Venezuela
es un reservorio de la información basura que circula libremente en el mundo
sobre el debate climático que actualmente están dando los países más
desarrollados, donde sí existen los centros de poder y los grupos económicos
interesados en que la balanza se incline hacia un lado u otro del fiel.
Pero
con una gran diferencia, Venezuela es un país productor de petróleo, de hecho,
ha sido nuestra principal fuente de ingresos por cerca de un siglo, dependemos
de él, nuestra calidad de vida, buena o mala, nuestra posibilidad de desarrollo,
depende de que siga produciéndose y el mundo continúe consumiendo el petróleo
como fuente de energía.
Para
aquellos venezolanos que sueñan con un país basado en energías limpias, sin que
el excremento del diablo nos enseñe su horrible rostro contaminante, me permito
abofetearlos para que despierten a la ruda realidad, eso no pasará durante
nuestras vidas, ni las de las próximas tres generaciones, el petróleo es
demasiado importante en nuestra existencia y sus sustitutos están muy lejos de
satisfacer la demanda del mundo en energía, las tecnologías que involucran nuevas
fuentes de energías como la eólica, la solar, la de hidrógeno o de las mareas,
todavía se encuentran en su infancia, etapa en la que son más costosas y más
subsidios necesitan para su madurez.
Pero
lo peor del asunto es que nuestros “verdes” endógenos no han hecho el menor
esfuerzo por comprender la naturaleza del debate climático, porque si lo
hubieran comprendido no estuvieran montando tienda en el campo enemigo, como
tampoco estuvieran repitiendo como loros la información manipulada e interesada
con que nos inunda el comunismo internacional, que para entender el fenómeno,
ya no reside en China ni en Rusia, sino en Europa y los EEUU.
Venezuela
acaba de sumarse a la larga lista de países del mundo que cayeron en la celada
del socialismo internacional, el gobierno de Maduro firmó un compromiso voluntario
con la ONU de reducir el 20% de sus emisiones de CO2 para el año 2030, lo que
en principio es un disparo en la cabeza, un auto suicidio.
La
buena noticia es que con gobiernos como el de Maduro, jamás serán alcanzadas
estas metas.
La
tesis que el cambio climático está siendo originado por la actividad del hombre,
principalmente por el consumo de petróleo que se ha incrementado de manera
notable desde la llamada Revolución Industrial, y por ende aumentado la
descarga del CO2 a la atmósfera y como resultado aumentado el efecto invernadero,
que es el causante no sólo de los cambios en temperatura del planeta, sino en
el derretimiento de los polos, la subida de los niveles de los mares, el
incremento de violentos cambios climáticos, como tormentas, sequías,
inundaciones, y que ha producido la escasez del agua potable, la desaparición
de especies vivas de nuestra biosfera, la reaparición de enfermedades endógenas
erradicadas hace tiempo y que pone a nuestro planeta y a la humanidad en
términos de extinción, es toda una patraña monumental.
En
anteriores artículos he explicado algunos de estos montajes, que tienen a la
ciencia como prueba irrefutable, pero basta hurgar un poco en estos argumentos
y pruebas, y se encontrarán que todo huele a fraude, ojo! No estoy diciendo que
no hay un cambio climático en proceso (siempre lo ha habido), que estos cambios
traen una serie de consecuencias naturales y previsibles (nada que la historia
climática del planeta no nos enseñe haya ocurrido anteriormente), que los
niveles de CO2 han variado (siempre lo han hecho, aún sin consumo de petróleo,
hay momentos en la historia climática de la Tierra, en que estos niveles de CO2
han sido superiores a los actuales y el hombre ni siquiera existía).
Lo
que muchos no quieren entender, es que hay un interés económico y de poderes
detrás del tema del cambio climático, hay toda una industria de tecnologías
alternativas que necesita no solo financiamiento, sino de consumidores, que hay
grupos de interés, particularmente socialistas, que están jugando un juego de
política mundial para controlar los destinos de la humanidad, por medio de un
gobierno planetario que evite el supuesto cataclismo climático, y en esto, la
ONU está metida hasta los codos.
Es
una industria poderosa que está intentando crear un fondo mundial de 100
billones de dólares anuales, supuestamente para ayudas a países del Tercer
Mundo que resulten afectados por estas terribles predicciones de desastre, un
fondo que manejado por el socialismo internacional, podrá hacerse dueños de los
destinos de muchas de estas naciones, de sus recursos naturales y votos en la
ONU.
Es
una estrategia chavista pero a gran escala y conducida, entre otros
socialistas, por el presidente Husein Obama, se trata de un plan que tiene
mucho tiempo andando, que ha sido muy bien pensada por cantidad de think tanks y especialistas (se dice que
el acuerdo de París está avalado por más de 4.000 científicos), que ha recibido
el apoyo de incontables corporaciones, multimillonarios (Bill Gates, es uno) y
personalidades (hasta el Papa Francisco involucró al Vaticano en esta aventura),
pero que lamentablemente está basada en una gigantesca mentira, y como sus
promotores saben que es mentira, se trata de un fraude.
La
intención final y pública es supuestamente salvar al mundo del capitalismo,
erradicar el consumo de combustibles fósiles, cambiar el estilo de vida de la
humanidad entera, a uno más primitivo, controlador, autoritario y militarista,
y que sólo un pequeño grupo de dirigentes se beneficien de los privilegios y el
resto del mundo viva bajo el socialismo.
¿Una
nueva teoría conspirativa? Puede ser, pero sucede que esta conspiración ya
tiene tiempo armándose delante de nuestros ojos, las evidencias están a la mano
y su principal herramienta es la ciencia.
¿Pero
qué tipo de ciencia?
Vamos
a devolver la película y nos encontramos con sujetos como Maurice Strong, el
hombre responsable por modificar la cultura de la ONU, diseñar los organismos y
proponer la misión de intervenir en el asunto del cambio climático. El Sr. Strong es un canadiense involucrado en
negocios petroleros, de ganado, de bienes raíces, de agua, a nivel mundial, un
multimillonario cuya fortuna creció inconmensurablemente a la vera de la ONU
donde ocupó puestos claves y fue asesor de los directores de ese organismo
desde U Thant hasta el Sr. Kofi Annan.
Éste experto
en conexiones y relaciones públicas fue el motor fundamental de las primeras
conferencias sobre el cambio climático, el que ayudó a fundar el Consejo de la
Tierra, el Earth Charter, el World Resources Institute, el World Wildlife Fund,
la Comisión para el Gobierno del Mundo, la Universidad de la Paz, el
Conservation Found y otras instituciones relevantes en la conservación
ambiental, fue Secretario General de la Cumbre de la Tierra en Río en 1992,
aunque sus negocios personales estuvieran involucrados en todo lo contrario a
lo que predicaba.
Este
personaje fue investigado por cometer un gran desfalco en el programa Petróleo
por Comida de la ONU donde el Sr. Strong avaló un pago a sí mismo, por $988,885,
tuvo que salir huyendo y se refugió en China donde su hermana mantenía una
posición de poder, Anne Louis Strong vivió con Mao Tse Tung por dos años y fue
electa miembro permanente del Comintern Comunista en 1919 por la Tercera
Internacional.
Un
hombre que se decía socialista pero que tenía negocios altamente capitalistas y
salvajes (fue hasta demandado por los indios Navajos en Colorado, en los EEUU,
por intentar apropiarse de su agua), las autoridades le descubrieron vínculos
comerciales con el perro de la guerra Adnan Khashoggi y el empresario sur coreano
Tongsun Park convicto en cargos de corrupción.
Fue
Strong quien trajo para que apoyaran sus proyectos de cambio climático, a
personalidades mundiales como Mikhail Gorbachev, Shimon Peres, Al Gore and
David Rockefeller.
Todo
este interés y designio de colocar en agenda el asunto del cambio climático,
para luego llevarlo como cruzada de la ONU, necesitaba del aval científico, que
fue la razón principal en fundar el Panel Intergubernamental en Cambio
Climático (IPCC, siglas en inglés), que en su mandato ordena investigar: “sobre el cambio climático atribuido directa
o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera y que es un agregado a la variabilidad del clima natural”.
Y
para ello designa de manera exclusiva, a la Organización Meteorológica Mundial,
pronosticadores climáticos y al Programa ambiental de la ONU, que son personas
e instituciones que se concentran en cambios climáticos a corto plazo y que si
acaso miran al pasado un máximo de dos siglos, pero estudiosos de la historia
del clima mundial, verdaderos paleontólogos climáticos, tienen muy poca
participación.
Con
esta estructura el IPCC está enfocado en encontrar pruebas y causales
exclusivamente del desastre climático, si aparece alguna data que influya en el
clima que no es causada por el hombre, simplemente es descartada.
Este
es un caso notorio y será ejemplo en un futuro cercano, de cómo la política
corrompe a la ciencia, pues podemos ver el caso de científicos amoldando sus
datos para ajustarlos a su teoría del mundo, tratando de ganar la mayor
atención posible para acceder al capital que financia sus investigaciones, un
lamentable patrón de comportamiento en que han concurrido instituciones
científicas de países desarrollados e instituciones como la ONU, publicaciones
de alto nivel científico han visto comprometidas sus reputaciones al publicar
estudios basados en información falsa, o que no existe, o en muestras tan
insignificantes y carentes de valor que hacen invalidas sus conclusiones.
Lamentablemente
el gobierno del presidente Obama, de tendencia claramente socialista, le ha
impuesto a las instituciones científicas de los EEUU, que dependen del gobierno
federal, una línea política que los obliga, so pena de no recibir fondos
públicos para sus investigaciones y mantenimiento, casi la obligación de
producir material que avale la tesis de que el calentamiento global tiene
conexiones innegables con la actividad humana, especialmente con el uso de
hidrocarburos.
Y ha
llevado esta ideología a consecuencias que rayan en el aspecto criminal, al
judicializar a las empresas y personas que opinen lo contrario sobre bases de
difundir información falsa, utilizando a los tribunales para acallar las voces
que disienten de esta posición.
En
varios países europeos cuyos gobiernos son socialistas, la tendencia es
similar, están obligando a la comunidad científica a modificar la objetividad,
en aras de una agenda pre-diseñada y con claras intenciones de influir a la
opinión pública, no sólo de sus países, sino del mundo entero.
El
recientemente fallecido investigador Stephen Schneider, en un trabajo que realizó sobre
el IPCC confesó lo siguiente “Como mucha
gente, nos gustaría ver el mundo como un mejor lugar para vivir, que en éste
contexto, significa que nuestro trabajo debería reducir los riesgos de un
posible y desastroso cambio climático, para hacer eso, nosotros necesitamos un
amplio apoyo, capturar la imaginación de la gente, lo que implica tener una
cobertura de los medios muy intensa. De modo que tenemos que ofrecerles escenarios
terroríficos, hacer simples y dramáticos pronunciamientos y no mencionar
nuestras dudas. Cada uno de nosotros debe decidir el balance correcto entre ser
efectivo y ser honesto.”
Y este
comportamiento tiene tiempo manifestándose, en los años 80 el divulgador
científico y connotado ambientalista Paul R Ehrlich profetizó: “Si
yo fuera un apostador, yo pondría todo mi dinero a que Inglaterra no existirá
para el año 2000” (refiriéndose
a la elevación de los océanos producto del calentamiento global), o lo que dijo
James Hansen, de la NASA en 1986: “Debido
al efecto invernadero, las temperaturas globales aumentarán en el próximo siglo
muy por encima de los niveles experimentados en los últimos 100.000 años”.
El
incremento de la temperatura media en el planeta parece ser la clave para
entender esta fiebre de desastres que se auguran para el futuro de la
humanidad, de hecho se le ha puesto un nombre a esta tendencia, Catastrófico
Calentamiento Global Antropogénico (CACW, siglas en inglés), los culpables de esta
nueva calamidad: la industria, el capitalismo, las energías basadas en el
petróleo, carbón y las plantas nucleares.
La
temperatura media del planeta es un término difuso y sujeto a controversia
debido precisamente a la dinámica de los cambios de temperatura en nuestro
planeta, una cosa es la temperatura de la superficie en los océanos y otra en
tierra, o en los polos que sobre la selva amazónica, de día que de noche, en
primavera que en verano.
Existe
toda una red de sensores que continuamente están suministrando información
sobre estos cambios, desde satélites en el espacio, boyas en los océanos,
estaciones en los glaciares o simples termómetros en las principales ciudades
del mundo, el asunto es que se ha llegado más o menos a un acuerdo, que ha
detectado que la temperatura del planeta se ha incrementado 1 grado centígrado
en el último siglo, recordemos que estos son modelos hechos por computadoras.
En esos
modelos las computadoras asignan la mitad de ese incremento entre 1880 y 1940 y
la otra mitad entre 1960 y el año 2000, los modelos usados hasta la fecha no
eran muy precisos, no tomaban en cuenta, por ejemplo, las variables en la
energía solar y las oscilaciones oceánicas de cada década. Sin ninguna otra evidencia, excepto el
incremento del CO2, algunos científicos del IPCC asumieron que esa última
variación fue producto de la intervención humana.
Estos
modelos para estimar la temperatura se basan en hacer predicciones para un
período corto en el futuro, en base a esas predicciones, se prepara el siguiente
modelo para otro período, y así van construyendo el modelaje climático.
En los
años 50, el gobierno norteamericano contrató al reputado científico John von
Neumann para que estudiara la posibilidad de usar estos modelos climáticos para
llevar la guerra climática hacia la Unión Soviética, y producirles grandes
sequías o inundaciones para afectar su capacidad de sobrevivencia, pero se dio
cuenta y así lo informó, que tales modelos eran tan complejos y poco confiables
que apenas servían para hacer predicciones de pocos días y no muy precisas.
Estos
modelos se han complejizado para poder trabajar con sistemas tan caóticos como
el clima, se han introducidos miles de nuevos parámetros para el cálculo de
potenciales de calentamiento, vorticidad, patrones de circulación, absorción de
calor, presión, energía, y varias capas de eventos en tierra, mar, hielo y
atmósfera, lo que hace que las predicciones no sean más exactas que la de los
modelos anteriores.
Por
ejemplo, para calcular la rata de calentamiento de un gas como el CO2, este
debe ser monitorizado constantemente, ajustando esos patrones de cambio ya que,
una variación de los miles de parámetros de comportamiento que intervienen,
podrían subir exponencialmente los resultados o bajarlos en picada por debajo de
la media.
Tengamos
en cuenta que cada 100.000 años el planeta experimenta variaciones de
temperatura dentro de los 20̊ C, para arriba o para abajo, cuando es para abajo
ocurre lo peor, con el frío la tierra se congela, hace imposible la vida,
cuando sube, el planeta se calienta y hasta cierto punto favorece la vida, la
humanidad ha tenido experiencias recientes que así lo indican, por ejemplo,
durante los años 1100 a 1300 el planeta experimentó lo que se conoció como el
Período Caliente Medieval, de acuerdo a los archivos, en aquel tiempo le fue
posible a Inglaterra cultivar la vid y producir vino, los vikingos tenían una
colonia próspera de 3.000 habitantes en Groenlandia que para el año 1300 era
verde y se cultivaba gran cantidad de alimentos.
Pero
llegó el frío y de 1350 a 1850 los hielos avanzaron, Groenlandia tuvo que ser
abandonada, el río Támesis se congeló tal como parece en pinturas de la época,
con carruajes atravesándolo, los holandeses y los ingleses establecieron
colonias en el Cabo de Nueva Esperanza, en lugares más cálidos como Suráfrica y
empezaron a producir comida, en Europa hubo varias hambrunas y sobrevino la
peste en medio de un frío invernal, a ese período se le conoció como la Pequeña
Edad de Hielo.
Estamos
en un período interglaciar, no sabemos cuándo va a terminar, aparentemente
gracias a que hemos liberado a la atmósfera parte del CO2 aprisionado en el
carbón y el petróleo, hemos podido alargar un poco más la próxima edad de
hielo, pero unos socialistas, locos por la idea de establecer un gobierno
mundial, se han valido de la estratagema alarmista ambientalista porque la
temperatura en nuestro planeta supuestamente ha aumentado un grado centígrado,
para plantear el escenario de la sexta extinción planetaria, y quieren obligar
a los países del mundo a cambiar el estilo de vida que hemos llevado para
sumirnos en la oscuridad y el frío.
Venezuela
no debe sumarse a ese juego tenebroso y menos aún contando con el petróleo
necesario para que los países del Tercer Mundo prosperen y salgan de la
pobreza, Maduro y su gobierno nos anotaron en un juego que es perder-perder
para nosotros, el nuevo parlamento debe ocuparse de revertir este alocado
compromiso de reducción de emisiones de CO2 y hacer de que nuestra industria
petrolera vuelva a estar entre las primeras del mundo. - saulgodoy@gmail.com
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