en el pueblo de Venezuela, en Dios.
Creemos
que el Estado existe para que se ocupe de la administración de los servicios
públicos, de la justicia, de la seguridad y la defensa del país, de la
representación diplomática ante otros países y de ordenar las cuentas
nacionales… un Estado funcional, no más grande de lo necesario.
No
creemos, como si lo hacen los socialistas, que el Estado debe ser un monstruo
arrollador, gigantesco, en funciones de toda actividad conocida y que debe
ocuparse, por sobre todo, de la redistribución de la renta nacional, de la beneficencia
pública o de utilizar la fuerza del estado y sus instituciones para el logro de
ciertas condiciones socioeconómicas para particulares sectores de la sociedad o
para fines de engrandecimiento personal de los políticos de turno (usualmente
utilizando el erario público para fines “humanitarios” y en nombre de un
partido).
La
propuesta de la derecha es por un estado de poder descentralizado, que ha
resultado ser la fórmula histórica más exitosa como forma de gobierno en el
mundo; la gran mayoría de la derecha venezolana propugnamos un sistema de
gobierno federal, con una clara separación de poderes y con toda una serie de
balances y controles para que quienes ejerzan el poder lo hagan con directrices
y límites claros, con el deber incondicional de rendir cuentas y asumir
responsabilidades por sus actos.
En
la derecha venezolana creemos en la justicia, por lo que ninguna persona ni sus
bienes pueden ser sacrificados en aras del bienestar de una supuesta mayoría;
el respeto a la propiedad privada es condición necesaria en nuestra esencia,
pues creemos que un hombre sin derecho a la propiedad jamás puede llegar a ser
un verdadero hombre o mujer libre y dueño de sus actos.
Porque
creemos en los enormes recursos humanos de nuestra sociedad, estamos seguros de
que, si el Estado garantiza la paz social y la igualdad de oportunidades, la
gente organizada le haría frente, con mucha mayor eficiencia y economía de
recursos, a los problemas más ingentes de nuestro país, sin caer en
colectivismos ideologizados y comunitarismos militantes.
La
derecha venezolana reduciría y controlaría el problema de la pobreza con el
único remedio real y perdurable que es la educación, que conjuntamente con una
oferta amplia del empleo, trabajo digno y bien remunerado, multiplicaría el
acceso a una mejor calidad de vida para las grandes mayorías. Para ello
necesitamos empresas y empresarios productivos, competitivos y con imaginación,
en un mercado estable, de reglas claras, para que puedan planificar y
arriesgarse e invertir, conseguir financiamientos, asociaciones e ir generando
empleo para producir los bienes y servicios y eso que llamamos la riqueza
nacional, que no es otra cosa que la sumatoria de todas las riquezas
individuales conseguidas por medio del trabajo honesto y productivo.
Estamos
absolutamente convencidos de que la derecha cuidará más y mejor nuestros
recursos naturales, somos conservacionistas a ultranza, no creemos en
arruinarnos ni en destruir nuestra casa para generar riqueza; al contrario,
preservar nuestro patrimonio natural por el mayor tiempo posible y para uso de
las generaciones por venir, es mucho más lógico, productivo y brinda una mejor
calidad de vida para todos; no deseamos repetir lo que hemos visto bajo el
socialismo, el gasto sin media\das de nuestras reservas naturales para
financiar a un electorado clientelar muerto de hambre y destructor.
Y
porque creemos en la dignidad del hombre, en el respeto a los DDHH, en la
libertad como la condición más preciada, tenemos un respeto enorme por las
diferentes opiniones y visiones del mundo, siempre que éstas no atenten contra
la dignidad y la libertad de los demás, ni traten de imponer pensamientos
únicos como sí lo han hecho el castro-chavismo en nuestro país.
No
vamos a permitir el desorden y la violencia social, la delincuencia será
contenida y reducida en la capacidad de nuestras posibilidades, ya que creemos
que sin paz social es imposible el desarrollo humano. Estamos comprometidos en
reducir la miseria humana hasta el límite de nuestras posibilidades,
desarrollaremos el campo y la agricultura de manera eficiente, sostenible y
racional, para que produzca y se pueda tener con qué alimentar a la población
entera, con altos estándares nutritivos, porque vamos a producir nuestros
alimentos, y porque en eso términos el negocio del campo será un buen negocio y
hará rica a mucha gente en el sector agrícola
La
corrupción, la mentira, la impunidad, la injusticia son inaceptables en nuestro
ideario; creemos en rendir cuentas, en la responsabilidad individual, en el respeto
a los compromisos contraídos y en el valor del dinero como representación del
esfuerzo y el trabajo: el que tiene algo es porque se lo ha ganado y sólo esa
persona decide qué hacer con su dinero o propiedades.
En
cuanto al derecho a un techo propio, se trata de un proyecto de vida que se
construye con el trabajo, no se regala; queremos que todos los venezolanos
tengan vivienda propia, pero que ésta signifique algo importante en sus vidas, que
trabajen por ello, que las cuiden y las mejoren, que sea parte de su
patrimonio, que lo puedan capitalizar para ayudarlos a prosperar.
Ofrecemos
más y mejor democracia, la representativa y no la tumultuaria, la de los
intereses de los diferentes sectores sociales en permanente dialogo, con plena
libertad de expresión, con posibilidad de crítica, de revisiones, siempre
buscando la perfectibilidad de las instituciones.
Por
último, el Estado no será dueño de los recursos naturales, estos pertenecen a
la nación toda y se buscará la fórmula para que sus beneficios lleguen de
manera directa a la familia venezolana, presente y futura, en especial la
riqueza energética, que por tanto tiempo ha financiado a un Estado cada vez más
grande, corrupto e ineficiente.
Creemos
en la actividad petrolera como clave para nuestro desarrollo como país, y sin
complejos estamos comprometidos a convertir a esta industria en una de las
mejores del mundo, brindando oportunidades a los venezolanos para que participen
como verdaderos dueños del negocio.
Como
ya mencionamos, la derecha venezolana tiene su expresión en una serie de partidos,
algunos en formación, otros establecidos, existen movimientos y asociaciones,
unos inclinados hacia al centro y con pactos de convivencia con la izquierda,
otros más alejados y con posiciones más radicales
y duras; muchas de estas organizaciones son regionales y están manejadas por
empresarios, líderes políticos y estudiantes, algunas dirigidas por académicos,
estamos trabajando en este momento por la unidad en la derecha, dentro y fuera
de la MUD, con la dificultad que implica trabajar bajo un ambiente de
persecuciones y amedrentamiento, pero aun así se respira un clima de optimismo;
por primera vez en Venezuela, desde los tiempos del General Páez, la derecha
venezolana siente los vientos a su favor, ya el país está harto de los
experimentos sociales y políticos de una izquierda irresponsable y ladrona, que
gracias a un discurso falso y edulcorado han captado la atención de muchas
mentes y voluntades, pero la tarea de unión no es fácil, hay demasiadas
“personalidades” compitiendo entre ellos, en algunos persisten en no negociar
ni convivir con fuerzas distintas, otros tienen afianzadas sus pequeñas
parcelas de influencia y temen perderlas, pero hemos llegado a un punto crítico
donde la apertura y la unión a otras visiones democráticas es no solo posible,
sino necesario.
Lo
que ha demostrado la historia reciente de Venezuela es que la izquierda se ha
convertido en un reducto de ideologías atrasadas y salvajes, los venezolanos
más perversos, brutos y criminales se han agavillado en torno a estos partidos
de la ultra izquierda, partidos disque democráticos, para llegar al poder y
lucrarse de la política; y no hablo solamente de militares, comunistas,
revolucionarios, reformistas, progresistas… sino de toda una caterva de nuevos
dirigentes que se llaman a sí mismos “gerentes” o líderes comunitarios y
pretenden vendernos gobiernos eficientes, pero siempre desde la perspectiva un
estado autoritario y paternalista, un estado de bienestar donde jamás se han reconocido
las libertades ciudadanas en pleno y el ciudadano queda siempre en posición de
servidumbre.
De
toda la Mesa de la Unidad, la única que se ha definido como de derecha, sin
ningún complejo, ha sido la diputada María Corina Machado (antes lo habían
hecho los Salas Römer con su partido Proyecto Venezuela); estamos a la espera
de que Ledezma y Leopoldo lo hagan en cualquier momento.
El
partido COPEY debe hacer una revisión muy seria de su ideario, volver a sus
orígenes de derecha y olvidarse de la confusa doctrina social de la Iglesia que
los ha extraviado por las sendas del socialismo; ya es tiempo de que toda
Venezuela se dé cuenta que no existe una izquierda inocente o una cepa benigna
del socialismo, todos los partidos que tienen alguna carga socialista son
propensos a desarrollar la virulencia del totalitarismo de izquierda, que está
en la base del chavismo. Acción Democrática y Copey tardaron cerca de 50 años
en mutar en chavismo ¿O de dónde creen ustedes salieron los rojos rojitos?
Los
nuevos partidos que han derivado de AD y COPEY, como son Primero Justicia,
Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo, y otros, tienen todos un fuerte contenido
ideológico de izquierda, que debe ser expurgado cuanto antes; muchos de ellos
tratan de posicionarse como de centro derecha, pero sus inclinaciones los
llevan más hacia la izquierda, a estas alturas deberían haberse dado cuenta que
ese jueguito populista y estatista en sus propuestas es cuchillo para sus
gargantas, que tratar de parecerse al PSUV es un ejercicio vano y criminal,
tienen que comprender que, no van a atraer militancia descontenta del chavismo
haciéndose pasar por socialistas.
Hay
algunos partidos declarados como de izquierda, que no se sienten cómodos en la
forma como el chavismo ha acaparado la totalidad del espectro socialista, han
visto en lo que pueden degenerar cuando esa ideología inhumana se hace gobierno,
a ellos, les invito a que den el salto a la derecha.
Venezuela
sólo estará protegida y libre con la derecha, hasta este momento cada uno ha
actuado desde su trinchera, pero el momento que vive el país y la oportunidad
de hacer una coalición ha llegado, perder esta oportunidad sería un error y una
falta de amor por el país, que requiere de nuestros servicios. No se dejen
influenciar por los socialistas postmodernistas (los “posmos”), quienes
predican que las ideologías murieron, que eso de derecha e izquierda es pasado,
que estamos en un mundo trans-ideológico, donde las cosas se hacen según las
necesidades, donde todo vale… son argumentos que sólo benefician a la izquierda
más fundamentalista y retrograda.
Izquierda
y derecha son importantes guías de conocimiento político, son referencias que
nos indican, nos acercan a las visiones del mundo de cada quien; esas visiones
del mundo implican conceptos fundamentales, como qué es sociedad, qué es
estado, qué es poder, qué es democracia, qué es más importante la libertad o la
igualdad… todos esos conceptos, desde hace ya mucho tiempo, se ubican en la
derecha o la izquierda para poder establecer no solo comparaciones, sino un
piso moral, de valores que son muy distintos unos de otros.
Quienes
no quieren ser catalogados en un campo u otro, aquellos dirigentes que son
verdaderos “ni-ni” de la política, terminan absorbidos por la izquierda,
disfrazados de derecha; la gente que cree vivir equitativamente en el centro no
tiene preferencia, por lo general son personas desinteresadas en el tema
político y fáciles víctimas de los cantos de sirena de la izquierda; sólo en la
derecha el individuo, la persona humana, tiene relevancia fundamental ante el
colectivismo y las masas anónimas proletarias, en la derecha se encuentran los
argumentos que han hecho posible que la humanidad sobreviva hasta nuestros días,
en los valores del mundo occidental al cual pertenecemos.
Para
bien o para mal estamos en una Venezuela fuertemente polarizada, es un tablero
donde solo hay dos lados, o el comunismo o el capitalismo, y el comunismo está
perdiendo, está podrido y cayéndose a pedazos.
Con
la derecha en el poder, la izquierda no desaparecerá; al contrario, tendrá una
oportunidad de evolucionar, de criticarnos, de debatir, porque las
contribuciones de la izquierda son necesarias para perfeccionar nuestras
políticas; malo es cuando la izquierda se hace gobierno y deriva al
totalitarismo, y eso es lo que queremos corregir.
Venezolanos,
despierten, quítense las telarañas de la izquierda de los ojos, vean lo que
esta terrible experiencia nos ha dejado y digan con nosotros: Nunca más.
La
derecha es garantía de democracia, de libre emprendimiento, la única que
asegura la libertad individual y el predominio de un estado de derecho; sólo
con la derecha es posible la prosperidad de la sociedad y el ingreso de nuestro
país en la comunidad de naciones productoras del conocimiento y tecnologías; la
derecha es sinónimo de independencia y apertura al mundo de las naciones
libres; sólo con la derecha podremos dejar atrás a los fantasmas del hambre y
la miseria.
Dile
no a la esclavitud, dile no a la izquierda extremista y militarista, dile no a
la muerte, dile no a la cubanización de tu patria. – saulgodoy@gmail.com
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