Se
hace llamar Martin Cruz Smith, natural de Pennsylvania, EEUU, es un escritor
especializado en la llamada novela negra o policial; en 1981 publico la novela
que lo catapultaría a la fama y al éxito, Gorky
Park, sobre una investigación criminal de un policía Ruso, el Investigador
de homicidios de la MVD (Ministerio del Interior) en Moscú, Arkady Vasilevich Renko.
De
este best seller se hizo una
taquillera película en 1983, del director Michael Apted, interpretada magistralmente
por William Hurt en el papel de Renko.
Ya
son casi la decena de libros que Martin ha escrito sobre los casos de Renko,
incluyendo uno que transcurre en La Habana, pero además tiene otros libros
sobre investigaciones criminales, entre ellos una serie sobre un experto en el
comercio de obras de arte en New York, Romano Gris, quien además es gitano y se
involucra en investigaciones de falsificaciones y robos de obras de arte,
muchas de las cuales llevan a la extorsión y la muerte.
Escribió
otras novelas policiales bajo el seudónimo de Nick Carter; puso su pluma a la
orden del género de novelas de vaqueros con el pseudónimo de Jake Logan; utilizó
su alter ego Martin Quinn para obras
de suspenso; como Simon Queen ha escrito una interesante serie, El Inquisidor, sobre un brillante sacerdote
e investigador al servicio del Vaticano.
Por
su trabajo en la novela policiaca ha recibido los más importantes premios en
USA, como el premio Edgar Allan Poe, el premio de la Asociación de Escritores
del Crimen, el de los Escritores de Misterio de USA (cuatro veces); también se
hizo acreedor de la Daga de Oro de los escritores británicos.
Pero,
de su extensa obra, las novelas que más me gustan son las de sus personajes
indios o nativos americanos, que suceden en reservaciones y escenarios del
medio oeste norteamericano.
Y es
que Martin William Smith, su verdadero nombre, tiene sangre mestiza, su abuela
paterna era de apellido Cruz y tenía ascendencia de las tribus Pueblo y Yaqui
del suroeste norteamericano, de allí le vino una gran afición por las culturas
nativas, al punto de que su primera novela fue una ucronía, esos libros que
hablan sobre qué hubiera pasado si…
Los indios ganaron, publicada en los años sesenta,
trata de cómo las tribus de los Lakota y los Cheyenne se unieron en un gran
frente contra las tropas de la Unión. Financiados por grupos europeos, que invertían
en levantar a los nativos contra la naciente amenaza norteamericana en el mundo,
proveyéndolos de armas, comida y otros recursos, pudieron resistir y ganarle la
guerra a las tropas confederadas.
Luego,
otras tribus decidieron unirse a esa resistencia y llegaron a obligar al
gobierno de los EEUU a negociar una paz en términos favorables a los nativos,
reconociéndoles un enorme territorio que ocupaba parte de Canadá, Norteamérica
y México, y aunque en La Nación Unida India desarrollaron grandes metrópolis,
la mayor parte del territorio lo conservaron para sus estilos de vida tribales;
en estas circunstancias desarrollaron la bomba atómica, usándola como elemento disuasivo
ante las amenazas en contra de su
independencia.
Hoy
quiero ocuparme de comentarles dos de las novelas “indias” que escribió Martin
Cruz Smith y acabo de terminar de leer,
son ellas Nightwing (1979), una novela
de horror de la que se hizo una película en 1979, que aún no he podido ver, y Stallion`s Gate (1986), traducida como Los Álamos, una novela de espionaje.
En Nightwing, el personaje principal es
Youngman Duran, un joven Hopi con una adolescencia signada por problemas de
delincuencia juvenil, que le hicieron pasar seis largos años en la prisión; al
salir, decide irse a su tierra, donde finalmente es nombrado comisario de la reservación,
un puesto cuya principal actividad es aplacar borrachos o recogerlos de las
calles, y no permitir que los turistas tomen fotografías durante las danzas
rituales, un trabajo que le da suficiente tiempo para dedicarse a acampar en el
desierto y cultivar su gusto por la cacería.
Youngman
es amigo de un excéntrico anciano y brujo de la tribu, Abner Tasupi, quien la
noche antes de su misteriosa muerte decide ponerle fin al mundo por medio de un
conjuro, para salir de varios problemas que aquejaban la reservación Hopi: en
primer lugar, los Navajos, que poco a poco han venido invadiendo el territorio
y cercando con sus actitudes racistas a los Hopis, a quienes consideran
inferiores; y por otro lado, las Cortes Federales y a la Oficina de Asuntos
Indígenas, que son los órganos del gobierno que, en opinión de Abner, los mantienen en la miseria;
finalmente, las compañías de carbón y gas, que explotan esos recursos en el territorio
a cambio de algunas pocas limosnas para los nativos.
El
poderoso conjuro de Abner desata una mortífera plaga de peste bubónica en el
territorio, causada por una invasión de murciélagos-vampiros asesinos, que
llegan desde México; su primera víctima es el mismo brujo.
Esta
novela se monta sobre la popularidad de la novela de Peter Blenchy Jaws (Tiburón), de la que Spillberg hizo
su taquillera película, en la que los animales son fuente de terror y angustia
para los humanos.
En Los Álamos, el protagonista es el
sargento Joe Peña; para el momento en que empieza la novela, en 1943, se
encuentra detenido en la celda de castigo de la prisión de Leavenworth, pues lo
encontraron en la cama con la esposa de su oficial superior.
Joe
es un tipo bastante peculiar, boxeador profesional, pianista de jazz, hijo de
Dolores La Alfarera, la más reputada de Nuevo México, peleó en Filipinas bajo
el comando del General MacArthur, pero, lo que más le interesa, al servicio de
inteligencia del ejército es porque, de niño, conoció a otro chico, que vino de
New York a curarse un principio de tuberculosis, y le enseñó a cabalgar, se
hicieron amigos y no se vieron por mucho tiempo. Ahora ese amigo regresaba a
Nuevo México como jefe de un proyecto secreto a Los Álamos, se trataba de J.
Robert Oppenheimer.
El
ejercito quería que fuera su chofer, su contacto con los indios de la región
(Los Álamos está enclavado en territorio indio), pero principalmente pretendía
que lo espiara, pues sospechaban que los soviéticos contaban con un agente
infiltrado que les estaba enviando información sensible.
Martin
recrea en esta novela el ambiente y las operaciones que mantenía el gobierno
Norteamericano en ese territorio, el proyecto más costoso de su época, para el
que no escatimaron recursos (la investigación y desarrollo de la bomba atómica
así lo exigía), manteniéndolo bajo el secreto más absoluto; pero de nada les
sirvió, en esta historia, basada en hechos reales, sí había “un topo” y los
rusos obtuvieron todos los secretos para construir su propia arma nuclear.
Para
1944, cerca de 5 mil personas se encontraban viviendo en La Mesa, mayoritariamente
del ejército, como personal de soporte y de seguridad, pero con ellos había una
colonia de emigrantes europeos, sobre todo alemanes y británicos, principalmente
físicos, químicos, matemáticos, expertos metalúrgicos y electrónicos, quienes
eran los científicos que hacían avanzar el proyecto de la super arma, que el
Presidente Roosevelt pensaba utilizar para acabar con la guerra. La idea de
tener que invadir Japón para doblegarlos, con el altísimo costo que
significaría en vidas, en una lucha que sería casa por casa, desvelaba Roosevelt,
que había puesto todas sus esperanzas en el Proyecto Manhattan, como se le
conocía en círculos oficiales.
En
ambas novelas el personaje principal es el territorio y los nativos americanos
que lo pueblan; Martin Cruz Smith es reputado por sus exhaustivas
investigaciones de campo, antes de sentarse a escribir sus novelas, y se nota a
leguas su amor y comprensión por la tierra de sus ancestros, sus culturas, sus
padecimientos.
Sus
observaciones sobre la naturaleza de las reservaciones indias son asombrosas,
el conocimiento que prodiga sobre geología, botánica y el comportamiento de las
especies animales autóctonas es digno de un naturalista y refuerza la credibilidad
en sus narraciones; flanqueado por sus palabras, estás allí con los indios,
cazando ciervos entre pinos ponderosas, montando caballo en medio de gargantas
rocosas, sacudiéndote escorpiones del saco de dormir…
En Nightwing hay descripciones de
profundas cavernas de un aterrador realismo; en Los Alamos el sufrimiento de los animales, ante la inesperada
presencia de un proyecto de la magnitud y peligrosidad como lo fue Manhattan,
es conmovedora.
Ambas
son muy buenas novelas y las recomiendo a quienes les gustan de los temas que
exponen; Martin es un maestro del suspenso, de eso no hay la menor duda.
Martin
Cruz Smith fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson en 1995, fue uno de
los primeros que se sometió a una operación experimental de “estimulación
cerebral profunda” en su momento, un procedimiento de implantes de electrodos
en el cerebro, para la regulación de impulsos eléctricos, esos que se desatan
inesperadamente y provocan los temidos temblores involuntarios (una especie de
marcapasos cerebral).
La
intervención funcionó, concediéndole (también a sus lectores) un tiempo extra
en su oficio como escritor, que trabaja estrechamente con su esposa, la que transcribe
los textos y los corrige, y convirtiéndose en uno de los más visibles promotores
para la investigación de esa enfermedad degenerativa. – saulgodoy@gmail.com




No hay comentarios:
Publicar un comentario