martes, 22 de marzo de 2016

El mito de las clases sociales


Cuando Jacques Ellul pone su atención sobre algunas de las ideas que han forjado la modernidad, entre ellas, la lucha de clases, fundamental para la ideología marxista, nos encontramos con una opinión demoledora, llega a la conclusión Ellul que la lucha de clases no existe, debido principalmente, a que el concepto de clases sociales, utilizado por las  ciencias sociales puede ser cualquier cosa.
Supuestamente las clases sociales constituyen divisiones de orden mayor de las sociedades complejas, y sus miembros supuestamente poseen diversas medidas de riqueza, poder y prestigio, derivados de su posición respecto a la división del trabajo existentes al momento de recoger la muestra estadística.
Como bien se deriva del concepto, se tratan de instrumentos para el estudio social, de modelos artificiales que se utilizan para la observación de los comportamientos de grandes grupos asignándoles unos valores y características comunes.
La mayor parte de la gente cree que las clases sociales existen como una realidad dada, que son entes tangibles, autónomos y con vida propia, pero pregunte entre sus amistades y conocidos, y si son expertos, mejor, se dará cuenta que ninguna opinión se parece a otra.
Según Ellul se trata de imágenes-creencias, que no son otra cosa que mitos colectivos provocados como epifenómenos del lenguaje, simplificaciones (memes) de relaciones complejas, aún entre sociólogos y antropólogos las diferencias de significado son abrumadoras por no decir contradictorias, se trata de interpretaciones sustentadas en otros dos grandes mitos que son la historia y la ciencia. Todas las creencias, ideologías, acciones y sentimientos del hombre moderno se basan en estos dos macro-mitos.
Ambos sirven para sustentar múltiples argumentos la mayor parte, falaces, son como conjuros maestros que abren todas las puertas y sin necesidad de mayores explicaciones, en el caso de la historia dice Ellul: “…no tiene significación, es en sí misma y por sí misma la Significación… todo está inserto en la historia, gracias a esta inserción todo cobra sentido; cada vida, cada decisión, adquiere valor y verdad porque participa del sentido de la historia.”
Esta idea de la historia ya definitivamente deslindada de lo eterno, es el basamento del materialismo histórico, según ésta ideología, todo lo que este dentro de ésta estructura tiene sentido, lo que esté afuera, no existe.
Igual sucede con la ciencia, una vez despojada de su relación con lo sacro, con los rituales, con las operaciones mágicas, se convierte en procedimientos racionales, que puede mostrarnos lo que existe y lo que puede llegar a ser.
El concepto de ciencia una vez vulgarizado, las personas lo creen capaz de todo, conforma un estado de conciencia que le permite al hombre desentrañar todos los misterios del cosmos.
Al respecto nos explica Ellul: “El hombre vive (y no puede vivir de otra forma) en el cosmos científico, la ciencia le descubre su origen, le justifica su presente y le garantiza el porvenir.”
Cuando Marx escribe sobre la lucha de clases no da ningún tipo de explicación, ni se siente obligado a comprobar que las clases sociales existen, simplemente recurre al término para explicar las relaciones violentas, que según su opinión, provocan los cambios sociales y políticos, apunta Ellul: “En Marx no se llega a discernir si la clase es un modelo, una construcción abstracta para hacer resurgir el movimiento de la historia o si, por el contrario, este autor considera que lo que afirma corresponde a la exacta realidad sociológica, en cuyo caso es preciso admitir que su valoración sobre la estructura, el número, y la definición de las clases, ha variado enormemente.”
Esa lucha de la que habla Marx entre oprimidos y opresores, entre explotados y explotadores ha sido una constante en la historia de la humanidad, nada tiene que ver con clases y menos todavía presumir que se trata de un descubrimiento científico que le da sentido al movimiento histórico.
Marx había hecho unas observaciones sobre el periodo medioeval, donde desarrolló un esquema secuencial general de las épocas caracterizadas por amos y esclavos, señores y siervos, burgueses y proletariado.
Cuando se enfrenta a las transformaciones sociales de su época, asociadas al crecimiento del capitalismo industrial y a la modernización, producto de los desarrollos tecnológicos, se figura grupos humanos con ciertos intereses comunes y que se están reuniendo en asociaciones de  trabajadores y sindicatos en la procura de la defensa de intereses económicos, de discusiones de contratos, e interpreta, que estos grupos tienen mucho más en común que unos simples beneficios laborales y les asigna el papel de revolucionarios, de factores políticos que luchan por un cambio radical, sustituirse por los dueños de las fábricas, retomar el capital, así sea a la fuerza, bajo la pretensión de que fue sustraído de su trabajo.
El criterio que imperó para determinar una clase social tenía que ver con las posibilidades económicas del grupo, no solo en lo que percibían como ingreso sino en su poder de compra para satisfacer necesidades y servicios básicos. 
En una economía de mercado la clase estaba marcada por el aporte económico que suministraba al sistema, de modo que  las clases pudientes, burguesas o capitalistas que eran las que más dinero tenían conformaban el tope de la pirámide mientras que las clases pobres, que eran mayoría, ocupaban la base, de esta manera la desigualdad social siempre se conformaba por una clase alta de pocas personas que eran dueñas de los medios de producción y el capital.
Esto ha venido cambiando con los tiempos, los ricos ya no son los que más producen, ni los pobres los que son asalariados, la aparición del estado bienestar, la dinámica de el acceso a bienes y productos, el crédito, la economía en redes, la globalización, el outsoursing, la especialización, la automatización, la robótica en las líneas de producción, las privatizaciones pero sobre todo el dinámico mundo de las innovaciones tecnológicas ha creado nuevos tipos de empresas y nuevas variantes de obreros.
De hecho la estratificación por ingresos económicos admite hoy en día la inclusión de intangibles de bienes culturales, de factores de calidad de vida, de variantes ecológicas que muchas veces son más importantes que los ingresos en dinero.
Ellul da en el clavo cuando señala: “Con seriedad imperturbable, los mejores intelectuales franceses explicaron, mediante la lucha de clases, el lenguaje, la economía, las relaciones políticas, las distracciones, la contaminación, el papel de la tevé, la falta de comunicación, las dificultades del desarrollo en el Tercer Mundo, el racismo, el militarismo, la música moderna.  Clave universal que sirve para todo precisamente porque no tiene forma, ni materia, ni contenido.”
La estratificación social que es una de las nociones básicas de la sociología, se entiende que surge no solo debido a componentes de castas, religión, rangos militares y/o políticos, diferencias económicas, sino que principalmente es una manera como las sociedades se organizan para distribuir las actividades que garantizan el funcionamiento social, pero Marx se empeño en justificar los procesos de cambios sociales, haciendo ver que los conflictos que surgían entre las jerarquías políticas eran producto de la lucha de clases y para ello le asignó a los diferentes grupos que él identificaba como clases sociales una conciencia de intereses comunes y destino unitario.
No hay nada en sus escritos que justifiquen de manera científica estas observaciones, excepto el elemento ideológico que les asignaba.
En tiempos de Marx, en plena revolución industrial, esta nueva categoría de clases sociales pudo haber tenido algo de credibilidad debido a que estos grupos humanos eran bastantes simples, parecidos y se conformaban de manera muy limitada, pero trasladar ese mismo concepto de clases al mundo de hoy es una tarea más que imposible, el concepto de obrero tiene una infinidad de bemoles y diferencias que no existían en tiempos de Marx, las empresas se han hecho mucho más complejas al igual que los mercados y las formas del capital.
La sectorización cultural, la segmentación de mercados, las áreas de interés y de trabajo son tan diversas que el concepto de clases ha perdido sentido, si es que alguna vez lo tuvo, los instrumentos valorativos y estadísticos reúnen grupos y redes que antes simplemente no existían, tratar de asignarle la conceptualización de clase a los billonarios del planeta, o tratar de encontrar similitudes entre un obrero de las minas de estaño en Bolivia y un técnico en una línea de producción de semillas modificadas genéticamente en una empresa como Monsanto, es absurdo.
Pero como se trata de un mito, y en esto la racionalidad dice muy poco, todavía hay gente que cree en las clases sociales y no solo viven buscando vínculos de conexión con ciertos grupos y no con otros, sino que hay “revolucionarios” que todavía creen en poder conseguir cambios sociales por medio de la lucha de clases.  -  saulgodoy@gmail.com


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