jueves, 21 de enero de 2016

Un maestro del cine


Ha recibido los mayores honores que el cine mundial pudiera brindarle como director, ha escrito una buena parte de sus películas, ha actuado en algunas de ellas con impresionantes resultados, es un perfeccionista y un técnico consumado de la cinematografía, quienes han trabajado con él lo admiran por su elevado profesionalismo y su solidez artística y estamos hablando de gente de cine como Jhonny Deep, Jack Nicholson, Natasha Kinski, Jody Foster, Ewan McGregor, Catherine Deneuve, Mia Farrow, Harrison Ford por nombrar a unos pocos, ha realizado 34 largometrajes y cortos en más de 10 países.

Hay quienes lo comparan en estilo con Alfred Hitchcock, otros dice de su primera etapa, que es el heredero de Buñuel, y aún otros que lo consideran el sucesor de la escuela de cine de los maestros rusos, con la diferencia enorme que incursionó no solo en películas de misterio, en comedias, dramas clásicos, películas históricas, romances, sino también en historias de detectives, de fantasmas, vampiros, guerra,  y de demonios.

Considerado uno de los directores de cine más completos del séptimo arte, es prófugo de la justicia norteamericana acusado de violar una menor y con orden de extradición en 180 países, un hombre despreciado por algunos, víctima de uno de los crimines mas horrorosos de la historia policial perpetrado por la satánica familia Mason, en ese episodio murió su segunda esposa, Sharon Tate, de 16 puñaladas, estaba esperando un bebe.
Sobreviviente del holocausto y la persecución nazi, su niñez fue una pesadilla de muerte y persecución, es uno de los hombres más requeridos por paparazis y periodistas del espectáculo, su estilo de vida compite con la de sus amigos, la nobleza, los políticos, los más ricos y famosos del jet-set mundial.
Se trata de Román Polanski, a quien conocí por primera vez con su película La Danza de los Vampiros (1967) cuando contaba quince años, recuerdo que el teatro era una sucesión de carcajadas, gritos de espantos y exclamaciones de sorpresas en las escena en el techo del
castillo del Conde von Krolock.
Pero fue con El Bebé de Rosemary (1968), el famoso clásico de terror, que me percaté del genio de Polanski porque tuve que estudiarla al detalle durante un taller de cinematografía en la universidad, primero nos hicieron leer la novela de Ira Levin, luego, copia del libreto del mismo Roman, y finalmente, el profesor fue desmontando la película escena por escena estudiando no solo los tiro de cámara sino el ambiente creado, esta película está dentro de los ejemplos de cómo llevar una obra literaria al cine, por su fidelidad al texto y el lenguaje visual alcanzado, todavía es estudiada en las escuela de cine.
Pero sin duda, mi favorita es Chinatown, esa muestra de lo que algunos críticos han llamado el nouvelle film noir, producida en 1973 le valieron once nominaciones al premio Oscar (1974), ganó un premio BAFTA al mejor director y muchas otras distinciones, aparte de que fue un espectacular éxito de taquilla.
Sus últimas películas, Carnage (2011) aunque fue filmada en París, sucede en New York por lo que tuvo que ambientarla al detalle, una de sus actrices, Kate Winslet, acostumbrada a los grandes equipos técnicos que se usan en Hollywood, cuando confrontó el equipo de filmación de Roman se encontró apenas con lo estrictamente básico, no podía creer que con tan poca gente se pudiera trabajar, y bien.
Para el 2013 tiene pendiente el estreno de Venus in furs (Venus en pieles) del exitoso dramaturgo David Ives y en puerta tiene la producción de una película sobre el caso Dreyfus, que conmovió a Francia en el siglo XIX.
Búsqueda Frenética (Frantic, 1988), Tess (1979) y Bitter Moon (Luna Amarga, 1992) son otras de las cintas que me impresionaron por la versatilidad de Polanski ante las situaciones adversas que enfrentan sus personajes, la mayoría gente desadaptada, en los límites del derrumbe emocional, esta última, es de las pocas películas que me gustan del actor inglés Huge Grant, atrapado en sus fantasías sexuales con la esposa de un paralítico suicida.
El film El Pianista (2002), es la historia de sobrevivencia del músico judío polaco Władysław Szpilman durante la Segunda Guerra Mundial, que ganó ese año el Oscar al mejor director, premio que recogió en su nombre Harrison Ford, y que cinco meses después se lo entregaría en Francia, en una ceremonia pública. 
Sobre su famoso caso de violación a una menor de edad, una modelo que fotografiaba para la revista Vogue en California, una noche donde se consumió drogas y alcohol en la casa de su amigo Jack Nicholson, para algunos se trató de un montaje de la madre de esta para sacarle dinero, para otros, un pecado imperdonable que la prensa amarillista aumentó fuera de proporción.
Siguió un juicio donde Polanski estuvo preso, se produjo una negociación entre abogados, si se declaraba culpable de los cargos lo pondrían en libertad condicional, pero parece que el juez de la causa, inmerso en el circo mediático que el caso suscitó, y para catapultarse para cargos políticos, quiso a última hora cambiar el veredicto y llevar al violador a la cárcel. 
Polanski se asustó y decide huir del país para convertirse en prófugo; este año cumple 80 años y el caso que lo persigue, sucedió cuando tenía 43.
Una vida personal agitada y peligrosa, una carrera artística llena de logros, Polanski representa lo peor y lo mejor de un gran artista contemporáneo. – saulgodoy@gmail.com


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