lunes, 9 de noviembre de 2015

El chavismo y las comunicaciones


Lo que hemos vivido durante el chavismo en materia de comunicaciones nos debe obligar a repensar no solo el papel del estado en este sector, sino el de la empresa privada, la participación de los partidos políticos, de las comunidades y el papel del ciudadano.
Las comunicaciones son demasiado importantes para dejarlas en manos de un solo protagonista, ya hemos vivido en carne propia lo vital que son para mantener y hacer funcionar la democracia.
Estamos inmersos como país, en una enorme esfera comunicacional de carácter global, los medios de comunicación, su naturaleza tecnológica y los contenidos que genera son consumidos en el orbe sin orden y sin ningún patrón de selección, es un flujo constante de información y entretenimiento que no obedece a ninguna norma y sus intereses son tan variados como las culturas de las que provienen, en los países desarrollados las comunicaciones se han segmentado por grupos de interés y por mercados para hacer más eficiente la penetración del mensaje y hacer rentable el esfuerzo.
Algunos países apagan o enciende estas señales y canales de comunicación desde un control centralizado y por lo general son los gobiernos quienes deciden finalmente lo que pueden ver o no sus ciudadanos, otros le dejan el trabajo a empresas distribuidoras que seleccionan el contenido, por lo general por un precio y con un interés por los mercados de consumidores, otros simplemente se sustraen del flujo, aíslan a sus ciudadanos y les ofrecen “paquetes” hechos en casa con lo que a ellos les interesa.
El asunto es, que allá afuera, en el mundo de las comunicaciones globales hay de todo y para todos, desde excelentes producciones audiovisuales, contenidos educativos de alto valor, cultura y entretenimiento de primera, pasando por mucha programación masiva (telenovelas, programas de concursos, de variedades, deportivos, de oficios, etc.) hasta los noticieros y programas de opinión donde se discute de todo y se critican a los más poderosos, bien sean gobierno o importantes empresarios, incluso hay programaciones emitidas clandestinamente, cosas que podrían pasar como insultantes, de mal gusto o simplemente criminales.
No exagero al decir que lo que hay en el mundo es una sobre oferta de información, mucha de ella es basura, otra es vital para la sobrevivencia en el mundo de hoy, la cantidad no es el problema, es el criterio que se utiliza para escoger la información que llega al público lo que escasea.
Para mantener una presencia global y hasta regional de un canal de comunicación se necesita de una gran inversión en tecnología, personal y equipos, no hablo de páginas web ni de sitios en las redes sociales que son posibles gracias a que se montan en canales de grandes conglomerados (llámese Google o Facebook o cualquier otra plataforma), hablo de corporaciones que tienen sus propias plantas de producción, sus propios satélites y una programación diseñada de cabo a rabo en función de sus intereses y que en palabras de Noam Chomsky (Ilusiones necesarias, 1992) : “Los segmentos de los medios de comunicación que pueden llegar a un público considerable son las principales grandes empresas, y están estrechamente integrados con conglomerados aun mayores. Al igual que otros negocios, venden un producto a los consumidores. Su mercado son los anunciantes, y el “producto" son los públicos, con una inclinación hacia los públicos más ricos, que aumentan los precios de la publicidad.”
Pero veamos lo que sucede al interior de los países que es lo que verdaderamente nos interesa, en una democracia, mantener los medios de comunicación en estado de libertad es fundamental para que los ciudadanos estén bien informados, los medios de comunicación deben de ser guardianes vigilantes del privilegio que tiene la sociedad en democracia, de comprender su situación en un momento dado, de entender las fuerzas que actúan sobre su presente y futuro, pero por sobre todo, de poder actuar, de opinar y participar en la gestión de lo público.
La libertad de los medios de comunicación, su variedad y tendencia, aunados al derecho a la información, la libertad de prensa y de libre expresión son los pilares fundamentales de una sociedad democrática.
Tanto el estado como las empresas de comunicación son entes que manejan mucho poder y frente al ciudadano indefenso, en un momento dado pueden manejar la opinión pública, influenciarla, dirigirla… unos medios de comunicación al servicio de la libertad y la pluralidad de opiniones hacen toda la diferencia entre una imposición ideológica y una actividad monopólica, entre propaganda y publicidad, entre manipulación y engaño.
Solo con unos medios libres e independientes puede el ciudadano común darse una idea de lo que sucede en su entorno y participar en los asuntos que le afectan o desea cambiar, es por ello que esa autoproclamada “hegemonía comunicacional”, que es el poder absoluto sobre lo que los medios de un país pueden transmitir, de la que presume el gobierno chavista, no es solo inconstitucional, sino en esencia, una actitud antidemocrática y perversa de un régimen totalitario.
Hemos asistido en estos años de gobierno chavista a lo peor del poder político y del poder empresarial actuando conjuntamente para robarle al pueblo la democracia por medio de un contubernio comunicacional, que ha dejado a la gente sin voz y sin participación, sometidos a un “black out” comunicacional para manipular la opinión pública y convertir al ciudadano en esclavo, al solamente presentarle un punto de vista interesado, se pierde la posibilidad de que el ciudadano pueda hacer decisiones bien informado.
Las empresas privadas dueñas de medios, con sus honrosas excepciones, le han jugado el juego a la censura del gobierno bajo la excusa que solo protegen sus intereses comerciales, acatando las disposiciones y normas de instituciones títeres del gobierno central, para anular las voces críticas a la gestión de gobierno, para acabar con la diferencia de pensamiento que debe existir en toda sociedad democrática, para descalificar a quienes opinan diferente del poder.
Estos dueños de medios han privilegiado sus intereses económicos por sobre el mandato de la ley en permitir la diversidad de pensamiento, han contribuido a debilitar la democracia para poder proteger sus negocios de comunicaciones, porque esa ha sido su verdadera intención al asumir concesiones y licencias para operar en el medio de las comunicaciones, solo han visto un negocio y han olvidado su compromiso con las libertades públicas.
El negocio de los medios de comunicaciones pierde sentido desde el mismo momento en que se alían al poder del gobierno sacrificando el derecho a la libre expresión, su actividad se convierte en política y su trabajo en instrumento de propaganda del régimen, esos mal llamados empresarios no pueden seguir usufructuando esas concesiones y licencias que son de dominio público, que obedecen a unos principios constitucionales y que son parte fundamental de la democracia, no pueden ser parte de la prensa libre si sus intereses están atados a una ideología, no son periodistas si su trabajo es defender no la verdad, sino una política.
Todo emprendimiento tiene un punto límite donde el empresario debe decidir si continua en su negocio bajo un clima de imposiciones y miedo, como todo ser humano, llega el momento en que la circunstancias se hacen inmorales y el negocio pierde sentido cuando ya no es uno quien decide sus líneas fundamentales, doblegarse ante el poder del gobierno en las comunicaciones es simplemente negar la naturaleza del negocio, si lo hace una vez, lo seguirá haciendo.
A ningún funcionario del estado le agrada la crítica o señalamientos negativos sobre su gestión, menos aún si se cree ungido de la razón y el derecho, peor todavía, si se cree la encarnación de la nación, errar es de hombres no de dioses y hay ideologías que muy fácilmente extravían a las mentes alimentadas por el espejismo del poder absoluto, las opiniones en contrario alienta la perfectibilidad, la posibilidad de que situaciones injustas se corrijan, que se encuentren términos que satisfagan a todas las partes.
Los chavistas promovieron como actividad fundamental de su revolución la creación de unos medios populares de comunicación, aquel lema del presidente Chávez de darle voz a quienes no tenían, por un momento se convirtió en la ilusión de muchas comunidades y movimientos populares que estaban listos a para comunicar sus visiones del país que querían, el gobierno fundó una serie de radios, periódicos, televisoras regionales y comunitarias, pero el amor duró poco, la trampa fue descubierta.
Se impuso una férrea política comunicacional roja rojita desde elpoder, no solo estaban obligados a pasar e imprimir la propaganda oficial sino que la programación fue controlada por comisarios políticos obligando de entrada, la censura en contra de las ideas diferentes a las del gobierno, las listas de personas  non gratas circularon, se impusieron líneas editoriales, empezaron a llegar los “enlatados” gobierneros, las emisoras y pasquines se convirtieron casi que de inmediato en foro exclusivo de las ideas chavistas y en vitrina de los logros de la revolución.
No pasó mucho tiempo antes que estos medios, financiados por dineros públicos, sintieran la baja de audiencia y público, no importaba, la nómina estaba garantizada y empezó una política de “pasar la raqueta” entre los comerciantes y empresas locales, pidiendo contribuciones financieras, en forma de espacios publicitarios, avisos y menciones, claramente bajo esa circunstancia los medios populares de comunicación se convirtieron en parte del aparato de propaganda del régimen, no tardando en mutar en centros de inteligencia del gobierno y de terrorismo de estado en contra de los opositores.
Programación vulgar, de noticias manipuladas, espacios de opinión donde se insultaban personalidades y se amenazaba a la gente de la comunidad que estaban en contra de la gestión de los alcaldes y gobernadores, los problemas de la gente, los reclamos sobre las deficiencias de los servicios públicos, las carencias de las instituciones fueron enmudecidas y en su lugar aparecieron los programas que solo engañaban a la gente con propaganda que falsificaba la realidad.
Esta inmensa red de comunicaciones se utilizó para fomentar el odio de clases, el desprecio hacia la empresa privada y sus empresarios, para denigrar en contra de los líderes políticos de la oposición, para excluir las voces de protestas, para eliminar la crítica y silenciar la labor del periodismo libre e independiente.
El inmenso aparato chavista de dinero mal habido por vías de la corrupción y el lavado de dinero ha sido direccionado en la adquisición de empresas de comunicaciones con el aval del mismo gobierno, se tiene información que han incursionado en terrenos de internet tanto empresarial como de uso residencial, servicios wi-fi, empresas de publicidad exterior, servicios de mercadeo y telecomunicaciones, empresas de medición de mercado y opinión, encuestadoras, productoras ‘independientes’ de cine y televisión, periódicos de circulación nacional y regional, radios am y fm, plantas de televisión regionales y nacionales, para ello tienen a disposición una serie de escritorios de abogados y asesores que arman los negocios y el financiamiento con bancos nacionales e internacionales y con las autorizaciones de CONATEL.
Es urgente que la nueva Asamblea Nacional le meta la lupa al sector, con todo el sistema nacional de telecomunicaciones y empresas de comunicaciones en manos del chavismo y sus cómplices, la lucha en contra del totalitarismo se hace inútil, hay una millonada de dólares que han sido lavados en este sector que es vital no solo para la seguridad de la nación sino fundamental para la vida en democracia.  -  saulgodoy@gmail.com






No hay comentarios:

Publicar un comentario