domingo, 19 de junio de 2016

El nuevo paradigma petrolero


 Sé que hay muchos “verdes” saltando en una pata de la alegría de ver como la industria petrolera, de la cual nuestro país depende, retrocede, sus operaciones se encarecen cuando no son prohibidas, se siente aliviados porque el consumo de la energía fósil es penalizado con impuestos y multas, hacen fiesta porque algunos gobiernos del mundo cierran minas de carbón y refinerías, desmantelan líneas de gaseoductos, inhabilitan áreas de tanques de almacenamiento, puertos de carga y descarga de crudo, desguazan tanqueros que ya no tienen utilidad, y aunque lamentan que tantos miles de empleados queden sin trabajo, que se pierdan costosas instalaciones, que desaparezcan mercados, se siente por otro lado partícipes de una victoria pírrica, pues creen que han salvado al mundo de un apocalipsis ambiental.
Partamos de algo muy cierto e incontrovertible, la industria de los combustibles de origen fósiles es una industria sucia, contaminante y que mal manejada puede causarle mucho daño al planeta, pero por otro lado, si es bien manejada todos estos riesgos pueden ser minimizados, controlados, hay muchas cosas por mejorar y una gran cantidad de actividades que pueden hacerse no solo más seguras sino eficientes, entre ellas, el asunto que provocó la errada noción que las emisiones de CO2 a la atmósfera es la responsable del cambio climático.
No voy a argüir sobre este asunto que ya he desarrollado en otros artículos, que sobre bases de una evidencia científica manipulada, parcial e interesada se culpa como causa del actual cambio climático, la presencia de grandes volúmenes de CO2 en nuestra atmósfera producto de la actividad humana industrial, es decir que por ser el petróleo la principal fuente de energía del planeta y su civilización, porque quemamos petróleo para nuestro desarrollo y no retroceder a épocas de sobrevivencia ya superadas, estamos entrando en una fase de caos planetario que probablemente acabe con la vida en La Tierra si no apagamos las calderas, los motores y las plantas de energía termoeléctricas.
Mi tesis es que el cambio climático que enfrentamos es un comportamiento natural del planeta en su continuo ajuste a las condiciones cósmicas, geológicas, climáticas, cambios estos que son recurrentes y cuyos efectos hacen variar tanto el número, distribución, calidad de las especies vivas de la Tierra, es decir, la vida en el planeta se ajusta regularmente (en tiempos geológicos) a nuevas edades de hielo, de alzas de temperatura, cambios geológicos de la masa terrestre o inestabilidad atmosférica.
La crecida de los océanos, su desalinización, cambio en los patrones de corrientes oceánicas, la recurrencia de desastres naturales, las grandes sequías, las inundaciones, fuegos forestales, procesos de desertificación, calentamiento de la tundra, deshielos y crecimientos de los casquetes polares, y otros fenómenos que afectan y han afectado la vida en el planeta son parte de unos ciclos naturales a medida que cambian los factores que afectan al planeta, desde cambios en su electromagnetismo, variaciones en las tormentas solares, alejamiento de la luna, enfriamiento del magma en el centro de la tierra, actividad telúrica, y por supuesto la actividad humana, entre otros muchos factores.
Pero hasta allí, vamos a considerar otros elementos involucrados en este cambio de paradigma provocado por la prevalencia de una tesis, que apunta a que es la excesiva descarga del CO2 en la atmósfera, la causante de estos cambios.
Hay ciertos gobiernos poderosos que, jugando a sus propios intereses, se han valido de esta cruzada para hacer cambios en los patrones geopolíticos, estratégicos y económicos tratando, con cierto éxito, de romper con la manera en que los humanos nos hemos comportado y como estamos organizados, muy poca gente cae en cuenta lo que significa migrar de una economía basada en el uso de los combustibles fósiles, y aquí tengo que incluir a la energía atómica, tal como la conocemos, porque también está afectada por este cambio de patrón, a una economía que funciona con energías alternativas.
La realidad habla por sí misma, no hay sustituto energético al petróleo, al carbón, al gas y a la energía nuclear para satisfacer las necesidades actuales del mundo, el trabajo calórico que se logra desprender de un litro de gasolina, o de un kilo de carbón o de un gramo de uranio, no lo da ni por cerca una hora de funcionamiento de una turbina eólica, de colectores de movimientos de las mareas, del desempeño de una placa solar, ni del trabajo del motor de hidrógeno más avanzado, ni siquiera el de una turbina en una planta hidroeléctrica, entre las tecnologías alternativas más conocidas.
Todas estas energías alternas están en su infancia, su desempeño es pobre, comparado al petróleo, su costo es demasiado alto, razón por la cual son tecnologías que reciben un fuerte subsidio de los gobiernos, y lo peor, son altamente costosas operarlas y mantenerlas, lo que no quiere decir que en algún momento no puedan desarrollarse y competir con el petróleo.
¿Qué quiere decir todo esto? Que el tránsito hacia las energías alternativas, sin el petróleo sirviéndoles de transición, es imposible, el mundo colapsaría, volveríamos a los tiempos de las cavernas donde estaríamos a merced de una naturaleza que le importa muy poco el futuro de la raza humana.
Pero no solo eso, el mundo está estructurado para el uso del petróleo, hay una serie de instalaciones, estructuras, sistemas, economías, canales de distribución, mercados, y quizás lo más importante, tecnologías, que funcionan en base a los combustibles fósiles y cambiar esa estructura tendría un costo prohibitivo, aunque nos amenazan: si no lo hacemos, sobrevendrá el fin del mundo, por lo que, aparentemente, no hay elección.
Veamos, si se pudiera hacer el cambio de paradigma que los “verdes” pretenden, ¿Que sería de los planes de desarrollo de la mayoría de los países del Tercer Mundo?, donde nos incluimos, ningunos de nosotros somos generadores de esas tecnologías alternativas de modo que asumimos, entraríamos en un nuevo ciclo de dependencia tecnológica con aquellos países proveedores de la tecnología, se habla de financiamientos, prestamos, créditos blandos, pero el problema es que no hay suficiente dinero en el mundo para hacer la migración de una fuente energética a otra.
La salvación del planeta tiene un enorme costo, el aumento de la miseria y la pobreza, un retroceso fundamental de la calidad de vida, la preeminencia de unos pocos países autosustentables en energías limpias a costa de una pauperización del resto del mundo, de la gran mayoría.
La energía barata que producen los combustibles fósiles (que aunque no renovables nos darían el tiempo parta que las otras energías alternativas pudieran desarrollarse) están siendo puestos fuera del alcance del mundo, en base a tratados que controlan las emisiones del CO2 a la atmósfera, a severas multas y controles que la hacen cada vez más costosas, todo por un interés muy sospechoso de que sigan los grandes subsidios a las empresas que están desarrollando estas energías alternativas, y que prácticamente, ilegalizando el uso del petróleo, se les dé el monopolio energético del mundo.
Háganse la pregunta, quienes son los más interesados en que una situación como esta sea una realidad, primero, los que abogan por un gobierno mundial, es decir un exclusivo club de países con poder de convertirse, ahora ya no en el policía del mundo, sino en el único distribuidor de la droga que necesitas, la energía limpia.
También están los comunistas, los enemigos de la sociedad abierta, los que creen que un socialismo militarista y benefactor en control del mundo es posible, para ellos es una oportunidad de acabar de un plumazo con el capitalismo tal como lo conocemos, fundado en la única fuente de energía conocida que está al alcance de todo el mundo, porque es barata y eficiente, y que por lo mismo ha fomentado el desarrollo de los países y la democracia.
También están todos aquellos capitanes de industria, tecnólogos, inversionistas, corporaciones, políticos y universidades que tienen interés en que la industria de la energía limpia sea  la sustituta de los intereses petroleros, serían los nuevos dueños del mundo, multimillonarios con un poder político a escala global, y tal como lo mencionaba cambiaría de manera radical la geopolítica del mundo y las estrategias de crecimiento.
Los países petroleros, como nosotros, tendríamos que olvidarnos de recuperarnos y escalar a alguna posición de importancia en el mundo, aún teniendo grandes reservas de la energía más eficiente y barata del mundo, y cuidado si los tiros no vienen por allí, si el petróleo dejara de ser importante ¿Qué pasaría con los países árabes, con la amenaza del islam, con la dependencia de los países desarrollados en el Tercer Mundo por el petróleo, con todas esas reservas que tendrían que quedarse bajo tierra?
Yo sería muy cuidadoso en adelantar posiciones e irme de boca apoyando este cambio de paradigma, revisaría con lupa y a espaldas de los intereses de los “verdes” el asunto de si el CO2 es la causa fundamental del cambio climático, y si lo fuera, tomaría una posición intermedia en apoyar una transición a las energía alternativas montados sobre los combustibles fósiles, invirtiendo y desarrollando tecnologías que aminoren al máximo los inconvenientes del petróleo, el carbón y la energía atómica, haciéndolos más amigables al ambiente, más seguros y eficientes, limpiándolos, hasta que se dé el momento en que haga sentido hacer la migración hacia otro tipo de energía, y de modelo económico.   -  saulgodoy@gmail.com














No hay comentarios:

Publicar un comentario