lunes, 3 de octubre de 2016

La Habana, la gran perdedora


Celebro con admiración la decisión del pueblo hermano de Colombia, pudieron darse cuenta del caramelo envenenado que Raúl Castro les estaba ofreciendo y dijeron NO, esa era una paz de mentira, conveniente sólo para los comunistas y revolucionarios, injusta y muy peligrosa que colocaba a los responsables de la guerra en los pasillos del poder democrático.
A estas alturas no entiendo porque el presidente Santos se prestó para esta jugada aunque presumo, se dejó convencer y apoyó esta visión errada del Departamento de Estado de los EEUU, que está leyendo muy mal la situación Latinoamericana, y me explico, el gobierno demócrata del Presidente Obama, con simpatía hacia los factores de izquierda, se planteó una estrategia a la vista de un tablero de ajedrez desfasado por lo menos en tres años, sus analistas vieron a un subcontinente prácticamente en poder de las fuerzas revolucionarias de la izquierda, liderados por Cuba y con un operador exitoso que era el gobierno de Chávez; habían conquistado el poder político en Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Uruguay, Nicaragua, en muchas islas y territorios del Caribe.
Washington no entendía el juego político en el sur del continente y decidió jugar a ganador, le apostaría a Cuba aprovechando el desgaste político de Venezuela y las perspectivas de su indetenible crisis social y económica.
La idea detrás de esta jugada era, que si podía hacer entrar a Cuba dentro de unas normas mínimas de convivencia, obligándola por medio de unas condiciones favorables para su economía, apadrinándola como un país en vía hacia la democracia, dándole protagonismo en algunas iniciativas en la región, podría, creía el Departamento de Estado, conducir a La Habana hacia una transición democrática una vez que Raúl Castro se acogiera a su retiro dorado, y de esta manera, al tener a La Habana con las bridas cortas, pudieran tener algún control sobre los acontecimientos en Latinoamérica.
Pero el deterioro de la situación en nuestro país, la degeneración del gobierno de Maduro en un espectáculo tan bochornoso, despertó un rechazo unánime del continente, jugó en contra de los intereses de La Habana.
Los acontecimientos en Brasil y Argentina se aceleraron a favor de las posiciones de centro derecha, la estructura de la izquierda en el continente tanto política como armada, perdieron “momentum” ante las expectativas de la supuesta paz en Colombia y el distanciamiento que debieron tomar del impresentable de Maduro que ya desvariaba y se hacía más y más repugnante.
La crisis de la baja de los precios del petróleo, y las generosas contribuciones de recursos por parte de Venezuela se hicieron sentir, las actividades criminales de la guerrilla no llenaban los cofres del tesoro, el narcotráfico sufrió un bajón debido a las denuncias y los errores que se cometían desde   el gobierno de Miraflores, el que estuviera su familia inmediata involucrada en un juicio por drogas, lo hacían demasiado visible para prestarse a empeorar su situación.
Raúl Castro creó a un monstruo que ahora le estaba haciendo daño, Maduro probó ser un muy mal agente del castrismo, complicándole la situación a La Habana, era obvio que la careta había caído, las conversaciones de paz en La Habana probaron ser una constatación de que Raúl era el hombre detrás de todo el malestar Latinoamericano, era él el elemento perturbador, el verdadero señor de la guerra en Colombia.
La situación en nuestro continente se ha acelerado como si fuera una singularidad, el índice del rechazo se multiplicó exponencialmente, Venezuela se convirtió de un simple furúnculo en un apestoso tumor que mantiene a todos los países del área en alerta máxima, no sólo porque el país esté pasando por una crisis humanitaria que afecta a todos, sino porque se ha convertido en el ejemplo de cómo la izquierda puede convertirse en un cáncer donde la representación popular ya no importa, donde la ley y el orden son una fantasía, donde la dictadura salvaje del crimen organizado tiene secuestrado a todo un país utilizando a sus FFAA, la peor distopía del marxismo se volvía hacer realidad.
Clinton y Obama pensaron que Chávez era un problema que solamente le concernían a los venezolanos y resulta que ahora tienen al chavismo metido en sus filas políticas, alterando los acontecimientos internos de ese gran país, incluso inmiscuyéndose en la campaña electoral, Cuba resultó ser una papa caliente, Obama creyó en una jugada de bandas que Raúl Castro podría devolverle algún tipo de control sobre los acontecimientos en la región y lo que hizo fue revertírsele.
Raúl con su orgullo revolucionario intacto, con su comportamiento insolente hacia Washington, se niega a introducir reformas en su gobierno, ha empeorado su comportamiento represor y violatorio de los derechos humanos en contra de sus opositores, anda buscando en el mundo una nueva teta de la cual chupar para obviar sus obligaciones con los tratados con los EEUU.
Obama tiene ahora su propio dictador comunista bajo su ala, una persona que ha pasado de ser reconocido como un factor de poder  a una persona non-grata que es en la actualidad, la situación Latinoamericana se le escapa de las manos, hay una mayor conciencia de lo que Latinoamérica quiere de Norteamérica, que afortunadamente, es de una mayor simetría en cuanto a intereses económicos y mejores relaciones de intercambio, pero hay una conciencia de la necesidad de una mayor independencia política.
El péndulo político se devuelve hacia la derecha en Latinoamérica, la izquierda ha quedado muy mal parada en medio de escándalos de corrupción, trampas, mafias y procesos antidemocráticos que fomentan luchas armadas innecesarias, violencia gratuita e imposiciones de condiciones como si fueran secuestradores.
Venezuela fue el precio que tuvo que pagar el continente para encontrarse con esa realidad, fuimos la víctima propiciatoria, el sacrificio necesario para que los pueblos abrieran los ojos sobre tanto utopismo y populismo, ya estamos a punto de salir de esta pesadilla y estoy seguro que ahora, en plena conciencia de lo que nos ha sucedido en estas décadas con una izquierda irresponsable.
Ahora más que nunca es necesaria la presión internacional para que se haga el referendo revocatorio en nuestro país, es la única manera democrática para que podamos retomar, todos los Latinoamericanos el camino de la paz, el trabajo y el progreso.   -    saulgodoy@gmail.com.



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