Soy cristiano, educado por jesuitas, creyente y practicante, soy de derecha y tengo la sospecha de que Dios no ve con buenos ojos a Maduro y su proyecto bolivariano, las razones son sencillas, el chavismo utiliza a Dios, así como usa a Bolívar para promover uno de los movimientos revolucionarios más inhumanos y peligrosos de los últimos tiempos, se basan en la mentira de un bien común para dominar a sus semejantes, son gente violenta y en sus prácticas no hacen sino burlarse de la fe cristiana.
Dios no puede estar
con gente que tiene que matar y humillar a otros para imponer sus ideales,
mucho menos con quienes manipulan groseramente la justicia, no puede ser un
cristiano quien favorece el narcotráfico hacia otras naciones, quien colabora
para que los enemigos del cristianismo triunfen en contra de otros países
cristianos.
Dios no puede ver con
buenos ojos a quienes usan a los niños para censurar lo que se dice y se
piensa, y menos, si quiere controlar la mente de la juventud para inculcar ideas
no cristianas, y aún peor, si entre sus planes está que los colegios católicos
desperezcan o se plieguen a los designios del Cesar.
Dios no puede ver con
agrado a los que prometieron ayudar a los más desposeídos y pobres, a los niños
de la calle, a los discapacitados y no hicieron sino aumentar su número y
penurias.
Dios no puede estar
de acuerdo con un gobierno que ataca a la iglesia y sus representantes, que los
utiliza y los persigue, que no respeta sus templos.
El que se dice presidente,
un ciudadano colombiano que lleva por nombre Maduro, se la pasa utilizando el
nombre de Dios en vano, todos sabemos que sus creencias son hindúes, sigue a
las enseñanzas de un tal Said Baba, utiliza los símbolos de la iglesia para su
propio beneficio, amenaza e insulta a sus semejantes solamente porque piensan
diferente.
Quien manda a
masacrar al pueblo, quien amenaza con tanques de guerra y fusiles, quien siente
rencor y vive por la venganza, no puede ser un hombre de Dios.
Un hombre que fomenta
el odio entre las clases, que le busca pelea a sus vecinos, que tiene entre sus
émulos a personas que ha perseguido a la iglesia, que ha renegado del nombre de
Dios y que promociona el ateísmo como forma de vida no puede recibir el apoyo
de Dios.
Hemos visto a ese
presidente en ceremonias animistas utilizar el crucifijo como amuleto, reunirse
con infieles y espiritistas, exaltar la figura del diablo y atribuirle al hijo
de Dios afiliaciones políticas.
Un hombre que se
jacta de predicar la vida de Cristo, de tratar de confundir al pueblo al
utilizar sus enseñanzas para hacerse ver como auténtico cristiano cuando en
realidad no lo es, mientras llena las cárceles de hombres y mujeres inocentes, que
permite que jóvenes estudiantes perezcan asesinados por sus fuerzas armadas, no
puede estar en gracia con Dios.
Un hombre que reniega
de sus orígenes, que aparta a la madre y familia que lo criaron, que no puede
brindarle un ejemplo de vida cristiana a sus hijos, que no tiene amigos sino
cómplices, que no puede dormir, atormentado por sus demonios, culpas y
complejos, más que servir de ejemplo a los cristianos, debería inducirnos
lástima, tendríamos que combatirlo hasta que los demonios que lo poseen y lo
torturan lo dejen descansar, pues mientras esté poseso puede hacernos mucho
mal.
Quien apoye la
corrupción, el robo y el saqueo de los dineros de la nación para hacer rico a
unos pocos, y pobres y miserables a muchos, no es un cristiano, como no puede
ser un cristiano quien pretenda arruinar a su casa, envenenando el agua que
toma, destruyendo los alimentos e incendiando el negocio del cual vive.
Alguien que ha
querido dividir a la iglesia, que piensa que hay curas revolucionarios y otros
que no lo son, que exige de los hombres de sotana un pronunciamiento político,
que ha querido comandar actos litúrgicos y ceremoniales como actos de gobierno,
que apoya la terminación de la vida en gestación no puede contar con el favor
del altísimo.
Una persona que se
dice hijo de alguien que no es su padre, y que cree que ese padre resucitó
entre los muertos y está vivo, quien proclama mártir a un compañero
revolucionario que muere por una vida violenta y desviada de la palabra del
señor, quien cree que Dios proveerá sin hacer lo necesario para aliviar las
penurias, crear riqueza y promover la paz, es una persona equivocada, alejada
del verdadero camino.
El que propicia el apartheid por medio de listas, que le ha
ocasionado sufrimientos a un gran número de familias al dejarlas sin
posibilidad de empleo y sustento, que ha creado un país con ciudadanos de
segunda y tercera no puede decir que Dios está con él… Lo que he escrito lo
hago no en nombre de la iglesia, sino como parte de ella, y no entiendo porque
no lo han expulsado de nuestra congregación a la que tanto desprecia. –
saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario