miércoles, 22 de junio de 2016

El bochorno del CNE


¿Qué pueden tener en el alma las rectoras del oficialismo en el CNE? Unas mujeres, la mayoría profesionales, con familia, con una historia que se proyecta en sus descendientes al futuro, con responsabilidades ante el país por los cargos que ostentan, con un círculo de amigos y conocidos ante quienes deben guardar no solo apariencias, sino prestancia, carácter, personalidad, que viven entre vecinos que las reconocen cuando salen de compras o de paseo, con responsabilidades ante un público inmediato, sus compañeros de trabajo, sus colegas, sus conocidos…
¿Cómo pueden prestarse como cómplices en una trampa a la democracia? ¿Qué argumentos pueden esgrimir para hacer lo que hacen, dañándole la vida a tanta gente inocente, destruyéndole la esperanza y el futuro a generaciones completas? ¿Cuál es la razón que las ha impulsado a limpiar el piso con sus nombres para que encima caminen gentuza tan indeseable y vil como Maduro, Cabello, Isturiz, Ramírez, Rodríguez, la hez del chavismo, y que, debo suponer, son considerados por ellas como hombres de bien y ejemplos de ciudadanía?
Porque si no fuera así, si por algún albur o conjuro, les hubieran obnubilado los sentidos y no supieran reconocer lo que esta banda de asaltantes le hacen al país es realmente malo, todavía le quedaría la excusa de que no estaban en sus cabales, que estaban intoxicadas por la burundanga que le hubieran podido suministrar para que perdieran el control de sus actos y no sabían lo que hacían.
Pero ya estamos llegando al momento de la verdad, el país se está levantando en su contra como la inmensa ola de un tsunami, la evidencia que trasluce es el de una complicidad absoluta, acatando órdenes para impedir, dificultar, imposibilitar, maltratar y violentar el derecho constitucional que tenemos los venezolanos de expresar nuestra voluntad y hacer pleno uso de nuestra soberanía, la soberanía de la mayoría del pueblo venezolano.
Eso, señora Tibisay, de rodearse de contingentes de guardias armados para que ningún venezolano se acerque a la sede del CNE en Caracas, nuestro organismo electoral, no el suyo, para protestar por las injusticias y malos tratos que le brindan al pueblo democrático, es, y no le quepa la menor duda, una muestra de supina cobardía.
El haber tratado de manera tan discriminatoria y abusiva la voluntad de un pueblo para validar las firmas que se necesitan para revocar al jefe de su pandilla, poniéndonos todo obstáculo inimaginable, recreándose en su crueldad de vernos migrar grandes distancias y obligarnos a las colas ante sus máquinas y cuadernos de validación en medio de una operación morrocoy, por la lentitud y las trampas que su personal utiliza para que no podamos contarnos.
¿En dónde quedó toda aquella pose de institucionalidad y eficiencia burocrática? ¿La prédica de que contábamos con árbitro imparcial y confiable, con técnicos profesionales que utilizaría esos costosos recursos tecnológicos y de personal altamente entrenados, esos presupuestos super abultados y una logística nacional que asombraba por su complejidad y alcance?
Dígame rectora ¿Desde cuándo nos estaba engañando?
Estoy absolutamente convencido que en un principio, usted y sus acompañantes en esta aventura, tuvieron el deseo de hacerlo bien, de distinguirse como lo que eran, brillantes profesionales que querían un buen desempeño, probarle al país y al mundo que un proceso automatizado era un avance y no un retroceso en la búsqueda por una manera de que la gente eligiera, que sí se podía confiar en las máquinas, en su imparcialidad, velocidad y desempeño, que el sistema que estaban creando sería ejemplo mundial en eficacia y confiabilidad, que el CNE de Venezuela sería el futuro de los nuevos organismos electorales.
Algo sucedió, en algún momento aquel fantástico proyecto se agrió, empezó a descomponerse y creo que tuvo que ver con algunas partidas presupuestarias, con algún negociado que usted y sus compañeras hicieron a las sombras, creyendo que nunca se sabría, que en ninguna auditoría saldría a la luz, quizás y hasta fue una oferta, aprovechen- le dijeron- esto no dura para siempre.
Y lo hicieron, y quedaron las evidencias, alguien lo sabía, y la verdad es que es muy difícil ocultar el dinero mal habido, pero a partir de ese momento había un expediente, cuentas bancarias, movimientos en esas cuentas, bienes adquiridos en el país y en el extranjero que eran difíciles de explicar, y por supuesto la invitaron un día a almorzar y le presentaron una carpeta con toda la información que usted creyó confidencial. No te preocupes- le aseguraron- eres de las nuestras, y nosotros cuidamos a quienes nos son leales, nadie se enterará, pero necesitamos de tu colaboración…
No recuerdas bien, tomaron champaña o fue aquel exquisito limoncello con que terminó el opíparo condumio, lo que verdaderamente importa es que a partir de aquel momento ya no pudiste dormir bien, algo en tu vida había cambiado y no era el dinero que ahora tenías para adquirir en el mundo lo que quisieras, era algo más, un presagio, una intuición de que a partir de ese momento ya tu vida no te pertenecía, parecía más bien que te salían hilos de tu cuerpo y que había un titiritero que te manipulaba y hacías lo que él quería, te decían salta, y tu saltabas, anuncia, y tu anunciabas, niega, y tu negabas.
Terminar una carrera como una mentirosa, como una manipuladora del supuesto consenso nacional, manipulando la voluntad popular, adecuando los votos a la exigencia de tus amos, haciendo votar fallecidos, fantasmas y extranjeros, ocultando identidades para que gente de otros países pudieran jugar con nuestras decisiones soberanas es una triste manera de culminar una vida de trabajo, ¿Cómo crees que te va a recordar la gente? Cuándo se destape la olla del gobierno al que serviste con tan perruna devoción ¿Qué pensarán tus hijos, los hijos de todas ustedes que de una manera u otra seguirán siendo venezolanos?
Si fueran ustedes unas fanáticas del socialismo, si el Capital de Marx hubiera sido para ustedes su Biblia, si el ciudadano colombiano Nicolás Maduro hubiera sido aún más importante que sus maridos, o Cristo, si les fuera Cuba más cercana que su patria, les diría, bueno, estas mujeres hicieron lo que creían era mejor para el país, traicionaron a su propio pueblo por convicciones profundas, pero al final, están quedando como lo que son, como un grupo de pobres mujeres explotadas por el machismo militarista, como unas lamentables funcionarias ávidas de dinero y de poder, como unas tramposas.
Siguen las detenciones arbitrarias de jóvenes venezolanos como fue la de los activistas de Voluntad Popular, Francisco Márquez y Gabriel San Miguel, por el solo hecho de querer proteger de ustedes el proceso de validación de firmas para el revocatorio, presos para complacer al dictador Maduro para intentar detener lo indetenible.

Se hacen las locas cuando en Aragua funcionarios del gobierno se ocupan de obstaculizar las vías de acceso a los centros de revalidación tumbando árboles y atravesando maquinaria, no hacen nada cuando en Margarita algunos alcaldes cortan la luz para que las máquinas no funcionen, que se detengan autobuses por parte de la Guardia Nacional y se les retenga sus documentos de identidad a quienes quieren revocar al tramposo de Maduro, ustedes rectoras del infame CNE lo que están buscando es una situación de extrema violencia para suspender el proceso revocatorio, la están creando y es probable que sean ustedes y sus grupos violentos, los que ejecuten la situación, asesinen gente y destruyan propiedad pública para detener el pronunciamiento popular.
Ustedes han sido corresponsables de habernos arrastrado a la peor crisis de nuestra historia, el gobierno al que sirven es tiránico, explotador, oprobioso, criminal y absurdo, todos sus esfuerzos han terminado en un estruendoso fracaso, sus intentos por doblegarnos, por cambiar el curso de la historia, por oprimir a un pueblo solo quedó en una gran lista de víctimas y familias destruidas, en un país en ruinas y en medio de una crisis humanitaria.
Supongo que van a seguir hasta el mero final en su labor de destrucción de la paz y nuestras oportunidades de futuro, llegará el momento de la verdad, ustedes desaparecerán, algunas recibirán su justo castigo, pero la historia nunca las olvidará.
Rectoras del oficialismo del CNE, lo que están viviendo hoy, es apenas el principio del infierno que les toca soportar, Venezuela entera las repudia.  -  saulgodoy@gmail.com











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