miércoles, 5 de octubre de 2016

La lógica de un estado


Los chavista hacen girar el mundo a su entorno, son ellos los que importan, son la razón primera y última de la existencia, victimas del más infantil de los solipsismos, consideran que el universo existe porque ellos lo crean y que al ellos dejar de existir, se apaga el universo.
Basta con hacer una lectura de sus principales postulados para encontrarse con este complejo del año cero, cuando llegaron al poder, igual que el líder loco y asesino de Pol Pot en Camboya, la historia empezó con él, así piensa Maduro y todos sus secuaces, así pensaba Chávez y así piensa Fidel y Raúl Castro.
Son personas básicamente ignorantes, llenos de creencias mágico-religiosas, con una naturaleza vitalista, violenta y egocéntrica a las que le viene muy bien el doctrinario marxista que les habla de una revolución del proletariado, de la destrucción del orden establecido en nombre de la Justicia Social y cuyo fin último es traer al mundo a un nuevo hombre, a su imagen y semejanza, alguien quien no tenga que rendirle cuentas a nadie, que viva en estado natural, sin leyes, ni gobierno, ni Dios, únicamente llevado por el amor y la solidaridad al colectivo, haciendo lo que les da la gana.
Por ello, esa fijación de mirarse el ombligo y desdeñar cualquier otro estímulo externo, no hay otra medida que sus necesidades ni otras ideas que la que su pobre cerebro, producto de una infancia desnutrida y de un entorno de violencia familiar, les pudo haber dado.
Su comportamiento errático, sus maneras autoritarias, su inestabilidad de sentimientos y su escaso orden mental lo hacen vivir de consigna en consigna, de dogma en dogma, aprendidas como un credo sin entender mucho de sus consecuencias.
Lo importante para el revolucionario Latinoamericano es su persona y su camada, su bienestar y su seguridad, lo demás es política que para ellos son simplemente daños colaterales, esperanzas de una masa de desposeídos que algún día, alguien se encargará de satisfacer, promesas que deben ofrecer cada vez que están en campaña electoral.
Imagínese, amigo lector, si para el marxismo, el fin último de su lucha revolucionaria es la disolución del estado ¿Cuál es su interés por preservarlo?
El estado es una creación histórica y política que llevó de un inmenso trabajo intelectual y práctico que requirió de siglos para poderlo llevar a las formas que hoy en día exhibe, necesitó de una evolución del pensamiento político de los hombres que lo llevaron de una tribu hacia un dictador, de un dictador a un emperador, luego a un rey y después a unos señores feudales, luego a una burguesía y  ciudades estado, para luego convertirse en naciones para dar paso federaciones y mercados comunes para evolucionar hacia la globalización y gobiernos mundiales.
Se dice fácil pero se trata de un camino plagado de conflictos y guerras, de acuerdos y negociaciones, de tratados y experimentos en formas de organización social, nacieron las ideologías y las formas de gobiernos, la democracia, la dictadura, el fascismo, el comunismo, el estado-mercado, el liberalismo, los gobiernos militares, el parlamentarismo, el nacionalsocialismo y otros muchos ismos que se han practicado, algunos con éxito otros acabaron en rotundos fracasos.
Se inventaron las constituciones, la separación de poderes, se hacían elecciones, unas generales, otras de segundo orden, otras colegiadas, se crearon todas esas instituciones que hoy en día mantienen vivos y operando a los estados, sus tribunales de justicia, sus asambleas nacionales, sus cabildos municipales, sus ministerios y secretarías, sus cancillerías…
En fin, la evolución del estado iba paralelo al esfuerzo civilizatorio del mundo, lo importante era mantener un orden, una paz social que pudiera propiciar el trabajo, la innovación, una constante mejora en la calidad de vida de la gente, mayor participación, educación, justicia, salud y seguridad para todos.
La lógica del estado se sustentaba en una base política, en el concurso de la mayoría, en la lo que llamaban la voluntad general, que por medio de las elecciones se buscaba el consenso, las naciones se manejaban como un todo orgánico gracias a estos arreglos sociales donde la representatividad jugaba un papel predominante, los gobiernos que contaban con el apoyo popular eran legítimos y actuaban en nombre del país.
Nada de esto tiene importancia para el revolucionario Latinoamericano, el orden político, el estado es la fuente de las injusticias y las diferencias de clase, lo demás no importa porque para estos marxistas su misión es ir desmontando el estado, claro, mientras lo hacen, ellos mandan, como si fueran dictadores, es la fuerza que les dan las armas y la violencia, se convierten en los dueños de su universo que son los territorios que dominan, los países donde la gente ignorante les permite la entrada a la política.
Y cuando los revolucionarios entran en la política son como un ácido en las estructuras del estado, lo van corroyendo hasta que las vigas se rompen y el edificio cede y se derrumba, esa ha sido la experiencia histórica en el mundo, no lo estoy inventando.
Los gobiernos de facto se mantienen por una organización militar o paramilitar, los que tienen las armas son los que mandan, se ordena y se obedece, las relaciones son mucho más simples y brutales, el terror es el elemento que une, el miedo al castigo es el único incentivo para la paz social y de esta manera se mantiene la unidad hasta que viene una contrarrevolución y se cambia de jefe, la organización política trata de pasar por un estado, con sus instituciones, pero el poder real es vertical y unívoco.
El gobierno revolucionario socialista de Nicolás Maduro ha estado desde casi cuatro años en esta labor de destrucción del estado venezolano, contaminando a todas las instituciones con un totalitarismo que hacen del partido de gobierno, el PSUV, y sus intereses políticos (en los que Cuba es prioridad, aún por encima de los intereses nacionales) el único centro de toda gestión del estado, siendo su aspecto más grave el desmontaje de la estructura electoral del estado, con un organismo comicial coaptado por fanáticos militantes del PSUV, con la tarea de no hacer más elecciones, en un intento de trasladar la soberanía de la nación, del pueblo, hacia el poder ejecutivo.

El verdadero Plan de la Patria
Estas acciones para transformar la democracia en dictadura pasa por desconocer a la Asamblea Nacional, cuyos diputados son elegidos por la voluntad popular y son los legítimos representantes del pueblo, Maduro ha estado socavando las bases institucionales de la Asamblea Nacional utilizando al Tribunal Supremo de Justicia cuyos miembros son todos fichas del gobierno y que con sus sentencias, torciendo de manera descarada la interpretación de la Constitución y las leyes, le han “autorizado” a romper con el estado de derecho.
La Asamblea Nacional es el único poder público que no está en manos del gobierno, por lo que en la labor de destrucción del orden establecido, pasa por anularla y está a punto de hacerlo al tratar de aprobar el presupuesto nacional fuera de la norma constitucional, es decir, sacudiéndose el control que ejerce el poder legislativo sobre esta importante función.
Si llegare hacerlo, el gobierno de Maduro dejaría de ser gobierno pues ya no hay estado, la lógica del poder democrático no funcionaría, lo que quiere decir, para todos los efectos, la República Bolivariana de Venezuela dejaría de serlo, Maduro no sería más presidente, ni el TSJ un tribunal supremo, se perderían todas las instancias normativas, se anularía todas las demás instituciones, el orden constitucional no existiría.
Maduro y los magistrados del TSJ piensan que la lógica del estado puede violarse sin que afecte a toda la estructura del estado, que ellos, los revolucionarios, pudieran escoger como si se tratara de un menú de opciones, que instancias de poder quedan legitimadas y cuáles no, ni se imaginan el problema que crearían al desnaturalizar el estado de derecho para convertirlo en otra cosa, de hecho ya muchos países nos están dando el tratamiento de un estado fallido.
Ni Maduro ni el TSJ pueden aprobar presupuestos, eso no está dado en ningún estado del mundo, pues estaría en conflicto con la noción de lo que significa el Tesoro Nacional, de la inversión y el gasto público, tendrían que reelaborar todo el sistema de la administración pública, con lo cual, van a tener que prácticamente reinventar los procesos administrativos, y elaborar, en plena crisis financiera, una nueva forma de crear y administrar recursos.
Al desconocer las funciones de la Asamblea Nacional por vías otras que la de la Constitución, se pierde toda legitimidad y con ella la representación que pudiera tener ante la comunidad de naciones, va a ser imposible efectuar negocios con un ente inexistente, que no se atiene a ninguna regla, que desconoce su propia ley a voluntad, que no tiene contraloría, que carece de autoritas, que no es soberano, que renunció a su carácter nacional, independiente y sujeto de derechos y obligaciones para pasar a ser un ente regido por la voluntad de una persona, o varias, a manera de un club o cartel sin normas conocidas y sostenida únicamente por la fuerza de las armas.
Maduro todavía anda utilizando instituciones del viejo orden democrático como el TSJ porque sabe que no puede presentarse como dictador a lo Juan Charrasqueado, a lo mero macho, ya que el mundo simplemente lo rechazaría aún más de lo que está, la difícil situación que enfrenta en el seno del Mercosur es precisamente por esta falta de legitimidad, cree que su jugada, guardando las apariencias constitucionales, le puede resultar, pero en realidad es tan burda que sólo lo deja en evidencia, su debilidad es mortal, la deshacerse de la lógica del estado ya no tiene como presentarse ante los demás, ya no es pares inter pares.
Tengo la impresión que la interpretación que de los fines del marxismo está realizando la revolución socialista bolivariana, sustentando la voluntad de unos pocos en contra de la mayoría es simplemente opresión y explotación, que si el interés es cambiar la concepción del estado por una dictadura del proletariado, habría que realizar unos pasos anteriores a la anulación de la lógica del estado, entre ellas, la realización de algún congreso constituyente que derogue todo el orden anterior e imponga el nuevo, aunque fuere para informar al resto de la comunidad internacional, porque de aquí en adelante dudo mucho que un cheque, un pagaré o un contrato firmado por alguien en representación de la extinta República Bolivariana de Venezuela tenga algún valor en ninguna parte del mundo.   -    saulgodoy@gmail.com





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