domingo, 7 de febrero de 2016

El presidencialismo


Está visto en base a nuestra experiencia histórica que el presidencialismo, esa forma de gobierno, muy norteamericana ella, no nos funciona, un pueblo como el venezolano cuya tendencia es favorecer la figura del caudillo, del líder mesiánico, del hombre fuerte, que pudo haber funcionado en otros tiempos (cosa que pongo en duda), la seguimos promoviendo como única forma posible de gobierno, a pesar de los innumerables problemas y desgracias que nos ha traído.
Es una ilusión, más bien, una mentira muy bien edulcorada, que con una separación de los poderes, un respeto a las leyes y a la Constitución bastarán, para que nuestro aparato de gobierno se equilibre a pesar de las múltiples prerrogativas, funciones y responsabilidades que se le asigna al poder ejecutivo en detrimento de las otras instancias de poder, hemos convertido a la Presidencia de la República en una hidra de múltiples cabezas desde la cual, en manos equivocadas, pudiera destruirse al país como de hecho, ha sucedido.
Con el chavismo hemos descubierto, otra vez, lo delicado del mecanismo de gobierno que hemos instaurado para organizar nuestra sociedad, el presidencialismo es una fórmula tan frágil que basta que tengamos a un loco gobernándonos, como ya los hemos tenido, para que sus demonios den rienda suelta a una serie de reformas y mecanismos para hacer del gobierno un instrumento de opresión y esclavitud, pero es que no solo nos tocó la plaga de un presidente demente, que transformó la naturaleza del estado en una trituradora de dignidades, recursos y valores, sino que la debilidad del sistema quedó al descubierto cuando un extranjero indocumentado, ignorante e incompetente llegó a la presidencia a continuar la destrucción de la república, y cuando quisimos, desde uno de los poderes que supuestamente serviría de contrapeso como los la Asamblea Nacional controlar al obseso, descubrimos que neutralizarlo era mucho más complicado.
El poner en manos de un solo hombre tanto poder por tanto tiempo, sólo tiene un resultado predecible, la apropiación del poder, el sometimiento de la república a los designios, gustos e ideas de ese solo individuo, la muerte de las libertades ciudadanas y el desmontaje de las instituciones.
Estoy seguro de que en nuestro mundo político hay personas que piensan que el sistema presidencialista es la panacea universal para el buen gobierno, que basta un presidente bien intencionado, sabio, comedido y verdaderamente democrático para que todo funcione como debe ser, el presidencialismo es la manera de convertir planes en acciones, es la vía más expedita para concretar las políticas públicas y de llevar luz donde hay oscuridad, muy bonito, pero…
Cuando en los EEUU se declaró la independencia en 1776, sus Padres Fundadores discutieron de manera muy seria y sistemática cual debería ser la mejor forma de gobierno que deberían darse,  unos años después de la fundación de la República fueron convocadas las fuerzas políticas a la ciudad de Filadelfia para hacer una revisión de la Constitución, en los papeles conocidos como El Federalista se pueden leer las deliberaciones y las razones que llevaron a estos asambleístas a decidirse por el sistema presidencialista, y una de las razones dominantes fue la del liderazgo, coincidieron todos en que una sociedad integrada en un sistema federal, con divisiones de poder claramente establecidas, con su balance de pesos y contrapesos, de rendición de cuentas, de supervisión entre poderes, en una situación de emergencia nacional, como lo era una guerra o de peligros ante fuerzas extranjeras, era necesario contar con una figura señera y principal para enfrentar la contingencia.
Maduro o como ser un rey tropical
Acababan de salir de una guerra en contra del Imperio colonial de Inglaterra y por experiencia propia, sabían de la importancia de un líder en momentos aciagos, esta fue una de las razones por las que no adoptaron el régimen parlamentarista y la figura de un primer ministro, que era bastante popular en las mentes de muchos políticos, y fue la fórmula del presidencialismo la que dominó las discusiones.
En Venezuela lo que hicimos fue copiarnos la cartilla, que por cierto, se amoldaba muy bien a los apetitos y condiciones de los caudillos del momento, la República necesitaba un jefe, con fuerza y voz de mando, no un conciliábulo de “doctores” que jamás se ponían de acuerdo.
Y fue este presidencialismo mal entendido y peor aplicado, el que nos ha traído hasta este enorme vórtice de calamidades y ruina, si el truco de nuestro sistema era contar con que la suerte nos deparara hombres probos y de buena voluntad, tenemos ya algunas décadas sufriendo todo lo contrario, hombres de ambiciones insaciables, megalomaníacos, verborréicos, autoritarios, brujos, brutos, borrachos, militaristas, narcotraficantes y sordos, son los que han llegado a la primera magistratura, con honrosas excepciones.
No es casualidad que el Presidente de la República sea el Comandante y jefe supremos de las FFAA, jefe del gabinete económico, del gabinete social, de obras públicas, de alimentación, de salud, de transporte, de energía, de agricultura, de educación y pare usted de contar, el poder ejecutivo por medio de sus ministros y a la cabeza, el Presidente de la República, lo hemos convertido en el hombre más ocupado del mundo y con habilidades y saberes que desbordan a los mandarines confucianos de la antigua China.
Lula y Chávez, el presidencialismo sin control
Lamentablemente no es el liderazgo ante situaciones extremas lo que hemos conseguido otorgándole tanta fuerza y control al Presidente de la República, sino una capacidad de abuso y de causar daño que está más allá de toda prudencia y sensatez.
Una figura tan abarcadora, tan polifacética y encumbrada, representante de todos los venezolanos, encarnación de la soberanía nacional, epítome de nuestros héroes patrios, hijo de Bolívar, jefe de los ejércitos libertadores de América, sumun de todos los saberes tanto ancestrales como del futuro, dueño de nuestra riquezas nacionales, jefe del gobierno, petrolero insigne, bailador de joropo, encumbrado poeta, beisbolista, chofer de autobús, presidente obrero y encarnación de el indio Guaicaipuro y del Negro Primero, lo menos que podía tener era su propio show de televisión en cadena nacional.
Ahora me pregunto ¿Luego de tantas desgracias y desaguisados, no debería estar la nueva Asamblea Nacional tratando de desmontar y poner bajo control a este poder público que indudablemente se nos fue de la mano? ¿No debería estar nuestro congreso legislando para ponerle bridas a este poder desbocado, y tratando de reformular la manera de cómo nos vamos a gobernar los venezolanos de aquí en adelante?
Bolívar y Santander los jefes de la Gran Colombia
Porque pareciera ser que hay figuras de mucho peso político, con ambiciones presidenciales para llegar al cargo y que no quieren que les toquen los privilegios, formas y poder configurados en el ejecutivo nacional, estos políticos deben pensar: “Yo soy el hombre sabio, comedido, demócrata y de buenas intenciones que el país necesita, y sólo con ese poder puedo desanudar lo anudado, necesito de ese gobierno fuerte, de ese presidencialismo a ultranza para hacer de Venezuela un país nuevo, con un hombre nuevo, conmigo al mando podré llevar al país para que sea una potencia mundial y así salvar al mundo…”
Tenemos que hacer una reingeniería constitucional al sistema de poderes, el poder ejecutivo ha concentrado demasiadas atribuciones y ha puesto en peligro el equilibrio democrático, las elecciones presidenciales se han convertido en una ruleta rusa donde cualquier  persona, aún sin tener las condiciones mínimas de preparación, salud, estabilidad emocional, económica, familiar e incluso de nacionalidad, pueden llegar a ocupar esta posición.

Spinoza recomendaba en su tratado político que los pueblos deben hacer lo posible por tener formas de gobierno donde sea muy difícil hacer las cosas mal, en nuestro caso, hemos perfeccionado una forma de gobierno donde todo lo que se haga será para poner en riesgo nuestra seguridad, para que se haga imposible nuestra felicidad y que nunca tengamos liderazgo.-     saulgodoy@gmail.com

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