viernes, 22 de abril de 2016

La política y la crisis ambiental


Feliz Día de la Tierra, ayer me fue imposible subirles el artículo debido precisamente a las severas condiciones del clima sobre mi montaña.

Era inevitable la confrontación entre el liberalismo y el socialismo en los actuales momentos de crisis planetaria, debo insistir en hacer la diferenciación entre la ideología socialista, inspirada en el comunismo, y que se sustenta sobre un sistema económico centralistas, donde la mayor parte de los medios de producción son del estado y los mercados estrictamente regulados, el objetivo del socialismo es administrar al colectivo.
Por el contrario, la ideología liberal clásica, que cree en las libertades humanas, en el individualismo y en la libertad de emprendimiento, tiene su base económica en el sistema capitalista, que hacen del libre mercado, de la oferta y la demanda los reguladores de los precios.
El liberalismo se sustenta en el respeto a la propiedad privada y espera de los gobiernos un mínimo de intervención.
Estas dos ideologías y sistemas económicos son antagónicos, siendo hasta el momento el liberalismo el más exitoso en promover la democracia, la creación de riqueza y el desarrollo de los pueblos. El socialismo nace como una crítica al capitalismo por medio de un cuerpo doctrinario elaborado en el siglo XIX conocido como marxismo.
No cabe duda que uno de los factores que provocó la actual crisis ambientalista en el planeta fue la tendencia que tiene el capitalismo a crecer sin medida, uno de sus grandes éxitos es que sus negocios tienen como fin la maximización de la ganancia, lo que implica, aumentar la producción constantemente y reducir sus costos.
Esta versión del capitalismo salvaje no tiene límites en cuanto a su crecimiento, pero en un mundo con recursos naturales limitados y una creciente población (consumidores), es obvio que la falta de límites hace colapsar el sistema.
Este tipo de capitalismo ya no nos sirve, no es viable, afortunadamente el capitalismo es un sistema económico que vive en constante evolución, las crisis son parte de su naturaleza, y tiene mecanismos de adaptación que le permite compensar algunas carestías, y como se basa en la constante innovación, puede mutar y renovarse de diversas maneras, incluso en situaciones de escasez.
En cuanto al socialismo y su sistema de economía de estado, donde los gobiernos participan en la estructura de los negocios, su accionar se hace inelástico, rígido, tarda mucho tiempo en reaccionar ante las crisis, su control policial sobre la población hace poco probable que el recurso humano, principal fuente de innovación, sea utilizado convenientemente, su principal interés, dicen ellos, es el bienestar colectivo no el del individuo.
El socialismo basa su sistema económico en resolver necesidades, da la apariencia de ser efectivo al momento de distribuir la escasez, pero es un sistema infértil, probadamente improductivo, reparte, pero es incapaz de generar soluciones para las necesidades de vida de la masa otras, que no sean arrebatándole a los demás sus propiedades, en nombre de la justicia social y el derecho de las mayorías a sobrevivir.
Donde existe el socialismo como forma de gobierno destaca el colectivo, la masa, viviendo a niveles de subsistencia ejerciendo la violencia y el control social por medios policiales y militares, la igualdad que pregonan es por lo más bajo, mientras sostienen una élite política viviendo en la opulencia y los privilegios que le corresponde por “derecho” de autoridad única.
Ante la disyuntiva que se abre con la crisis planetaria ambiental, ambas ideologías se encuentran compitiendo por el predominio de lo que sería un gobierno mundial, cuyo germen es la necesaria gobernanza ambiental que en estos momentos el mundo reclama.
Es claro que el modelo de naciones soberanas que heredamos del siglo XIX ha llegado a su fin, que en puertas tenemos cambios importantes de organización social y política como son la de organismos supranacionales o bloques de naciones unificadas (caso de la Unión Europea), o agrupaciones regionales con intereses comunes (los países reunidos en las economías del Pacífico) o el de integración de centro productivos, como sería el de las mega ciudades interconectadas (como la ciudades portuarias del Sur de China, o del Este de los EEUU, o el polo industrial y manufacturero de ciudades en Japón), y aún hay otros que se están conformando.
El modelo de organización de las Naciones Unidas está cambiando aceleradamente hacia un modelo de autoridades únicas en el caso de asuntos alimentarios, de desastres naturales, pandemias, cambio climático, justicia internacional, que están recomponiendo los ejes de poder en el mundo, para nuestro pesar, la ONU ha sido tradicionalmente un reducto de factores del socialismo y han adelantado muchos de sus objetivos políticos por medio de acciones concernientes a los cambios climáticos.
Pero no les quepa la menor duda, detrás del escenario fuertes intereses ideológicos predominan, hay un juego enorme de intereses, de corporaciones, de movimientos ecologistas, de partidos políticos y organizaciones internacionales y personalidades que están moviendo los hilos para que la forma de gobierno mundial resultante sea a su imagen y semejanza.
Hay personas que prefieren el socialismo como fuerza directora de estos avatares porque creen que es la ideología y sistema económico, que más conviene para garantizar la sobrevivencia de la humanidad, tiene varias ventajas, su cara de humanismo y justicia para todos, su ideal igualitario, su creencia en que por medio de la fuerza de un estado único puede controlar a 8 millardo y más de personas en el mundo.
Pero hay otros que opinamos que permitir que los socialistas se instalen como gobierno mundial vendrá el caos y las guerras, no hay manera de imaginar el futuro socialista sino como una distopía del estado policial, de países apartados en campos de concentración, de esclavos trabajando para los nuevos dueños del mundo, quienes son los que decidirán quién come, que, cuanto y cuando, que históricamente, ha sido su especialidad.
El grupo de los socialista se ha adelantado atribuyéndole a la actividad humana en el planeta la culpa del cambio climáticos, su argumento es que la industrialización desenfrenada del mundo y el uso de la energía barata de los combustibles fósiles ha llenado nuestra atmósfera de CO2, un gas que produce el efecto invernadero y hace elevar la temperatura del planeta.
Con estos argumentos, hombres tan poderosos como el Presidente Barack Obama de los EEUU, un reconocido socialista, el Papa Francisco, un autoproclamado socialista, y buena parte de los directivos de la ONU y Europa, la mayor parte socialistas, le han hecho la guerra al petróleo, al estilo de vida occidental y están obligando al mundo a dirigirse hacia una organización ambiental mundial que tiene todos los visos de una dictadura socialista.
Detrás de ellos se mueve un importante grupo de lobistas, las industrias de las energías alternativas, que son intereses económicos contrarios a los petroleros, que hasta el momento han vivido de los subsidios para el desarrollo de sus tecnologías, que no pueden competir con el petróleo pues son tecnologías que no resuelven el problema de energía eficiente, barata y limpia, pero que ven un mercado fabuloso para sus intereses (muchos de sus directivos están involucrados en estas políticas).
Se han creado una serie de ayudas y fondos de dinero pata otorgarle a los países en desarrollo para que sus gobiernos cambien de ruta y se trancen por los que los socialistas les ofrecen, su único compromiso es que mantengan a sus poblaciones controladas y felices con los cambios de vida que proponen, que a todas luces consiste en atraso y dependencia de los grandes centros industriales y de poder socialistas.
Hay una lucha titánica en los foros internacionales por prevalecer como los dueños de este momento crucial, quien sea el triunfador, liberalismo o socialismo, contará con una élite de personas muy poderosas gobernando el mundo, no hay opción, o nos ponemos de acuerdo como inquilinos de este planeta, o destruiremos la civilización.
Es por ellos que este Día de la Tierra, la gente tiene que estar consciente de la situación y lo que nuestras decisiones pudieran depararnos.
Una sola cosa debe quedar muy clara, para la mayoría de nosotros, nuestra misión debe ser salvar el planeta.  -   saulgodoy@gmail.com



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