jueves, 25 de agosto de 2016

¿Hay en Venezuela una crisis humanitaria?



Pareciera que esa es la pregunta de honor para el chavismo, ya que cada vez que alguien formula la pregunta, los funcionarios del gobierno de Maduro se retuercen y echan espuma por la boca como si se estuviera invocando a un nefasto demonio y los pobres sufrieran de los síntomas de la posesión.
Y como en toda argumentación chavista se van a los extremos con ejemplos de países en guerra, con poblaciones desplazadas y grandes números de refugiados, ciudades destruidas, economías en ruinas y sufrimiento por doquier, con espantosas imágenes de niños, mujeres y ancianos muriendo de mengua y campamentos donde se reparte a la multitud hambreada raciones de granos y agua potable para que no mueran de inanición.
Paradójicamente el chavismo tiene muy en mente las imágenes del canal de noticias CNN sobre crisis humanitarias que efectivamente suceden en escenarios bélicos en Siria, Somalia, el Kurdistán, Palestina, pero obvian de la manera más cobarde e irresponsable la enorme crisis que han creado en nuestro país.
 Esto lo hacen no porque se dejen influenciar por los conceptos, memes y situaciones que se recrean en los grandes centros de noticias de los medios de comunicación imperiales, no, lo hacen para no tener que aceptar que lo que sucede en Venezuela es creación de ellos y quitando algunos detalles nuestra crisis, es tan humanitaria como la de la pobre gente en Alepo o la que padecen los pueblos sub-saharianos del cuerno de África.
Lo que sucede es que el gobierno de Maduro tiene al país sometido a un black out informativo tanto interno como externo, no quieren que nada malo salga sobre el país, más de lo que ya existe, y que hable de manera negativa del gobierno revolucionario socialista, que hasta hace muy poco, se posicionaba a sí mismo como ejemplo de desarrollo humanista para el mundo.
Es por ello que hay una guerra silenciosa, de baja intensidad en contra de los medios de comunicación libres e independientes, ataques a periodistas, robos de equipos, encarcelamientos y juicios express en contra de editores y dueños de medios, racionamiento de papel para los medios impresos, tomas ilegales de estaciones de radio, amenazas de suspensión de permisos y licencias para la televisión, saboteos continuos a la plataforma tecnológica que hace posible el servicio de internet, y para los medios extranjeros, restricciones en la entrada al país de sus equipos y personal, seguimientos, acoso, secuestros y violencia inducida en los sitios donde tratan de obtener información, espionaje, intimidación utilizando a los grupos colectivos violentos al servicio del régimen, demandas legales y una avalancha de contra información, que produce el enorme aparato mediático del que dispone el estado dentro y fuera del país.
Siempre he dicho y repito que este es un gobierno absolutamente mediático, quítele usted su capacidad de emitir propaganda y el régimen se descalabra en cuestión de horas, es puro aire, no tiene sustancia, sólo palabras e imágenes para mentir y tergiversar la realidad.
Pero a pesar de estos obstáculos, de todas las intervenciones de funcionarios del gobierno chavista alrededor del mundo desmintiendo la crisis humanitaria que sufrimos, a pesar de las declaraciones de sinvergüenzas como el presidente de Bolivia Evo Morales, de Correa en el Ecuador, del presidente de Nicaragua y otros mercenarios de la opinión pública que les pagan por emitir opiniones favorables al gobierno, a pesar de esos informes manipulados y llenos de mentiras que el gobierno envía constantemente a los organismos multilaterales, falseando las estadísticas del país y maquillándolas para parecer otra cosa, a pesar de todo este esfuerzo por ocultar el “bojote”, se les nota.
Y eso los lleva por la calle de la amargura pues son unos pésimos actores, el discurso va por un lado y sus acciones por otro, su imaginario está preñado de buenas intenciones y maravillosas utopías, pero su desempeño y trabajo es de una pobreza tal, que el país iría muchísimo mejor si no hicieran nada sino rascarse las gónadas.
Pero se creen políticos, planificadores, líderes sociales, empresarios, técnicos, expertos, economistas, financistas, estrategas… y la verdad es que, en el caso de Maduro, me sentiría muy asustado si supiera que él iba a ser el chofer del metro bus que me llevara a mi destino, o sentiría una gran pena si me enterara que Aristóbulo fuera el maestro de mis hijos, o  aterrado si Jorge Rodríguez fuera el psiquiatra de mi mujer.
Cada uno en su estilo, vistan o no uniforme, son el sumun de la mediocridad, el chavismo tuvo la virtud o la maldición, usted escoja, de haberlos convocados a todos, a los más ineptos e ignorantes para que formaran parte del gobierno que ha manejado el país por los últimos 18 años.
Por ello, no es de extrañar que a estas personalidades tan llanas, absolutamente superficiales y melifluas, les sea extremadamente importante la manera como son percibidos por el mundo.
Quieren aparentar ser unos adelantados y no saben comer con cubiertos, les gusta hablar y elaborar sobre ideas profundas pero desconocen que “todos y todas” está mal dicho, quieren marcarle la pauta a la economía del planeta pero ignoran que el salario de un trabajador depende de su productividad y que la inflación sí afecta los precios de los productos.
Total, condujeron al país como si se tratara de un “carrito chocón” en una feria de amenidades y ahora que la gente se les muere de hambre, que en los hospitales los pacientes fallecen de infecciones y mengua, que los niños perecen como gusarapos después de la lluvia en las maternidades, que las epidemias de enfermedades endógenas como la malaria están de vuelta y enfermando a un gentío, que la población lo que recibe en sus hogares es agua podrida, que la luz se va como si fuera un deseo y todavía seguimos con el miedo de no encontrar mañana ni siquiera papel toilette, según ellos, aquí no hay crisis humanitaria.
Si hay desplazados hacia Colombia y exiliados en otros países
¿Qué es lo que quieren? ¿Muertos y plomo? Tenemos tanto de los dos, que nos ganamos el premio del país más violento del mundo, si tomáramos las estadísticas de muertos por hechos de violencia de cualquier fin de semana, estoy seguro que tenemos muchos más muertos que lo que produce Isis en un mes o el grupo terrorista Boko Haran en seis meses, que no estamos en guerra, pero tenemos heridos de balas, decapitados, desmembrados y colgando de puentes a cadáveres al por mayor en cualquiera de nuestras grandes ciudades, las morgues están colapsadas, las emergencias no se dan abasto, los cementerios están desbordados de entierros.
Porque no permiten que ingresen los medios extranjeros con toda libertad y les permitan fotografiar a la gente que se alimenta de desperdicios y basura en la calle, que vean las salas de espera de nuestros hospitales, que vean a nuestros supermercados y farmacias con las enormes colas que han tratado de ocultar por todos los medios, que registren con sus cámaras el estado en que se encuentra el transporte público poniendo en riesgo la vida de tantos venezolanos.
El país está colapsado, la gente huye por las fronteras, se desplaza en números cada vez mayores hacia países vecinos buscando comida y medicinas, ya nos estamos convirtiendo en una seria amenaza de seguridad en la región y el gobierno lo que hace es negarlo todo, mentir, falsear, señalar que todo es una campaña en contra del gobierno, que es parte de la guerra económica.
Los chavistas me recuerdan a esas viejas prostitutas alucinadas por las drogas y el alcohol, que creen que todavía son bellas y deseables, se visten con sus mejores galas, se ponen sus enormes joyas y se bañan en pachulí, y acuden a esos bares de mala muerte para vender unos encantos que ya no están allí, ni siquiera con fajas, afeites y pelucas pueden ocultar su deteriorada imagen.
Son expertos en falsificar información, como las estadísticas policiales sobre la incidencia del crimen, como los números sobre la deserción escolar, como los que de manera desvergonzada hace la Ministra de la Salud con respecto a las medicinas que escasean en el país, o las declaraciones insólitas de ministros y vicepresidentes sobre la ingesta diaria de comida de los venezolanos, la verdadera foto del país, el gobierno no la quiere enseñar porque lo dejaría en evidencia, han fracasado de manera imperdonable en su gestión, no cumplieron con las expectativas que le sembraron a sus electores y ahora, para poder seguir medrando de los bienes y los privilegios que les otorga el estado, mienten descaradamente.
Pero esto tiene un límite, ninguna sociedad es una isla y una mentira tiene patas cortas, estamos presenciando un desenmascaramiento en cámara lenta, ya la ONU se pronunció, la OEA ha insistido en llamar la atención sobre nuestro caso, los principales países de occidente ya están denunciando la crisis humanitaria que el gobierno trata de ocultar a un coste en vidas enorme, perdiendo un tiempo irrecuperable.
La ONU reconoce la existencia de la crisis humanitaria
Quizás el daño mayor que el país acusará del chavismo, cuando podamos sacar las cuentas, sin duda va a estar en este período de querer aparentar lo que no es, de esta inhumana actitud que debe ser penada por la justicia internacional, de unos funcionarios que se dieron a la tarea de desinformar al mundo sobre lo que verdaderamente ocurría en Venezuela, de su esfuerzo por ocultarlo, de prolongar innecesariamente el sufrimiento y la violación masiva de derechos humanos fundamentales.
Es otra razón más que tenemos para que todos estemos presentes el primero de septiembre, en la calle, diciéndole al gobierno que queremos terminar con esta pesadilla, ya!   -    saulgodoy@gmail.com








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