viernes, 30 de septiembre de 2016

La nacionalidad de Maduro… de nuevo


El argumento de Chúo Torrealba, que me imagino, como vocero de la MUD, es el de toda la organización, es que el camino de comprobar la nacionalidad de Maduro es estéril por ahora; eso debido, entre otras razones, porque las instituciones fundamentales del país están secuestradas, no hay Fiscalía, ni tribunales que hagan efectiva una resolución en este respecto, por lo que avanzar en este sentido es inútil, aunque agrega que la Asamblea Nacional tiene una comisión abocada al asunto, investigando y presentando informes, y que hay un pedimento de ese cuerpo legislativo al gobierno para que se investigue si Maduro es Colombiano o no.
Pero igual que a la Fiscalía y a los tribunales, este régimen tiene secuestrados al CNE y al TSJ, y no digamos nada de la Presidencia de la República, y aún así la MUD mantiene una constante actividad con estos organismos, ejerciendo recursos, haciendo reclamos y pedimentos, sostiene reuniones, realiza denuncias… pero pareciera que para la MUD hay unos organismos más secuestrados que otros. En el ámbito que a ellos les interesa sí ejercen oposición, en los que no, desisten y dejan “enfriar” el asunto.
Desde hace algún tiempo me vengo preguntando ¿Por qué a la MUD no le interesa adelantar hasta sus últimas consecuencias el peliagudo asunto de la verdadera nacionalidad de Maduro? ¿Qué los inhibe de utilizar esta baza tan importante contra el gobierno? ¿Será que hay alguien a quien no le interesa ventilar el asunto?
Y es que el tema de la partida de nacimiento del que ahora se dice Presidente de la República no es un tema menor; se trata, ni más ni menos, que el más grande e importante fraude, continuado y público, contra la nación, el más grande de su historia, un hecho que pone todo nuestro sistema de identidad y extranjería en entredicho, que junto al uso ilegal de nuestros pasaportes diplomáticos, entregados a terroristas, narcotraficantes y violadores de derechos humanos, nos convierte en un problema mundial, porque se trata de utilizar nuestros documentos de identidad como fachada para crímenes y hechos de dudosa naturaleza.
No es poca cosa que uno de los principales partidos políticos del país, como lo es el PSUV, que el presidente Chávez y todo su gobierno, que las FFAA y los principales órganos públicos se hayan hecho cómplices necesarios de este delito contra la fe pública, incluso ante la comunidad internacional se ha cometido fraude, al permitir que una persona, sin las condiciones mínimas de ley, haya comprometido a la República en asuntos de altísimo interés para la convivencia pacífica entre las naciones.
Y lo más grave, aún sabiendo que esto es así, que la Asamblea Nacional y la MUD permitan que esta situación irregular continúe, sin denunciarla y hacer todo lo posible para que no siga ocurriendo este fraude, se le permita al impostor continuar su acción criminal de hacerse pasar por quien no es, como si no tuviera a quien rendirle cuenta.
Porque no se trata de que Maduro no era venezolano y no lo sabía, y había actuado en buena fe, creyendo verdad una mentira, no, es mucho más grave que eso, tenemos a una persona que forjó documentos de identidad, que cometió perjurio al declarar ante las autoridades, una y otra vez, mentiras sobre su origen, una persona que, a sabiendas, violó la ley, al hacerse pasar por quien no era, que juró no una, sino varias veces, que era venezolano, utilizando papeles forjados como prueba de su mentira, que introdujo esa documentación falsa en los organismos para acceder a cargos públicos y llegó, por medio del fraude, a ser Canciller de la República, Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente de la República.
Estas cosas no se logran sino se cuenta con el apoyo de una maquinaria muy poderosa, empeñada en cometer el crimen, en posicionar una mentira como verdad, en presentar a un impostor como una persona con una identidad falsa… pero, lo más grave del asunto, es que hay el concurso de un país extranjero, que es Cuba, el promotor de este fraude que ya es mundial, poniendo a un presidente que no era venezolano como si lo fuera, como su agente, para adelantar sus intereses.
Aceptando esto no sólo estamos despreciando nuestra nacionalidad de raíz, negando nuestra herencia y naturaleza, sino coadyuvando en una actuación criminal de consecuencias imprevisibles y muy graves para nuestra credibilidad como nación.
Aún sabiendo que el hombre es un falso, un impostor, la MUD está asumiendo lo contrario, enterada de que sus actuaciones son absolutamente nulas por ser producto de actos ilícitos y criminales, se detiene en simples formalidades y calla, siguiéndole el juego a una mafia internacional.
Desde hace un poco más de dos años, un sector importante de la sociedad civil en el que me incluyo ha pedido que la MUD tome una posición más proactiva y seria sobre la ingente duda que se presentaba sobre la nacionalidad de Maduro, pero una y otra vez la MUD se las arregla para eludir el tema, lo pospone para darle prioridad al revocatorio, sin reconocer que son temas concurrentes. El tema de la nacionalidad del impostor lo plantea como una gestión  de segundo y tercer plano, siempre argumentando lo complicado que resultaría proceder en esa vía.
Y aquí debemos señalar una debilidad de nuestros representantes de la MUD, que es su total fidelidad al aspecto procedimental de los actos de gobierno; se trata de personas que se quedan en la forma e ignoran el fondo, que prefieren respetar la “verdad” jurídica que la verdad verdadera, que son ritualistas más que factores morales, cuyo mundo es la liturgia, no la realidad que vive detrás de las bambalinas políticas… por ello son tan predecibles y fácilmente manipulables por el chavismo.
Me imagino las carcajadas en el G-2 cubano ante la actitud desconcertante de la MUD de seguirles el juego planteado desde La Habana, “Este es mi presidente, negocia con el”, mientras el titiritero se complace con la ambigua lógica de Chúo Torrealba que justifica no hacer nada... ¿No será que la MUD también…? No, mejor es no pensar en esas cosas.
Antropólogos, sociólogos, psicólogos, filósofos y políticos coinciden en que las relaciones humanas tienen su base en la certeza de la identidad de las personas con quienes interactuamos, no es posible una convivencia humana sobre la mentira, quien oculta su identidad o la cambia, o asume otra por medio de la trampa, es porque va a cometer un crimen, o está huyendo de algo.
Sólo imaginen el esfuerzo, la magnitud de la operación que tuvo que ser montada para que esta persona que se llama Nicolás Maduro Moros, que no cumplía con el requisito fundamental, exigido por la Constitución Nacional, de ser venezolano de nacimiento, para ocupar los cargos que ocupó, haya podido llegar hasta donde llegó; imaginen el concurso de nuestros cuerpos de seguridad e inteligencias, que se hicieron parte de este peligroso juego de agentes dobles y devinieron en traidores a la patria.
Hubo la complicidad directa del CNE para darle las credenciales de candidato para optar al cargo de Presidente de la República, que presentó documentación falsa y ésta no sólo fue aprobada sino que se sigue manteniendo como legítima, sin los soportes de ley, que es ocultada, al punto que hasta la MUD se ha convertido en un aparente cooperante en este fraude a la nación al desestimarla, como si fuera una tontería. Este fraude sostenido ha requerido el concurso de mucha gente, para montar y mantener una charada de esta magnitud; el problema es que sigue siendo una mentira.
Estamos en un trance político de consecuencias existenciales; nuestra vida, como seres humanos y nación, depende de nuestras acciones y estrategias en los próximos días. La oposición está representada por la MUD, lo que significa que deberíamos ser mucho mejores seres humanos que esos criminales y traidores que hoy nos gobiernan, por lo menos tener algo de  fibra moral y ética que nos diferencie de los chavistas.
Si el asunto de la nacionalidad de Maduro es un arma tan importante para su salida del gobierno, si denunciarlo como usurpador del cargo no fuera fundamental para obligarlo a renunciar, si hacer pública nuestra posición de que no vamos a permitir que ese fraude siga prosperando en nuestro país y el mundo ¿Por qué no lo hemos hecho? ¿Porque alguien haya dicho que no va a tener efecto real, porque el gobierno no lo va a reconocer como tal?
Cada vez que Maduro sale del país y es recibido como jefe de estado, cada vez que toma la palabra en organismos multilaterales en representación de Venezuela, cada vez que firma tratados y acuerdos internacionales, sobre todo esos delicados endeudamientos internacionales y se hace cabeza de grupo de países y sus organizaciones siendo un fraude, ¿No estamos acaso jugando para el enemigo? ¿Aceptando una situación totalmente contraria a los intereses y el ordenamiento jurídico del país? ¿No nos convierte este silencio y aceptación de un acto criminal, en cómplices?
La MUD, con su silencio y falta de proceder, está avalando que se siga promoviendo este engaño. Cada vez que la oposición se siente a negociar con quien dice ser Presidente, o con los que negocian en su nombre, perpetúa la condición irregular creada, refuerza la credibilidad que el gobierno necesita; sólo imagínense, van a sentar a los representantes del Vaticano a mediar con ese impostor.  Por estas razones, de inmediato, la MUD y la Asamblea Nacional deben alertar al país y al mundo sobre esta situación; desenmascarar al indocumentado no sólo es una necesidad, es un deber. Señores de la MUD, procedan ya con la propuesta Grancko.   -   saulgodoy@gmail.com






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