viernes, 3 de abril de 2015

H.G.Wells (1866-1946)




Se trata de uno de los padres de la ciencia ficción, autor de novelas tan conocidas como La Guerra de los mundos y El hombre invisible, entre otras, es también fundador de los estudios sobre el futuro. Su obra literaria es extensa, su vida rica en desafíos y posiciones de avanzada; fue socialista, darwinista, promotor de los avances de la ciencia, cristiano en un momento y luego ateo militante, historiador, conferencista, creyente en el amor libre, conoció a las más grandes figuras mundiales, entre ellas a Lennin, Trosky, Stalin, Tagore, Rooselvet, G.B. Shaw.
Fue un hombre de mundo y figura pública, ocupó un importante cargo en la Liga de las Naciones (antecesora de la ONU). Murió no muy convencido del futuro de la raza humana. H.G. Wells fue ante todo, hijo dilecto del mundo Victoriano, cuando Inglaterra era una potencia mundial, y aunque criticó con ardor algunos aspectos de aquella cultura, rígida e hipócrita, fue de los pocos ingleses que comprendió la importancia de ser parte de un Imperio, de una sociedad dominante y rectora de los destinos del mundo.
Wells estudió biología con el profesor Huxley quien le enseñó la importancia de la tesis evolutiva, que a su vez hizo contacto con su gran inquietud por lo social, por el destino de la raza humana, no es extraño entonces que a los 27 años publicara esa primera gran novela La Máquina del Tiempo, que según uno de sus biógrafos J.D. Beresford, esta signada por la teoría de la selección natural. En esta novela la máquina es apenas un artilugio sin mayor importancia, un aparato hecho de piezas de bronce, níquel, marfil, cuarzo que de una manera incomprensible le permite al personaje principal viajar hacia el pasado y al futuro.
Pero su visión del futuro de la humanidad es lo verdaderamente sustancial, en el ocaso de la raza humana esta se ha adaptado a las condiciones ambientales, la lucha por la supervivencia entre las especies se ha estabilizado, los humanos están conformados por dos razas, los Eloi, simples criaturas, infantiles, que viven en la superficie de la tierra. Y los Morlocks, una raza degenerada pero muy activa, de hábitos casi bestiales que viven en las profundidades de la tierra y que tienen a los Eloi como ganado, pues son caníbales y se alimentan de ellos.
De acuerdo al viajero del tiempo, los Eloi devienen de las clases acomodadas, de los que fueron alguna vez los burgueses, los Morlocks son descendientes de las clases obreras, a medida que el viajero se interna en el pasado vemos como la Tierra vuelve a sus orígenes, con una tierra dominada por grandes crustáceos que vienen del mar, el sol se va enfriando y la Tierra se sume en un planeta congelado, lo que Wells veía en el futuro era la involución de la naturaleza, una visión que lo marcó de por vida.
En Norteamérica hay grupos ultranacionalistas que, organizados en sociedades secretas, juegan al poder político y al predominio cultural en esa superpotencia, el interés de estos grupos es uno solo: controlar las élites que manejan los Estados Unidos de Norteamérica, y en ese sentido los ingleses, aparentemente, van a la cabeza. No son solo las afinidades de un lenguaje común, que es ya es una nacionalidad exclusiva (según J.L. Borges), sino los aspectos culturales y étnicos de la ex-colonia británica los que ligan, de manera fatal a USA con sus primos, los anglos.
De las preocupaciones más importante de H.G. Wells estaba el cómo hacer prevalecer en el mundo al Imperio Británico. Wells diseñó un plan que no tuvo la oportunidad de hacer realidad, pero sus seguidores, en las sombras y con mucha osadía lo están llevando a cabo en América. Para ponerlo de manera sencilla, la estrategia de dominio mundial de los EEUU por medio de la tecnología sigue el plan de ruta que trazó Wells hace casi cien años.
Corporaciones inglesas, bancos, industrias, organizaciones de inteligencia, intelectuales, artistas y universidades, muy discretamente están manejando, en este momento (junto con los holandeses, según LaRouche), el timón del imperio norteamericano. El modelo ideológico es el liberalismo radical británico salpicado de mucho empirismo también radical.
California es la fuente de donde surge el dominio por las nuevas empresas tecnológicas, muchos campos de investigación de avanzada están en manos de financista o empresarios que tienen sus verdaderas raíces en la City, sobre todo en los campos de desarrollo de tecnología militar, de telecomunicaciones, energía y espacial. El cambio mundial es indetenible, tal como lo intuyó Wells, Dios iba a ser desplazado por la Naturaleza, el movimiento ecológico, el calentamiento global, la protección de los recursos naturales no renovables, se han convertido en la nueva fe planetaria.
Esta revolución tecno-utopista empezó a ser construida luego de la Segunda Guerra Mundial cuando los cuerpos de inteligencia británicos, luego de un riguroso análisis, coincidieron con el plan de Wells de invertir en el desarrollo de las comunicaciones, de la manipulación mental, de la guerra psicológica, por supuesto, de las tecnologías cibernéticas y de información. Las colonias debían ser dominadas no por los ejércitos sino por el mercado, por la publicidad, por el consumo.
Se dice que el mundo está controlado por una exclusiva élite, los dueños del conocimiento, que es apenas el 2% de la población mundial, ellos son los Masters of the Universe, los nuevos creadores de la civilización mundial, la mayor parte de ellos no son conocidos pero pertenecen a la hermandad secretas de anglófilos y seguidores de H.G.Wells.
Wells lideró un movimiento intelectual que se llamó La Ilustración, recogían el pensamiento imperialista de los siglos XVIII y XIX, su meta era preservar el imperio británico en el tiempo, casi todos los que participaron, intelectuales de altísima talla, fueron todos, en algún momento financiados o trabajaban para la British East India Company en el siglo XIX.
Es por todo esto que hay que leer con mucho interés y cuidado la obra publicada por Wells en 1905 titulada Una utopía moderna, en la que elabora sobre conceptos de un nuevo orden basado en un Estado post-industrial, en una economía de escasez provocada por políticas anti-crecimiento.
Estos grupos que ahora gobiernan el mundo, creen que el destino de la mayor parte de la raza humana es la degradación y su regreso al bestialismo (tal y como está sucediendo en nuestro país), que en las colonias ricas en recursos naturales (el Tercer Mundo) hay que promover justamente los malos gobiernos, a los tiranos, que son los que complacen a las masas con fantasías de independencia, mientras satisfacen a sus seguidores con placeres fáciles, explotan a sus conciudadanos, arruinan sus economías y venden sus recursos naturales a precios viles.
Finalmente estas sociedades, que jamás se han imaginado la verdadera revolución, desaparecen canibalizadas por sus vicios, perdiendo importantes territorios y fuentes de recursos en conflictos sin sentido, de esta manera, una vez agotados estos pueblos y gobiernos en sus orgías de sangre y populismo, se hace más fácil conquistarlas y someterlas.
La meta es prevalecer sobre la barbarie, ser portadores y custodios del verdadero conocimiento, ese que permite, que el cable que los conecta a la luz, esté en manos de los nuevos amos de la Tercera Roma, el Imperio Británico reconvertido en estrellas y barras, dan la ilusión de decadencia producto de demasiado sexo, drogas y rock and roll (en realidad se trata de un plan eugenésico y de control poblacional interno), pero, por detrás, tienen el poder destructivo y creador de la ciencia más avanzada.
Personas como Chávez y Maduro, los lideres de movimientos como Isis, los jefes de los grupos terroristas creen que están haciendo una revolución liberadora de sus pueblos, cuando la verdad es que sirven a los propósitos de un nuevo imperio y de una nueva era. – saulgodoy@gmail.com  








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