Cuando Jacques Ellul pone su atención sobre algunas de las ideas que han forjado la modernidad, entre ellas, la lucha de clases, fundamental para la ideología marxista, nos encontramos con una opinión demoledora, llega a la conclusión Ellul que la lucha de clases no existe, debido principalmente, a que el concepto de clases sociales, utilizado por las ciencias sociales puede ser cualquier cosa.
Supuestamente
las clases sociales constituyen divisiones de orden mayor de las sociedades
complejas, y sus miembros supuestamente poseen diversas medidas de riqueza,
poder y prestigio, derivados de su posición respecto a la división del trabajo
existentes al momento de recoger la muestra estadística.
Como
bien se deriva del concepto, se tratan de instrumentos para el estudio social,
de modelos artificiales que se utilizan para la observación de los
comportamientos de grandes grupos asignándoles unos valores y características
comunes.
La
mayor parte de la gente cree que las clases sociales existen como una realidad
dada, que son entes tangibles, autónomos y con vida propia, pero pregunte entre
sus amistades y conocidos, y si son expertos, mejor, se dará cuenta que ninguna
opinión se parece a otra.
Según
Ellul se trata de imágenes-creencias, que no son otra cosa que mitos colectivos
provocados como epifenómenos del lenguaje, simplificaciones (memes) de
relaciones complejas, aún entre sociólogos y antropólogos las diferencias de
significado son abrumadoras por no decir contradictorias, se trata de
interpretaciones sustentadas en otros dos grandes mitos que son la historia y
la ciencia. Todas las creencias, ideologías, acciones y sentimientos del hombre
moderno se basan en estos dos macro-mitos.
Ambos
sirven para sustentar múltiples argumentos la mayor parte, falaces, son como
conjuros maestros que abren todas las puertas y sin necesidad de mayores
explicaciones, en el caso de la historia dice Ellul: “…no tiene significación, es en sí misma y por sí misma la
Significación… todo está inserto en la historia, gracias a esta inserción todo
cobra sentido; cada vida, cada decisión, adquiere valor y verdad porque
participa del sentido de la historia.”
Esta
idea de la historia ya definitivamente deslindada de lo eterno, es el basamento
del materialismo histórico, según ésta ideología, todo lo que este dentro de
ésta estructura tiene sentido, lo que esté afuera, no existe.
Igual
sucede con la ciencia, una vez despojada de su relación con lo sacro, con los
rituales, con las operaciones mágicas, se convierte en procedimientos
racionales, que puede mostrarnos lo que existe y lo que puede llegar a ser.
El
concepto de ciencia una vez vulgarizado, las personas lo creen capaz de todo,
conforma un estado de conciencia que le permite al hombre desentrañar todos los
misterios del cosmos.
Al
respecto nos explica Ellul: “El hombre
vive (y no puede vivir de otra forma) en el cosmos científico, la ciencia le
descubre su origen, le justifica su presente y le garantiza el porvenir.”
Cuando
Marx escribe sobre la lucha de clases no da ningún tipo de explicación, ni se
siente obligado a comprobar que las clases sociales existen, simplemente
recurre al término para explicar las relaciones violentas, que según su opinión,
provocan los cambios sociales y políticos, apunta Ellul: “En Marx no se llega a discernir si la clase es un modelo, una
construcción abstracta para hacer resurgir el movimiento de la historia o si,
por el contrario, este autor considera que lo que afirma corresponde a la
exacta realidad sociológica, en cuyo caso es preciso admitir que su valoración
sobre la estructura, el número, y la definición de las clases, ha variado
enormemente.”
Esa
lucha de la que habla Marx entre oprimidos y opresores, entre explotados y
explotadores ha sido una constante en la historia de la humanidad, nada tiene
que ver con clases y menos todavía presumir que se trata de un descubrimiento
científico que le da sentido al movimiento histórico.
Marx
había hecho unas observaciones sobre el periodo medioeval, donde desarrolló un
esquema secuencial general de las épocas caracterizadas por amos y esclavos,
señores y siervos, burgueses y proletariado.
Cuando
se enfrenta a las transformaciones sociales de su época, asociadas al
crecimiento del capitalismo industrial y a la modernización, producto de los
desarrollos tecnológicos, se figura grupos humanos con ciertos intereses
comunes y que se están reuniendo en asociaciones de trabajadores y sindicatos en la procura de la
defensa de intereses económicos, de discusiones de contratos, e interpreta, que
estos grupos tienen mucho más en común que unos simples beneficios laborales y
les asigna el papel de revolucionarios, de factores políticos que luchan por un
cambio radical, sustituirse por los dueños de las fábricas, retomar el capital,
así sea a la fuerza, bajo la pretensión de que fue sustraído de su trabajo.
El
criterio que imperó para determinar una clase social tenía que ver con las
posibilidades económicas del grupo, no solo en lo que percibían como ingreso
sino en su poder de compra para satisfacer necesidades y servicios
básicos.
En
una economía de mercado la clase estaba marcada por el aporte económico que
suministraba al sistema, de modo que las
clases pudientes, burguesas o capitalistas que eran las que más dinero tenían
conformaban el tope de la pirámide mientras que las clases pobres, que eran
mayoría, ocupaban la base, de esta manera la desigualdad social siempre se
conformaba por una clase alta de pocas personas que eran dueñas de los medios
de producción y el capital.
Esto
ha venido cambiando con los tiempos, los ricos ya no son los que más producen,
ni los pobres los que son asalariados, la aparición del estado bienestar, la
dinámica de el acceso a bienes y productos, el crédito, la economía en redes,
la globalización, el outsoursing, la especialización, la automatización, la
robótica en las líneas de producción, las privatizaciones pero sobre todo el
dinámico mundo de las innovaciones tecnológicas ha creado nuevos tipos de
empresas y nuevas variantes de obreros.
De
hecho la estratificación por ingresos económicos admite hoy en día la inclusión
de intangibles de bienes culturales, de factores de calidad de vida, de
variantes ecológicas que muchas veces son más importantes que los ingresos en
dinero.
Ellul
da en el clavo cuando señala: “Con
seriedad imperturbable, los mejores intelectuales franceses explicaron,
mediante la lucha de clases, el lenguaje, la economía, las relaciones
políticas, las distracciones, la contaminación, el papel de la tevé, la falta
de comunicación, las dificultades del desarrollo en el Tercer Mundo, el
racismo, el militarismo, la música moderna.
Clave universal que sirve para todo precisamente porque no tiene forma,
ni materia, ni contenido.”
La
estratificación social que es una de las nociones básicas de la sociología, se
entiende que surge no solo debido a componentes de castas, religión, rangos
militares y/o políticos, diferencias económicas, sino que principalmente es una
manera como las sociedades se organizan para distribuir las actividades que
garantizan el funcionamiento social, pero Marx se empeño en justificar los
procesos de cambios sociales, haciendo ver que los conflictos que surgían entre
las jerarquías políticas eran producto de la lucha de clases y para ello le
asignó a los diferentes grupos que él identificaba como clases sociales una
conciencia de intereses comunes y destino unitario.
No
hay nada en sus escritos que justifiquen de manera científica estas
observaciones, excepto el elemento ideológico que les asignaba.
En
tiempos de Marx, en plena revolución industrial, esta nueva categoría de clases
sociales pudo haber tenido algo de credibilidad debido a que estos grupos
humanos eran bastantes simples, parecidos y se conformaban de manera muy
limitada, pero trasladar ese mismo concepto de clases al mundo de hoy es una
tarea más que imposible, el concepto de obrero tiene una infinidad de bemoles y
diferencias que no existían en tiempos de Marx, las empresas se han hecho mucho
más complejas al igual que los mercados y las formas del capital.
La
sectorización cultural, la segmentación de mercados, las áreas de interés y de
trabajo son tan diversas que el concepto de clases ha perdido sentido, si es
que alguna vez lo tuvo, los instrumentos valorativos y estadísticos reúnen
grupos y redes que antes simplemente no existían, tratar de asignarle la
conceptualización de clase a los billonarios del planeta, o tratar de encontrar
similitudes entre un obrero de las minas de estaño en Bolivia y un técnico en
una línea de producción de semillas modificadas genéticamente en una empresa
como Monsanto, es absurdo.
Pero
como se trata de un mito, y en esto la racionalidad dice muy poco, todavía hay
gente que cree en las clases sociales y no solo viven buscando vínculos de
conexión con ciertos grupos y no con otros, sino que hay “revolucionarios” que
todavía creen en poder conseguir cambios sociales por medio de la lucha de
clases. - saulgodoy@gmail.com
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