Es
el título de la monumental obra del historiador inglés Hugh Thomas, uno de los
pocos trabajos que trataron de explicar, y lo logra, de las causas y
consecuencias de este episodio histórico, que a pesar de la increíble
complejidad, nos explica de cómo España, se convirtió en el sangriento
preámbulo de la Segunda Guerra Mundial.
Publicada
en 1961, inmediatamente se convirtió en una de los libros de referencia de este
episodio que marco de manera tan singular el siglo XX.
Thomas
es uno de los principales hispanistas del mundo, cuenta igualmente con
importantes trabajos sobre la conquista de México y sobre la historia de Cuba,
uno de sus obras mas encomiadas ha sido La
Trata de esclavos, considerada como lectura obligada sobre el tema.
Pero
es España su principal fuente de inspiración y observación, el Imperio español
ha sido una rica veta de donde han surgido brillantes libros como Felipe II, Señor del mundo y El Imperio Español de Carlos V,
magistrales piezas de investigación.
La
Guerra Civil Española fue su primer libro sobre España, el episodio de esa
nación que Thomas considera la guerra mas trágica y complicada de su historia.
Y
esto es así porque Thomas nos refiere como en aquella España de principio de
siglo, convivían aspectos hartos primitivos, propios de la Edad Media europea, como
las formas de tenencia de la tierra casi feudales en el interior del país, con
un grueso del campesinado atrapado en servidumbres y pobreza brutales, con
provincias tan diferentes unas al lado de la otra, como era el caso de
Cataluña, Galicia y Guipúzcoa que tenían sus propias lenguas y culturas,
conviviendo simultáneamente con una modernidad de avanzada, con complejos
industriales y centros cosmopolitas como Madrid y Barcelona y dirigidos por una
agotada y poco funcional clase política enfrascada en medio de reformas
parlamentarias y socialistas frente a un estamento militar, una facción
monarquista ultra-conservadora y un clero desconfiados.
En
esa España fragmentada y tan diferentes se discutieron, se vivieron y se
pelearon las principales ideologías del mundo con una pasión y una furia que
todavía sorprenden.
Tengo
la fortuna de frecuentar a grupos de personas muy versadas sobre la historia de
España y cuando hablan de estos tiempos (algunos de ellos sufrieron esta guerra
siendo aun niños), son momentos en que hago silencio y escucho, a partir de
estas tertulias sentí una gran curiosidad por investigar el tema, ese mundo de
conflicto, horror y gestas heroicas donde se concretaron, aunque fuera por unos
días, utopías fantásticas, donde el sacrificio, el honor y las lealtades fueron
usados como combustibles en la pira de las luchas intestinas por el poder.
El
libro de Hugh Thomas marco el inicio de un destape de aquella historia cruda y
tortuosa que el gobierno de Franco mantuvo casi que en secreto. Dos cosas me
impresionaron de este trabajo, su profundidad y su honestidad, llevó a cabo un
trabajo arduo en lo referente a la historiografía y las fuentes testimoniales,
y cada re-edición del libro, esta marcada por revisiones y prólogos de
importantes aspectos y documentos que han ido apareciendo.
Es
imposible comentarles en este breve espacio el monumental fresco que Thomas nos
brinda en su libro sobre esta guerra, pero si dedicare algunos comentarios a
sus causas, que en opinión del autor es uno de sus episodios menos comprendidos.
A
pesar del tiempo transcurrido para muchos españoles estaban frescas las
indignantes condiciones que tuvieron que aceptar en las guerras napoleónicas y
luego las guerras carlistas, una gran parte de los territorios colonizados
durante el Imperio en ultramar se iban perdiendo bien sea por movimientos
independentistas, por negociaciones en tratados o por simple despojo.
El
orgullo nacional estaba tocando fondo y la perdida de Cuba ante los intereses
de la poderosa Norteamérica durante la guerra de 1898, fue una afrenta
intragable.
España
vivía una explosiva situación con sus territorios en el norte de África, en
1904 habían dividido Marruecos en dos grandes áreas de ocupación, una francesa
y la otra española y los nativos empezaban a dar muestras de inquietud y
organizaban hostilidades en contra de las guarniciones coloniales.
Cuando
estalla en Europa la Primera Guerra Mundial, España se debatía entre apoyar a los
Aliados o a los Alemanes, creándose una situación muy particular y convirtiendo
a España en un tablero de juego para los diferentes servicios de inteligencia,
era albergue para la resistencia y centro de operaciones para todo tipo de
misiones e intrigas entre los bandos en conflicto.
En
el interior de España, en las provincias profundas, el poder local estaba en
manos de caudillos y de un clero asentado en las comunidades y controlando la
educación y muchos aspectos de la vida cotidiana del pueblo llano, en medio de
una pobreza y un oscurantismo bastante primitivo.
En
las grandes urbes el capitalismo industrial se desarrollaba con fuerza y
paralelamente las organizaciones sindicales echaban raíces nutridas
principalmente por la ideología comunista que triunfaba en la Revolución Rusa,
cientos de organizadores extranjeros y propagandistas llegaron a estas fabricas
organizando a la masa de obreros, el caldo político se espesó con
contribuciones de los anarquistas, fascistas, socialistas, marxistas.
Las
protestas y huelgas por mejores condiciones laborales no se hicieron esperar,
la toma de espacios públicos y mítines de carácter político se multiplicaron
hasta hacerse un problema de orden público.
Poco
a poco las fuerzas del fascismo y el nazismo, que simpatizaban con los
militares y conservadores españoles, veían como los intereses rusos y de la
Internacional Comunista se hacían fuertes, en aquel momento las democracias
languidecían frente a los poderes autoritarios, los socialistas soñaban con su
revolución proletaria en España y los conservadores con la instauración de una
dictadura militar capaz de contener los avances de Moscú.
Una
serie de pronunciamientos (golpes de estado) pasaban el poder de manos de
socialistas a conservadores, el del General Primo Rivera (1923) tuvo el apoyo
de la monarquía, fueron siete años de caída económica y de opresión a los
grupos liberales, que terminaron con el triunfo de de la Republica en 1931,creando
una crisis constitucional que se agravó cuando empezaron los asesinatos políticos
de lideres y personeros afiliados a las distintas tendencias, entre ellos cabe
señalar como de los mas impactantes, el asesinato del Teniente Castillo en
manos de los falangistas y luego el del líder socialista J. Calvo Sotelo.
La
Guardia Civil, uno de los componentes de las Fuerzas Armadas y encargada de
controlar el orden público interno, se vio en la obligación de actuar con mayor
frecuencia y brutalidad, lo que aumentaba el malestar social, e igual que el
conjunto de la sociedad española, fue infiltrada por las tesis e ideologías del
momento, una buena parte de los militares estaban altamente politizados y
muchas de sus actuaciones estaban marcadas por estas ideas.
La
derecha vio con muy malos ojos la concesión del Estatuto a Cataluña en 1932 e interpreto
la tramitación de los estatutos vascos y gallegos en 1936 como un intento
deliberado de desmembrar a España.
Cuando
se dieron los primeros levantamientos militares en Melilla, Ceuta y Tetuán, en
julio de 1936, la mesa estaba servida para la guerra civil, que tuvo una
injerencia internacional muy importante en la cual, los participantes de la
Segunda Guerra Mundial jugaban su primer encuentro preparatorio.
He
escuchado varias opiniones que aquí en nuestra Venezuela las condiciones se
parecen a las que vivió España ante de su Guerra Civil, y creo que en nada se
parecen, espero que están líneas hayan contribuido un poco en aclarar el
asunto, de todas manera, allí esta el libro de Hugh Thomas para quien quiera
zambullirse en el fondo de esa guerra, que todavía, a pesar del tiempo
transcurrido, marca a los españoles. -
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