Lo que hemos vivido durante el chavismo en materia de comunicaciones nos debe obligar a repensar no solo el papel del estado en este sector, sino el de la empresa privada, la participación de los partidos políticos, de las comunidades y el papel del ciudadano.
Las
comunicaciones son demasiado importantes para dejarlas en manos de un solo
protagonista, ya hemos vivido en carne propia lo vital que son para mantener y
hacer funcionar la democracia.
Estamos
inmersos como país, en una enorme esfera comunicacional de carácter global, los
medios de comunicación, su naturaleza tecnológica y los contenidos que genera
son consumidos en el orbe sin orden y sin ningún patrón de selección, es un
flujo constante de información y entretenimiento que no obedece a ninguna norma
y sus intereses son tan variados como las culturas de las que provienen, en los
países desarrollados las comunicaciones se han segmentado por grupos de interés
y por mercados para hacer más eficiente la penetración del mensaje y hacer
rentable el esfuerzo.
Algunos
países apagan o enciende estas señales y canales de comunicación desde un
control centralizado y por lo general son los gobiernos quienes deciden
finalmente lo que pueden ver o no sus ciudadanos, otros le dejan el trabajo a
empresas distribuidoras que seleccionan el contenido, por lo general por un
precio y con un interés por los mercados de consumidores, otros simplemente se
sustraen del flujo, aíslan a sus ciudadanos y les ofrecen “paquetes” hechos en
casa con lo que a ellos les interesa.
El
asunto es, que allá afuera, en el mundo de las comunicaciones globales hay de
todo y para todos, desde excelentes producciones audiovisuales, contenidos
educativos de alto valor, cultura y entretenimiento de primera, pasando por
mucha programación masiva (telenovelas, programas de concursos, de variedades, deportivos,
de oficios, etc.) hasta los noticieros y programas de opinión donde se discute
de todo y se critican a los más poderosos, bien sean gobierno o importantes
empresarios, incluso hay programaciones emitidas clandestinamente, cosas que
podrían pasar como insultantes, de mal gusto o simplemente criminales.
No
exagero al decir que lo que hay en el mundo es una sobre oferta de información,
mucha de ella es basura, otra es vital para la sobrevivencia en el mundo de
hoy, la cantidad no es el problema, es el criterio que se utiliza para escoger
la información que llega al público lo que escasea.
Para mantener una presencia global y hasta regional
de un canal de comunicación se necesita de una gran inversión en tecnología,
personal y equipos, no hablo de páginas web ni de sitios en las redes sociales
que son posibles gracias a que se montan en canales de grandes conglomerados
(llámese Google o Facebook o cualquier otra plataforma), hablo de corporaciones
que tienen sus propias plantas de producción, sus propios satélites y una
programación diseñada de cabo a rabo en función de sus intereses y que en
palabras de Noam Chomsky (Ilusiones
necesarias, 1992) : “Los segmentos de
los medios de comunicación que pueden llegar a un público considerable son las
principales grandes empresas, y están estrechamente integrados con
conglomerados aun mayores. Al igual que otros negocios, venden un producto a
los consumidores. Su mercado son los anunciantes, y el “producto" son los
públicos, con una inclinación hacia los públicos más ricos, que aumentan los
precios de la publicidad.”
Pero
veamos lo que sucede al interior de los países que es lo que verdaderamente nos
interesa, en una democracia, mantener los medios de comunicación en estado de
libertad es fundamental para que los ciudadanos estén bien informados, los
medios de comunicación deben de ser guardianes vigilantes del privilegio que
tiene la sociedad en democracia, de comprender su situación en un momento dado,
de entender las fuerzas que actúan sobre su presente y futuro, pero por sobre
todo, de poder actuar, de opinar y participar en la gestión de lo público.
La
libertad de los medios de comunicación, su variedad y tendencia, aunados al
derecho a la información, la libertad de prensa y de libre expresión son los
pilares fundamentales de una sociedad democrática.
Tanto
el estado como las empresas de comunicación son entes que manejan mucho poder y
frente al ciudadano indefenso, en un momento dado pueden manejar la opinión
pública, influenciarla, dirigirla… unos medios de comunicación al servicio de
la libertad y la pluralidad de opiniones hacen toda la diferencia entre una
imposición ideológica y una actividad monopólica, entre propaganda y
publicidad, entre manipulación y engaño.
Solo
con unos medios libres e independientes puede el ciudadano común darse una idea
de lo que sucede en su entorno y participar en los asuntos que le afectan o
desea cambiar, es por ello que esa autoproclamada “hegemonía comunicacional”,
que es el poder absoluto sobre lo que los medios de un país pueden transmitir,
de la que presume el gobierno chavista, no es solo inconstitucional, sino en
esencia, una actitud antidemocrática y perversa de un régimen totalitario.
Hemos
asistido en estos años de gobierno chavista a lo peor del poder político y del
poder empresarial actuando conjuntamente para robarle al pueblo la democracia
por medio de un contubernio comunicacional, que ha dejado a la gente sin voz y
sin participación, sometidos a un “black out” comunicacional para manipular la
opinión pública y convertir al ciudadano en esclavo, al solamente presentarle
un punto de vista interesado, se pierde la posibilidad de que el ciudadano
pueda hacer decisiones bien informado.
Las
empresas privadas dueñas de medios, con sus honrosas excepciones, le han jugado
el juego a la censura del gobierno bajo la excusa que solo protegen sus
intereses comerciales, acatando las disposiciones y normas de instituciones
títeres del gobierno central, para anular las voces críticas a la gestión de
gobierno, para acabar con la diferencia de pensamiento que debe existir en toda
sociedad democrática, para descalificar a quienes opinan diferente del poder.
Estos
dueños de medios han privilegiado sus intereses económicos por sobre el mandato
de la ley en permitir la diversidad de pensamiento, han contribuido a debilitar
la democracia para poder proteger sus negocios de comunicaciones, porque esa ha
sido su verdadera intención al asumir concesiones y licencias para operar en el
medio de las comunicaciones, solo han visto un negocio y han olvidado su compromiso
con las libertades públicas.
El
negocio de los medios de comunicaciones pierde sentido desde el mismo momento
en que se alían al poder del gobierno sacrificando el derecho a la libre
expresión, su actividad se convierte en política y su trabajo en instrumento de
propaganda del régimen, esos mal llamados empresarios no pueden seguir
usufructuando esas concesiones y licencias que son de dominio público, que
obedecen a unos principios constitucionales y que son parte fundamental de la
democracia, no pueden ser parte de la prensa libre si sus intereses están
atados a una ideología, no son periodistas si su trabajo es defender no la
verdad, sino una política.
Todo
emprendimiento tiene un punto límite donde el empresario debe decidir si
continua en su negocio bajo un clima de imposiciones y miedo, como todo ser
humano, llega el momento en que la circunstancias se hacen inmorales y el
negocio pierde sentido cuando ya no es uno quien decide sus líneas
fundamentales, doblegarse ante el poder del gobierno en las comunicaciones es
simplemente negar la naturaleza del negocio, si lo hace una vez, lo seguirá
haciendo.
A
ningún funcionario del estado le agrada la crítica o señalamientos negativos
sobre su gestión, menos aún si se cree ungido de la razón y el derecho, peor
todavía, si se cree la encarnación de la nación, errar es de hombres no de
dioses y hay ideologías que muy fácilmente extravían a las mentes alimentadas
por el espejismo del poder absoluto, las opiniones en contrario alienta la
perfectibilidad, la posibilidad de que situaciones injustas se corrijan, que se
encuentren términos que satisfagan a todas las partes.
Los
chavistas promovieron como actividad fundamental de su revolución la creación
de unos medios populares de comunicación, aquel lema del presidente Chávez de
darle voz a quienes no tenían, por un momento se convirtió en la ilusión de
muchas comunidades y movimientos populares que estaban listos a para comunicar
sus visiones del país que querían, el gobierno fundó una serie de radios,
periódicos, televisoras regionales y comunitarias, pero el amor duró poco, la
trampa fue descubierta.
Se
impuso una férrea política comunicacional roja rojita desde elpoder, no solo
estaban obligados a pasar e imprimir la propaganda oficial sino que la
programación fue controlada por comisarios políticos obligando de entrada, la
censura en contra de las ideas diferentes a las del gobierno, las listas de
personas non gratas circularon, se impusieron líneas editoriales, empezaron
a llegar los “enlatados” gobierneros, las emisoras y pasquines se convirtieron
casi que de inmediato en foro exclusivo de las ideas chavistas y en vitrina de
los logros de la revolución.
No
pasó mucho tiempo antes que estos medios, financiados por dineros públicos,
sintieran la baja de audiencia y público, no importaba, la nómina estaba
garantizada y empezó una política de “pasar la raqueta” entre los comerciantes
y empresas locales, pidiendo contribuciones financieras, en forma de espacios
publicitarios, avisos y menciones, claramente bajo esa circunstancia los medios
populares de comunicación se convirtieron en parte del aparato de propaganda
del régimen, no tardando en mutar en centros de inteligencia del gobierno y de
terrorismo de estado en contra de los opositores.
Programación
vulgar, de noticias manipuladas, espacios de opinión donde se insultaban
personalidades y se amenazaba a la gente de la comunidad que estaban en contra
de la gestión de los alcaldes y gobernadores, los problemas de la gente, los
reclamos sobre las deficiencias de los servicios públicos, las carencias de las
instituciones fueron enmudecidas y en su lugar aparecieron los programas que
solo engañaban a la gente con propaganda que falsificaba la realidad.
Esta
inmensa red de comunicaciones se utilizó para fomentar el odio de clases, el
desprecio hacia la empresa privada y sus empresarios, para denigrar en contra
de los líderes políticos de la oposición, para excluir las voces de protestas,
para eliminar la crítica y silenciar la labor del periodismo libre e
independiente.
El
inmenso aparato chavista de dinero mal habido por vías de la corrupción y el
lavado de dinero ha sido direccionado en la adquisición de empresas de
comunicaciones con el aval del mismo gobierno, se tiene información que han
incursionado en terrenos de internet tanto empresarial como de uso residencial,
servicios wi-fi, empresas de publicidad exterior, servicios de mercadeo y
telecomunicaciones, empresas de medición de mercado y opinión, encuestadoras,
productoras ‘independientes’ de cine y televisión, periódicos de circulación
nacional y regional, radios am y fm, plantas de televisión regionales y
nacionales, para ello tienen a disposición una serie de escritorios de abogados
y asesores que arman los negocios y el financiamiento con bancos nacionales e internacionales
y con las autorizaciones de CONATEL.
Es
urgente que la nueva Asamblea Nacional le meta la lupa al sector, con todo el sistema
nacional de telecomunicaciones y empresas de comunicaciones en manos del
chavismo y sus cómplices, la lucha en contra del totalitarismo se hace inútil,
hay una millonada de dólares que han sido lavados en este sector que es vital
no solo para la seguridad de la nación sino fundamental para la vida en
democracia. - saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario