sábado, 20 de junio de 2015

En la taberna de Draco





De los grandes maestros de la Ciencia Ficción todavía vivos, Larry Niven es uno de los más prolijos; de su extensa bibliografía (pasan los 60 libros) he leído seis de sus obras, incluyendo el clásico Ringworld, las novelas The Integral trees y Lucifer´s hammer y sus colecciones de cuentos y ensayos All the Myriad ways, Playgrounds of the mind y N-Space.
Se trata de uno de los “duros” del género; científico de formación, Niven especula respetando hasta donde puede el sentido común y el pensamiento racional, esto no necesariamente lo hace aburrido, sus historias son asombrosas por decir lo menos, ni tampoco es cortapisa para que haya incursionado con éxito en el campo de la fantasía.
También es uno de los autores que más ha escrito a dos y tres manos (con otros escritores) relatos que se han convertido en referencia obligada para la ciencia ficción mundial y pienso en las colaboraciones con autores como Jerry Pournelle (experto en el área de defensa militar) y Edward. M. Lerner (ex-científico de la NASA) entre otros muchos excelentes escritores que incluyeron al mismísimo Isaac Asimov. La ciencia ficción es un género que no solo permite, sino que necesita y estimula estas colaboraciones literarias, dado lo complejo y los alcances de algunas de estas obras.
Los trabajos de Niven han sido inspiración para artistas gráficos y animadores, sus historias han sido recreadas por la industria del “comic-book”, ha contribuido a darle vida a personajes como Linterna Verde y varias series de televisión, incluyendo Star Trek.
Larry es un conferencista popular y su actuación en los foros que promueven las ciencias y los viajes espaciales, es constante.
Hay dos aspectos en su obra que llaman la atención, sus historias sobre magia y brujos y sus historias policiales, bien en el futuro o en el presente, son constantes en su carrera, ejercicios necesarios para poder abarcar situaciones y conflictos, que abundan en sus grandes lienzos en otros mundos.
Niven fue uno de los primeros en explorar las estrella de neutrón, los huecos negros (tuvo la oportunidad de consultar largamente con Sthephen Hawking sobre sus descubrimientos), los problemas de la teleportación, de los viajes en el tiempo (sus ensayos sobre estos dos últimos temas son documentos básicos para el que quiera especular o investigar sobre los mismos), de la propulsión en naves espaciales, de los hábitats artificiales para sostener la vida humana y como cosa curiosa, ha escrito y es una autoridad en el trasplante de órganos, de hecho, su narración El Hombre rompecabezas (The Jigsaw man, 1967), predecía con lujos de detalles como sería el negocio de la obtención y el tráfico ilícito de órganos y partes humanas, al punto de que todavía es tenido como la guía fundamental para operarios en el negocio.
Una de sus obras más famosas es un ensayo humorístico que escribió, dentro del más riguroso examen científico, sobre la imposibilidad de una relación sexual entre Superman y Luisa Lane, titulado Hombre de Acero, Mujer de Kleenex, siendo Superman del planeta Krypton no tiene en absoluto relación con nuestra genética y menos aún con nuestra evolución como primates, ¿Qué lo excita? ¿Qué le produce una erección?  La historia que conocemos lo hace un hombre de unos treinta años y nunca ha tenido una mujer, y teniendo visión de rayos X, sabe muy bien de lo que se pierde.
Pero es casi un imposible que tenga una relación con la pobre Luisa, quien se juega la vida si el superhéroe decide satisfacerla al estilo Kal-El, una sola eyaculación del hombre de acero la perforaría, esa descarga seminal abriría un túnel hasta el otros lado de la tierra y si Superman tiene un orgasmo (que de acuerdo a la ciencia, es una especie de placentero ataque epiléptico) no se puede pensar en lo que un super apretón le haría a la dulce periodista del diario El Planeta, una pieza de antología.
Un escritor amigo lo acusa medio en broma, de no haber dejado temas libres para las nuevas generaciones de escritores de ciencia ficción. Hay un lugar en internet, Technovelgy.com, donde se puede encontrar la lista de 82 inventos que Larry Niven a descrito en sus obras y que “por ahora” la tecnología no ha avanzado lo suficiente para hacerlas posible, desde armas, electrodomésticos, medios de transporte, pasando por juguetes y aparatos de comunicación, es impresionante el rango de inventiva de este matemático prestado a la literatura.
Acabo de leer uno de sus mejores cuentos, Inconstant moon, que ganó el premio Hugo en su categoría, en el mismo, nos da una lección sobre la historia del comportamiento del sol. Una anomalía de nuestra principal estrella produce una catástrofe que prácticamente significa la destrucción de la tierra, la historia nos narra lo que decide hacer una pareja para pasar las últimas horas de vida antes de que amanezca y los envuelva un choque térmico que los dejará achicharrados.
Hay que tener sangre de horchata para no sentir un escalofrío ante el escenario que plantea Niven, maneja con maestría la psicología de los personajes ante la perspectiva del fin del mundo y nos deja preocupados ante la frágil estabilidad del sol.
Este autor californiano nacido en 1938 con el nombre de Lawrence van Cott Niven, nieto de uno de los Barones del petróleo a principios del siglo XX, es uno de los más exitosos escritores en Norteamérica y como muchos de su generación, empezó su carrera escribiendo para las revistas de Ciencia Ficción y Fantasía tan populares en aquel período pre-televisión.
Con tantas buenas historias en su equipaje, los expertos en su obra, le asignan períodos, de los cuales, el llamado “Espacio Conocido” incluye una serie de obras y personajes de extraordinaria riqueza que sirvieron de preparación para la saga que lo catapultó al estrellato y la fortuna, El mundo del anillo, de los que ya lleva cuatro novelas escritas y trata del desarrollo de ingeniería más grande y complejo que se haya propuesto la humanidad hasta el momento, una idea que Niven explica hasta el detalle y que hace funcionar, en un derroche de ciencia y fantasía sin igual.
El aliento futurista de Niven es uno de los más arriesgados y que ha llegado más lejos, miles de años hacia el futuro y billones de años en el pasado alimentan muchas de sus obras, incluyendo lo que él llama el Espacio Humano, que es el área del cosmos colonizado por el hombre y que en su opinión nunca pasará de los 60 años luz de diámetro.
Es un creador portentoso de culturas extraterrestres para lo cual, hay que hilar muy fino, para no incluir características humanas en sus personajes, es así como ha logrado impactar el mundo de la ciencia ficción con los más auténticos seres interplanetarios como los violentos felinos Kzinti, los inolvidables puppeteers, los Moties, los Filthp, y esas extraordinarias criaturas que asemejan a las langostas, los Chirpsithtra, constructores del espaciopuerto Monte Forel, donde se encuentra el bar más famoso del universo, La Taberna Draco, administrada por su propio dueño, Rick Schumann, y donde se cuentan las historias más asombrosas de este lado de la galaxia.
Con Larry Niven es imposible equivocarse, quien no guste de este género y lo lea, terminará satisfecho no solo de buena ciencia, sino de una mejor ficción. – saulgodoy@gmail.com





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