Cada día se me hace más y más claro el poder de la ideología en el tejido cultural de las naciones, cómo las penetra hasta el tuétano de sus creencias y justifican los mitos de sus orígenes, es por ello que me preocupa que muchos venezolanos consideren a la ideología como meras “etiquetas” y no le den la importancia que tienen en el basamento de sus ideas políticas.
Todos
los sistemas políticos, religiosos y económicos que existen están impregnados
de ideología, que como bien lo señaló Marx, conforman parte de una
superestructura que arropa todas las demás relaciones, tanto dentro de cada
sistema, como en las relaciones entre los diferentes sistemas; la ideología es
inescapable, todo lo impregna porque es el punto de vista desde el cual se
origina el pensamiento y la acción.
En el
caso de las religiones, cuando sus contenidos apuntan a funciones
motivacionales del hombre en sociedad, cuando sus instituciones justifican y
legitiman comportamientos en el marco de un mundo más justo, en un sistema de
valores, donde el sacrificio en esta vida por una buena causa es premiada en
una vida después de esta vida, claramente estamos hablando de una ideología.
Las
ideologías más efectivas son aquellas donde la gente está sumergida pero no se
dan cuenta de ello, no la recusan, critican o estudian porque no están
conscientes de su naturaleza y menos aún de cómo opera, pero las vidas de las
personas, buena parte de sus vidas están funcionando bajo las premisas y
valores de la ideología en la que nacieron, que por ser tan común y cotidiana
como respirar el aire, no ponen reparo en que navegan en sus corrientes.
El
terrorismo, el fundamentalismo islámico, el yihad en contra de occidente, las
famosas cruzadas en la edad media, las campañas en contra del aborto, son
algunas de las manifestaciones ideológicas religiosas que han impactado e
impactan el mundo, todo el esfuerzo del Vaticano y del papado en hacer sus
viajes por el orbe para llevar su mensaje, son esfuerzos por mantener la supremacía
ideológica en un mercado donde la competencia es a muerte, literalmente, a
muerte.
Voy a manejar el concepto de ideología que utiliza
el semiólogo Teun A. Van Djik, y dice: “Son
sistemas de creencias... socialmente
compartidos por los miembros de una colectividad de actores sociales… las ideologías consisten en representaciones
sociales que definen la identidad social de un grupo, es decir, sus creencias
compartidas acerca de sus condiciones fundamentales y sus modos de existencia y
reproducción. Los diferentes tipos de
ideologías son definidos por el tipo de grupos que `tienen' una ideología,
tales como los movimientos sociales, los partidos políticos, las profesiones, o
las iglesias, entre otros… son [creencias] más fundamentales o axiomáticas. Ellas controlan y organizan
otras creencias socialmente compartidas. Así, una ideología racista puede
controlar las actitudes sobre la inmigración, una ideología feminista puede
controlar las actitudes sobre aborto… o conocimiento sobre la desigualdad del
género en la sociedad, y una ideología social puede favorecer un papel más
importante del Estado en los asuntos públicos. De allí que las ideologías sean
creencias sociales fundamentales de naturaleza bastante general y abstracta.
Una de sus funciones cognoscitivas es
proporcionar coherencia (ideológica) a las creencias de un grupo y así
facilitar su adquisición y uso en situaciones cotidianas. Entre otras cosas,
las ideologías también especifican qué valores culturales (libertad, igualdad,
la justicia, etc.) son importantes para el grupo… las ideologías son adquiridas
gradualmente y (a veces)
cambian a través de la vida o de un periodo de la vida, y ahí que necesitan ser
relativamente estables” (Ideología y
análisis del discurso, 2005)
Las
ideologías no son malas ni buenas de manera intrínseca, son escalas de valores
que se toman por dadas, representaciones de la realidad que no se cuestionan y
solo chocan cuando encuentran con el “otro”, con lo diferente, con lo foráneo.
Es por
ello que cuando las personas viajan, cuando visitan otras tierras y se
involucran en otras culturas es que caen en cuenta de sus propias ideologías,
entre las que conviven muchos perjuicios e ideas equivocadas, así como grandes
valores y sentimientos enaltecedores.
Es
así como en el mundo de las ideologías nos encontramos con tendencias
autonómicas y otras dependientes, unas guerreras y otras pacíficas, unas
demócratas y otras autoritarias, las ideologías vienen en todos los sabores y
tamaños, hay ideologías libertarias y otras esclavistas, las hay universales y
locales, muchas vienen con el fantasma de la superioridad de raza, de su pureza
y de su destino a ser la ideología dominante, esas son las que más preocupan y
más, cuando tienen los medios (las armas) y la voluntad (los gobiernos) para
imponerse a las demás.
Ya lo decía el sociólogo francés Jean Baudrillard: “Lo que es real existe: esto es todo cuanto
podemos decir (pero la existencia no es todo: es incluso la cosa menos
relevante). Entendámonos, cuando decimos que la realidad ha desaparecido, no es
que haya desaparecido físicamente, sino que ha desaparecido metafísicamente. La realidad continúa existiendo -lo que ha
muerto es su principio- Ahora bien, sin su principio, la realidad ya no es en absoluto
la misma. Si, por múltiples razones, claudica el principio de representación,
única cosa que le da un sentido, claudica lo real entero. O, mejor dicho, lo
real desborda su propio principio y entra en una extensión inconmensurable que
ya no obedece a ninguna regla. La realidad objetiva -relativa al sentido y a la
representación- da paso a la Realidad Integral, realidad sin contorno en la que
todo es realizado, técnicamente materializado, sin referencia a ningún
principio o destinación final”
(El pacto de la lucidez o la
inteligencia del mal, 2004).
Las ideologías son los sistemas que prestan al ser
humano sentido y representación del mundo, fuera de ellas el mundo se convierte
en un caos sin sentido.
Es por esto que me pareció sumamente inquietante la
posición del papa Francisco en su reciente viaje por América, tocando a Cuba y
Norteamérica, en una de sus declaraciones hace una condena explícita a las
ideologías cuando él mismo representa los intereses de una de las mayores
ideologías globales que existen, y hablo de ideología, no de fe, ni de
revelaciones, ni de ortodoxia, hablo de una visión del mundo, de una muy
específica que comparten muchas y muy
variadas sociedades en el mundo y que por intermedio de su apostolado y
predica, pretende el predominio, el poder sobre sus almas, esa es la realidad
de la que no puede sustraerse.
Pero contradictoriamente, cuando esperábamos del
Papa la reafirmación en los valores y la ética cristiana frente a un sistema
ideológico como el marxismo que se aplica en Cuba, por los hermanos Castro, o
el socialismo bolivariano que se practica en mi país, Venezuela, y que ambos, contradicen
brutalmente la dignidad y la condición humana y cristiana, lo vimos actuando
más como un político acomodándose a las circunstancias que como el líder de una
de las ideología más poderosa del planeta.
Las ideologías no aparecen de la noche a la mañana,
y los individuos no se ven afectados por ellas por un discurso pasajero, hay un
complejo proceso de adecuación e internalización de estas ideas.
Ya
Max Weber lo había advertido al referirse al marxismo: “La concepción materialista de la historia no se puede comparar con un
taxi que uno toma y puede darle la dirección que uno quiera, porque una vez que
entras en él; aún los mismos revolucionarios no tienen la libertad de dejarlo.”
¿Por
qué?, le dicen compromiso, pero en realidad, se trata de una visión del mundo
que parte de significados, y el problema de los significados es que necesita de
otros significados para hacerse entender, la ideología trata de construir una
estructura de pensamiento coherente y única que le permite al sujeto
encontrarle significado a los que sus ojos ven, a lo que siente, a lo que
escucha…
Entiendo
que el Papa Francisco tenga su preferencia por la ideología socialista, que en
algún momento de su vida confundió ambas ideologías la cristiana y la
socialista, pero ahora, con el báculo de Pedro en sus manos, ya no puede
inclinarse sino por la ideología de su iglesia, que me imagino, muy a su pesar,
debe incluir a gente de la derecha, como yo.
Las
ideologías son creadas en épocas, en períodos históricos muy particulares, por
grupos humanos con características muy propias, con el fin de defender
intereses de clase o parcelas de poder.
La
característica totalizadora y envolvente de la ideología implica que cualquier
otra idea o sistema de ideas, o visión del mundo, es “conocida” y procesada por
la ideología propia que tiene su sustento en una concepción del mundo, con
necesidades muy puntuales y que hace a ese individuo parte funcional y
operativa de ese grupo, época o sistema de ideas.
¿Cuál
es el problema? ¿Qué es lo que vi en el
Papa frente a regímenes como el cubano o el venezolano que aborrecen de la
Iglesia y de su ideología?
Que
alguien, sumergido en una sola ideología se le hace imposible entender
argumentos en contrario, ni siquiera tiene la posibilidad de aproximarse al
“otro”, ya que todo lo que se dice es procesado por y en ese sistema ideológico,
que lo hace inmune a diferentes argumentos y perspectivas.
En
pocas palabras, cualquier idea, así sea de sentido común, queda inmediatamente
convertida en una “falsa conciencia” si la ideología basal no la conforma
dentro de su sistema.
El
Papa Francisco en su papel y en sus discursos en Cuba y los Estados Unidos confundió
a muchos católicos en el mundo, por un lado actuaba como un político, por el
otro como un misionero, su condena a las ideologías sin pensar en la que él
representaba, su silencio en Cuba hacia los sectores de oposición al régimen
comunistas de los hermanos Castro fue triste, en lo personal, indignante, fue
obsequioso con los dueños de la ideología más criminal de nuestra América
supuestamente para proteger los intereses de la ideología que él representaba.
Las
ideologías no deben ser tomadas a la ligera, tienen un poder transformador en
el individuo tremendo, pueden cambiar la personalidad del ser humano y su
relación social.
Uno
de los estudios que necesariamente tendrán que hacerse una vez superado este
trauma del chavismo en Venezuela, es el daño moral y psicológico que esta
ideología le ha causado a la familia venezolana.
Las
personas que se han dejado penetrar por esta corrosiva y tóxica ideología
chavista, lo hicieron atraídos por su cubierta nacionalista y justiciera,
probablemente esperando al líder, al conductor de sus vidas, tampoco es
descartable que hubieran estado rumiando hacía tiempo un agravio o un
resentimiento social, el asunto es, que una vez abierto a estas ideas de
violencia y destrucción se embarcaron en un camino que solo le han traído
rupturas, diferencias, divorcios y hasta crímenes. Lo peor del cuadro, es que
estos sujetos juran que están haciendo bien, que son los otros los equivocados;
hay una identificación de la ideología chavista con la ideología católica que
la iglesia no ha podido resolver, aún cuando han sido sus víctimas
propiciatorias y siguen burlándose de sus autoridades en el país, el chavismo
pretende desplazar la ideología cristiana, sustituirla como han estado tratando
de hacerlo en Cuba.
Afortunadamente
nuestras autoridades eclesiásticas, las venezolanas, han tenido un desempeño
valiente y frontal en contra del chavismo, pero no así hemos visto una respuesta
del Vaticano y menos aún del Papa Francisco en quienes muchos, habíamos puesto
esperanzas.
Su
visita a Cuba fue un baño de agua fría para quienes creemos que la ideología
católica es la que debe prevalecer en el mundo, no la del yihad, ni la
marxista, mucho menos la chavista o la
castrocomunista.
El
Papa perdió una gran oportunidad de hacer sentir el poder de la Iglesia en
América, prefirió jugar al político, hacer concesiones y no llamar las cosas
por su nombre, en una lucha mundial por el poder ideológico, la Iglesia
Católica tiene una oportunidad de oro si maniobra en los términos de quien
tiene la mejor visión del mundo, al callar, otorgó. – saulgodoy@gmail.com
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