Es el Ministro de la Defensa de Venezuela y Comandante Estratégico Operacional de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, el General en Jefe (Ejército) Vladimir Padrino López, quien, en una aparición pública, hizo un pronunciamiento institucional de las FFAA en el cual quedó retratado a cuerpo entero ante el país.
Hay
personas que adoptan unas posturas incomprensibles ante la opinión pública, que
pudieran hacernos pensar que están disociados de la realidad, o que consideran
a sus interlocutores meros idiotas, carentes de la capacidad de razonar, de
establecer relaciones básicas entre la evidencia histórica y las afirmaciones
que se hacen sobre esa evidencia.
Lo
digo porque es una verdad mil veces reiterada en actos, pronunciamientos,
documentos gráficos, registros de todo tipo, todos públicos y notorios, que las
FFAA han permitido ser utilizadas con fines meramente políticos, obedeciendo a los
intereses de una parcialidad política, actuando como agentes de una
organización política y en detrimento de las otras organizaciones de oposición.
Han
participado de manera activa en actos políticos a favor de una candidatura,
utilizando sus emblemas, símbolos y pronunciado sus slogans, convirtiendo sus
propias ejecutorias como institución autónoma e independiente del país nacional
en un vehículo de propaganda política; se han pronunciado discursos, elevado
loas, jurado fidelidad en sus patios e instalaciones, se ha permitido que
agentes políticos indoctrinen y publiciten su ideología en sus institutos de
formación, se ha consentido que elementos ajenos a la institución fiscalicen,
vigilen, castiguen, premien a sus miembros con base en lealtades hacia un
partido o candidato.
Las
FFAA han autorizado que elementos extranjeros tengan injerencia en las
ejecutorias internas de la institución militar, entre ellas permitir que se ondee
el pabellón de Cuba dentro de instalaciones militares, que oficiales y asesores
cubanos tengan ejecutorias dentro de los cuadros de la oficialidad, que la
agenda de intereses cubanos se confunda con la de los intereses venezolanos con
la intención de integrar ambas fuerzas armadas en una sola.
Se
rinde culto al líder de la revolución socialista bolivariana, considerado por
más de la mitad del país como un traidor a la patria; ese hombre es Hugo
Chávez, fundador y jefe del Partido Socialista Único de Venezuela, candidato
varias veces por el PSUV, al que le fue tolerado confundir su papel de
Comandante en Jefe de las FFAA con las de un operador político dentro de las
FFAA, promoviendo asensos, designando cargos de relevancia y asignando
responsabilidades de gobierno a personal de las FFAA políticamente fiel a su
partido político.
De
hecho, el mismo General Padrino López es un claro ejemplo de esa distinción, de
carácter eminentemente político, cuando se le otorgaron funciones
administrativas ajenas al fuero militar, que incluyen la conformación de
empresas de explotación petrolera y minera, industrias de armas y de alimentos,
el control y la fiscalización de los insumos para la alimentación de la
población, que tan tristes resultados tuvieron durante los terribles eventos
del lamentablemente recordado “Pudreval”, cuando ingentes cantidades de
alimentos en estado de descomposición, en un acto de obvio ocultamiento de
evidencia criminal, fueron enterrados en instalaciones militares para proteger
a los contratistas involucrados en estos negociados.
Al
día de hoy, las actividades del PSUV y de las FFAA se confunden en un solo propósito
de parcialidad política, como si las FFAA hubieran sido privatizadas por esa
organización política y convertida en un agente de gestión y campañas.
Las
FFAA han sido utilizadas de la manera más vil para amedrentar al pueblo de
Venezuela, sin que la institución haya recogido serias advertencias sobre el
uso de la fuerza en actividades de protesta ciudadana, y ha accedido, de la
manera más complaciente y hartera, al reciente asalto a la sede del Poder
Legislativo sin hacer nada por evitarlo; su divisa ha sido reprimir y reducir
los reclamos de la ciudadanía por más y mejores derechos, por una mejor calidad
de vida, por tener mayor participación en las decisiones políticas que atañen
al pueblo, a tenerlos por actos de rebelión.
Todas
estas actuaciones están contenidas en expedientes que cursan procesos legales
en instancias nacionales e internacionales; están reflejados en la prensa, en
incontables informes de ONG’s defensoras de los derechos humanos, en juicios
criminales de corrupción y narcotráfico, en abusos masivos contra minorías en
la frontera, contra etnias indígenas, contra ciudadanos extranjeros.
No
hay manera de desligar a las FFAA de la posición política del partido de
gobierno, dentro una clara y continua violación de la Constitución Nacional, que
desdice de la supuesta independencia política a la que se debe por estar al
servicio de la nación toda.
Y
para colmo del descaro, se presenta el Ministro en su alocución en presencia de
la figura de Hugo Chávez, un expresidente fallecido y que es parte fundamental
de la propaganda política del régimen que intenta imponerlo como prohombre y
valor fundamental de la patria. Pero no contento con esto, el general terminó
su alocución con la mención de los lemas empleados los adeptos al PSUV: “Chávez vive… la Patria sigue, Independencia
y Patria socialista… Viviremos y venceremos”.
El
general Padrino se burla del país, o tiene serios problemas de orden mental;
parece no haberse dado cuenta de que, aunque dice defender la supuesta independencia
de la institución, lo que queda al descubierto es un sometimiento al partido de
gobierno.
El
general Padrino Lopez es un castrocomunista, son obvias sus estrechas
relaciones con La Habana y su vínculo con Fidel Castro; todas sus actuaciones
contra el gentilicio venezolano, el haber sido el promotor del uso de armamento
letal contra los manifestantes en marchas pacíficas de protestas lo colocan
como un violador de derechos humanos; su interés en desarrollar el llamado Arco
Minero, en contra de las leyes ambientales y de la propia posibilidad de
supervivencia del país, permitiendo etnocidios y masacres perpetradas por
intereses económicos de las multinacionales, a quienes se les ha entregado en
concesión territorio protegido, se suman a las incongruencias entre su discurso
y obras y la imagen que quiere mostrar de hombre apegado a la ley.
El
diputado Ramos Allup lo acusó de ser un político disfrazado de militar, caracterización
que todo el país comparte, un mal político que se esconde detrás del uniforme
para poder abusar del poder y adelantar los intereses de los revolucionarios
castrochavistas en el país; sí es un hombre del PSUV, y dadas sus condiciones
de jefe de la cúpula militar, se trata de una deplorable representación para la
institución militar de las Fuerzas Armadas. Estoy seguro de que gran parte del
descontento que reina puertas adentro en los cuarteles se debe, entre otras
cosas, a la irresponsable actuación de este militar que se quiere erigir como
juez y verdugo de la voluntad popular.
Si
quisiéramos concentrarnos en una sola acusación de peso en su contra, señalaríamos
cómo, irresponsablemente, aceptó la misión de abastecer y sostener un sistema
de alimentación, como son los CLAP en Venezuela, una de las formas de control
biopolítico de la población, diseñada para tratar de doblegar su voluntad por
medio del hambre, del racionamiento de la comida, en un sistema de apartheid
que discrimina al 80% de la población del país, condenándola a la desnutrición,
cuando no al exterminio por hambre.
¿Quiere
el general Padrino convertirse en el acusador de la Asamblea Nacional? ¿Quiere
tirar la primera piedra al culpar a la oposición de golpista? El gobierno del
que forma parte fundamental, con un poder inmenso, con el recurso de las armas
en sus manos, lo que ha hecho es violar los derechos fundamentales de los
venezolanos, desconociendo la Constitución Nacional, permitiendo el asalto al
poder legislativo, desconociendo las facultades de la Asamblea Nacional… el
PSUV infiltró todos los demás poderes públicos, incluyendo las FFAA, con su
cooperación, y todavía quieren quitarle al pueblo su derecho a elegir, de ir a
elecciones democráticas, de desconocer la soberanía que radica en el pueblo.
Quítese
el uniforme, Padrino López, y haga política, como todos los demás ciudadanos de
este país, conquistando los votos y el apoyo popular en una justa electoral, a
ver cuántos votos reúne, sin tener que imponerlos, y qué cargos de elección
popular gana por propio esfuerzo… pero no de la manera como lo está haciendo,
pues se trata de una competencia desleal.
Hacer
política detrás de su uniforme y desde los cargos que le han asignado,
utilizando las armas de la nación para amenazar y abusar de su poder, acusar en
vano y mentir, lo revelan como un mal político y un peor militar. -
saulgodoy@gmail.com
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