viernes, 20 de noviembre de 2015

Francia invadida



Dedicado al pueblo frances en su lucha por que occidente no sucumba.

En 1940 los tanques nazis avanzaron sobre el Canal de la Mancha; en dos semanas, los franceses perdieron toda la fachada occidental de su país y forzaron el armisticio con el General Pétain. Francia fue dividida en dos pedazos.
La invasión a Francia por parte de los ejércitos de Hitler tuvo dos etapas: la primera fue una derrota militar, los ejércitos profesionales franceses no pudieron ante el avance de una fuerza superior, organizada y agresiva que los arropó en una sola oleada; la segunda, una guerra de resistencia donde participó el pueblo libre de Francia en contra de un enemigo que quería no sólo humillarlos, sino explotarlos como si se tratara de una colonia de esclavos.

Voy a referirme a esta última etapa, la guerra de resistencia interna, cuando la población francesa supo que no contaba con su ejército, éste se había plegado a un armisticio, renunciado a su sagrado deber de defender a su país y entregado a un colaboracionismo cobarde y traidor con las fuerzas de ocupación alemanas, prometiéndole al invasor orden, respeto y obediencia.
Cuando un pueblo se encuentra prisionero en su propio país, vigilado por sus propios soldados al servicio de una fuerza extranjera, con sus supuestos líderes políticos defendiendo lo imposible, la entrega del orgullo nacional, y convirtiéndose en peones de intereses bastardos, sólo le queda al pueblo organizarse para una guerra de baja intensidad, de saboteos, atentados, de construcción de redes de asistencia, de comunicaciones, de depósitos de armas y provisiones, periódicos y publicaciones clandestinas... pero, sobre todo, de redes de inteligencia al servicio de la causa más importante de todas, la libertad.
No tardaron los alemanes en montar con la Gestapo, la Sicherheitsdienst y todo el aparato de terror nazi para ejercer el control poblacional, eliminar a los judíos y a la resistencia.
Por supuesto, la mayor parte de la población sólo podía hacer una resistencia pacífica, no obedeciendo directrices y prohibiciones impuestas por los invasores, negándoles todo tipo de ayuda y colaboración, asistiendo a los perseguidos en sus rutas de escape y ocultando las tareas de los “Maquis” (resistencia armada rural).

Los alemanes hicieron que los franceses pagaran los gastos de su propia ocupación, tenían que mantener a 300.000 tropas, lo que equivalía a 20 millones de marcos alemanes por día; por supuesto, los impuestos y otras medidas económicas no se hicieron esperar, devaluaron el franco, provocaron la escasez al confiscar la producción nacional, sólo los colaboracionistas tenían trabajo en puestos del gobierno, regularon la actividad económica para poder explotar el trabajo de los franceses, todos los bienes y servicios del país se pusieron a la orden de los invasores para sus propios planes y necesidades.
La política de contrainsurgencia fue la del terror colectivo, los nazis llegaban a pueblos donde había actividad de la resistencia, escogían de los pobladores a un grupo y los asesinaban públicamente,
como advertencia; hacían redadas y capturaban líderes de las comunidades, para encerrarlos y torturarlos, por lo general terminaban fusilados.
Los nazis establecieron un régimen de amenazas continuas, acompañados por llamamientos del gobierno de Vichy a respetar a los ocupantes y diseminar propaganda, alabando la generosidad de los invasores.
El coraje de los hombres y mujeres que escogieron el arduo camino de la resistencia activa, fue ejemplo de patriotismo y entrega a la patria; no se reparó en sacrificio y actos de heroísmo, que
inmediatamente eran difundidos subterráneamente, en rumores, que enardecían el espíritu patriota y desmoralizaban a los traidores.
El historiador Robert Paxton calcula que dos millones de personas (10% de la población total) estuvieron involucrados en la resistencia, de los cuales, 400.000 - el 2% de la población adulta -escogieron la resistencia activa, estudiantes, obreros, intelectuales y hasta una buena parte del hampa común integraron el núcleo duro de la resistencia entre los que destacaban los franceses que pertenecían a la izquierda.

Los alemanes contraatacaron con la formación de la Milice (la Milicia) de colaboracionistas franceses, que actuaron como policía, capturando o ejecutando a los sospechosos de actividades de resistencia; aquella guerra de resistencia jamás hubiera podido recuperar a Francia de mano de los nazis, fue gracias a la invasión aliada que pudieron derrotar a los alemanes pero fue sin duda, debido al trabajo de la resistencia, que se pudo hacer la reconquista en el tiempo y de la manera fulminante como se hizo.
Una vez que acabó la ocupación, cuatro años después, se ejecutaron sumariamente un estimado de 35.000 milicianos, la mayor parte asesinados en la calle por la turba indignada por sus actos de traición, famosas son las fotografías de la gente cortándoles el pelo en las plazas a las mujeres francesas que colaboraron con los alemanes.
La resistencia en la Francia ocupada formó un inmenso aparato de inteligencia y apoyo, fundamental para la invasión aliada en Normandía, porque ningún país es una isla y siempre habrá amigos de la libertad y las luchas por la liberación, lo importante es tener siempre viva esa lumbre que le señale al mundo que todavía hay hombres y mujeres libres dispuestos a defender su dignidad.
En algún momento, cuando las naciones, oprimidas por las ideologías del totalitarismo y el terror,
se sienten acorraladas, la ayuda llega de las maneras menos esperadas; lo importante es no perder la fe y actuar, resistir, e ir allanado el camino a la libertad.
Lo peor que puede suceder con los pueblos oprimidos, es que den la apariencia de estar conformes con su situación. – saulgodoy@gmail.com


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