El espionaje dio un salto cualitativo cuando nacieron las cortes europeas, las reales y eclesiásticas. El entorno del rey y la reina eran especiales para la intriga y los secretos, al igual que las primeras cortes del papado, tan ocupadas en sostener y adquirir poder político sobre los asuntos mundanos. Los espías proliferaron y, con ellos, los acuchillamientos a la luz de la luna, los envenenamientos, desapariciones, secuestros y empezaron a sumarse las acusaciones de traición, que recaían inesperadamente sobre confidentes y hasta familiares reales.
La vida en la corte era bastante excitante y
peligrosa, los favores y la venganza estaban ambas a un paso, un día se era
héroe y favorito del rey, el otro tenías que huir intempestivamente en el medio
de la noche, para no perder la cabeza.
Sir Thomas Walsingham el gran maestro del espionaje |
Hay quienes opinan que la historia moderna del
espionaje se inició con Sir Thomas Walsingham (1532-1590), abogado y
diplomático al servicio de la Reina Elizabeth I, un hombre de gran cultura, un
protestante militante que inclinó la balanza en contra de los católicos, sobre
todo en contra de España quien tenían en este arriesgado personaje un
formidable enemigo, fue uno de los causantes de las pérdidas de sus posesiones
en los países bajos, de importantes derrotas para la Armada Española, de
innumerables asaltos a las rutas comerciales y colonias españolas en América.
Walsingham contaba con una importante red de espías católicos que hicieron
posible el arresto y la ejecución de Mary Stuart, Reina de Escocia, logró
desactivar varios atentados en contra de su reina de quien llegó ser Secretario
Principal y consejero, evitó en las cortes matrimonios con la nobleza española,
financió operaciones y facciones de hugonotes en Francia y Suiza. Pasó a la
historia como un despiadado interrogador siempre usando la tortura, mandó a
eliminar a un gran número de personalidades “inconvenientes” para los intereses
de Inglaterra en toda Europa, disponía de su propia sección de criptógrafos
expertos, para descifrar y cifrar documentos secretos y calígrafos para
falsificar cartas y firmas.
Entre los aspectos interesantes de su vida se
encuentra que fue el gran promotor de Sir Francis Drake, fue uno de los
financistas del viaje alrededor del mundo de este osado pirata y agente
provocador. Walsingham fue uno de los primeros en usar intelectuales en
misiones de espionaje como fue el caso del famoso escritor de teatro
Christopher Marlowe (también algunos investigadores le acusan de su muerte) y del
enigmático Giordano Bruno.
Walsingham hizo una contribución importante al mundo
del espionaje, elevando su categoría de artes negras, a políticas de seguridad
de Estado.
El mismo Francisco de Miranda, uno de nuestros
máximos próceres, llegó a formar parte de una de aquellas cortes europeas,
quizás la más grande y poderosa de su época, con Carlos III ciñendo la tiara en
Madrid. En el otoño de 1778 la reina madre de Portugal debe regresar a Lisboa
luego de su estancia como invitada de honor de los reyes de España, el joven
capitán Francisco de Miranda le corresponde el honor de escoltarla de vuelta.
Las envidias y el resentimiento de algunos comandantes al ver a un “indiano”
llevarse tal honor no se hicieron esperar; para colmo de males la Inquisición
arrestaba e incomunicaba a los nobles que habían ayudado en la corte de Madrid
al joven americano. Un rencoroso oficial de apellido Roca arresta a Miranda,
dando inicio así al cúmulo de intrigas que obligarían finalmente a Miranda a
desertar del ejército español y convertirse en uno de los espías itinerantes
más importantes del siglo XVIII.
En una reveladora carta a Cagigal, su superior y
amigo que lo protegió de tantas intrigas en América, le escribe: “Sin embargo para que V. proceda con todo
conocimiento que es indispensable en los asuntos, a fin de que salgan conformes
con la idea del interesado, le diré que la mía, en dirigirme a los Estados
Unidos de América, no sólo fue por sustraerme a la tropelía que conmigo se
intentó, sino para dar al mismo tiempo principio a mis viajes en países
extranjeros, que sabe V. fue siempre mi intención concluida la guerra. Con este
propio designio he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de
la Europa que fueron la profesión que desde mis tiernos años me colocó la
suerte y mi nacimiento. Todos estos principios (que aún no son otra cosa), toda
esta simiente que con no pequeño afán y gastos se ha sembrado en mi
entendimiento por espacio de treinta años que tengo de edad, quedaría desde
luego sin fruto ni provecho por falta de cultura a tiempo. La experiencia y
conocimiento que el hombre adquiere visitando y examinando personalmente con
inteligencia prolixa en el gran libro del Universo: las sociedades más sabias y
virtuosas que le componen, sus leyes, Gobierno, Agricultura, Política,
Comercio, Arte Militar, Navegación, Ciencias, Artes, etc., es lo que únicamente
puede sazonar el fruto y completar en algún modo la obra magna de formar un
hombre sólido y de provecho.” Son
palabras que corresponderían a un hombre que sabe que su vida depende de la
información.
Francisco de Miranda, el agente operativo mas buscado |
Otro americano, Benjamín Franklin, Embajador de los
Estados Unidos de Norteamérica en París, organiza desde la embajada una extensa
red de espionaje y acciones encubiertas que facilitarán el financiamiento francés
a favor de la revolución americana y el descalabro de los planes ingleses por
mantener el control de sus colonias. Nathan Miller en su ilustrativo libro Spying for America nos dice: “Benjamin Franklin irradiaba un aura de
buena voluntad; científico, estadista y sabio, parecía mirar al mundo con una
asombrada benevolencia. Pero detrás de esa fachada existía un maestro de la
intriga. Era un consumado manipulador de hombres e ideas; por dos décadas,
Franklin sirvió en Londres en un cargo semidiplomático como agente colonial de
Pennsylvania y otras colonias.. Cuando el Congreso Continental inició una
campaña secreta para ganar adeptos extranjeros a la causa de la independencia,
naturalmente escogió al más experto de sus diplomáticos. Franklin empezó a
figurar como actor principal en este esfuerzo clandestino- una lucha fuera de
los campos de batalla, pero exitosamente llevada a cabo en las cortes y las
oscuras escaleras traseras de las capitales europeas.”
Franklin fue uno de los hombres más
espiados de Europa, se ha comprobado que su valet personal era un espía inglés;
pero gracias a su sagacidad y astucia lo mantuvo y lo convirtió en agente de
desinformación. Franklin fue un “master
spy” y Francisco de Miranda uno de los agentes operativos más exitosos de
la historia.
Ben Franklin, inteligencia pura |
Durante la Revolución Francesa, en la que
participaron Miranda como actor y Franklin como testigo, surgió una de las
personalidades más oscuras y peligrosas que una sociedad en conflicto pueda
generar. No fue Robespierre, a pesar de ser causante de tanta muerte y
desolación, fue Fouché, el hombre que finalmente cazó a Robespierre, con una de
las intrigas mejor orquestadas desde las sombras. Fouché, según nos lo describe
Stefan Zweig, fue un hombre peligroso, cambiante como un camaleón que sorpresivamente
estaba siempre con los ganadores y los más poderosos y que, por sobre todo,
sabía usar las armas del secreto, el espionaje y la intriga.
José Fouché es elegido como Diputado a la Convención
en 1792, contaba con treinta y dos años y el retrato que nos pinta Zweig no
puede ser más elocuente: “… esta sangre
fría, imperturbable, constituye la verdadera fuerza de Fouché. Los nervios no
le dominan, los sentidos no le seducen, toda su pasión se carga y descarga tras
el muro impenetrable de su frente. Deja jugar sus fuerzas y acecha despierto
las faltas de los demás. Espera pacientemente a que se agote la pasión de los
otros o a que aparezca en ellos un momento de flaqueza para dar entonces el
golpe inexorable. Terrible es esta superioridad de su enervada paciencia: quien
así puede esperar y ocultarse, bien puede engañar hasta al más sagaz. Obedece
tranquilamente sin pestañear. Sonriente y frío soporta las más recias ofensas,
las más viles humillaciones; ninguna amenaza, ningún gesto de rabia conmoverá a
este monstruo de la frialdad...” Un
perfil psicológico buscado con avidez por los cuerpos de inteligencia del
mundo.
Pero no fue sólo su personalidad, fue principalmente
como encaró los hechos que marcaron a tres generaciones de franceses y le
dieron un lugar en la historia.
Durante lo más sangriento de la revolución se ocupó
de los trabajos “sucios” que más nadie quería hacer. En un momento hubo de
darle una lección a la ciudad de Lyon, que se opuso al Directorio y criticaba
duramente su desempeño, nadie quería el trabajo pues sabían lo que costaría en
sangre.
Finalmente se lo asignaron a Couthon, amigo de
Robespierre, quien hizo lo posible por no destruir la ciudad ni producir la
carnicería que se había decretado. Realizó unas ejecuciones simbólicas, destruyó
algunas casas, esperando con ello calmar los ánimos. Acusado de alcahuete es
removido del cargo y nombran a Fouché quien va a Lyon y hace arrestar a sesenta
jóvenes señalados por sus espías como instigadores de la rebelión contra París;
los amarra en grupo, abre fosas a sus espaldas y los pone frente a la boca de
los cañones. Las explosiones lanzan miembros y cuerpos mutilados por doquier
ante el horror de los testigos, incendia parte de la ciudad y cumple con rigor
sus ordenes... a partir de ese suceso se le conocería como el Mitrailleur de Lyon. Fouché fue un
maestro en el uso del terror y un gran organizador de las fuerzas que le darían
finalmente el control de Francia.
Fouché, el gran maestro del espionaje revolucionario |
Fouché cae en desgracia luego de la muerte de
Robespierre y es desterrado a una isla donde sufrirá de pobreza, olvido y duras
faenas de sol a sol. Luego de tres años lo encontramos criando cerdos, pero el
destino le depara una segunda oportunidad y Barras, siendo uno de los Cinco del
Consejo que domina la política francesa, le da pequeños contratos como espía,
para que reporte personalmente a él, en los oscuros cuartos de la parte de
atrás del ministerio. Por medio de este contacto Fouché labraría su camino
hasta llegar a Ministro de la Policía.
Zweig nos dirá: “La información lo es todo, en la guerra como en la paz, en la política
como en la economía. El poder no se funda, en la Francia de 1799, en el terror,
sino en la información... para saber cuánto dinero acepta cada uno, por quien
es sobornado, por cuanto se le compra. Así se le puede tener a raya, en una
situación de dependencia respecto del superior; la información sobre las
conspiraciones, en parte para batirlas y en parte para acelerarlas, permite
llevar la maniobra política siempre del lado favorable. El saber por adelantado
las noticias del teatro de la guerra y de las negociaciones de la paz permiten
operar en la Bolsa con financieros complacientes y, finalmente hacerse un
capital. Así, esta máquina de noticias en manos de Fouché produce
constantemente dinero... sólo comunica lo que quiere comunicar, con egoísmo, sin
miramientos... Deja salir de su laboratorio exclusivamente lo que le es útil...
los dardos y venenos eficaces los guarda cuidadosamente en su arsenal
particular para su venganza personal, para sus asesinatos políticos. Siempre
sabe Fouché más de lo que creen en el Directorio que sabe, y por eso es
peligroso e imprescindible a la vez para todos... A veces acelera las
conspiraciones, a veces las refrena, a veces las provoca artificialmente, a
veces las descubre ruidosamente (y avisa al mismo tiempo a los interesados para
que se pongan a tiempo a salvo); siempre hace doble, triple, cuádruple juego, y
el engañar y burlarse en todas direcciones se convierte poco a poco en su
pasión...”
Con Fouché el espionaje llega a su mayoría de edad,
lamentablemente encarnando todo aquello malo que puede ocurrir cuando un
servicio de inteligencia se deja por su cuenta y sin control. Y serán los
ingleses quienes de manera paciente y metódica empiezan a a crear los grandes
archivos sobre personas, corporaciones y países, y que será la clave de sus
éxitos militares, diplomáticos y financieros, son ellos los que desarrollarán
el espionaje y la inteligencia en un oficio de alta especialización y solo para
caballeros, pero esa es otra historia. -
saulgodoy@gmail.com
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